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A solas con mi hermana

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Me llamo Noe, actualmente tengo 30 años.

Mis papas tuvieron dos hijos. Lucia y yo.

Mi hermana es dos años más chica que yo; morena clara, pechos y trasero pequeño, bonitilla.

Esto paso hace unos 10 años aproximadamente.

Mis padres tuvieron que salir unos días de viaje, por el fallecimiento de un familiar que jamás conocimos.

Lucy y yo estábamos a punto de terminar el ciclo escolar; por eso no fuimos.

Los dos estudiábamos en la misma escuela, por eso cada quien sabia de sus andanzas del otro.

Eso hizo que además de hermanos, fuésemos buenos amigos.

Debo de confesar que desde que Lucia entro a la preparatoria donde yo estaba no la veía con buenos ojos; más bien con ojos de hermano.

Ese día mi hermana pretendía hacer un pequeño convivio con su novio y unas amigas en casa; por lo cual me insistió en que le diera permiso.

Haciendo trato, con ella de que yo estaría en casa de mi entonces novia y que procurara en limpiar cualquier cosa sucia en casa.

Llegada la noche y frustrado por no coger con mi novia, pensé en hacerme una rica chaqueta.

Al llegar veo a Lucia tomada y al idiota de su novio querer meterle mano.

Como el novio de mi hermana no me cae bien y él lo sabe, prefirió irse de mi casa.

Lucia quiso reclamarme, pero apenas se le entendía.

Una vez tranquilizada, me puse a jugar un video juego.

Más tarde al voltear a ver a Lucy vi que estaba dormida.

Yo seguí con lo mío sin darle mayor importancia.

Al voltear por segunda ocasión para verla, no pude evitar recorrerla con la mirada.

Vestía con un short muy corto y pegado, unos tenis blancos y un top blanco.

Un impulso me obligo a pasarle mano.

Empecé por tocar su cara, entre abriendo sus labios, para bajar por sus pechitos, hasta llegar a sus piernas.

Me sentí muy excitado; pero a la vez me dio pudor por ser mi hermana.

No podía concentrarme en aquel video juego, solo la volteaba a ver y frotarme la verga.

Realmente no podía concentrarme, el pensamiento de volver a tocar a Lucy era más fuerte.

Deje todo a la suerte.

Cada vez que perdiera, le daría un beso en la boca y así hasta ver a donde llegaría.

El juego valió madres; ya que desde el primer beso que le di a mi hermana, no podía parar de besarla, metía la lengua en su boca, mis manos trataban de abrirle el short para que saliera a la luz una tanga roja.

Lucia despertó por aquellos besos que le daba. De momento se negó, oponiéndose diciendo que somos hermanos.

La temperatura de ambos subió y pronto la estaría desnudando, acariciando todo su cuerpo, llevándola a mi recamara, para acostarla y propinarle una rica mamada.

Lucia gemía de lo lindo.

Lo más extraño para mí fue que pedía que ya se la metiera; así que le obedecí.

Realmente ella estaba muy excitada, clavaba sus uñas en mi espalda, pedía que lo hiciera más duro.

Me besaba, me lamia oídos y cuello al tiempo que sus manos apretaban mis nalgas.

La puse en cuatro, le mamaba su panocha, su culo, mis manos subían para apretarle sus pequeñas chichis.

Girándose ella, me dio una rica mamada de palo.

"Que bien lo haces" le decía una y otra vez.

Por vez primera le daba por el culo a una chava y lo más increíble es que le destrozaba el culo a mi propia hermana.

Ella gemía como una verdadera puta. Una puta que es de mi familia, una puta que estaba almenas por esa noche a mi disposición.

Puse sus piernas en mis hombros, para seguirle dando con todas mis fuerzas, una y otra vez le daba fuerte.

Lucia quiso cabalgarme; cosa que con gusto deje.

Sus sentones eran frenéticos, llenos de lujuria, su cuerpo sudoroso encima del mío, era tan delicioso, que no podía parar de acariciar toda su humanidad.

El orgasmo nos tomó por sorpresa y entre gritos de placer termine por llenarla de mi leche por dentro.

Al termino y sin querer, luego de otra ronda de besos, nos dormimos desnudos.

Obvio que al día siguiente no fuimos a la escuela; pero si hubo clases de sexo entre mi hermana y yo.

Pasado el tiempo, cada quien se casó y de ahí en adelante no hemos podido estar a solas, como esa vez.

Lo único que hacemos es recordar aquel momento; pero Lucia se pone roja y se queda callada.

Vladimir escritor.

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