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Dolorosamente, descubrí mi otra sexualidad con un buen amigo

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Hola amigos. Tengo ya algunos meses leyendo este sitio y la verdad es que me emociono con casi todos los relatos. La verdad es que me compenetro con cada lectura y termino enamorado o excitado al sentirme identificado con todos los personajes. ¿Por qué con todos?, porque nacido en sexo masculino, en mi adolescencia descubrí que también soy femenina en mis sentidos y en mi cuerpo; de hecho, quisiera compartir mis experiencias con los hombres de mi vida ya que han sido al mismo tiempo que las más escasas por ocultas, las más satisfactorias emocional y corporalmente.

Mi nombre es Arturo y acabo de rebasar los 50 años y no saben cuánto disfruto aun todo lo relacionado con el sexo. Soy casado y con hijos, pero nunca me han faltado relaciones extra-maritales, aunque tenía la voluntad de ser fiel cuando me uní a mi mujer... el sexo me domina, no cabe duda. Déjenme les cuento de mis inicios con los hombres, que fueron muy primero en mi vida antes que las mujeres.

Estando un amigo y yo dentro de una casa en construcción a la que solo entramos a orinar, me quedé viendo fascinado su pene mientras él -Saturnino- hacía su necesidad; me pareció una cosa bonita y no pude quitar la vista dándose cuenta él de la intensidad de mi mirada.

-¿A poco te gusta?- me dijo con tono de burla

Yo me sorprendí porque ni cuenta me di que estaba absorto con mis ojos clavados en su miembro, un poco mayor que el mío y bastante cabezón. Yo solo sonreí y creo que me sonrojé volteando al suelo mi vista.

Se acercó a mi con su bichola (así le decíamos al pene entonces) en su mano y me la ofreció mientras se masturbaba.

-Tócale- me dijo, -a lo mejor sí te gusta-

Cabizbajo y con pena, solo acertaba a ver su verga que crecía en su mano mientras se me resecaba la boca. Luego tomó mi mano y la llevó a su verga no encontrando oposición de mi parte. Me hizo que la tomara y movió mi mano de tal forma que ahora era yo quien lo masturbaba, guiado por su mano. Me sentí extasiado al contacto con aquel pedazo ya muy duro de carne y ahora por mi voluntad le hice la paja, aun volteando hacia abajo.

-Mmmmm siento rico- me dijo mientras metía su otra mano entre mi ropa y mis nalgas, llegando hasta mi rajada y hundiendo su dedo medio. Quise oponerme y salir pero me ganó el éxtasis de aquello nuevo y en vez de eso paré las nalgas y traté de abrirme para que llegara más lejos. Encontró la entrada a mi paraíso y una descarga de emociones me invadió todo el cuerpo.

-¿Eres joto, verdad?- me dijo metiéndome su dedo en el culo lo más que alcanzó, haciéndome temblar y erizar mi piel.

-No se- solo alcancé a balbucear con una voz que me salió con un toque de femineidad. Yo no dejaba de mover su verga con placer y el no dejaba de mover su dedo dentro de mí, él estaba a mi lado y volteé a verlo con ojos de amor. Sus facciones excitadas me encantaron y le sonreí.

-Creo que me siento mujer contigo-

-No eres mujer pero eres puto y yo me voy a convertir en hombre con tu cola-

Se ubicó tras de mi, me bajó pantalón y trusa.

-Ábrete de nalgas que te voy a culear-

-Si, lo que tú digas, Nino-

Escuché un escupitajo y me untó en el culo su saliva, al pasar su mano entre mis nalgas lancé un alarido de satisfacción y me temblaron las piernas. Paré mis nalgas y me abrí más esperando que me sambutiera su verga, la cual puso justo en mi ano y me abrazó por la panza, pero al empezar él a empujar y yo a sentir dolor, se escucharon voces y pasos. Eran nuestros amigos del barrio que andaban en la vagancia, igual que nosotros.

Muy rápido nos vestimos y nos sentamos en ladrillos tirados que había por ahí haciendo como que platicábamos de cualquier cosa.

Uno de los que entraron era el hermano mayor de Nino y se dio cuenta de su excitación; le dijo que lo acompañara afuera y desaparecieron por una de las puertas sin regresar ya. Yo me quedé con cierto dolor de culo pero también con muchas ganas de entregarme a mi primer hombre. Pensé en intentarlo con los que llegaron pero ninguno era tan mi amigo para, así sin más trámite, ofrecerle mis nalgas. Tendría que esperar a encontrarme de nuevo con Nino, ya era tarde pero al otro día lo buscaría en su casa, a menos de una calle de la mía.

Toda la noche de ese día que descubrí la mujer que llevo dentro, me la pasé metiéndome el dedo medio en el culo y casi no dormí. Cuando me bañé temprano, descubrí que el jabón ayudaba como lubricante al meterme el dedo y también probé con mi dedo pulgar, fue realmente estimulante sentir en mi culo las sensaciones que me causaba mi dedo.

Después de la escuela, en la que seguí pensando en lo que vendría esa tarde, no quise ni comer; de inmediato tomé una pieza de jabón y fui a visitar a mi futuro macho para ofrecerle mis nalgas. Cuando me vio llegar me jaló hacia el jardín donde nos ocultamos tras unos arbustos.

-Benjamín (hermano de Nino) cree que estábamos haciendo cosas malas y me dijo que no me llevara contigo, vete y espérame en el hoyo- me dijo preocupado y en voz baja, -al rato voy para allá-. Tratando que nadie me viera, salí y me dirigí al hoyo. Así le decíamos a un terreno grande que estaba bardeado y era un agujero en el que la gente usaba desechar escombros, algo alejado de la ciudad. Me metí por un hueco que había bajo el portón y esperé a Nino con gran excitación.

Llegó él y sin más palabras me abrazó y me besó en la boca, ¡si, en la boca! ¡no lo podía creer! nunca habíamos besado antes en bocas y nos besuqueamos por varios minutos mientras nos rosábamos el cuerpo moviéndonos como gusanos frenéticamente y nuestros penes hacían paquete duro acariciándose mutuamente a través de nuestras ropas. ¡Qué hermosas sensaciones me hizo sentir mi primer hombre!

De inmediato que me soltó me puse de rodillas y rápidamente lo desvestí de abajo, saltando su verga ante mis ojos. Mi boca desesperada se abalanzó sobre aquella hermosa bichola y la disfruté entre chupadas, lamidas y besucos, lo que le ocasionaba a mi hombre estremecimientos y gemidos, uno tras otro.

-Yaaaaaaa- me dijo apartando mi cabeza de sus genitales.

-¿Ya no?- le dije entre entristecido y satisfecho.

-Nooooooo, ya basta de mamar, ahora cómeme la verga pero con el culo, jotito. Ponte de nalgas contra la pared-

- Lo hago ya, amor-

Bajé mi ropa y le ofrecí mi culo poniéndome en la pared. Cuando escuché el escupitajo me acordé del jabón y lo saqué se mi bolsa del pantalón que yacía en mis tobillos.

-Espera, ponme jabón con tu saliva- y le di la barra -es para que entre fácil-

Me puse de nuevo en posición mientras él hacía la mezcla de jabón y saliva que me untó en el ano. Luego me apuntó con su verga y me la empujó, con su cuerpo también me empujó contra la pared y mi excitación pasó del placer al dolor mientras me partía el trasero, pues no había pensado que su verga era bastante más gruesa que mis dedos. Traté de contener mis gritos pero no pude, me solté de su abrazo y me agaché para que se me pasara, eso sirvió para paliar mi dolor pero él se acercó de nuevo y así me tomó desprevenido y agarrándome de la cintura, otra vez me empujó su verga sacándome gritos destemplados ahora más fuertes. Me tiré en el suelo y levanté las nalgas tratando de bajar el dolor y otra vez mi hombre, ahora acostado sobre mi, me atravesó con su pene empujándolo todo y tomándome fuertemente de las manos con las suyas.

-¡Estate en paz, puto!- ¡querías bichola y ahora te aguantas!

Empezó el mete y saca violento que me raspaba el ano sin piedad.

-¡Saca, amooooorrrr!- -¡sacaaaaaaa!- -¡me dueleeeeeeeeee!- -¡déjame por favoooorrr!- - ¡aaaaaaayyyyyy!-  -¡nooooooo!-

Ni mis gritos ni mi llanto lograron que me dejara mi Nino y siguió con sus vaivenes sobre mi, hasta que llegó su eyaculación mientras me apretaba contra su cuerpo y ahora ambos gritábamos, por muy distintos motivos. Apenas terminó, me sacó su verga de sopetón y de nuevo grité de dolor, mientras yo sollozaba el se levantó y me dijo en tono amenazador que al otro día haríamos lo mismo.

-Que a todo dar, joto, hace mucho que quiero cogerme a una amiga de la escuela y me daba miedo, pero ahora que te cogí a ti, ya se que hacer con ella. ¿Y sabes qué?, ahora todos los días vas a tener quien te haga sentir mujer. Es más, un día te voy a cortar el pene y te haré una rajada para que sea tu coño para que te sientas mujer de verdad. Adiós puto nalgón, mañana te voy a culear de nuevo, nos vemos aquí mismo-

Y me dejó tirado, sufriendo mi culo indescriptiblemente, el dolor fue cediendo de a poco hasta que me calmé y me pude levantar y vestirme... pero al día siguiente tenía que regresar por más porque finalmente yo quería sentirme mujer al costo que fuera.

PD. Espero amigos, que me digan lo que les gusta y lo que no les gusta de mis aventuras que les escribiré. Si son de su agrado seguiré contándoles sobre las cosas tan hermosas que me han pasado en brazos -y vergas- de mis hombres.

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