Nuevos relatos publicados: 13

Los 5 minutos más largos de mi vida (4) Una noche muy larga

  • 7
  • 30.751
  • 8,95 (21 Val.)
  • 0

Me tienes totalmente inmovilizada, cada centímetro de mi cuerpo esta a tu entera merced. Te pones a mi lado y me dices que para que todo empiece debo de estar bien limpia. No comprendo a lo que te refieres, pero el tanga me impide hacerte cualquier pregunta. Sostienes una pequeña caja en las manos, la cual abres y sacas una pequeña cápsula. Para mi sorpresa la caja me es reconocida, es una pequeña caja que contiene supositorios que se encontraba en armario del cuarto de baño, así que eso es lo que andabas buscando allí.

Vas directo a mi ano y me insertas el supositorio, metes un poco el dedo hasta que te aseguras que el supositorio está bien adentro y no va a salir. Intento resistirme y forcejear, pero sin éxito alguno, tus ataduras me lo impiden. Mientras que la cápsula hace su trabajo por mis entrañas te entretienes con mis pechos, aprietas y pellizcas mis pezones hasta que estos se ponen duros como dos piñones.

Los retortijones y el exceso de saliva me avisan de que el supositorio está a punto de finalizar su trabajo. Acacho la cabeza y te suplico con la mirada que me sueltes, en parte parece que me entiendes. Sacas dos pinzas unidas por una pequeña cadenita, pasas tu lengua por mi pezón izquierdo y me colocas una de las pinzas, acto seguido haces lo mismo con el pezón derecho. Las pinzas provocan que se me escapen un par de lagrimas, tu las asocias a que no puedo aguantar más lo que llevo en mis entrañas.

Sales de debajo de mí y colocas unos plásticos entre mis piernas, impidiendo a la misma vez que se pueda manchar la cama. Te niego con la cabeza, ni muerta voy a hacer mis necesidades a cuatro patas encima de un trozo de plástico, seria perder todo mi orgullo. Tú te sientas en la cama y me dices que tienes todo el tiempo del mundo, que no tienes prisa. Mi cara te expresa que no voy a poder aguantar mucho.

Tres minutos después mi orgullo es derrotado, mis entrañas han ganado la batalla. Coges unas toallas húmedas y limpias allí donde mi piel ha resultado manchada. Retiras los plásticos con el mas sumo cuidado, procurando no manchar nada.

Cuando vuelves a la habitación, empiezas acariciarme la curvatura de mi espalda. Mientras lo haces me cuentas un secreto. Un secreto que de haberlo sabido antes, yo no te hubiera provocado de aquella manera en el coche. Me cuentas que estas obsesionado con mi culo desde que nos conocimos, que te encantaría meter tu polla por mi estrecho ano, virgen todavía. Que estabas buscando la manera de pedírmelo, que incluso habías ido a un Sex Shop para buscar algún juguete, algo que te ayudara a convencerme (tu sabes que tengo varios juguetes sexuales, aunque todos ellos vaginales). Concluyes diciéndome que ya no hace falta pedírmelo, que cada centímetro de todo mi cuerpo, incluido mi ano está ahora en tu poder.

Una vocecita en mi mente me dice que he sido tonta, que me gusta ir calentando, que eso me pasa por no chuparle la polla cuando me lo pidió. Una sensación de frio en mi ano me despierta de mi ensoñación. Estas lubricando mi ano, introduces un dedo que entra con facilidad. Metes un segundo dedo que entra con un poco de dificultad, pero tú no cesas en tu empeño. Continúas metiendo mas dedos hasta que notas que cuatro dedos entran con total facilidad, te ha llevado tu tiempo pero todo trabajo da sus frutos.

Lubricas el plug anal, pones la punta en mi ano y lo vas introduciendo poco a poco por mi esfínter. Ves como mi espalda se arquea, pero prosigues hasta que el plug queda totalmente encajado en su sitio. Siento mi ano hinchado y ardiendo, pataleo como puedo intentando llamar tu atención, parece que lo consigo. Te me acercas y sacas el tanga empapado de saliva con restos de carmín de mi boca. Me preguntas si me está gustando, mi respuesta es rotunda "No". Intento chantajearte, diciéndote que si lo que quieres que te haga es una mamada que te la hago si me quitas el plug anal. Tu respuesta es de lo más sincera "Me has dado lo que más quiero, tu culo, y pienso disfrutarlo toda la noche". Introduces de nuevo el tanga en mi boca y te vas a contemplar tu obra maestra.

Giras varias veces el plug, quieres que mi ano se abra todo lo posible. Te percatas de que mis labios vaginales están brillantes, han estado segregando jugos desde que llegamos a casa. Me introduces un par de dedos y compruebas lo que ya sospechabas, que estoy caliente como una perra.

No esperas más y te desabrochas el pantalón, sacas tu polla aun erecta por encima de tu bóxer. Haces que tu polla roce mis labios vaginales sin llegar a introducirla, quieres que suplique que me la metas, que me llenes mis dos agujeros más íntimos. La mordaza me impide decirte nada, pero la lujuria y el placer de mi cuerpo te hacen ver lo que quiero.

Mis caderas se mueven al mismo compás que tu polla, buscan la manera de introducir tu polla dentro. Continuas haciendo lo mismo unos minutos más, disfrutando de la cantidad de babas que resbalan por mi barbilla y de cómo aumenta mi respiración. Por fin te decides e introduces tu polla en mi vagina, lo haces de una embestida, tu amabilidad ha quedado fuera de lugar. Continuas follándome de manera dura y salvaje, una de tus manos sujetan el plug anal para que no se salga de tanto traqueteo.

Cuando estas a punto de correrte paras en redondo, tu intención no es correrte en mi coño. Esta noche tienes un sitio mejor donde descargar tu leche. Me retiras el plug del ano, donde ha estado insertado durante un buen rato. Donde antes estaba mi estrecho ano ahora hay un agujero negro que no parece tener fondo. Con mi cabeza te suplico que no lo hagas, pero tú haces caso omiso a todo lo que hago. Pones la punta de tu polla en el agujero de mi ano, empiezas empujando poco a poco, sabes que es la primera vez que me dan por el culo.

Una vez ves que mi ano se adapta al tamaño de tu polla empiezas a acelerar el ritmo del mete-saca. Cada movimiento hacen que en mi interior se mezclen varias sensaciones, siento el placer que me provoca tener tu polla llenando mi ano y a la misma vez la sensación de quiero que termines porque me haces daño. Metes tu polla entera en mi ano y la mantienes insertada e inmóvil, hasta que notas como tus huevos explotan y sale de ti todo el semen que ahora inunda mis entrañas.

Me sorprendo cuando noto como sacas tu polla y vuelves a taponarme el ano con el plug. Te diriges hacia mí, me sacas el tanga de la boca y me ofreces tu polla para que la limpie. Mi mirada irradia ira, y me dices muy bajito al oído, "más vale que la limpies bien o tendrás todo el día el plug metido en tu culo". Accedo, al fin y al cabo no me queda otra. Paso la punta de la lengua por la punta de tu polla, poco a poco bajo hasta tu tronco donde mi lengua va dándole lametazos y en un momento de éxtasis o de hambre (ya que no habíamos cenado esa noche) me introduzco toda tu polla en mi boca.

Una vez limpia toda tu polla, cumples tu promesa. Extraes de mi ano el plug y me lo das para que lo limpie, ya que será un juguete al que con el tiempo daremos mucho uso. Mientras lo limpio me percato de que en la parte exterior tiene forma de diamante, detalle que no note cuando lo tenia metido en mi culo, te miro y antes de que pueda preguntarte me respondes "Porque eres mi princesa".

FIN

Gracias por vuestras valoraciones y comentarios. Espero que el final sea de vuestro agrado.

Usare estos personajes en otra historia que se podrá leer de forma seguida o separada, eso lo dejo a vuestra elección. Aunque mi consejo es leerla de forma seguida.

(8,95)