Son las ocho de la tarde por lo que salgo del trabajo y tú estás ahí, esperándome como todos los días. Me alegro de verte, corro como puedo hacia el coche, ya que los tacones no me dejan correr mejor. Por mucho que he hecho por no mojarme, llego empapada.
Entro en el coche y te doy un beso. Tú quieres más, pero te paro y te digo que esperes a llegar a casa. La lluvia ha dejado al descubierto mi sujetador de encaje negro bajo la blanca camisa.
Tú me miras y me devoras con la mirada, mientras yo hago como si nada. Poco a poco veo como te aumenta un bulto en el pantalón. Me encanta sentir como te tengo en mi poder. Por eso quiero hacerte sufrir un poco mas, y por tu reacción veo que lo consigo. Me subo mi falda negra y te enseño un poco de mi tanga negro que llevo debajo. Tu bulto se vuelve descomunal.
Pero yo no quiero ceder, no soy esa niña buena que todos esperan. Me acerco a tu entrepierna y te abro la cremallera, te la acaricio por encima del boxer. Tú me pides que haga algo para que no crezca más, que haga que te corras. Pero yo no quiero eso, quiero que tu calentura llegue hasta la casa.
Nos pilla un gran atasco de camino a casa, por lo que, me agacho y le doy un beso a tu gran bulto, tiene que durar hasta que lleguemos a casa.
CONTINUARÁ...
Este es mi primer relato, espero lo tengan en cuenta cuando comenten.