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He tenido mas corridas que Km. en mi carrera

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He tenido más corridas que kilómetros en mi carrera.(1)

Mi afición por conducir me llevó por el camino del sexo más caliente.

Desde muy joven he tenido la obsesión de conducir, de pequeño me hacía mis coches de madera y los conducía, mucho antes de la edad legal ya llevaba coches, empecé con un utilitario que me dejó un tío mío. Cuando llegó el día del examen lógicamente aprobé a la primera, no paré hasta conseguir todos los carnets posibles, podía conducir todo.

Creí que ya lo tenía todo en la vida, pero me equivoqué, me faltaba lo principal, un trabajo y un coche para conducir.

No me costó mucho encontrarlo, pero no era lo que yo quería, pero había que empezar, fui repartidor en una fábrica de hielo con una furgoneta, tenía que madrugar mucho, aunque a media tarde ya terminaba, pero no tenía vida social, el único aliciente era que alguna cocinera de restaurante se dejaba tocar el culo al pasar al frigorífico las cajas de hielo.

Después, pude encontrar una plaza de conductor de ambulancia, la verdad no me compensaba el tiempo que pasaba esperando a lo que conducía, además de tener que asistir a personas malheridas o enfermas, sólo tuve una época buena, recuerdo a Francis, una chica pelirroja, era la enfermera que iba conmigo en la ambulancia, en una ocasión estuvimos asistiendo a los heridos de un accidente de coche, fue muy duro, después de llevarlos al hospital y ya duchados nos fuimos a encerrar la ambulancia, estábamos agotados sobre todo mentalmente, de ver tanta desgracia, mi compañera se pegó a mi mientras conducía, era ya tarde y se durmió sobre mi brazo, la dejé descansar y aparcando fuera de la carretera la acosté sobre el asiento delantero, la cubrí con una sabana y estuve esperando que se despertara, a mi no me esperaba nadie en casa por lo que no tenía ninguna prisa, estando esperando en la oscuridad me fijé en la chica, era un poco más mayor que yo y pese al uniforme se adivinaba que tenía un cuerpo muy bonito, la cofia no le añadía belleza pero le daba un poco de morbo, las medias blancas marcaban unos muslos apretados y largos, me intrigó que ropa interior llevaría bajo el blanco vestido, y levanté un poco el escote del vestido, la verdad es que no daba mucho de sí, por lo que solo pude ver que llevaba un sujetador negro, me sorprendió pues no trasparentaba nada en el vestido, quise ver si iba conjuntada y le subí la falda lentamente hasta la cintura, después de ver la maravilla de piernas enfundadas en las medias blancas que se sujetaban con un elástico a los muslos, descubrí que efectivamente llevaba unas braguitas mínimas negras, a mí siempre me han llamado la atención las chicas pelirrojas, quizá por lo escasas que son o por lo blanco de su cutis, el caso es que cuando vi las braguitas quise ves si realmente era pelirroja del todo y levantando un poco el camal de las braguitas vi que, aun con la ingle depilada tenía una zona rizada de pelo rojizo que ocupaba todo el monte de Venus, pasé la mano por encima de las bragas y noté lo mullido que estaba su pubis, por lo que metí la mano por la cintura de las bragas y bajé hasta apoyar mi mano entera sobre la alfombra ensortijada, mis dedos encontraron la separación de sus labios y con dos dedos los abrí y rocé un poco su clítoris todavía dormido, Francis aún durmiendo separó las piernas facilitando que mi mano se aventurara más aun y entrando entre sus labios separé los labios menores que guardaban la vagina, de ella rezumaba un calor húmedo y tibio, al meter un dedo se mojó hasta la primera falange, la chica encogió las piernas a la vez que las abría aun más, mi mano profundizo todavía más y metí dos dedos en el coño de la pelirroja, los muslos blanquísimos contrastaban con la bragas negras y mi mano libre de presiones bajó hasta su culo, separando un poco las nalgas, acaricié el ano que se encogió como un resorte.

Salí de la ambulancia y entre por la puerta de la derecha, de frente me encontré con las piernas abiertas de Francis con sus medias y sus bragas negras, le cogí la cintura de las bragas y las fui bajando alternativamente hasta sacarlas por los tobillos, encendí la luz interior de la cabina y me deleité con la visión de ver la mata de pelo pelirrojo y el pubis lleno de pecas. Mi boca no tardo en oler su coño que después de duchado olía a cielo, mi boca estuvo lamiendo sus ingles para después llenarse de sus rizos a la vez que con la lengua repasaba de arriba abajo sus labios abiertos haciendo que su clítoris se endureciera al salir de su funda. Francis debió soñar con algo agradable porque de momento levantó las caderas y dando algunos gemidos cerró las piernas atrapando mi mano hasta que después de unas convulsiones se relajó y volvió a abrirlas. Ya más tranquila cayó en un profundo sueño que dejó los brazos colgando del asiento, yo cogiendo las bragas, se las fui subiendo por las piernas hasta que las pasé bajo su culo, las subí todo lo que pude hasta su cintura, la bajé la falda y le di un apretón a sus tetas sobre la ropa, luego me puse al volante, desperté a Francis cuando llegamos a su casa, luego encerré la ambulancia en el garaje.

En los días siguientes no pasó nada fuera de lo normal, hasta que un día hubo una emergencia que nos tuvo ocupados hasta muy tarde, acabamos agotados, no deseábamos más que ducharnos y volver a casa, a medio camino Francis me dijo que le estaba entrando sueño, yo me imaginé que tendría otra ocasión de comerle el coño, pero ella dijo que aparcara en un camino vecinal para descansar un poco y pasando a la parte de detrás se acostó en la camilla, yo iba a cerrar y volver a la cabina cuando me dijo desde dentro…

--- No quieres terminar lo que empezaste el otro día?

Yo me puse rojo como un semáforo, y me asomé un poco por la puerta entreabierta y me sonrió diciéndome…

--- Cuando vuelvas a ponerme las bragas, fíjate de subirlas bien, las pusiste del revés.

A la vez me tendía la mano invitándome a subir, según estaba tumbada en la camilla me incliné sobre ella y la besé mientras le despasaba el vestido hasta quitárselo, vi que no llevaba sujetador y sobre las medias blancas se mostraba solamente una alfombra de vello pelirrojo, tampoco llevaba bragas. Me lancé sobre sus tetas y lamí sus pezones moteados de pecas hasta que estuvieron duros, para pasar al coño que no tardo en abrirse como un libro para recibir mi lengua. Su mano soltó el cinturón de mi pantalón reflectante y buscando entre los calzoncillos no tardo en sacar mi polla dura, que al meterla en su boca se empinó hacia el techo de la ambulancia, mis pantalones cayeron al suelo y quedé con la polla solo, se sentó en el borde de la camilla, abrió sus piernas y me recibió entre ellas, mi polla fue directamente a su coño que levantando un poco se lo metió hasta dentro, sus tetas fueron presa de mis manos, sus areolas rojizas eran unos bultos que sobresalían de sus tetas y que se coronaban con los pezones duros.

Mi polla estuvo metiéndose hasta que Francis tuvo un orgasmo, abrazándome y agitándose violentamente, no tardé en descargar dentro de su coño, aunque se salió manchando la sabana de la camilla, la cambiamos después de estar un rato descansando, cuando nos vestimos, me enseñó cómo se ponía las bragas a una mujer, nos reímos y seguimos el camino hacia su casa, su familia la esperaba.

Mientras estuvimos juntos de servicio cambiamos varias veces la sabana, era una pelirroja preciosa Francis.

Vi en la prensa que había plazas vacantes en la empresa municipal de transporte, me presente y conseguí una por pelos, pero me contrataron, el trabajo era mucho más relajado en comparación de la ambulancia, siempre viendo desgracias, aunque más aburrido, pues siempre estaba dando las mismas vueltas a la ruta, además de estar con el estrés del tráfico.

Yo en aquella época tenía 26 años y como soy rubio con el pelo rizado, tengo la apariencia de mucho más joven, por lo que los pasajeros habituales me conocían por el “niño”, no me sabía mal y dado que  tengo muy buen carácter, la gente me apreciaba.

Yo procuraba atender a los clientes, esperar si alguno venía apurado, etc. normalmente las madres subían con los carritos de bebé y entorpecían al paso, yo esperaba pacientemente a que pasaran hacia el fondo.

Un día en una parada quiso subir una señora con un carrito doble con gemelas, el carro apenas cabía por la puerta además que pesaba mucho, aun siendo recién nacidas, la señora me pidió por favor que no la dejara en tierra, me ablandó y saliendo de mi asiento del volante le ayudé a subir el cochecito, al subirlo haciendo un esfuerzo, vi a la señora que desde bajo empujaba con ganas, llevaba un vestido escotado y al inclinarse le vi los dos pechos redondos, que si bien no eran muy grandes estaban duros, llenos de leche, me encantó ver sus pezones abultados y húmedos por las gotas que le salían al esfuerzo, cruzamos la mirada un segundo y me sonrió mirándose un momento el escote, me sentí ridículo y me puse rojo, la señora al pagar me guiño un ojo.

Cuando llegó a la parada bajó sin dificultad pues le bajé la plataforma de sillas de ruedas. Por el espejo vi que me saludaba con la mano.

Una tarde cuando estaba fuera de servicio, subí al autobús, charlaba con el compañero que conducía, en una parada volvió a asomarse la señora de las gemelas, estaba igual de agobiada, mi compañero no quería dejarla subir, pero yo le ayudé y la señora me sonrió agradecida, al bajar me acerque y bajando primero le sostuve el carro mientras las niñas llegaban al suelo cómodamente, me dijo que me agradecía mucho la ayuda, que sabía que la gente me apreciaba y que quería invitarme a merendar, yo se lo agradecí pero decliné, pero ella insistió, me dijo que vivía allí mismo y así le ayudaría con el carro en el ascensor. Como no tenía nada mejor que hacer, le acompañé con la intención de no llegar a pasar a su casa, pero una vez allí no me dejó ir pues se quedaría triste. Entré en la casa y me senté en el salón en un sillón, me ofreció una bebida o un café y opte por una coca con hielo. La señora se excusó y dijo que se iba a cambiar de ropa para cambiar a las niñas, estuve esperando mientras me hablaba desde la habitación de las niñas, me dijo que su marido era taxista y que trabajaba muchas horas pues quería sacar el máximo dinero para criar a las niñas, mientras miraba la decoración del salón, vi que tenía una foto dedicada de cuando era pequeña, calculé que ahora tendría unos 35 años. Cuando salió llevaba una cría en cada brazo y me pidió que le ayudara a sostener una, mientras se abría la camisa que llevaba, bajándose el sujetador saco una teta húmeda de leche, se ponía la niña en la teta y la ponía a mamar, en aquel momento la niña que sostenía yo se puso a llorar desesperadamente, no la podía consolar, dijo que tenía mucha hambre y que no se callaría hasta mamar, me pidió que le sacara la otra teta y que le pusiera a la niña a su alcance para que callara, yo no tenía ni idea de hacerlo, me oriento para que bajara el tirante del sujetador y que sacara la teta de la copa y la dejara fuera, pero antes que se la limpiara, pues estaba mojada de llena que estaba, se estaba saliendo la leche por dos chorritos en el pezón.

Le cogí la mama llena, estaba dura, con la piel tirante, se le notaban las venas, el pezón no me costó cogerlo pues estaba salido como una habichuela, después de limpiarlo con cierta torpeza me dijo que cogiera con fuerza la teta y que apretara un poco para que saliera la primera leche, lo hice, era una sensación nueva, estaba tibia y me llenaba la mano, me lamí la leche, me gustó, estaba clara y sin azúcar claro, pero estaba buena, la madre me dijo que si quería, cuando terminaran las niñas podría probar su leche.

Ya no me acordaba y me disponía a despedirme cuando las niñas terminaron de mamar, a la primera que se quito me dijo que se la sostuviera y que le metiera la teta después de limpiarla, ya se notaba menos dura pero seguía saliendo leche, cuando termino la segunda se habían dormido, las acostó, con la teta chorreando, aun me dijo que si quería, podría mamar y sacar la leche que todavía le quedaba.

Siempre he tenido curiosidad como sería llenarse la boca con leche materna, así que un poco cortado me acerque a ella para lamerle la teta, ella viendo mi torpeza me dijo que así no podía ser, se sentó en el sofá y me dijo que me tumbara en el asiento a su lado, me tumbé bajo su teta, me puso el pezón entre mis labios y empecé a chupar, al principio no salía por lo que me enseño como hacerlo, yo me llenaba la boca de leche, mientras, apretaba la teta para que saliera más, la chica me cogió la otra mano y bajándose el sujetador, dejo al aire su otra teta y la puso en mi mano, estaban calientes, duras y húmedas, yo ya pasaba mi boca de una teta a la otra y ella suspiraba a cada chupada, mi polla abultaba el pantalón y ella lo notó enseguida, pues me puso la mano encima y bajó la cremallera sacándome el falo fuera, me dijo…

--- A las niñas les gusta mamar pero a la madre le gusta más todavía.

Me levante y me puse delante de ella, estaba  sentada, me soltó el pantalón que cayó al suelo, me cogió la polla y se la metió en la boca succionando hasta verla desaparecer casi, me estuvo chupando la polla a la vez que me la meneaba con las dos manos, mientras yo le apretaba las tetas con las dos manos empapadas de leche, cuando sentí que iba a eyacular, le cogí la cabeza de los lados, empecé a meterla hasta el fondo, ella sentía arcadas pero la tragaba toda cogiéndome los huevos, esto hizo que me viniera todo mi semen, llenándola cuando la tenía en el fondo de su garganta. Empezó a toser, pero siguió lamiéndome hasta que quedó limpia del todo.

Se desabrocho el vestido suave que llevaba, le cayó el sujetador suelto al suelo, las tetas las tenía altas con los pezones levantados y llenos, llevaba unas bragas finas y se notaba el bulto del pubis lleno de pelos rizados, le puse las manos en el culo y la atraje hacia mí, apretando mi polla contra su coño, le pasé las manos por la cintura y se las bajé, le dije…

--- Me gustaría comerte el coño, está muy apetitoso.

Se cogió los labios del coño y los separó dejando el clítoris al centro despejado, me lancé hacia él y lo lamí, mordí y chupe hasta arrancarle unos gemidos que parecían alaridos, me apretó la cabeza sobre ella y le llegó un orgasmo espectacular, cuando quise metérsela me dijo que lo sentía pero no podía ser, pues estaba en la cuarentena después de parir, pero me ofreció su culo, con las manos mojadas de leche le fui lubricando su agujero hasta que se dilato y me fue entrándola cabeza, para después entrar todo cuando le iba a llegar el orgasmo me dijo…

--- Espera, voy a tener otro orgasmo y tu polla esta tan dura y gorda que no la quiero desperdiciar, voy a romper la cuarentena con tu polla, quiero que te corras dentro de mí, me hizo sentar en el sofá y se sentó sobre mis piernas con mi polla metiéndola en su coño al dejárse caer, cuando sus nalgas estaban sobre mis huevos se deslizó sobre mi polla hasta que noté que le llegaba otro orgasmo, se corrió, si cabe más fuerte que la vez anterior, se suministraba del trozo de polla que más le apetecía, cuando me iba a correr yo le pregunté donde la quería, me dijo…

--- Córrete dentro de mí, las niñas las he tenido con fertilización artificial,  no puedo tener hijos de otra manera.

Esto me acabo de convencer, seguí metiéndola hasta que me llego el chorro de leche que la llenó, hasta que se salió por el tronco hasta mis huevos y en la tapicería del sofá, me dijo…

--- Que gusto me has dado, me encanta tu polla me he corrido dos veces como hacía mucho tiempo que no lo hacía, ah, de la tapicería no te preocupes, es leche “materna”.

Estuve varios meses en el servicio municipal, y varias veces visité a las niñas y las iba viendo crecer mientras yo me alimentaba de la leche materna que les sobraba y su madre de la mía que me sacaba a fuerza de mamadas.

He tenido más corridas que kilómetros en mi carrera.(2)

Un compañero me habló de un colegio privado que buscaba un chófer para el autobús para el traslado de colegiales, me presenté y a los pocos días estaba aprendiendo la ruta. En principio era fácil, pues era traer y llevar a los párvulos al cole, yo no me tenía que preocupar nada más que conducir con cuidado para que no se cayeran los críos. Al cuidado estaba una monitora que controlaba la llegada y salida, era una chica mayor, tendría unos 45 años, estaba bastante bien aunque como era un colegio religioso vestía muy discreta, una falda gris y un suéter azul. Las primeras semanas estaba muy seria, apenas hablaba conmigo, yo le iba gastando bromas y poco a poco se mostraba más amable, ya me comentaba alguna anécdota de otros cursos y me saludaba con más simpatía, me enteré a través de los críos del día de su cumpleaños y cuando llegó el día puse un precioso ramo de flores en el salpicadero del autobús, María cuando subió, vio el ramo,  se volvió de espalda para que no la viera como se emocionaba y le salían unas lágrimas, cuando se volvió hacia mí,  me sonreía y en un movimiento rapidísimo me besó en la mejilla y entró al fondo del bus.

Dejé el ramo discretamente escondido para que no tuviera problemas en el colegio, y salimos de ruta, cuando habíamos recogido todos los niños y ya íbamos al cole, se sentó en el suelo del pasillo pegada a mí y me agradeció el detalle, me conto que hacía mucho que nadie le regalaba nada.

Estaba muchos años en el colegio, el ambiente allí era muy reservado, solo hacía poco que iba en el bus y para ella era respirar libertad.

Cuando terminaba la ruta volvía al colegio y tornaba a la tristeza, por supuesto estaba soltera y nunca había tenido novio, yo le oía atentamente mientras conducía el bus, le pregunté si la ropa que llevaba era el hábito, me dijo que no, era ropa suya, pero como todos iban con los mismos tonos serios, se había acostumbrado. Le insinué si no se sentiría más a gusto con una camisa clara y una falda ancha de color vivo más corta y con unos zapatos con un poco de tacón más alto, me dijo que imposible, sería muy escandaloso y llamaría mucho la atención, no me conforme y seguí insistiendo sobre su pelo, con un poco de color en las mejilla o en los ojos, en fin intentando mejorar su aspecto tan fúnebre, un día me sorprendió cuando llegó con un pelo corto y moderno, me gustó y se lo dije eufórico. Ella lo agradeció y estaba muy contenta, no dejaba de mirarse en el retrovisor, la siguiente mejora fueron los zapatos, ya no eran los zapatos negros, feos y sin tacón, ahora eran modernos con un tacón más fino, que le realzaban las piernas, ella era la primera en sentirse mejor, el suéter fue sustituido por una blusa más clara, incluso con un pequeño estampado, la falda ya tenía vuelo y un color mucho más alegre, me dijo que en el colegio  habían notado los cambios, a la mayoría les había gustado, entre otras cosas, daba mejor imagen del colegio.

Un día de verano, sin darse cuenta, en la camisa se le desabrochó un botón a media altura cuando subió la escalerilla del bus, yo me di cuenta al rato de estar conduciendo, no sabía cómo decírselo, me imaginaba que le sentaría mal y perdería su confianza, además porque se le veía el sujetador, bastante antiguo por cierto, y no quería que me interpretara mal, la solución la dio una niña, que le dijo…

--- Señorita por la camisa se le ve el sujetador.

Ella se miró y dándose la vuelta, se abrochó inmediatamente la camisa, me miró, yo me hice el ignorante.

Cuando se habían bajado los niños en el colegio me preguntó…

--- Javier, tú no te habías dado cuenta del botón de mi camisa?

--- Yo? pues no, ni idea, mentí.

--- De verdad que no? Se sincero.

--- Bueeeno, la verdad si me había percatado pero no me atreví a decírtelo.

--- Por qué no? Me habría abrochado enseguida, así a saber cuánto tiempo iba abierta.

--- Pues no quise que pensaras que me fijaba demasiado.

--- Pero, si no se vería nada, verdad?

--- Seguro que no, con esa coraza que llevas…

--- Como coraza? Llevo lencería normal.

--- De verdad lo piensas así?

--- Claro, bueno… hace tiempo que no cambio de modelo.

--- Ya lo vi, me parece que es de la época de tu abuela.

--- Pues yo lo llevo a gusto.

--- Claro, pero te sentirías más femenina si llevaras algo más moderno.

--- Tú crees?

--- Sin duda, te sentirías mucho más guapa, como tú eres, realzaría ese cuerpo tan bien formado que escondes ahora.

María se calló seria y pensativa. Ya no hubo más conversación sobre el tema.

A las dos semanas, era un lunes cuando después de dejar a los párvulos en las clases, subió al autobús a esperar a que salieran para devolverlos a su casa, cuando al subir la escalerilla me dijo…

--- Javier… mira.

Se desabrocho tres botones de la camisa y me mostró disimuladamente un sujetador nuevo que se había comprado, que realzaba sus tetas morenas, y que le hacia un canalillo muy sugerente.

--- María, te puedo decir una cosa sin que te enfades conmigo?

--- Claro, confío contigo.

--- Pues que te agradezco mucho que me hayas escuchado y que cambies tu aspecto, ganando tanto en belleza como en alegría interior, y además me encanta que me enseñes el sujetador, que no hace más que embellecer esas tetas tan maravillosas que tienes.

--- Por favor, no exageres no tengo buen tipo, nunca lo he tenido, y mis tetas como tú dices, ya no son lo que eran.

--- María no te engañes tu misma, apostaría lo que quieras que tienes unas tetas duras y unos pezones de lo más sensibles.

--- Las tengo blandas y caídas, aunque tienes razón, mis pezones se me ponen duros enseguida, ahora mismo lo están.

--- Me gustaría mucho cogerlos ahora.

--- Si estamos a la vista de todos!

--- Pasa dentro de autobús y siéntate en un sillón de la derecha.

El autobús estaba aparcado pegado a una tapia alta.

--- En este estoy bien?

--- Ideal, ahora voy yo.

Me levante del volante y me senté al lado de María,

Estaba a su izquierda por lo que la abertura de su camisa, estaba a mi vista, le metí la mano entre dos botones que se había abierto y busqué el pezón, fui recorriendo todo el sujetador por delante rozándole sus tetas, hasta que llegue al pecho derecho y estuve buscando el bulto del pezón, aunque lo noté enseguida, hice como que no lo encontraba y le dije…

--- No se te nota, debe haberse escondido.

--- Como que no se nota, si lo tengo que me duele.

--- A ver, ahora lo buscaré mejor.

Estuve apretando la teta que asomaba sobre la copa y con dos dedos solté el tirante de su hombro, la copa quedo suelta y con los mismos dedos le bajé la copa de encaje y quedó su teta redonda en la palma de mi mano, entre mis dedos se quedó el pezón duro como un garbanzo rodeado de una areola rugosa bastante ancha, estuve un momento entretenido acariciando la teta que se ponía tersa por momentos, María miraba a la valla por la ventanilla y no decía nada, yo me atreví, hice lo mismo con la teta izquierda, las dejé al aire las dos y sus botones se notaban bajo la tela de la camisa, le desabroche dos botones más, María seguía mirando al exterior, me mojé los dedos con saliva y los acaricié de nuevo, al notar la humedad le dio un estremecimiento, ella seguía sin volverse hacia mí por lo que me incliné sobre sus tetas y las cogí con mis labios, María gemía con cada beso y lamida, aspiraba toda la areola y con los dientes mordisqueaba los pezones duros. María estaba mirando hacia el techo y a la valla, con los ojos cerrados, yo le recliné el respaldo y saque la camisa de la falda, ahora sus tetas eran mías al completo, le nacían desde las axilas hasta casi juntarse delante, eran redondas y duras.

Le puse la mano sobre la pierna y dio un estremecimiento al notarla, la pasé bajo su falda y ella la detuvo por encima de la ropa, seguí entre sus muslos, al fin dejo de frenarme y separó las piernas, en la estrechura del asiento pude subir hasta sus bragas y noté que eran del mismo tejido del sujetador, se había comprado el conjunto, le separé a un lado la tela y metí dos dedos sobre el vello rizado, María solo movía la cabeza a los dos lados con los ojos cerrados, yo me saque la polla y aprovechando que tenía los ojos cerrados, le puse la mano sobre ella, a la vez que mis dedos entraban entre sus labios del coño, ella se aferró a mi polla y estuvo apretando sin moverla mientras mis dedos acariciaban su clítoris, un momento después empezó a agitar mi polla dura, primero suavemente y después rápidamente hasta que sintió como mis venas se hinchaban y sin parar, desesperadamente consiguió que me salieran varios chorros de leche que me llenaron el pantalón y sus manos, ya tenía dos dedos en el coño hurgando en su vagina y uno en el clítoris, la boca en sus pechos hinchados y húmedos de saliva, hasta que dando un suspiro profundo se agitó bruscamente y abriendo los ojos de par en par me dijo…

--- Javier, me corro, siii me corroooo, es la primera vez que me corro, gracias. Que corrida, eres un ángel.

La valla alta donde aparqué aquel día, fue testigo muchas veces de las corridas mutuas.

Un día comenté en el colegio que tenía una avería leve en el bus y pasaría a revisarla cuando dejara a los niños, así al otro día estaría operativo, lo entendieron y me dijeron que si no era para mucho rato, que no hacía falta que trajera a María.

Por supuesto busque un polígono industrial y colocando el autobús en una calle sin salida, pasamos al asiento de detrás y ya sin miedo bajé las cortinillas para el sol, desnudé a María y ella a mí, estaba impresionante, resplandeciente, sonreía de verse frente a un hombre, nos abrazamos y nos besamos hasta que caímos sobre el asiento corrido de detrás, una pierna quedó colgando hasta el suelo y la otra sobre el respaldo, yo me fui situando sobre ella y puse la boca entre sus muslos, besando el interior de ellos hasta que llegué al coño que abarqué con toda la boca, entonces me percaté que María se había recortado su melena y la había dejado cortita y con las ingles depiladas, con la boca abierta tape los labios y con la lengua lamí el clítoris y los labios que abren la vagina chupando los abundantes jugos que manaban, mis manos atrapaban sus tetas duras y amasándolas hacia arriba las juntaba hasta que los pezones se juntaban y los mordía a la vez.

María me abrazaba y me cogía la polla, se la encaraba en el coño hasta que yo se la metía sin ningún temor, no me acordaba que no había tenido novio nunca por lo que me paró en la entrada y me dijo…

--- Por favor Javier, te ruego que me trates bien, recuerda que soy virgen todavía.

--- Gracias por recordármelo, relájate.

Lo noté un poco más resistente de lo habitual, pero insistí hasta que cedió y al fin pude entrar, María me clavó las uñas en mi espalda cuando entré por su himen, luego me aflojó hasta darme caricias en mis heridas, no tardo mucho en sentir que le llegaba un orgasmo y me dijo…

--- Javier me va a venir un orgasmo, es el primero que tengo con una polla dentro, me alegro que sea la tuya, fóllame hasta dentro del todo.

--- Me encanta haber sido yo el que te haya desflorado, haré un esfuerzo y procuraré provocarte más de un orgasmo, disfrútalos.

Ya sin freno María se estremeció cuando le llegó el primero, sin pararme pidió que siguiera follándola hasta que le llegó el segundo, cuando llegó me dijo con voz agitada…

--- Javier, ahora te espero yo a ti.

--- Pero María, donde quieres que te eche la leche?

--- Córrete donde te plazca, si quieres en mis tetas son tuyas, mi boca la tragará toda, mi coño te recibirá con mucho gusto.

--- Pero si te quedaras preñada, perderías el trabajo.

--- No temas, ayer termine la regla.

Me corrí dentro de ella hasta que solté toda mi leche, ella notando que no se me bajaba dijo…

--- Aun la tienes dura, quieres seguir follándome?

--- Me encantaría seguir dentro de ti.

--- Ya me estoy mojando de gusto, fóllame hasta que te agotes.

Así lo hice y solo cuando mi polla se me bajo agotada, salí de ella y caí rendido a su lado, después recogimos la ropa y abriendo el capó del motor me ensucié las manos un poco y volvimos al colegio, les dije que lo había podido arreglar ye, era un tornillo flojo.

María fue recuperando en parte el retraso que llevaba de follar en su vida, se puso al día conmigo,

He tenido más corridas que kilómetros en mi carrera.(3)

A los dos años de estar en el colegio, me llegó una oferta de trabajo para una agencia de viajes, el trabajo era de conducir un autobús para hacer viajes organizados, podrían ser excursiones, rutas turísticas y todos aquellos que se contrataban.

Lo cierto es que además de poder viajar, el sueldo era mucho mejor, tendría dietas y vería mundo. Después de alguna entrevista, me despedí del colegio y con mucho dolor de corazón, de María.

Había sido una época muy feliz en lo personal y lo sexual.

Al llegar el primer día a la empresa de autobuses, me quedé impresionado ante la categoría del material, eran autobuses nuevos, con muchas plazas, dotados de los últimos adelantos técnicos.

Me presentaron al personal y me encantó el ambiente que reinaba en la empresa.

Además, el aspecto del conductor era radicalmente diferente, vestía con un traje azul con una camisa blanca, corbata y hombreras en la camisa con galones, parecía un oficial de la marina.

El primer servicio fue salir para un desplazamiento de aficionados de futbol y llevarlos a Barcelona a ver el encuentro y volver esa misma noche.

La ida fue agobiante, acostumbrado a los niños que si alborotaban, les dabas un grito y se quedaban mudos, ahora era tal la algarabía que no podía oír las palabras de la guía de la agencia, entre gritos y vítores no callaron hasta que los dejé cerca del estadio y salieron todos de estampida, yo tuve que aparcar en un lugar habilitado para los autobuses, fui uno de las decenas que habían alineados en un descampado, mientras se jugaba el partido, nos fuimos la guía y yo a cenar en un bar cercano, estuvimos hablando y poniéndome al día de la rutina del trabajo nuevo para mí, estuvimos compartiendo experiencias y me descubrió un secreto, volvimos al autobús para hacer tiempo y me dijo si había visto el autobús por bajo, era un modelo en que los pasajeros iban en un nivel alto y los equipajes estaban bajo ellos, tapados por unos portones hidráulicos que quedaban perfectamente disimulados, me dijo que abriera un panel y pasando entre los autobuses pegados, me hizo encender la luz interior, había un lugar diáfano para el equipaje, me invitó a entrar y agachados me enseño que en un rincón había una colchoneta hinchable, también había un maletín para poner la ropa de los conductores y guía para cuando salían de viaje o se tenían que cambiar, me dijo…

--- Baja el portón y vamos a hinchar la colchoneta, tenemos más de una hora libre, quieres?

--- No tardo nada, dejo la luz encendida verdad?

--- Por mí no hay problema.

Con un hinchador dejamos la colchoneta de lona extendida, ella se tumbo rápida como queriendo quitarme el sitio, pero echándose a un lado, me dijo…

--- Ven tonto, tienes sitio.

Yo me tumbe a su lado y vi el espacio tan grande que ocupaba el portaequipajes, me incliné sobre ella y le di un beso rápido, me lo devolvió y mis manos se lanzaron a abrirle la camisa que escondía unos hermosos pechos, sujetos por una prenda color verde lima, y pasándole la mano por la espalda, solté el cierre, saltando hacia mí, seguido por dos tetas duras y morenas, las cogí al vuelo, antes  que se posaran en la colchoneta y las mordí y les saqué los pezones soplándoles aire frio en ellos y lamiéndoles luego llegaron a poder cogerse con dos dedos, la chica no perdió el tiempo y ya tenía en su mano mi polla que la comía como  un polo de chocolate, me bajo los pantalones y sin quitarse la falda ni las bragas se subió sobre mí y se metió la polla a la vez que le estiraba los pechos para que me besara la boca, se recostó sobre mi y estuvo cabalgándome hasta que se corrió, yo me puse detrás de ella, levantándole el culo le metí la polla a lo perrito aunque me di dos coscorrones en el techo del portaequipajes, la falda la tenía levantada sobre la cintura y las bragas ladeadas en una nalga, solo se le veía un labio del coño pero no fallé, sin mirar por lo tenue de la luz, le cogí la cintura y centrándome empuje a fondo hasta que mi polla resbalo entre los labios hasta meterse en la vagina, me gritaba…

--- Métela más, la quiero dentro del todo, no te corras aún, la quiero en la boca, después de correrme yo otra vez.

No tuve más remedio que complacerla y metiéndola polla a fondo sin cesar, se corrió y se cayó boca abajo, me di la vuelta y se la tragó toda hasta que se le llenó de leche, estuvo un momento sin poder hablar, con la boca desencajada, luego relamiéndose los labios, miró el reloj y desinflando la colchoneta salimos tras cerrar el portón. No estábamos sentándonos aun en el interior del bus, cuando nos llamaron para que pasáramos a por ellos, su voz se notaba apagada. Con el GPS llegué exactamente donde estaban ellos, que fueron subiendo en fila, callados, sin las banderas ni pancartas, solo el penúltimo, se giró a mí y me dijo…

--- En el partido de vuelta les ganaremos nosotros.

He tenido más corridas que kilómetros en mi carrera.(4)

El siguiente viaje fue con una asociación de ama de casa, vivían en un pueblo no muy lejano, por la mañana muy temprano aparque esperando que llegaran, según iban subiendo me iba fijando en ellas, había de todo, la clásica marujona a la repipi que se cría la mas señora de todas, puse las maletas en el portaequipajes y mire de reojo a la colchoneta plegada en un rincón.

El viaje era de una semana a Portugal, de organizadora era una de las amas de casa, se vestía más elegante que el resto, llevaba una carpeta con todo el plan del viaje, estaría por los 50 años y se llamaba Encarnita, era muy viva y siempre estaba al tanto que funcionara todo correctamente, habría sido una buena guía, cuando salimos estuvo con el micro informando de la ruta, las paradas y donde haríamos escala para las comidas etc.

Yo que iba en un nivel mucho más bajo conduciendo, la veía ir y venir atendiendo a todas, cuando se apaciguaron los ánimos de la salida, entramos en  la autopista, Encarnita desde su asiento pegado a la escalerilla en primera fila me estuvo contando que le habría gustado viajar, que yo era muy atento y que me quedaba muy bien el uniforme, cualquier cosa que le decía yo se reía con ganas.

En las largas rectas castellanas el rumor de las ruedas y el siseo del aire acondicionado acabó por dormir a las damas, ya no cantaba nadie, ni contaban chistes, ni se pasaban recetas de cocina, había silencio total. Encarnita era la única que estaba despierta y me daba conversación. Yo le seguía la charla y íbamos tragando kilómetros.

En un adelantamiento, me volví a mirar el retrovisor del bus y me fijé que Encarnita estaba hablándome con las piernas abiertas y la falda subida, en principio no le di importancia sería una mala postura, pero de reojo ya iba observándola y no dejaba de sentarse con posturas forzadas para que yo desde mi posición baja, le viera las piernas y las bragas, cuando paramos a descansar en un restaurante de carretera, muy pocas señoras bajaron, yo con la excusa de ir al baño me quite el bóxer y salí directo al autobús, cuando entramos a la autopista la relajación se apoderó de las pasajeras, Encarnita seguía con la conversación y las posturas provocadoras.

Yo me coloque la polla a lo largo del camal izquierdo y me fui frotando hasta conseguir que se empinara y apareciera pierna abajo, Encarnita no tardó en percatarse y me dijo si era peligroso sentarse en el pasillo del bus a mi lado, le dije que la policía de tráfico nos podrían multar, dijo que se camuflaría, así se pegó a mí y seguimos hablando bajito, me contó que estaba separada y que hacía mucho que no había estado con ningún hombre, que de los jubilados no le gustaba ninguno.

Me miraba cada vez más fijamente a mi entrepierna y se frotaba los muslos y las tetas, con mucho disimulo orienté el espejo retrovisor interior hacia ella y la controlaba sin girarme, con lentitud fue abriéndose la camisa y dejando descubiertos los pechos, tengo que reconocer que no se le veían nada mal, en una zona que el sol entraba por todo el parabrisas enorme tuvo la escusa de quitarse el sujetador por una manga de la camisa, me lo enseñó y dijo que no acostumbraba llevar sujetador, que no lo necesitaba y que lo había comprado para el viaje, me lo enseño para que viera la talla y lo bonito que le quedaba, yo seguía con la polla dura y cada vez más larga, me comentó si no podía poner más alta la refrigeración pues tenía mucho calor, se subió la falda y me cogió la mano y me demostró que tenia los muslos ardiendo, aproveché y los recorrí suavemente y al pasar de uno al otro roce sus bragas en el pubis, le pregunté si iba conjuntada y me dijo…

--- Naturalmente,

Me cogió de la mano y la pasó a lo largo de sus labios, le dije que se  notaba que se cuidaba mucho, que iba muy bien depilada y me dijo que si, le gustaba notar el encaje en su clítoris,

--- Pues con esas bragas tan bonitas lo tendrá siempre duro­, le contesté.

--- Si bastante, le gustaría comprobarlo?

--- Bueno claro que sí, ya me ha puesto caliente.

--- Si, ya lo he notado, parece que tiene buena talla de polla.

--- No tengo queja, si quiere la puedo sacar, puedo poner el programador de velocidad.

--- Me gustaría verla, debe ser una buena polla.

Mientras, se quitaba las bragas y las ponía en el salpicadero.

--- Mire que bonitas son, ahora si noto el sol dándome en el coño.

--- Si que está abierto, con el clítoris brillante, el sol lo ilumina bien.

--- Pues aproveche el sol y mírelo bien, dijo abriendo del todo las piernas.

--- Mire mi polla, también la alumbra el sol.

--- Preciosa, parece una vela con el capullo brillando, la tiene muy dura?

--- Pues bastante, aunque dentro de un coño lo estaría más.

--- Sabe una cosa? me gustaría que fuera el mío el que la tuviera dentro.

--- Y a mí también, me gustaría acariciar sus labios.

--- Acerque la mano, ahora no tiene que cambiar las marchas.

Giré la mano y me la llevó a su coño que ya estaba húmedo y me pasó por todos los labios, cogió dos dedos y los separó de los otros y se los metió dentro de la vagina.

--- Sus dedos me gustan, pero me gustaría más su polla, la podría coger?

--- No sé si llegará, acérquese por bajo de mi brazo, soltaré esta mano del volante.

Se levantó del pasillo y pasando por bajo de mi brazo se agacho bajo el volante y cogiendo mi polla se la metió en la boca, la chupaba con avaricia, mientras yo pasaba la mano bajo la falda y le metía dos dedos en la vagina y el otro en el clítoris, ya estaba muy excitada, pues me mojaba la mano cuando la pasé por el culo redondo y rodeando le ano le metí solo una falange, hizo un movimiento rechazándolo pero como estaba tan mojado lo metí otra falange, ya no se quejó y cuando le metí los dos dedos ya solo movía el culo para que se los metiera más hondos, estando en esta postura tan complicada pronto se sacudió en una convulsión y se corrió, no pudo ni suspirar pues en ese momento le llenaba la boca de leche, cuando se levantó tenía la cara sofocada, el culo y el coño también.

Me dijo que en Portugal seguiríamos la ruta.

Pero primero paramos a comer, fue en las afueras de Trujillo, era un restaurante de carretera muy grande, había muchos coches y camiones aparcados, lo dejé en un claro del parking, cuando abrí las puertas bajaron todas las mujeres como en tromba, fueron las unas a coger sitio en las mesas y las que más al servicio, cuando estuvieron todas sentadas y había empezado el servicio, pasé al lado de Encarnita y le dije en voz baja…

--- Si quieres un aperitivo, te espero en el bus.

Me miró y asintió, ya había mirado al parking y había visto que dos camiones con remolque habían aparcado a los lados del bus, subí y esperé en el último asiento después de haber corrido las cortinillas, no había pasado un cuarto de hora cuando tocaron con los nudillos en el cristal.

Abrí la puerta lateral, vi bajo de mí a Encarnita con la cara sonriente, le ayudé a subir y cerré la puerta tras ella, nos sentamos en el asiento y como ya hacía calor me bajé los pantalones, como ya no llevaba el slip mi polla saltó casi dura del todo, Encarnita tampoco tardó en quedarse desnuda, pues tampoco se había puesto la ropa interior, le pedí que primero me dejara comerle el coño, no la pareció mal la idea, se tumbó sobre el asiento con las piernas abiertas, mi boca no tardó en adaptarse al coño de la mujer, la lengua abrió sus labios y al momento se llenó de flujos, el clítoris estaba duro y sobresalía provocador entre los labios mayores mientras los menores se abrían en la entrada de la vagina mojada, estaba muy caliente y con el culo se escurrió al canto del asiento y me dijo…

--- Por favor, no puedo aguantar más, métemela ya, no esperes, la quiero dentro toda.

No lo dudé, el tiempo apremiaba y había que comer, por lo que le metí la polla directamente hasta dentro, no me entretuve en preámbulos y estuve metiéndola y sacándola rápidamente, de vez en cuando le levantaba las piernas y se la metía desde arriba, tenía sus nalgas a la vista y el coño en primer plano, no pare de meterla cuando se corrió gritando y seguí hasta que me iba a correr yo, la saqué justo un segundo antes de correrme, la puse entre sus labios y descargue sobre su pubis aunque algún chorro le mojaron las tetas, al principio pareció desilusionada por no haberme corrido dentro, pero me mojé el dedo con saliva y se lo metí en el culo y le dije…

--- Me estoy reservando para esto.

Se encogió, pero después vi como se abría y cerraba el agujero marrón y arrugado.

Nos vestimos y entramos en el restaurante separadamente cuando estaban aún por el segundo plato, me senté en mi mesa, pedí un plato combinado que me sentó como un manjar.

He tenido más corridas que kilómetros en mi carrera.(5)

Cuando llegamos a Lisboa, en el hotel, me preocupé en repartir los equipajes y en aparcar el bus, cuando llegué ya tenía la habitación asignada, Encarnita había tenido la precaución de no ponerla lejos de las suya aunque ella compartiría la suya con otra señora.

Cenamos en el comedor y al poco rato nos fuimos a dormir, estábamos cansados del viaje de muchas horas, yo con dos corridas extras.

La mañana siguiente la dedicamos a hacer una ruta con una guía contratada y la tarde la tuvieron libre, por la noche como hacían baile en el salón estuvieron bailando entre ellas y con los huéspedes de otro grupo, yo me senté en un rincón y me bebí dos cuba libres, alguna mujer más atrevida me sacaba a bailar pero yo prefería la compañía del ron. Estuve observando a las mujeres y me llamó poderosamente la atención la señora que vi al embarcarlas y que se distinguía por su porte elegante y sus vestidos de calidad, muy enjoyada y peinada, estaba sentada sola y tenía un montón de fotos que había sacado del bolso, las miraba una y otra vez. Me intrigó mucho pero no sabía cómo informarme de ella, por lo que a la siguiente mujer que me preguntó si no bailaba, salté para salir a la pista, era muy parlanchina y se arrimaba más de lo normal, me contó que había venido con su hermana y Bla. Bla. Bla. Sin ningún interés le pregunté por la señora enjoyada y me contó rápidamente un extracto de su vida. Era la señora más repipi del pueblo, su marido había sido diplomático y era del pueblo, pero había muerto hacía ya unos meses, habían viajado por muchos países y tenían la casa más grande del pueblo.

Cuando pude deje la pista,  me senté en la mesa de al lado de la señora, pedí otro ron con cola, y al caérsele una carta al suelo, galantemente la recogí y se la devolví, me sonrió y me dijo que eran recuerdos, ya me dio pié para hablar con ella y pidiéndole permiso me senté en su mesa, me contó que su marido había sido agregado comercial de varios consulados de hispano América y habían vivido en muchos países hasta que se jubiló pero a los pocos años, murió, Ella era bastante más joven que él y ahora su único consuelo era remirar las fotos de recuerdos.

La música se paró y las señoras se quedaron un poco desilusionadas, entonces apareció Encarnita y les informó que podrían ir a ver un espectáculo de audición de fados, era un buen espectáculo de música típica de Portugal, por lo que se apuntaron casi todas, llamaron a varios taxis y se fueron dispuestas a seguir la noche. La señora se quedó, se presentó, se llamaba Cecilia y físicamente se conservaba bastante bien, no tendría aún los 60 años pero parecía mayor por todas la joyas y collares que llevaba. Seguimos hablando y me enseño todas las fotos, explicándome cada una de ellas, me dijo que tenía otro bolso en su habitación con más y le gustaría enseñármelas, yo no sabía cómo huir, pero me acorralaba por todos lados, no encontré más excusas y la tuve que acompañar, su habitación estaba cerca de la mía y el entrar vi colgada unas prendas que me resultaban familiares, le pregunté y efectivamente eran de Encarnita, era su compañera de habitación.

Se sentó en la cama y extendió un montón de fotos sobre la sabana y empezó a enseñármelas toda exaltada. Yo miraba a todas partes y al reloj, era muy temprano para despedirse y aguanté, se quitó los zapatos y se sentó dentro de la cama cruzando las piernas, cuando vio una foto empezó a reírse y se carcajeaba tanto que se cayó hacia atrás, quedando las piernas hacia arriba con la falda ancha subida hasta la cintura, no sé si se daría cuenta pero no se la bajó, se le veían las bragas blancas, me dijo que la mirara, me tuve que tumbar a su lado para verla, me explicó que estaba tomada en Costa Rica, estaba con su marido y un chico negro fornido a su lado, ella estaba cogida del brazo del joven que le llevaba un palmo más alto. Me contó que era Faustino, un joven que conoció en el consulado y que la acompañaba a todos lados, le enseñaba los lugares más bonitos y secretos de la región.

 Se puso con los ojos cerrados a recordar, la foto en su mano sobre su pecho, empezó a hablar…

--- Fue una de las mejores épocas de mi vida, mi marido estaba demasiado ocupado en el consulado, Faustino era un chico fuerte, guapo, simpático y muy cariñoso, como yo me aburría siempre en el hotel, mi marido me propuso que si quería, Faustino me acompañaría por los sitios más bonitos de la región, fuera de los circuitos turísticos, al principio yo iba tensa, no conocía de nada al chico, pero pronto como era tan amable, me encantó ir con él, salíamos todos los días, pero hubo uno especial, me llevó a una playa, era de arena blanca finísima con el agua azul turquesa y con la vegetación llegando a la orilla, estaba desierta, solo iban allí los pescadores por la mañana temprano, me preguntó si me gustaría bañarme, yo claro, le dije que sí, pero me di cuenta que no era posible, no tenía bañador, pero él riéndose descarado me dijo que en esta playa nadie llevaba bañador y se quitó los pantalones y la camisa y se lanzo al agua con slip,

Me puse roja, pero cuando vi que no había nadie a la vista me quité el vestido, con sujetador y bragas me fui corriendo tras él, estaba ya nadando vigorosamente entre las olas suaves, yo me dirigí hacia él, me cogió en alto para que viera el agua tan azul a mi alrededor, al bajarme me escurrí entre sus brazos, noté sus músculos y lo fuerte que era, me sofoqué y le dije que me salía, el se quedó serio creyendo que me había enfadado, me siguió, cuando yo estaba llegando a la arena, el estaba detrás con el agua por las rodillas, al verlo me quedé impresionada, se le notaba una polla bajo el slip que casi se le salía, la tenía curvada, forzando la tela, por lo que al ir andando se le salió por el camal y se la vi, la tenía de más de 20 cm. blanda y era negra como él o más,  el glande estaba al descubierto pues estaba operado de fimosis, era mucho más claro que el tronco, me quedé de rodillas hipnotizada por la visión, por lo que cuando llegó a mi altura sin darme cuenta le cogí la polla y me la metí en la boca, el se quedó petrificado pero yo le bajé el calzoncillo hasta los tobillos y metiéndole la mano bajo los huevos lo atraje hacia mí, la polla no me cabía en la boca por lo que la cogía con las dos manos, Faustino se fue agachando, yo sin soltarla me tumbé en la arena blanca, según me tumbaba me solté el sujetador mojado y me quité las bragas, me chorreaban los muslos y no era de agua, el chico me pasó las manos por mis tetas blancas, se notaban más lo blancas que eran, el pezón era lo único que no desentonaba entre sus dedos, me puse debajo de él, su sombra me cubría del sol, lo veía tan guapo, con unos dientes tan blancos y unos ojos tan negros que separé las piernas, le cogí de la cintura y lo dirigí a mi coño, nunca había tenido ni una polla negra dentro, ni una polla tan grande y tan gorda abriéndome los labios de mi coño, cuando me iba entrando su verga notaba como la brisa del mar me refrescaba el clítoris y aún se me ponía más duro, cuando sus pelos rizados se enredaron en los míos me pareció que me faltaba más polla, y eso que tenía dentro 25 cm. de carne dura y caliente, me estuvo metiendo la polla un rato, pero a mí me gustaba mandar y me subí arriba de él, así me metía la cantidad que quería y me frotaba donde más gusto me daba, dominaba mis orgasmos, tuve tres casi seguidos y cuando note que el chico se iba a correr me salí y me puse con las tetas sobre su polla tumbada, su leche me lleno el pecho y entre mi canalillo me llegó un chorro a la cara, después sin mirarlo, me levante y volví al agua, el coño me escocía con el agua salada pero estaba pletórica, hasta que no me llegó el agua al cuello no me quité la leche de Faustino que llevaba pegada a mis tetas, cuando me volví, el chico estaba justo detrás de mí, me había seguido, me abrazó en el agua, nos besamos y me levanto como una pluma, rodee su cintura con mis pierna y me dejé caer, quedé sentada sobre sus huevos, me movía al ritmo de las olas y pronto me corrí, solo un segundo antes de que lo hiciera el dentro de mí, el calor me inundo las entrañas y solo cuando la sacó, vi el reguero de leche que salía de mi coño y subía a la superficie, cuando salimos cogidos de la mano, sabía que ya no me iba a aburrir en Costa Rica.

Cecilia cuando terminó, abrió los ojos y me miró, yo me había bajado los pantalones y me estaba meneando la polla, me había excitado tanto con la historia que casi la había vivido.

Cecilia me quitó la mano de mi polla y la cogió fuertemente, siguió moviéndola mientras me cogía la mano, se la metió entre sus piernas, bajo las bragas y me pegó los dedos a su melena rizada, se abrió el vestido y se sacó las tetas encima del sujetador y me las ofreció para que se las comiera, no tenía nada mal las tetas, como me había contado sus pezones eran negros y contrastaban con la blancura de su cutis, me quité la ropa y ella hizo lo mismo, cuando mi polla estaba durísima, se volvió de espaldas a mí y levantando una pierna se metió mi polla en el coño por detrás, cerró las piernas y se balanceó metiéndose lentamente la verga dentro, mis manos abrazaban sus pechos.

Cecilia se volvió hacia la foto del negro y mirándola me siguió contando…

Aaaah!  Faustino, era un chico estupendo, me apreciaba mucho y yo a él, solo quería que me sintiera bien, sabía que mi estancia allí no era definitiva y que en cualquier momento podían trasladar a mi marido, por eso cuando Faustino me dijo que tenía un regalo para mí, me encantó, me dijo que iríamos a un lugar especial, por la mañana salimos en su coche y cuando llevábamos sobre media hora en la carretera, se metió en un camino cubierto de vegetación, era un paisaje tropical, todo verde, se oían las aves y el aire en las palmeras, en un claro vimos una cabaña con un tejado de paja, estaba muy bien cuidada, con flores por todas partes, bajamos y salió un joven de la cabaña, Faustino me lo presentó, se llamaba Mario, y era su primo, mientras íbamos hacia la cabaña me contó que su primo había venido hacía poco con sus padres desde el Gabón, su piel era de un negro total, casi azulada, aunque no era tan guapo como Faustino tenía una cara agradable, al entrar a la cabaña vi unos pocos mueble y cuando mi vista se acostumbró a la oscuridad distinguí una cama en el centro de la estancia de un tamaño inmenso, podían dormir varias personas, me explicó que en su pueblo se usaban así, Faustino me dijo que ya que no tenía dinero para regalarme nada quería ofrecerme un rato de felicidad, por lo que quería que estuviera con los dos.

Faustino no lo sabía, pero siempre había tenido la fantasía de estar con dos hombres a la vez y en este momento se me ofrecía, me abracé al cuello de Faustino y le di un beso en la boca, su primo subió a la cama y se desnudó, era totalmente negro, a su lado Faustino parecía mestizo, su pelo era rizado al máximo y la piel negra azabache, solo las palmas de las manos y los pies eran más claros, luego vi que su glande era rojo oscuro, su polla era más corta que la de su primo pero más gorda. Me invito a subir, Faustino me ayudó, cuando estuve de pié Faustino se desnudó y entre los dos me fueron quitando prenda a prenda hasta que me quedé tan desnuda como ellos. Mientras Faustino me besaba en la boca me acariciaba los muslos y en culo, la polla se apoyaba en mi sexo, Mario por su parte me apretaba su polla contra mi culo, a la vez que me tenía cogidas las dos tetas con sus manos por debajo de mis brazos, noté que la polla de Faustino me rozaba los labios por delante hasta llegar los labios de la vagina, por su parte Mario tenía la suya entre mis nalgas y llegaba a los labios de la vagina por detrás, sus glandes se empujaban uno contra otro, yo sentía como si estuviera subida en un pasamanos de escalera, cuando Mario me puso los pezones como dados de poker, Faustino me acariciaba con su mano el clítoris que se paseaba a lo largo de una polla u otra. Faustino que era más alto se tumbó sobre la cama y me acosté sobre él, mis pechos se apoyaron sobre el suyo aunque se desparramaban a los lados con los pezones duros, me deslicé sobre su polla caliente hasta que encontré su cabeza y abriendo las piernas me fui metiendo la verga dentro de mi vagina, Mario por su parte, me estaba aplicando una crema que había traído de su tierra, que además de suavizar daba mucho calor, me separo las nalgas y unto mi ano, yo no notaba bien que me pasaba en mi zona baja, pues la polla de Faustino ocupaba toda mi atención, pero cuando sentí la polla húmeda de liquido pre seminal de Mario apuntando a mi culo, sentí que me llenaba de felicidad, fue un momento glorioso, dos pollas negras impresionantes me estaban llenando el cuerpo de placer, la crema obraba maravillas, no sentí ninguna molestia, solo un calor intenso y una sensación de roce continuo en mi recto hasta que las dos pollas de tocaron dentro de mí y se movieron al unísono, mi cuerpo seguía el ritmo que me marcaban los dos muchachos más que primos parecían gemelos, los dos me daban el mismo placer, incluso cuando después de llegarme dos orgasmos que casi me hicieron salirme de sus pollas, los dos a la vez de corrieron, llenando mis agujeros de semen espeso, blanco y caliente, yo creí haber llegado a la gloria, no sentía las piernas ni los brazos, solo que salían de mí y me daban la vuelta, Faustino no se movió solo que fue Mario quien me puso de espaldas sobre su primo, este me sostuvo para que no me ladeara sosteniéndome las tetas con las manos, a la vez que Mario levantaba mis piernas sobre sus hombros y cogiéndole la polla a su primo que estaba entre mis nalgas, la apuntó a mi culo, solo hizo falta un leve estirón de las tetas hacia abajo y su polla entro sin dificultas en mi culo, cuando Mario comprobó que estaba clavada, se agachó sobre mi coño, lo lamió hasta hacerme gemir, como herida de muerte y poniéndose de rodillas frente a mi me metió de un golpe certero su polla en mi coño, cuando uno tiraba de mi hacia abajo, otro lo hacía para arriba con lo cual sentía una follada continua, no pude contar los orgasmo que tuve o si fue uno continuado, lo cierto es que los chicos no dejaron de bombearme hasta llenarme por segunda vez de leche. No me repuse en varios días, pero nunca olvidaré el regalo de Faustino y…  su primo Mario.

Cecilia estaba hablando y mirando a la lejanía mientras me apretaba su culo contra mí y lo sacaba, con lo cual mi polla se movía dentro de su vagina mojada con toda suavidad, al terminar sus recuerdos se puso en posición fetal cogiéndose las piernas con los brazos y me dijo…

--- Fóllame tú ahora, quiero que tu polla me recuerde la de Faustino y la de Mario a la vez, cuando quieras me metes la polla en el culo, ahora están los dos a tu disposición, si quieres llamarme puta o lo que quieras lo haces, pero clávamela toda, pero te pido por favor que te corras en mi coño, es donde más me recuerda el primer baño en el Caribe.

Yo empecé a acoplarme poniéndola en mi regazo, solo mi polla estaba pegada a ella, mis manos en sus tetas por detrás y le iba alternando la verga en cada agujero, Cecilia solo suspiraba cuando notaba el cambio pero hacía todo lo posible por tener los labios y las nalgas abiertas. De vez en cuando notaba la llegada de un orgasmo cuando susurraba el nombre de Faustino o Mario, cuando aceleré yo, le concedí su deseo y me corrí en su coño, nos quedamos acurrucados los dos hasta que mi polla salió seguida de un hilo de semen de su vagina y después de recoger las fotos, la dejé acostada en su cama y me fui sin hacer ruido, se había quedado durmiendo como un bebé.

Al poco rato oí por los pasillos el murmullo de las mujeres, deseándose buenas noches al entrar sus habitaciones, y me dormí.

Al día siguiente Cecilia, se sentó a desayunar cerca de mí y solo me hizo un saludo con un asentimiento con la cabeza, lo tomé como un halago.

El día lo ocupamos bastante, hicimos una excursión a Sintra, una zona bellísima llena de palacios, Cascais un pueblo pesquero y lleno de restaurantes y Estoril una urbanización inmensa de palacetes burgueses, con su Casino y su circuito de carreras. Por la noche, casi todas se fueron a descansar, Encarnita estaba agotada de llevar el grupo por todos los lados procurando que no se le perdiera nadie, pero yo preferí bajar al bar y después del segundo ron con cola, me sacó a bailar la señora informadora del día anterior, quería yo sacarle más información, pero no me dejó hablar, solo hablaba ella, me dijo que estaba con su hermana, más joven que ella, sobre los 38 años y señalándome con la barbilla me indicó quien era, estaba en su mesa, sentada con las manos en su regazo, la cabeza baja y ausente, me dijo que se había empeñado en traerla para que se distrajera, desde joven estaba triste, porque se enamoró perdidamente de un chico del pueblo, ella soñaba que ya era su novio, pero llegó una chica forastera y se casó con ella en unos meses, desde entonces se le había metido en la cabeza hacerse monja.

La verdad es que la chica habría estado guapa si se hubiese arreglado un poco y vestido con más alegría, pero iba como las novicias, con un semi hábito gris oscuro que le daba un aspecto tétrico.

Le dije a la señora parlanchina que lo lamentaba mucho, pero ella quería pedirme un favor, había notado que tenía mucha mano con las mujeres, de paso como un chantaje me confeso, diciéndome al oído que había estado viendo como Encarnita me comía la polla en la autopista y yo le hacía correrse con el dedo en el coño, además me lo dijo con estas mismas palabras, como indicándome que iba en serio, había urdido que yo “convenciera” a su hermana de los placeres terrenos que aún no había probado y le quitara de la cabeza de una vez el tema monjil, por supuesto me negué en redondo pero bailando como estábamos me cogió la polla y me siguió diciendo…

--- No se preocupe que no estará solo, yo también estaré con ella, por lo que tendrá doble premio, yo también quiero esto, lo dijo apretándome un poco la polla.

--- Pero como quiere que la convenza?

--- Pues imagine por un momento que está en nuestra habitación y nos seduce a las dos, yo estaré asustada pero le seguiré el juego y me seducirá enseguida y le aconsejaré a ella que pruebe su polla y usted termina la faena desvirgándola con mucha delicadeza para que sienta solo placer y desee volver a meterse una polla en vez de un cirio. Que le parece?

--- Pues me parece mal, esto no puede salir bien.

--- Seguro que sí, mire lo que está en juego.

Según íbamos bailando cogió mi mano y la puso sobre su teta que estrujó contra mí, a la vez que me apretaba su pubis contra mi bragueta.

--- Además se nota que le gusta su trabajo, o no lo quiere conservar?

Me tenía cogido por los cojones, y aunque no quería reconocerlo, la novicia estaba muy buena y su hermana… bueno… era un incentivo extra.

Cuando entraron en su habitación, yo pasé por la puerta y les pregunté algo, me quisieron explicar algo y entre dentro, me invitaron a un trago del minibar y con un empujón me echaron la bebida sobre el pantalón, con mucha pena me frotaron la bragueta con la mano para que se fuera la mancha y cuando notó que la polla respondía me dijo que me debía quitar el pantalón para secármelo con el secador, lo hice y me quedé con el boxer solo, la polla se marcaba a lo largo del camal y se quitó la blusa, pues hacía calor con el secador, los tirantes del sujetador se soltaron de tanto mover el pantalón en el aire y se le salió una teta con el movimiento, la hermana nos observaba callada y expectante, cuando la segunda teta quedó al aire, yo ya no pude fingir y se las cogí y las besé y lamí para que su hermana viera como me crecían los pezones en la boca, la chica se removía en el sillón y se pasaba las manos entre los muslos, su hermana ya se dejaba chupar las tetas descaradamente, suspirando y gimiendo fogosamente, me cogió la polla y bajando el bóxer, la sacó frente a su hermana, estaba nerviosa y no dejaba de cambiar de postura en el sillón,  se despasó dos botones del “hábito” que llevaba y se secaba el cuello con un pañuelo, se cogió el borde de la falda larga y haciendo de abanico la aventó para que le entrara aire fresco a las piernas, su hermana mayor, ya había cogido mi polla y me la estaba comiendo, la monja no quería mirar y se volvía de reojo, la hermana le dijo que le bajara la cremallera de la falda porque no podía con las manos ocupadas, su hermana alargó las manos desde lejos y quiso soltar la falda pero como no podía le dijo que sostuviera mi polla mientras se bajaba la falda, con mucho apuro lo hizo, me cogió la polla con las dos manos, yo empujaba de delante a atrás haciendo como si me la estuviera meneando ella, notaba por primera vez como palpitaba una polla llena de sangre y como brillaba el glande a escasos centímetros de su cara, le hermana mojó el dedo con liquido pre seminal de mi polla y lo pasó por los labios de su hermana que estaba como hipnotizada viendo el glande acercarse y oliendo a sexo de macho, su hermana la cogía del hombro y la acercaba a mi polla hasta que estaba a menos de un centímetro, su hermana pasó las manos bajo los brazos de su hermana monjil y le terminó de despasar los botones, el sujetador que se vio daba pena, parecía de los 40, pero las tetas que escondía eran del día, cogió mi mano y la metió en el escote de su hermanita y levantando el sujetador dejó salir una teta sobre la palma de mi mano, el pezón se arrugó con rapidez y se hizo duro y punzante, la respiración era agitada y tenía los ojos cerrados, su hermana iba levantando lentamente la falda hasta que aparecían los muslos blancos con unos calcetines altos, cuando veía que ya no movía las manos, le soltó una y la puso bajo mis huevos, estos se arrugaron y se pusieron duros y pegados contra la polla, los labios de la chica estaban entreabiertos temblorosos y su hermana le acariciaba el pelo mientras le acercaba lentamente la boca contra mi glande brillante y rojo, en un momento yo empuje apenas y roce la polla con sus labios secos y sentí su aliento tibio y agitado, al notarme, solo abrió los labios un poco mas y la punta de su lengua apareció lo suficiente para rozar el glande y lamerlo para saborearlo, fue la chispa que faltaba, abrió la boca y pasó la lengua alrededor de la polla y escondiendo los dientes se metió el glande entero, mis manos cogieron las dos tetas a la vez y la tumbaron en la cama, su hermana como pudo le fue sacando el vestido y la enagua y quedó en bragas de algodón, solo hizo mención de quitarlas y ella levanto el culo para facilitar la maniobra, yo quería cogerle el coño pero ella estaba aferrada a la polla por lo que fue su hermana quien le separó las piernas y me enseñó el coño peludo que le cubría hasta las ingles, seguro que no se había depilado nunca, se extendían entre los labios hasta llegar a cubrir el culo entre sus nalgas, por fin pude acercar la mano al coño de la chica y metí la mano en la maraña de pelos hasta encontrar sus labios mojados con un clítoris duro, sin más se volvió hacia mí y me dijo…

--- Ya no puedo más, fóllame, la quiero dentro y quiero correrme como se corre mi hermana, pero te quiero notar llenándome de leche.

Le complací con mucho gusto, y por partida doble, cuando salí de la habitación estaban abrazadas las dos hermanas. Al día siguiente la más joven iba vestida con la ropa que le había dejado su hermana.

El día siguiente fue libre para ver la ciudad, se hicieron grupos que según sus gustos iban de compras o visitas a monumentos, como siempre después de cenar me reuní con mis cuba libres de despedida, pues al día siguiente volvíamos hacia casa. Después de hacerme tres tubos de ron, me fui a mi habitación, apenas entré cuando me tocaron en la puerta unos nudillos suaves, abrí con precaución, estaba la cara de Encarnita un poco enfadada, la dejé entrar y me dijo que si me había aburrido en la estancia, le dije que no, claro que no, se sentó en la cama, me dijo que había esperado que nos viéramos más estos días, yo le dije que había sido muy competente y todas estaban muy contentas de ella.

--- Pero yo quería tenerte todas las noches en mi cama, no he podido evitar tener que compartir la habitación con la excéntrica de la señora Cecilia, creo que está loca.

--- No creo, lo que está es muy sola y con lo que ha vivido se pasa el día recordando.

--- Yo también recuerdo la mamada que te di en el autobús, aun me relamo de lo bueno que estaba tu semen.

--- Pues eso se puede repetir, nada como una cama para follar, levántate que te voy a quitar la ropa.

--- No hace falta, mira lo que no llevo bajo el batín.

Efectivamente abrió la bata y la dejó caer al suelo.

Sus tetas estaban ya brillante de duras y los pezones en punta, su pubis estaba reluciente y se sus labios rezumaba humedad, me abrazó y me fue quitando la camisa y los pantalones, se abrazó a mí y se fue escurriendo abrazada por mi cuerpo hasta quedar arrodillada, al pasar su cara rozando mi polla dentro de las bóxer, sacó la lengua y lamió la tela, solo tardo un segundo para asomar la cabeza por encima de la goma de la cintura, sus manos bajaron hasta el suelo el calzoncillo y mi polla salió despedida hacia delante, la besó en el tronco y fue lamiendo hasta que cubrió el glande de saliva, luego se dedicó a los huevos que lamió desde las ingles hasta el nacimiento de mi culo, cuando vio que ya estaba lo suficientemente duro para metérsela, se tumbo en la cama y cogiéndose de los tobillos levanto las piernas poniéndolas en V, me ofrecía todo su coño abierto, lo que no sé si se dio cuenta que también me ofrecía su culo y estaba tan apetitoso como su coño, habría que tratarlo con más cuidado pero se la metería igual, cuando me arrodille entre sus piernas esperaba una comida de coño bestial, pero preferí darle a conocer mis intenciones y le separé más las nalgas besándole el culo, sacando la lengua le metí la punta, en principio se encogió, pero la convencí lamiendo su coño de abajo arriba hasta llegar al clítoris que me estaba esperando, cuando ya lo tenía excitado, volví al culo, ya me recibía más confiada, al primer dedo le siguió el segundo incluso un tercero, las piernas en V se abrieron aún más y cuando me abracé a las piernas las junté como una Y, poniéndole la punta de la polla delante el culo la fui presionando, no entraba lo bastante y se quejaba, cuando se quejaba demasiado, la sacaba y la pasaba a lo largo de sus labios hasta calmarla, después seguía insistiendo, no quería dar facilidades por lo que le separé las piernas otra vez en V, le dije que se las sujetara de las corvas de las rodillas  así se levantaba mucho el culo y estaba justo frente a mi polla, no tardo en decir ah! cuando ya tenía el glande dentro y seguía entrando el resto, cuando se convenció que el placer era más que el dolor se relajó, fue cuando empezó a gozar de la polla, sus movimientos eran lentos y sus nalgas absorbían el tronco hasta hacerlo desaparecer, cuando empezó a sentir el primer orgasmo le acaricié el clítoris con dos dedos hasta hacerla saltar, hasta sujetarse solo con la cabeza en la cama y mi polla, al segundo orgasmo sus piernas estaban más abiertas que las bailarinas y mi pubis se pegaba al suyo, cuando me vino a mí la eyaculación, la saque y salieron los chorros hasta salpicar sus tetas separadas sobre ella.

Aquella noche estuvimos en mi habitación hasta el amanecer, se la metí varias veces y me montó lo que quiso marcando ella el ritmo, cuando sonó el teléfono diciéndome que eran la 6.30 h. aún la tenía dentro de su coño en un polvo mañanero, fue colgar y correrme dentro de ella.

Mientras desayunaban tranquilamente me duché y después de unas tostadas y café fui a por el bus y lo aparque en la puerta del hotel, no tardaríamos en estar en casa.

Continuará.

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