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De trayecto

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Hola a todos...

El día de hoy les quiero confesar algo que me sucedió esta mañana.

Empezare por preguntar ¿A quién o quien no le gusta o se ha aprovechado de una chica que va dormida a su lado en el transporte público?

Confieso que cuando la chica en cuestión es de mi agrado hago tal hazaña; digo hazaña, porque si se da cuenta, tremendo escándalo que haría.

Como de costumbre, por la mañana temprana, aborde el microbús como se le conoce aquí en México.

Al sentarme y con algo de sueño; pues aún estaba obscuro, se sentó una chica; de estatura media, piel canela, pechos chicos por lo que alcance a ver.

El caso es que me gusto por su vestimenta que consistía de una falda gris, saco azul, blusa blanca.

Me llamo mucho la atención las bonitas piernas y bien formadas que se notaban bajo unas medias negras.

Al pedirme permiso para sentarse, me ofrecí sin decir nada, en cederle el asiento de la ventanilla.

Para buena suerte, es que la chica en cuestión; después de darse un retoque de maquillaje, pronto se dormiría.

Tengo la costumbre de siempre esperar en ver sus movimientos y esperar, por lo menos 5 minutos, para comprobar si aún esta despierta.

En fin. El trafico iba a vuelta de rueda, la chica, crean o no, medio roncaba; a lo que pronto baje una mano a la altura de mi rodilla y con un dedo acariciar su bella piel.

Como el servicio es directo hasta destino, por ende, no hacia paradas y en la autopista normalmente apaga la luz.

Cosa que aproveche para satisfacer el morbo, acompañado del nervio de ser descubierto.

Baje la mano casi a voluntad hasta llegar a sus pantorrillas. Pantorrillas firmes, suaves y perfumadas.

Sentía delicioso aquel contacto.

De un brinco a causa de un tope, la chica despierta, volteando hacia afuera de la ventana para ver donde nos encontrábamos.

Pasaron 10 minutos y volvió a dormir.

Esta vez parecía que iba profundamente dormida, porque su cabeza se zangoloteaba a varios lados.

Este movimiento no me da confianza; puesto que en un descuido puede sorprenderme.

Cuando quedo quieta, volví a realizar mi hazaña; pero esta vez comenzando por la parte de sus ricos muslos.

Solo pude atender la pierna que estaba a mi lado, pero créanme que fue muy rico y excitante.

Después de cuarenta minutos de esto.

Despertó, sacando su espejo para quitar algunas imperfecciones. Yo tenía a mi amigo bien parado, por tal cosa que había hecho.

Discretamente olía mi mano, disfrutando de su perfume, que era lo que les había dicho más arriba.

Ella con una sonrisa me pidió permiso para pasar y así bajar del transporte.

La contemple por unos segundos, pensando en la suerte de esta mañana.

Ojalá les haya gustado mi aventura.

Pd. Tal vez no es el mejor relato, pero en lo personal fue placentero.

Vladimir escritor.

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