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Vanina cepillada tras sándwiches de miga

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Hablando de sandwiches de miga, de masas y de gordas, otra que la pasó de fiesta esta Semana Santa fue la gorda Vanina Pérez. Invitada por unos amigos fue a una cena el sábado a la noche, siempre linda de saco y pantalón fino, botas con taco, cartera, maquillada y de rico perfume, aparte con su cabello húmedo. Por supuesto le entró duro a los de miga, triples de jamón crudo y queso con huevo. Y había uno de los chicos que estaba con ganas con ella, no sólo enamorado sino con ganas de darle. El tipo la fue acosando, se le sentó, le dio sandwichito, la tocó, la piropeó, ella no quiso mucho pero tampoco dijo que no.

Y tras la torta y la fiesta, el hombre le propuso ir a tomar algo por ahí. En una noche hermosa, que daba para cualquier cosa, Vanina fue con el tipo a tomar algo. Pero no a un bar, sino que el hombre la llevó a un hotel. Pero la gorda, loquita como es, ni le importó. Y cuando estuvo en la pieza excitó a su amigo. Los dos se recalentaron y se desnudaron mutuamente. Y cuando Vanina se sacó la bombacha, él se le mandó encima y le dio sin asco por todo el cuerpo, mientras le enchufaba un salchichón de 20 y pico de centímetros que frotó con furia dentro de su vagina. Vanina gritó de placer y el hombre eyaculó tremendo semen en su vagina, lo que ella disfrutó bien. Luego quiso más, el otro explotó por los sandwichitos de miga que lo habían potenciado y se la recontradio por cola, vagina, pelo, boca, manos, la retorció y manoseó bien, le dijo porquerías y la violó con tutti hasta dejarla de cama. Vanina la pasó bárbaro e incluso arregló con el tipo para otra noche. Lo que pueden los de miga. El pelo húmedo. Y una mujer excitante y gorda como Vanina.

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