Nuevos relatos publicados: 13

La llamada de Clara (3) Primera parte

  • 5
  • 22.372
  • 9,18 (33 Val.)
  • 0

Las experiencias vividas últimamente junto a Clara, abrieron para Andrea y para mí un mundo nuevo con respecto a nuestra sexualidad. El ver a mi esposa en brazos de otra mujer, hacer el amor entre tres, compartirme con otra mujer, nos incito a seguir probando cosas nuevas. De todas maneras, pensar en ver a mi esposa con otro hombre era algo que me provocaba ciertas dudas, no tenía idea de cuál sería mi reacción. La oportunidad de comprobarlo se presentó más rápido de lo pensado. De alguna manera nuestra relación con Clara se filtró en el círculo de amistades de mi amiga, lo que nos llevó a conocer cosas que sucedían a nuestro alrededor totalmente ignoradas por nosotros. Así fue que llego la invitación de Lucia para una fiesta en su casa del Prado, el sábado en la noche. Lucia es compañera de trabajo de Clara, y a través de ella nos invitaba a una reunión de amigos. La idea de encontrarnos con Clara en otro ambiente era muy tentadora, así que aceptamos de buen grado. Una perfecta noche de verano, la espléndida casona con jardín y piscina en el fondo, eran el marco ideal para el encuentro. Fuimos los primeros en llegar.

Lucia, la anfitriona, nos recibió con una encantadora sonrisa, enfundada en un corto y ajustado vestido blanco, que resaltaba el bronceado de su piel, junto con Diego, su marido. Nos invitaron a pasar al bar, y entre trago y trago fuimos pegando muy buena onda entre los cuatro, conversando de todo un poco, incluida por supuesto nuestra relación con Clara. Para mi sorpresa (una vez más), la menos inhibida con el tema era Andrea, que no dejo de expresar lo bien que la había pasado y todo lo nuevo que esperaba conocer en el futuro. Lucia y Diego se mostraban sumamente amables con nosotros, la noche se presentaba muy prometedora, y para sumar un atractivo más, llego Clara acompañada con Marcelo, al cual todavía no conocíamos.

Un vestido negro, largo, con tajos al costado, realzaba la belleza de mi amiga, que con una sonrisa encantadora, se acercó a nosotros, se fundió en un abrazo con Andrea, y ahí mismo le dio un beso muy, pero muy caliente. Lo mismo hizo conmigo, generando en las demás sonrisas cómplices, principalmente de Lucia, quien tomándome de la mano, me aparto del resto y me llevo a conocer el jardín y la piscina, mientras el grupo se sentaba en un amplio sofá al otro lado del inmenso salón. Durante el trayecto me pregunto qué opinaba sobre el intercambio de parejas. Le comente las dudas que me provocaba el ver a Andrea con otro hombre, pero que no lo descartaba para un futuro. “El futuro ya llego” me dijo, señalando hacia donde estaban los demás. Andrea y Clara estaban bailando muy pegadas con Marcelo y Diego respectivamente. Los cuerpos se movían de forma muy sensual, lo que me provoco una excitación muy fuerte, más cuando las bocas de mi mujer y este casi desconocido se juntaron en un beso apasionado. Lo mismo hacia Clara con el marido de Lucia, la cual miraba el espectáculo con mucha atención. Las caricias de los cuatro iban en aumento, Marcelo recorría con sus manos el pecho de mi mujer, Clara acariciaba la entrepierna de Diego mientras este besaba su cuello. Lucia me guío hacia la planta alta, desde donde podíamos apreciar el espectáculo tranquilamente.

Se apoyó en la baranda de una especie de balcón y llevando mis manos hacia sus senos hizo que me pegara a su espalda. Mi miembro ya erecto sintió la firmeza de las caderas de Lucia, mientras ella se movía lentamente en forma circular, sin dejar de mirar lo que sucedía abajo. Baje muy despacio el cierre de su vestido, dejándolo caer al piso, ella desprendió su corpiño y quedo únicamente con una tanga blanca y diminuta, que no terminaba de cubrir su sexo. Siempre de espaldas a mí, me ayudo a desprender el cinturón, mientras acariciaba mi verga. Quede desnudo en un segundo y sin pensarlo más, la penetre con fuerza. El gemido de Lucia llamo la atención de mis amigos, que a esa altura ya estaban todos desnudos. Mi mujer y Clara estaban lamiendo a dúo el miembro de Marcelo, mientras Diego hacia lo mismo con el sexo de mi amiga. Las dos intercambiaban el falo por besos, entrelazando sus lenguas en un juego excitante, todo entre gemidos de placer. Mientras yo seguía cogiendo a Lucia, no dejaba de mirar lo que hacía Andrea, que ahora se había subido sobre Marcelo, hundiéndose profundamente en su verga, dándole la espalda y observando lo que yo hacia arriba, con una sonrisa mezcla de lujuria y gozo. Clara estaba sentada en el sofá, con las piernas hacia arriba, mientras Diego la cogía con fuerza.

La excitación que me producía el espectáculo era irresistible, y sintiendo que también el orgasmo de Lucia estaba por llegar, derrame todo mi deseo dentro de ella, sintiendo nuestros sexos bañados en fluidos exquisitos. Abajo las parejas habían cambiado de posición, Marcelo y Diego estaban parados, mientras Clara y Andrea se besaban y eran penetradas por atrás simultáneamente. Los movimientos de los cuatro eran cada vez más rápidos y excitantes, el placer se reflejaba en las caras de todos, el clímax estaba próximo. Diego fue el primero en terminar dentro de Clara, y un poco después Marcelo hacía lo propio con mi mujer, quedando los cuatro tirados en el sofá, exhaustos y satisfechos. Lucia fue en busca de batas de baño para todos, y copa en mano nos dirigimos hacia la piscina, donde la historia recomenzaría…

(9,18)