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Sofía, una catrachita siempre mojadita, siempre calientita

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A mis 48 años llevo la cuenta de haberme cogido a 80 hermosas chicas, de las cuales solamente 5 han sido chicas de alquiler.  La primera chica de compañía simplemente fue una curiosidad, las otras pura casualidad y la última por mera necesidad.  Resulta que Laura, una hermosa chica mexicana de alrededor de 34 años, con quien ahogo mis pasiones por los últimos 5 años, se encontraba de luto y había salido del país a los servicios fúnebres de su querida madre, y aunque para el día de mi cumpleaños 48, ya había regresado, no quise llamarla, concientizando que todavía seguía de luto.

Debo aclarar que Laura es una mujer casada, es la esposa de mi jardinero, pero debido a que no es atendida muy bien en la cama, pues desde hace 5 años cada mes se escapa por lo menos dos o tres veces y viene a mi casa o simplemente nos vamos para algún motel.  Aquel día anterior para mi cumpleaños, con la idea que Laura estaba indispuesta, decidí pasar un buen tiempo llamando a una chica de compañía para celebrar mi cumpleaños y de esa manara desahogar esa dieta sexual de las últimas 3 semanas.

No fue muy difícil encontrar a la candidata, pues gracias a la internet después de navegar algunos minutos encuentro a Sofía, una linda catracha en cuyo perfil decía lo siguiente: Sofía, catrachita, siempre mojadita, siempre calientita dispuesta a cumplir todos tus sueños.  21 años de edad, 130 lbs, 92-60-94, para llenarse de placer y llegar a la gloria. $300.00 la hora, $200.00 la media hora.  Después de mirar una media docena de fotos que exhibía en su portal, decidí concertar una cita el siguiente día de mi cumpleaños.

Me contesta una voz sensual y juvenil y me da más detalles de cómo concertar este encuentro.  Le confieso de alguna manera indirecta, que mi apetito sexual es mañanero y ella está dispuesta a atenderme a tempranas horas en su apartamento, pero ambos por cuestiones de seguridad acordamos encontrarnos en un café en un centro comercial, el cual está cerca de donde opera Sofía y también hay algunos hoteles cercanos como otra opción.  Conozco el lugar, y es un área de media clase alta y me tranquiliza, por lo menos no es un lugar de mucho riesgo.  De la breve platica con Sofía me llama la atención su última pregunta: ¿Cuántos años tienes? – Realmente me llama la atención y decido mentir diciendo que precisamente el día que nos encontraremos, estaría cumpliendo 58, me he aumentado 10 años más.  De repente hay un breve silencio y le cuestiono: ¿Hay algún problema con mi edad? – Oigo una juvenil sonrisa y me dice que no es ningún problema y quedamos que nos vemos en el café a las 8:00 a.m.

El siguiente día me levanto temprano, tomo mi baño y me visto con un atuendo deportivo, el cual hará que Sofía me identifique.  A pesar de mis 48 años y la experiencia de haberme cogido a varias hermosas mujeres, siempre me da esa sensación de cosquillas en el estómago cuando ando en estos trotes.  En el camino recordaba las fotos de Sofía, en las cuales se presentaba con diminuta ropa, en las cuales se le podían ver unas tremendas y deliciosas nalgas, y unos pechos que ella describía de talla 40D.  Iba comiendo ansias y estas eran alimentadas por la sequía sexual de las últimas 3 semanas.  Llegué al café unos minutos antes de la 8 de la mañana y le he hecho saber a Sofía que ya me encuentro ahí, a lo cual responde que ella estará en el lugar en tres minutos.

Veo a través de los cristales del café, cuando esta chica de un sencillo y bonito vestido blanco, cuya falda permite ver un par de pulgadas sobre sus rodillas, se baja de un vehículo de lujo todo terreno, lo cual me hace pensar que este negocio realmente le está yendo bien y me he sonreído mientras ella busca la puerta del café.  El lugar está bastante lleno y veo que todas las miradas se vuelcan hacia el trasero de Sofía, quien realmente es atractiva y se ha convertido en el centro de atención.  Me busca con su mirada y me localiza.

Yo debo tener un sobre blanco en cuyo interior he depositado $50.00, pues este tiempo de vernos en el café es un tiempo adicional no incluido en los $300.00 de la hora de su servicio.  Me sonríe, he tomado la vertical, ella toma el sobre y nos saludamos con un beso en la mejía y me ha preguntado: ¿Qué te parezco?  ¿He llenado tus expectativas? – Realmente Sofía se ve más hermosa que en las fotografías de su perfil y se lo he hecho saber.  Ella me da las gracias por mi halago y ella corresponde al igual, diciéndome que yo me veo muy bien para los 58 años que dije tener.  No ponemos de acuerdo y yo debo seguirla a su apartamento el cual está a solamente minutos del lugar.

En menos de cinco minutos estamos frente a la puerta de su apartamento y vuelvo a sentir ese mariposeo en mi estómago, pues veo ese hermoso y rico trasero de Sofía que estoy a punto de cogerme.  Con ese vestido se ve fenomenal, pero también tengo en mi cerebro esas diminutas prendas que sé que viste bajo de ellas.  Entramos al interior y es un apartamento exquisitamente decorado y muy amplio, todo parece estar en su debido lugar; he visto la mesa donde debo dejar el otro sobre con los $300.00 y así lo he hecho, y Sofía me ha tomado de las manos, las cuales están frías por el nerviosismo que siempre me invade.  Sofía se sonríe y ha notado lo helado de mis manos y se las ha llevado en contra de sus pechos y me encamina a través de una puerta que me conduce donde se consumara lo prohibido e ilegal de este trato.

Es una bonita habitación, estrictamente decorada para el placer. En todas las paredes hay espejos, e incluso en el techo, por sobre la cama han instalado un espejo ovalado. Tiene tres televisores en diferentes ángulos y puedo divisar algunas cámaras, las cuales me dan una sensación de desconfianza.  En una esquina hay una pequeña cantina con diferentes tipos de etílico, al fondo puedo divisar un baño, el cual también fue edificado pensando en el placer y hay una cortina que cubre toda una pared, la cual intuyo dará vista al patio.  Sofía me encamina hacia el baño y comienza a desvestirme y a medida que lo hace me ha dado besos en los pectorales, bajando hasta por la zona del ombligo.  Ella cantaba una tonada de forma infantil:  Vamos a bañar al cumpleañero.

Me ha desvestido y me ha pedido que le asista desvistiéndola a ella.  Con mucho gusto lo hago, pues creo que es siempre delicioso descubrir a una mujer en su desnudez.  He bajado el cierre de su vestido blanco y se ha quedado solamente en sostén y un calzón estilo hípster, que ella sabe da una suculenta impresión al ver esas nalgas expuestas.  La asisto con el sostén y he bajado su prenda íntima donde descubro está totalmente depilada y un pequeño tatuaje en el monte venus, donde se dibuja una rosa.  Me toma la mano y me dirige al baño cuando ella ya ha sincronizado los grifos de agua caliente y helada.

Toma un mascón de fibras sintéticas y comienza sutilmente ha restregarme todo mi cuerpo.  Luego me pide que yo haga lo mismo, y me permite que le restriegue todo, donde quiero llegar y luego aun así llenos de jabón me pide que vayamos a una esquina del baño, el cual es bastante grande, y donde hay una pestaña, tipo banco donde ella se sienta, toma mi pene enjabonado y primeramente lo masajea lentamente y luego se lo pone entre sus dos hermosos pechos, y veo como mi verga esta cobijada por sus dos melones que le dan una rica sensación al contacto, pero creo es rico más que todo por la experiencia visual.  No me hace acabar por mi experiencia y también, gracias a una chica de nombre Tamara, quien me enseñó a no ser un eyaculador precoz. Recuerdo que la primera vez que me hizo sexo oral, y eso es lo siempre hicimos, puro sexo oral; aquella vez me hizo acabar en un par de minutos, pero con el tiempo y la práctica, logre acabar cuando yo quería.  Pero con cada chica la tensión y la situación es diferente, pero este día yo quería aprovechar los $350.00 que me estaba costando este polvo, y así que en mi pensamiento tenía la convicción que Sofía no me haría acabar en 5 minutos, y que ella tendría que trabajar y sudar aquellos $350.00.  Cuando comencé a sentir aquella sensación divina, he pretendido cambiar a otra posición, mientras me recupero y cambio el pensamiento.  Me entretengo poniéndole mi verga entre sus deliciosas nalgas y nos duchamos quitándonos el jabón y pasar a otros dominios del placer.

Nos hemos secado, ella me invita a un trago, el cual rechazo pues son las 8:30 de la mañana y quiero estar al 100% de mis facultades mentales para disfrutar el hermoso cuerpo de esta exquisita catracha.  Ella va en dirección de un pequeño buró, veo que ha tomado un condón, abre las cortinas donde se mira un espectacular paisaje, pues es un jardín muy bien decorado y al fondo se ve una fuente y catarata caer.  Me dice que los cristales son polarizados y que desde afuera nadie nos puede ver.  Le digo que la deje abierta, pues realmente quiero ver y deleitarme con la mejor visión el cuerpo escultural de Sofía.  Luego me pide si quiero llevarme un recuerdo, el cual me costaría $200.00 por un video que podría ser filmado a través de sus cámaras, pero aquello me da desconfianza y le he dicho que paso en esa oferta.  Ella sonriendo me dice que entiende y se ha acercado a mí y me ha puesto el condón.

Comienza con un oral delicioso y profundo, pero la barrera del condón hace que aquella sensación no sea tan directa y puedo manejarlo a mi antojo.  Pasan siete minutos y ella ha tomado el control, pues luego sin preguntar, se ha montado sobre mí con la idea de cabalgar mi verga.  Sofía se sube, veo a tras de los cristales como su cabello lacio llega hasta ese hermoso culo que tiene, a través del espejo en el cielo, puedo observar esas hermosas curvas que se dibuja y que me excita profundamente.  Comienza con un galope lento, pero su velocidad se incrementa cuando pasan los minutos.  Veo su carita de niña de 21 años, con sus cejas depiladas, algo de maquillaje en sus mejías y parparos, una sonrisa perlada, tiene carita angelical, es una niña bonita, pero sigo en mi convicción que no me llevara a la gloria hasta que yo lo decida.  Gime y no sé si gime con exageración, intentando envolverme en la magia falsa de su excitación y yo me encapricho y sigo pensando que a esta puta la voy hacer acabar antes que ella me lleve a mí a la gloria. Me mira y me dice: ¿Quieres otra posición? – y la llevo a la posición de perrito.

Ella cree que voy a seguir taladrándola, pero he puesto una almohada en mis rodillas para estar a su nivel y amortiguar la fricción, y me he ido con mi lengua a masajear toda su concha, la cual ya estaba súper mojada.  Después de insertar mi lengua todo lo que he podido en su conchita, me dirijo al perineum, esa zona entre la vulva y el ano.  Me dedico a masajear con mi lengua por algunos minutos y eventualmente he llegado al ojete de su ano.  Sofía solamente gime, y se sostiene firme en cuatro, mientras intento lo más que puedo penetrar su ano con mi lengua.

Ahora sí sé que gime por placer, al punto que Sofía ella misma se masturba el clítoris y de vez en cuando veo a través de los espejos su rostro con los ojos cerrados y frunciendo los labios como si me fuese a arrojar un beso.  Ella continúa con su masturbación y yo con mi lengua le restriego todo el ano, y pausadamente le pongo la punta donde siento que su esfínter poco a poco se dilata.  Sofía ha incrementado los decibeles de sus gemidos, y se mueve con si desease que mi lengua le rompiera el culo y puedo sentir el primer espasmo de su primer orgasmo.  Gime abiertamente y yo con mi lengua me he ido directamente a su clítoris a masajearlo de nuevo.  Ella solamente dice con una voz de sorpresa: ¡Me hiciste acabar!

Creo que todavía siento los síntomas de su orgasmo pues sus gemidos han aumentado en el momento que le he dejado ir toda mi verga hacia el fondo de su conchita.  Sofía se vuelva más comunicativa y ahora ella me identifica su parte íntima con el nombre de “cuquita”: Dale verga a esa “cuquita”. -Gritaba.  Creo que me hubiese venido minutos después, pues realmente estaba extremadamente excitado, pero de repente se apareció una muchacha, viéndose en el reflejo de los cristales de la ventana y quien parecía se arreglaba la cabellera.  Aquello me sacó de donde estaba, pero, aun así, seguía taladrando la cuquita de Sofía.  Quería volver a sentir aquella sensación de gloria y le pegaba un embate realmente violento a la conchita de Sofía, que parecía que ella era la que llegaría de nuevo a otro orgasmo.  La chica de la ventana se ha acercado a los cristales y realmente no se el por qué, pues no debería vernos porque son polarizados, pero creo que ha escuchado los gemidos de Sofía, pues desde hace minutos son muy elevados.  De repente Sofía llega al orgasmo y gime profusamente diciendo: No pares, dame verga, méteme toda la verga.  Dale verga a tu “cuquita”.

He visto como la chica del cristal ha cambiado su expresión y ahora sabe de qué se tratan los gemidos y ha dado la vuelta apresuradamente y se ha ido.  Yo con los gemidos de Sofía me he excitado y quizá últimamente con el morbo de que aquella chica ha oído como le he sacado otro orgasmo a esta puta, y me he ido en una exquisita eyaculación.  Veo a Sofía que respira profusamente, y con otra sonrisa vuelve a decir: ¡Que delicioso orgasmo me has sacado!  Raras veces me vengo de perrito.  Con unas toallas higiénicas como las que se usan para limpiar a los niños, Sofía me ha limpiado y me da ese cumplido halagador:  Mira, a tu edad y con esa resistencia, eres increíble, realmente me has sorprendido.

Fue el momento que Sofía confiesa algunas cosas de su profesión y me dice: Mira, aquí vienen muchachos y en el baño eyaculan en mis tetas, y muchas veces ya para la segunda ya no aguantan. Me rio y le digo, pues también estoy viendo el reloj y me quedan 15 minutos de placer que pienso aprovechar, pues para mí son alrededor de $80.00: - Yo estoy listo para el segundo, y solamente me quedan 15 minutos.  Ella sonríe y me dice: ¿De veras, tienes para un segundo?  -Asistí con un ademán de afirmativo, pero fui directo al decirle que quería que me diera su culo.  Ella dijo lo siguiente con otra sonrisa:

—Este culito te va a costar otros $300.00.

—¡Pensé que ya estaba incluido en el precio! Tu publicidad en el perfil, habla de cumplir todas mis fantasías y estipulas el precio por tu tiempo.

—Lo sé, pero eso es algo extra, pues realmente duele.  Y vos tenes una verga que, si no es la más grande, pero si es bastante grande y gruesa para causar daños.

—¡Bueno!  Me tendré que ir decepcionado, pues pensé darme una hora de placer por el día de mi cumpleaños.  ¡Ni modo!

—¿De veras es tu cumpleaños?

—Si. – le dije

—Mira, solamente si es tu cumpleaños, pero me tenes que mostrar tu identificación para poder comprobar que no me engañas, y solamente así y bueno, porque me has sacado ya tres ricos orgasmos.

—Pensé que solamente habían sido dos. -le dije.

—No, me sacaste uno cuando te montaba, pero te tenia de frente y solamente lo goce cerrando mis ojos.  ¡Sabes, las mujeres somos malas también!  Los disimulamos y los podemos simular si queremos. – lo decía con una sonrisa.

Me ha pedido la identificaron para confirmar y espero que solamente se concentre en el mes y día, pues le he dicho que tengo diez años de más, y no vaya a ser que me descalifique por haberle mentido.  Se la muestro y me dice:  Realmente pensé que mentías, pero estas en excelentes condiciones para tu edad.  Bueno, no me puedo echar para atrás, ni modo, tendré que darte mi culito.

Mi verga esta flácida y pasiva como resultado de la cogida que le acabo de dar a Sofía, pero la sola la idea que esta chica de 21 años me va a dar su rico culo, me vuelve a encender.  Nuevamente va al buró, saca otro condón y me lo pone siempre con el mismo movimiento de rigor: una pequeña mamada para que se llene de sangre y se pone erecto.  Ella ve como se vuelve a parar diciendo:  Eres increíble, ni los muchachos de mi edad se les para después de esta faena que me has dado.  – Me pregunta como la quiero, y esta vez soy yo quien la dirijo. La pongo en cuatro, pero no para penetrarla de esa manera, pues con mi experiencia ahora sé que es muy doloroso para cualquier mujer, incluyendo a estas que hacen aquello por pura profesión.  Se pone en cuatro y vuelvo con mi lengua a lubricar su rico y hermoso culo, le vuelvo a dejar ensalivado el culo y después de unos tres minutos y que la he vuelto a estimular con mi lengua su rico ojete, le pido que se acueste junto a mí de lado, dándome sus ricas nalgas.  Le asomo mi verga a su ano, subo su hermosa pierna sobre la mía que descansa ya doblada apoyada en la cama.  Aquella es una escena extremadamente erótica, pues con tanto espejo en las paredes, puedo observar de diferentes ángulos como me estoy cogiendo a esta linda catracha.

Poco a poco he visto como mi verga desaparece en el lindo culo de Sofía.  Ella dibuja algunas expresiones de dolor, pero se relaja y hace que la penetración sea menos dolorosa.  Respira, pero creo que en algo olvida el dolor, pues he comenzado a lamer esa parte del cuello que le hace sacar ahora un gemido de placer.  Lo repito varias veces, ahora Sofía comienza lentamente un vaivén coordinado donde los dos procuramos, ella ser penetrada y yo penetrarla.  En esta posición su clítoris le queda expuesto y prosigo a masajearlo, y ahora ella eleva el ritmo del vaivén.  Yo gozo de placer al ver sus expresiones, pues ahora pueden ser de dolor y placer.  Ahora que ya descargué toda esa tensión sexual que traía en una fenomenal eyaculación con Sofía, la presión que tengo es mínima, sé que le puedo dar verga en el culo a esta catracha por una hora si quiere.  He visto que el reloj anuncia que mi tiempo ha terminado, pero Sofía sigue concentrada sintiendo mi verga en su culo, mientras mis dedos masajean su clítoris.  Ha subido sus gemidos y a la vez el movimiento de sus caderas.  Ella me estrella su hermoso culo, y yo le sumo toda mi verga con todas las ganas y ella vuelve a explotar en un tremendo orgasmo.

—¡Bárbaro, usted es un maestro del sexo! – me dijo.

—Tu eres una chica muy linda, es lo menos que podría hacer por ti, darte placer. – le dije con cierto orgullo.

—¿Cómo me quieres? – me preguntó, refiriéndose a otra posición.

—Dime tú…¿Cómo la quieres?

Me montó nuevamente, pero en esta ocasión en vez de verme a mí, me dio la espalda y podía ver como movía esas tremendas nalgas y como mi verga desaparecía entre su culo el cual tenía la misión de hacerme acabar inmediatamente.  Me dio una cogida, pero fue ella la que explotó con tremendo orgasmo, y esta vez mis manos no jugaban con su clítoris, era un orgasmo meramente anal.  El espasmo la estremeció tanto, que parecía tener movimientos de epiléptico y cayó rendida sobre la cama con una placentera y jovial sonrisa:

—Usted ha venido a acabar conmigo… Esta es la cogida del año… que va, es la cogida de mi vida.  Creo que soy yo quien debería pagarle. – lo decía extenuada y respirando profusamente.

—¿Qué puedo decir?  Me gustas y quiero darle placer a tu cuerpo.

—Vaya por el suyo, pues a mí me tiene rendida a sus pies.

La he puesto de perrito nuevamente, y le he taladrado el culo tan fuerte queriendo buscar mi orgasmo, el cual se no llegará tan pronto, pues he acabado hace 30 minutos y la barrera del condón hace que pierda sensación.  Ella me pregunta después de algunos minutos: ¿No puedes acabar?  - y le he respondido que, si puedo, pero que no estoy acostumbrado a usar condón, pierdo sensación:

—Quítatelo, pero no vayas a acabar dentro de mí.

—¡Está bien! – contesté.

He removido el condón y le he metido la pija con más ansiedad, pues la sensación de chocar con aquellas paredes exquisitas, sabía que me llevaría a ver esas luces de nuevo.  Le estrello mi verga tan fuerte, que hasta siento que mis huevos me duelen y Sofía ha vuelto a gemir, sus gemidos se elevan y no sé si lo hace para excitarme, y sí que lo ha logrado, estoy en ese punto de no retorno, pero es ella la que llega nuevamente con una explosión tan sensacional que gime de placer y se ha ido de bruces contra la cama y yo no he dejado que se me escape y sigo taladrándola con más ganas y llego a la gloria.  Por la posición, no he podido sacársela y le he dejado su culo lleno de mi esperma.  Pensé que se enojaría, pero ella se limpia incrédula a la sensación que ha vivido.

—¡Eso estuvo rico!  ¡Lo suyo no es simplemente verga, los suyo es una barita mágica! – decía.

Realmente me hacía sentir bien y creo que Sofía es la que más cumplidos me ha dado por haberle sacado 6 orgasmos en hora y media.  Nos hemos ido al baño, nos hemos refrescado y no hemos vestido.  Ahora Sofía viste un atuendo deportivo también, y sé que ahora lleva una tanga blanca que me gustaría quitarle de nuevo y volverla a coger.  Se lo he dicho, y me queda viendo sorprendida y me dice: ¿Y usted que no se cansa?

Pasamos a la sala y hacemos una pequeña conversación.  Le acepto un jugo de naranja mientras hablamos:

—¿Parecía que usted no cogía en semanas?

—¡Llevo meses! -le dije.

—¿Y aun así tuvo ese aguante?

—Quería darte placer a ti también.

—Mire que lo ha logrado… no recuerdo cuando fue que alguien aquí me sacara un orgasmo, mucho menos dos.  Usted me ha llevado a 6 esta mañana.

—Realmente ha sido un placer haberlos vivido contigo.

—¿Vendrá en alguna otra ocasión?

—¡No sé si pueda!  Mira que pagar $350.00, no es para hacerlo todos los meses, mucho menos todas las semanas.  Realmente eres muy linda y me gustaría volver.  Déjame volver a ahorrar para un nuevo encuentro. -le dije riendo.

—No se sorprenda si yo le llamo o le envío un texto, preguntando: ¿Cuánto me cobra usted por una hora de placer? – lo decía riendo.

—Bueno, si me llamas para tu cumpleaños, te lo hago gratis.  -le dije en son de broma.

Nos despedimos con un beso en la mejía y yo he aprovechado para agarrarle de nuevo las nalgas y me acompaña a la puerta.  He salido fresco bien relajado y suena el teléfono… es Laura, la esposa de mi jardinero:

—Cariño, ¡Feliz cumpleaños!  No puedo ir ahora, pues tú ya sabes… pero mañana me doy una escapada al mismo motel para que te comas el pastelito… Ok.

Bueno, el siguiente día tendría el culito de Laurita ya a mi disposición, el cual tengo ya más de 3 semanas de no disfrutar.  Sigo a mi vehículo y conduzco hacia mi casa y 20 minutos después me llega un texto.  No logro identificar el número, pero en el primer semáforo que me para, tomo el tiempo para leerlo.  Es Sofía diciendo.

—Maestro, la próxima semana, el día miércoles es mi cumpleaños.  Lo espero aquí a la misma hora.  ¿Qué dice, y cuanto por la hora?

—Es gratis, siempre y cuando me lo verifique con su identificación.  -le he contestado.

—Ok, va…

[email protected]

(9,17)