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Mi nieta Carolina

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Cuando mi hija se divorció se fue a trabajar fuera del pueblo, mi nieta se quedó conmigo y mi mujer, tenía como unos cuatro años cuando la dejo. Yo siempre fui un hombre muy caliente, que se empalmaba con mucha facilidad, me pasaba el día pensando en follar y eso hacía, cuando volvía de trabajar lo primero que hacía era subir a mi mujer a la habitación, arrancarle la ropa y metérsela sin descanso. Éramos relativamente jóvenes ya que tuvimos a nuestros hijos a temprana edad y disfrutábamos muchísimo del sexo, mi mujer y yo follábamos como animales, hacíamos muchas posturas y a ella le encantaba que la tratase como una perra. 

Me hundía en su coño y lo lamia con muchísima fuerza, me bebía sus jugos y me encantaba hacerla temblar mientras se lo comía. Así era dos o tres veces al día, teníamos todo el tiempo del mundo para follar porque mi hijo vivía con nosotros, pero pasaba casi todo el tiempo fuera. El problema vino cuando se instaló mi nieta en nuestra casa, como aún era algo pequeña le pusimos una cama en nuestra habitación que era bastante grande. Me fastidio bastante porque ya no podría follar cuando quisiese ni andar desnudo por casa como a mí me gustaba, pero tuve que resignarme, de todas maneras aprovechaba la noche cuando la niña estaba durmiendo para reventarle el coño a mi mujer, supongo que mi nieta tendría un sueño pesado porque hacíamos muchísimo ruido al follar, mi mujer gritaba como una perra al correrse.

Pasaron unos cuantos años y me acostumbré a la nueva vida con mi nieta, era una niña muy dulce y buena, era muy cariñosa y teníamos una relación muy estrecha. Cuando llegaba del trabajo yo me acostaba a ver la televisión en mi cama y a veces me quedaba dormido, ella se acostumbró a meterse conmigo en la cama y juntos veíamos películas o yo le hacía cosquillas y jugábamos juntos, me encantaba esa niña. Nunca la vi de ninguna otra manera que de la de un abuelo pero empezó a desarrollar su cuerpecito muy rápido, ya cumplida la mayoría de edad tenía un culito respingón precioso, ahí fue cuando me obsesione con ella, cuando andaba por casa se ponía unos pantaloncitos muy cortos y ajustados que se le metían entre las nalgas y hacia que se le marcara el coñito gordito que tenía. Así que desde ese momento empecé a planear como acercarme a ella para aunque sea meterle mano.

Cada vez que me tumbaba en la cama para ver la tele me quitaba toda la ropa y me dejaba solo los calzoncillos y esperaba a que viniera, cuando venía yo le decía que mejor se quitara la ropa y se quedará en ropa interior porque si no iba a sudar y pasaría calor, ella lo hacía sin problemas, era ingenua e inocente a pesar de su edad, yo siempre la había mimado mucho. Se quedaba con un top corto que solo le tapaban las tetitas y cuando se agachaba para quitarse el pantalón, yo no perdía la ocasión para mirar como se le abrían las nalgas, ella usaba tanguitas y culots así que era una delicia verle el coño y el culo tapados solamente por un trocito muy fino de tela. Eso hacía que cuando se metía en la cama yo la tenía durísima, tanto así que se me salía la mitad de la polla por el calzoncillo.

A ella le gustaba que yo le acariciase la espalda, la relajaba mucho así que yo aprovechaba para bajar hasta su culito y acariciarle un poquito las nalguitas, quitaba la mano rápido para que no sospechase nada. Entonces le hacía cosquillas y ella se revolvía y movía el culo hacia atrás y hacia delante y yo aprovechaba ese movimiento para acercarme más a ella y rozarle mi polla. Para mi no era suficiente, quería ir más allá así que jugaba con ella a las peleas, a forcejear haber quien podía con el otro, yo hacía un poco de fuerza hasta que le daba la vuelta como si la estuviera venciendo, ahí es donde yo disfrutaba, sus nalguitas quedaban a mi disposición y yo rozaba fuerte mi pollón ayudándome de la supuesta lucha, a veces se me salía la polla fuera del calzón y acababa metida entre sus nalgas, ella no decía nada porque pensaría que era lógico que nos rozásemos por el juego. Yo sentía estar en el paraíso, notaba el caliente se su coñito y su rico ano, a veces me daba tanto gusto que casi me corría. Seguimos así un tiempo hasta que cambie las posturas del juego empecé a dejarme ganar y un día ella para dejarme inutilizado se me puso encima agarrándome los brazos. Yo hacía como que forcejeaba moviendo todo mi cuerpo pero sobre todo mi polla, la tenía mi larga y gorda, sentía como recorría todo el exterior de su coño y su culo, ahi fue cuando ella empezó a sentir lo mismo y a veces notaba como ella se movía un poquito, todo era muy sutil, cuando acabábamos no hablábamos del tema ya que hacíamos como si solo fuese un juego.

El siguiente paso fue quitarme el calzoncillo pero me quedaba tapado con la sábana, ya venía directamente, se desnudaba y venia a mi cama, se ponía de lado con el culito pegadito a mi polla para que le hiciera cosquillas en la espalda. Yo a veces pensaba en si estaba haciendo mal pero dejé de pensarlo cuando empezábamos el juego, luchamos y ella acabo encima de mi, yo notaba el hilo finito de la tanguita, parece ser que le quedaba algo grande porque se le movía mucho, tanto que aveces solo rozaba su coñito desnudo, la sentía mojadisima, mi pollon resbalaba por su coño y culo como un patín sobre el hielo. Ella gemía descaradamente hasta que notaba como se corría. Yo ya no podía más, me moría por enterrerarle toda mi verga hasta el fondo, pero no quería hacerle daño y no sabía si ella iba a querer hacerlo pero al final la solución llegó sola. Era otra preciosa tarde en la cama con mi nieta jugando a las peleas, yo la agarraba por detrás y colocaba mo verga entre sus nalgas y cuando estaba a punto de correrme dejaba que ella me ganase y se me subiera encima era otra vez lo de siempre, yo me movía y ella encima se masturbaba con mi polla hasta que en un momento dado se cuando se deslizaba sobre mi polla lo hizo muy hacia delante y cuando volvió para atrás se enganchó en su tanga ella para quitarla del tanga se levantó y cuando bajo mi polla encontró la única vía que tenía que era su coño. Mi pollón se le enterró en el coño hasta la mitad, los dos pegamos un leve grito lleno de varias sensaciónes, dolor, susto y sobre todo muchísimo placer, nos quedamos quietos conmigo polla metida en su coño unos largos segundos sin saber que hacer.

Mi cerebro empezó a funcionar rápidamente e hice lo que polla me pedía la cojí por la cintura y se la metí hasta el fondo, estaba tan profunda que notaba su útero, la agarre fuerte y empecé a bombear como un loco y ella lo único que hacía era gritar de placer, mie tras se la metía le preguntaba si le dolía y ella decía que no, que le gustaba mucho y que siguiese. Yo sentía como su chochito me apretaba la polla pero estaba tan mojada que se deslizaba perfectamente, tras notar que se corría tres o cuatro veces me tocó a mi correrme, creo que no había soltado tanta leche en mi vida, así que la cogí por los hombros y la hundí para que mi polla se le metiera hasta el final de su coño y solo cuando sentí que  tocaba su útero con mi polla solté todo, fueron siete y ocho chorrazos cargados de leche, sentía como su coño no tenía capacidad para tanta leche y  la empezaba a soltar llenándome los huevos de semen. Yo gritaba de placer mientras me corría y ella aún seguía cimiento con toda la polla aún dentro, pegaba pequeños espasmos lo que me decía que seguía teniendo orgasmos, la mire y estaba roja y parecía a punto de desmayarse, así que la recosté en mi pecho y así nos quedamos dormidos, con mi polla aún dura metida en su coñito.  

Continuará....

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