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Maby, la hermana de mi jefe

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Esto sucedió cuando tenía 24 años, estaba trabajando en una importante empresa, en un sector donde todos éramos hombres, hasta que llegó a cumplir tareas administrativas Mabel.

Ella era la hermana de mi jefe, 32 años, viuda y dos hijos de 10 y 8 años. Al principio se estableció entre ella y nosotros un trato algo distante, pero en la medida que se fue transcurriendo el tiempo comenzamos a tener un mayor acercamiento, aunque ella se mostraba distinta cuando su hermano estaba cerca, él era bastante “cuida” de la hermana e intentaba que mantuviésemos distancia con ella.

Mabel era una mujer, de baja estatura, 1,55 m., no muy linda de cara, de piel morena, de senos medianos, pequeña cintura, y una diosa desde ahí para abajo, excelentes caderas, con una cola muy redondeada y parada y unas piernas espectaculares, las que lucía a pesar del control de mi jefe con unas minifaldas que eran una locura.

Yo establecí una buena relación con ella, pero estaba un tanto confundido ya que por momentos la deseaba de la cintura para abajo y no para arriba, esa sensación era la que compartíamos todos en la oficina, así que no entendíamos el control que mi jefe ejercía sobre ella.

Yo debía ser el que más la conocía ya que en los ratos que pasábamos juntos charlábamos bastante, ella había enviudado hacia un año, pero hacía rato que había dejado de guardar luto, criaba a sus hijos, y volvió a trabajar para cubrir ciertas necesidades económicas, salía con un par de amigas que tenía, ambas estaban separadas, e iban al cine, al teatro y a bailar, por lo que no se me pasó nunca por la cabeza que ella no saliese con tipos, no la consideraba ese tipo de mina, y además se trataba de una mujer con algunos atractivos que no podían pasar desapercibidos a pesar de no tener un rostro muy atractivo, ella era seductora en su manera de ser y sin el control del hermano disimuladamente provocadora, por ejemplo no se cuidaba en absoluto cuando usaba minifaldas en lo que mostraba , y el otro atractivo, su cola, ella se encargaba de moverla provocando admiración, eso siempre lejos de los ojos de su hermano. Yo tenía una buena relación con él así que zafaba un poco del control.

Llegó el verano y poco a poco fuimos tomando las vacaciones, Mabel ya se había tomado los pocos días que le correspondían, en la misma fecha que yo, pero yo volví unos diez días después que ella.

Al volver fue mi jefe el que se tomó vacaciones y yo ejercí el cargo digamos de jefe hasta su vuelta, estamos dando los últimos retoques a un trabajo que era prioritario y que debíamos finalizar para su llegada. Por lo tanto hacíamos horas extras en la semana.

Así llegamos al sábado, los muchachos no querían saber nada con venir ese sábado a trabajar por la mañana, así que todo quedó circunspecto a Mabel y yo. Yo debía organizar lo que se había elaborado en la semana y ella iba a pasar en limpio los informes que se desarrollaron, por lo tanto vendríamos a trabajar desde las 7 hasta las 13 horas.

Ese sábado había llegado puntualmente y a los cinco minutos recibí un llamado telefónico de Mabel diciendo que se había quedado dormida y que vendría cerca de las ocho.

Supuse que había salido a la noche, estaba sin hijos ya que el hermano se los había llevado con él de vacaciones y era el momento de disfrutar de su relativa soltería.

Cuando la vi ingresar en la oficina, lancé una exclamación de aprobación a lo que estaba viendo, ese día Mabel estaba para el sacrificio. Había pasado por la peluquería, se había hecho un pequeño recorte en su cabello no muy largo y enrulado de color castaño oscuro (teñido) al cual le había agregado una mechas rubias que le quedaban muy bien, su rostro como de costumbre maquillado en ojos y parpados y un rouge rojizo suave y brillante sobre sus labios carnosos, de sus orejas colgaban unos pendientes grandes y dorados, llevaba una solera amarilla canario de muy finos breteles que se sujetaban al cuello, un escote pronunciado que insinuaban sus senos medianos (87 cm.) muy ceñida a su cuerpo con su espalada descubierta en un tercio, así sus senos se mostraban por demás insinuantes con sus pequeñas redondeces, la solera marcaba su cintura pequeña (65 cm.) y se sus insinuantes caderas (95 cm.) con sus nalgas redondas y paradas, su falda corta se detenía a unos 10 cm. de sus rodillas mostrando la perfección de sus piernas, y para dar un poco más de altura a su figura lucia unos sandalias abiertas de plataforma con tacos bastante altos lo que hacía lucir mejor su piernas y darle un quiebre exquisito a su cuerpo haciendo que su culo se marcase más insinuante todavía y que su solera marcase los bordes de una bombacha muy diminuta.

Ella agradeció mi saludo y nos pusimos a desayunar con mate y facturas.

Luego nos pusimos a trabajar, ella lo hizo en el escritorio al lado del mío, lo que hacía desconcentrarme porque mis ojos no podían dejar de observar sus muy dotadas piernas que su breve falda hacia ver excitantes y ni que hablar cuando se trasladaba por la oficina moviendo sus nalgas de manera insinuante y provocadora como lo hacía habitualmente solo que esta vez su falda las hacia lucirse más aún.

El trabajo a pesar de todo esto lo terminamos muy rápido; a las 10:30 ya lo teníamos listo, sabía que ella necesitaba del dinero que esas horas extras le estaban dando entonces le propuse quedarnos a pesar de todo hasta las 13 horas.

Volvimos a tomar mate para hacer tiempo, yo me volvía loco porque estaba sentada frente a mi y su falda apenas si cubrían sus piernas cuando ella las cruzaba, ni que decir lo que insinuaba su escote con sus pequeñas tetas, en la charla supe que ella llegó tarde a la oficina porque había salido con sus amigas a cenar y se acostó a eso de las tres de la mañana, entonces como quien no quiere la cosa dije:

G- Solo con amigas?

M- Si, que acaso no puedo salir sola con ellas

G- Si, pero es un desperdicio… tres bellezas solas.

M- Ellas si son lindas pero yo…no tuve esa suerte.

G- Quien te dijo eso? Si me lo permitís realmente, tenés un cuerpo magnifico, Graciela y Andrea deben envidiar tu cuerpo.

M- Mira si te escucha mi hermano, te defenestra.

G- Si es muy cuida… pero con vos es entendible.

M- Cuando vas a empezar a hablar en serio

G- Lo estoy haciendo, tenés un cuerpo excelente, por demás apetecible, y para que veas que no miento, esta noche podríamos salir, vos elegís el lugar

M- y que le vas a decir a tu novia?

G- Nada, está de vacaciones, los dos estamos solos, no tiene nada de malo que salgamos, además no tenés a los nenes, podemos ir al cine, a bailar, a cenar, a caminar… vos elegís el lugar

M- Hum… la oferta es tentadora.

G- Eso es un si?

M- Si, iba a ir a visitar a una amiga pero puedo ir otro día

Ella se incorporó de la silla, estaba parada delante de mí, yo extendí mi mano, y mirándola a los ojos dije:

G- Entonces belleza, salimos juntos esta noche?

M- Por supuesto, acepto, quien puede rechazar una oferta así, solo espero que no te arrepientas de salir conmigo.

G- Porque me voy a arrepentir?

M- Porque tenés una novia muy bonita y no creo que yo sea el reemplazo ideal

Yo estaba sentado en la silla ella parada delante mío, con sus manos tomó los apoya brazos de la silla y sensual y provocativamente, acercó sus labios a mi boca y me dio un pequeño pico, yo tome sus brazos la acerqué a mi haciendo que se sentase sobre mi, la acurruque en mis brazos y estampe mis labios sobre los suyos, saboreando el beso de su dulce y carnosa boca, ella cruzó sus brazos en mi cuello y comenzó a demostrar porque iba a ser estupendo pasar ese fin de semana con ella, comenzamos a besarnos apasionadamente, ella no ponía límites al accionar de mis manos, las que comenzaron a deslizarse bajo su solera y mis manos fueron disfrutando de la suavidad de su piel aterciopelada que brindaba sus maravillosas piernas.

El clima se iba tornando cada vez más pasional, mi pene había endurecido casi por completo y debo reconocer que estaba mucho muy excitado, en realidad los dos estábamos calientes, pero en un instante ella se incorporó casi con violencia, yo la miré extrañado sin entender las razones de ese momento y entonces dijo:

M- Paremos esto, es delicioso, pero si alguien llega a entrar vamos a tener problemas.

Yo no estaba dispuesto luego de los momentos vividos a esperar a la salida del trabajo, estaba muy excitado como para controlarme me incorpore, apoyé mi mano en su cintura besé su boca nuevamente y dije: “Echemos llave a la puerta”.

Mientras lo estaba haciendo el teléfono de su escritorio sonó, ella lo atendió y supe que era su hermano el que la llamaba, mientras hablaba con él yo puteaba en mil idiomas la interrupción, esa llamada que se estaba prolongado demasiado, podía enfriar la cosa, pero ella tampoco estaba dispuesta a que me enfriase, ella empezó a juguetear con su cuerpo excitándome, luego se sentó sobre el escritorio, cruzando sus piernas de tal manera que podía ver que su bombacha era de color amarillo patito, entonces me hizo señas para que me acercase y continuamos besándonos, yo intente acariciar sus piernas y ella pidió que no lo hiciese, para evitar que la excitación pudiese demostrarse a través de su voz, ella se bajó del escritorio, la conversación parecía terminarse giró para colgar el TE.

Yo sujete su cuerpo por su cintura bese su cuello suavemente y apoye el mío contra el suyo haciéndole sentir mi pene endurecido, su cara demostró todo el placer que ello le provocaba, continué con mis besos en su cuello y en su espalda semi-descubierta, mis manos estaban acariciando y alzando su falda y acariciando sus piernas ella estaba por demás excitada y demostraba el placer que mis caricias le provocaban su cuerpo se apoyó mas contra el mío casi para transformarse en uno solo, y lanzo un gemido ahogado cuando mis dedos acariciaron sus ingles y juguetearon con su excitada conchita por sobre su bombacha.

Ahora si su boca gimió llena de placer al sentir mi mano en su cuerpo y su boca con desesperación busco mis labios uniéndose en un beso apasionado y violento mientras mi mano suavemente acariciaba su bombacha gozando al sentir su concha excitada, luego de unos instantes ella se quitó su solera su cuerpo de color ébano solo quedo cubierto por su diminuta tanga patito y su cuerpo quedó al descubierto para ser gozado por mi.

Tomé sus senos pequeños pero firmes y acariciaba sus redondeces, sus pezones estaban erguidos por la excitación, al mismo tiempo mi boca besaba su cuello y su cuerpo gozaba, y nuestras manos se entrelazaban en la vorágine de la pasión , ella giro y al tiempo que me quitó la chomba su boca se unió a la mía con desesperación y sus manos dulcemente acariciaban mi espalda mientras sus pezones erguidos se apoyaban haciéndole sentir a mi espalda la dureza de sus pezones, entonces bajo como pudo mi pantalón, dejándolo caer al piso, mientras continuábamos besándonos.

Yo como pude me quite el pantalón, y nuestros besos y caricias continuaban con pasión y gozo arrollador, entonces y luego de unos largos segundos comencé a bajar su bombacha, ella con marcada desesperación hizo lo mismo con mi slip, ella emitió una mezcla de grito y gemido profundo cuando sintió mi pene en las puertas de su vagina, nos besamos y mis manos juguetearon con sus nalgas, gozando la suavidad de su piel y la redondez de ellas, entonces el dedo de mi mano fue más allá y comenzó a jugar en las puertas de su ano, ella enloquecía de placer y sus gritos y gemidos se hacían cada vez mas profundos y entonces cuando ya la situación era insostenible dije: “quiero hacerte la cola”, y ella respondió “si mi amor, lo que quieras, todo mi cuerpo es tuyo y todo está disponible para vos”.

Ella ya de espaldas sentía mi pene entre sus nalgas, y mis manos masajeándolas, me deslice por su cuerpo y arrodillado en el piso bese sus nalgas recorriéndolas su cuerpo vibraba y mientras las besaba mis mano las acariciaba disfrutando su piel, separe un tanto sus nalgas y mi lengua recorrió la raya de su cola y jugueteó dos o tres veces con su ano, volví a subir por su cuerpo y al sentir mi deseoso y erecto pene sobre su cola, ella gimió y su cuerpo se contorsionaba de placer mientras su boca con sus gemidos reflejaba la pasión y el deseo.

Casi como una súplica pedía ser penetrada; entonces recostó su cuerpo sobre su escritorio quedando sus piernas apoyadas en el piso solamente con sus zapatos para compensar la diferencia de altura que existía entre nosotros, seguía gimiendo cuando yo deslizaba mi pene por la raya de su cola, separó sus piernas de manera de facilitar la penetración, yo con mis manos separe sus nalgas apoye la punta de mi pene en su ano y un profundo grito de placer emergió de sus labios, ella abrió aún más sus piernas mi pene se apoyó aún más en su ano y avanzó muy lentamente y con delicadeza dentro de él.

Ella no paraba de gemir, gritar y pedía que se lo diese todo, yo sentía todo el placer de mi pene entrando en su ano, la sostenía por su cintura mientras mi pene firmemente iba penetrándola, hasta entrar por completo en ella entonces sujete su cuerpo con firmeza tomándola por las caderas y lentamente comencé a deslizarlo en su interior sintiendo el enorme placer de penetrar esa magnífica cola y disfrutando de esa mujer que era toda braza y pasión, y empecé a sentir dentro mío que me estaba costando dilatar el final ya mi semen pedía a gritos salir para inundar su cuerpo.

Entonces comenzamos a movernos sabiendo que ese momento estaba llegando, yo lleve mis manos a las puertas de su vagina acariciándola y excitándola más aún, entonces pasaron segundos y mi pené explotó lanzando dentro de su cuerpo el semen caliente, gemí, ella hizo lo mismo y su cuerpo comenzó a agitarse en un interminable orgasmo, mi manos acariciaban su cuerpo mientras mi pene se agitaba lanzando una prolongada y placentera eyaculación, ella no paraba de gemir y su cuerpo de agitarse en miles de orgasmos, cuando mi pene se aquietó me incliné sobre su cuerpo besando su espalda y acariciando su cola mientras su cuerpo aun producía pequeños sacudones.

Cuando la calma nos invadió, y mi pene ya había abandonado su ano, ella se incorporó, giro frente a mi, rodeo con sus manos mi cuello y nos entregamos a un beso profundo y apasionado, que se prolongó por largos minutos, luego dijo “ nos tenemos que ir… vamos, quiero seguir las horas extras en mi casa”.

Nos cambiamos, salimos del trabajo, fuimos a su casa y ese fin de semana hicimos el amor incontables veces, jamás pensé que fuese tan ardiente, me quede en su casa hasta el lunes, nos fimos a trabajar juntos, sabiendo que esa relación estaba llegando a su fin tal cual como había comenzado, yo continuaría con mi noviazgo, ella con ser una madre abnegada, pero igualmente y en forma esporádica durante un tiempo nos reservamos un par de horas para nosotros, lo nuestro duro unos dos meses, después pasada mi calentura por ella, cada uno siguió su camino.

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