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La historia de mi tía Alondra

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Hola, guapo. Hoy voy a platicarte cómo fue que mi hermano y mi tía Alondra consumaron una relación incestuosa que llevaban ocultando muchos años. Finalmente terminaron fornicando en el mismo cuarto donde yo "dormía" con mi primo Víctor, aquella navidad en casa de mi abuelo, de la que te hablé en mi relato anterior.

Es curioso, pero mi tía Alondra es tres meses menor que yo. Su nacimiento agotó el cuerpo de mi abuela, quien a los 43 años, murió después de dar a luz, dejando a Alondra huérfana de madre. La pequeña pasó sus primeros años bajo los cuidados de la mayor de sus hermanas y mi abuelo. Desde siempre dio muestras de su excentricidad. A los ocho años escapó de casa y vivió una semana entera en una cueva perdida en el monte que rodea la extensa propiedad de mi abuelo, en las afueras de Cuilacán. En cuanto notaron su ausencia en casa, la familia y gente del pueblo organizaron brigadas de búsqueda, pero no lograron encontrarla. Y solo sabían que estaba viva por que mi tía Gregoria comenzó a notar que Alondra se metía a asaltar la cocina por las noches. Cuando finalmente dieron con la fugitiva, se dieron cuenta de que Alondra se había acostumbrado a dormir de día y vivir de noche, y además, desde su vuelta a casa, se negó a hablar absolutamente.

La estuvo tratando un psiquiatra, quien luego de ayudarla a recuperar el hábito nocturno del sueño, aseguró que la solución para sacarla de su silencio, era integrarla lo antes posible a la familia de alguna de sus hermanas, sobre todo, si había alguna familia con niños de su edad y luego darle una vida de lo más normal. Inmediatamente mis papás propusieron que Alondra viniera a la Ciudad de México a vivir con nosotros; y una semana después, mi tía Alondra, mi hermano y yo viajábamos en el asiento trasero del auto de mi papá rumbo a nuestro primer día de clases. A la hora del recreo mi hermano se metió en una pelea con unos niños del último grado por defender a mi tía cuando comenzaron a insultarla. El cabecilla de los mocosos golpeó con fuerza a mi hermano en la cara y cuando se acercaba a él para continuar con la madriza, no se dio cuenta que a sus espaldas, mi tía lo asechaba agazapada como un cazador prehistórico en miniatura, hasta que hecha una fiera, la pequeña y muda Alondra saltó sobre el chiquillo, montándose en su espalda y aferrándose a su cabeza de tal modo que comenzó a hundir sus finos deditos en los ojos del chico, que lloraba y se retorcía en un inútil intento de quitarse de encima a la pequeña que parecía tener la fuerza de una mujer adulta.

Luego de una seria plática con la directora de la escuela, quien perdonó de la expulsión a Alondra; mis papás decidieron no reprender severamente a la niña ni decirle a ninguna de mis tías lo que había pasado. Íbamos de nuevo los tres niños en el asiento trasero del auto, ahora de vuelta a casa, cuando inesperadamente en algún momento del trayecto, Alondra tomó la carita maltrecha de mi hermano y lo besó en la frente, para luego con voz tierna decirle -Te duele, pero yo voy a cuidarte- mi madre batió palmas mirando emocionada a mi papá, y luego desde el asiento del copiloto y aprovechando la guardia baja de su hermanita, le preguntó si quería un helado. Alondra entusiasmada le resondió -Sí, Carolina, quiero uno de fresa-.

Durante los cuatro años siguientes, mi tía vivió con nosotros y aunque éramos íntimas compañeras de habitación, su relación con mi hermano se convirtió en un vínculo aún más fuerte que el que existía entre nosotras. Cuando Alondra y yo terminamos la primaria, la tía Gregoria anunció que se casaba por segunda vez y que no podría seguir cuidando ella sola de su padre y su finca. Así que mis tías y tíos decidieron, aún en contra de mis papás, que Alondra regresara a Culiacán para ayudar a la tía Gregoria en las labores de la casa. Semanas después, despedíamos con una profunda tristeza a Alondra y no la volvimos a ver sino hasta dos años después, cuando mi mamá nos llevó a pasar las vacaciones de verano a la casa de mi abuelo.

Aquellas largas vacaciones, sin la presencia de mi papá, que no pudo acompañarnos por cuestiones de trabajo, mi mamá relajó mucho su vigilancia sobre sus hijos y a excepción de cuando íbamos a la playa, mi hermano y yo gozamos de un montón de días sin supervisión. Bajo esas circunstancias, mi hermano y mi tía, iniciaron un inocente romance de adolescentes, que se extendió y se fue transformando con el paso de los años. Era tan fuerte lo que había entre ellos que sobrevivió al tiempo y a la distancia y fue tan grande la habilidad de ambos para ocultar su relación, que incluso fue invisible para mi durante los seis años que siguieron y eso que Alondra y yo compartíamos nuestros secretos y nos contábamos de los chavitos que nos gustaban en la escuela cada vez que nos veíamos o nos comunicábamos de algún modo. Alondra se convirtió en una de mis mejores amigas, más que una tía, pero nunca supe nada de lo que se traía con mi hermano.

Aunque físicamente nos parecemos, Alondra es un poco más bajita y culona que yo, además ella heredó de mi abuelo unos ojos de un color verde muy peculiar que hace un cautivador contraste con su piel bronceada y su cabello castaño; y para ser sincera, lo que más me gusta de ella, es la marcada curva de su cintura, que hace que su culo se vea delicioso. De tetas, pues mi tía está bien dotada, ni mucho ni poco, pero yo digo que sí le alcanzan para hacer una buena chaqueta entre las tetas.

Mi relato anterior lo dejé con mi tía y yo hablando de lo que pasó esa navidad en la recámara en donde compartimos cama ella con mi hermano y yo con mi primo Víctor. -Estaba borracha- Comenzó a decirme Alondra luego de cerrar la puerta. -Estaba borracha y tú sabes lo sola que me siento, Candy. Ya se que eso no justifica lo que pasó anoche, pero no tengo más razones- ambas tomamos asiento en una de dos camas que fueron el escenario de nuestras respectivas relaciones incestuosas la noche anterior.

-Sí que tienes más razones, pero no lo quieres admitir ¿por qué no te sinceras conmigo de una vez, Alondra?

-¿Por qué? Bueno, porque tendría que romper un pacto que hice con tu hermano hace mucho, desde que nos dimos nuestro primer beso. No me mires así, niña, para que lo sepas, tu hermano Érick ha sido muchas primeras veces para mí.

-¿Quieres decir que él te acaba de desflorar? ¡Órale! Esa sí que es una noticia.

-Pues sí, era virgen hasta hace unas horas-. y sus ojos se rasaron de lágrimas.

-Calma, bonita, no tienes por qué llorar. Si quieres platicamos luego.

-No, Candy, es que no sabes lo que significó eso para mi, tengo que hablar contigo, eres mi mejor amiga. Llevo toda mi puta vida enamorada de él, desde que éramos niños, ¡maldita sea! Discúlpame por no haberte hablado nunca de esto, no se qué pienses ahora de mi, soy una puerca... ¡Me acosté con mi sobrino! Siento que traicioné a toda la familia, que te traicioné a ti-. Me dijo sin poder contener más el llanto.

-Ay, Alondra. No me vengas con esas cosas, tú mejor que nadie sabe lo que pienso. Además, anoche escuchaste lo que hice con Víctor en la cama de al lado. No tengo por qué juzgarte y mírame, tampoco me estoy mortificando por que me acosté con mi primo-. Desde que hice referencia a lo que pasó entre mi primo Víctor y yo, ella empezó a sonreír y se animó un poco.

-Qué bárbara, Candy. Con tus gemidos, hasta me dieron ganas de ir a ver si Vic en vez de cogerte no te estaba matando.

-Mentirosa, lo que querías ver era CÓMO me estaba matando jajaja. Es que no sabes, el muchacho se lo tiene bien guardado, pero es dueño de una cosota como de este tamaño- Y separé mis manos unos veinte centímetros entre ellas para ilustrar el tamaño del pito de mi primo. -Riquísimo, no sabes.

-¡Qué puta eres, Candy! Oye, pero ¿En serio? Mira, quién lo hubiera dicho. Bueno, yo nada más he tocado el de tu hermano... ¡Ay dios! ¡Qué puerca soy! pero es que lo adoro.

-¿A quién adoras? ¿A su pene?

-Sí, también, jaja, pero me refería a Érick. ¿Te acuerdas la vez que fui a tu fiesta de cumpleaños?- Alondra se refería a la misma fiesta en donde yo perdí mi virginidad, precisamente, con mi hermano. -Bueno, Érick se desapareció un buen rato- Yo mentalmente le dije a mi tía "sí claro, me estaba cogiendo en mi cuarto", pero solo lo pensé -pues bajó a la sala después de que te fuiste con los demás a seguir la fiesta en lo de tu tío Pablo. Yo me había quedado dormida en un sillón de tu sala y Casandra (otra de las hermanas de mi mamá) en el otro. No podía creer que Érick se atreviera a a cercarse a donde yo estaba. Me puse tan nerviosa que me hice la dormida, y entonces él metió la mano abajo de la sábana y empezó a acariciarme las piernas... Ay, Candy, te voy a contar todo, pero júrame que no le vas a decir a nadie-.

(Hace poco le platiqué a Alondra que me he puesto a escribir mis aventuras eróticas, y que mi historia había llegado a aquella navidad y como me gustó tanto lo que me contó, cuando le dije que pensaba escribirlo, le pareció muy bien. Así que Alondra: aquí lo tienes)

-Te lo juro, nena, no le diré a nadie. Pero dímelo todito eh.

-Bueno, tu hermano y yo ya habíamos fajado varias veces antes de tu cumpleaños, pero siempre que me quería meter un dedo ya sabes dónde, yo nunca lo dejaba, me daba miedo de que fuera a romper algo, bueno ya sabes cómo soy. En fin, el chiste es que estoy ahí haciéndome la dormida en el sillón de tu sala mientras él sigue toqueteándome las piernas. Tu mamá me había prestado una pijama, ay Candy, yo creo que es de las que usa para coger con tu papá, por que la cosa esa me quedaba super chiquita, sentía que casi se me asomaban los calzones; y con el escote que tenía por poco y se me salían las tetas. Como me dio pena por cómo me quedaba la prenda, le dije a tu mamá que no fuera mala y me prestara aunque fuera una bata por si me paraba al baño. Pero con la chingada bata me daba calor, así que me la terminé quitando cuando me acosté. Pero bueno, luego de estar en mis piernas, tu hermano fue subiendo la mano hasta que me la puso en la panocha, y ahí le paré el alto, pero él no quiso y por más que yo le decía "no, Érick, no", él me seguía sobando por encima del calzón y luego me lo hizo a un ladito. Ay, Candy, yo nunca lo había dejado agarrarme ahí, pero ya me había puesto tan caliente que dejé que él siguiera y en eso, me dieron ganas de tocarlo también, así que le empecé a agarrar la verga. La tiene bien rica ¿nunca se la has visto cuando sale de bañarse o algo?-

Otra vez mi voz interior respondió "me gusta más vérsela cuando me está penetrando, me encanta la verga de mi hermano", pero claro que no le iba a decir lo que pensaba, así que le respondí que una vez se la vi sin querer en el baño, y que sí, la tenía de buen tamaño.

-Pues cuando Érick me empezó a dedear, que le bajo el cierre del pantalón y le saco la verga, ya la tenía bien parada. Candy, qué pena me da. Pero gracias por escucharme. Bueno, pues luego me empezó a hacer cosas bien ricas con los dedos aquí abajo. Yo ya se que él se ha culeado a dos tres viejas de por tu casa y de su escuela y por eso sabe bien cómo mover los dedos. Pero ni modo que me ponga pendeja por eso, soy su tía, no su vieja. Y entonces cuando ya me estaba metiendo dos dedos muy sabroso, le pregunté bajito para que Casandra no se despertara "¿Quieres que te la chupe?" y él  me dijo que abriera la boca, que me iba a decir cómo hacerlo. Es que antes que pasara todo eso, estuvimos platicando un rato en tu fiesta y le dije que seguía siendo virgen de todos lados cuando me preguntó si mi novio ya me había cogido. Así que, pues yo no tenía ni idea de cómo hacer una mamada, y nada más abrí la boca como él me dijo y me enderecé sobre mi codo para que le quedara más cerca. No se cómo le hizo tu hermano, yo creo que tanto coger con otras viejas ya lo volvió experto, pero mientras me metía su verga en la boca, no dejaba de dedearme, yo estaba aguántandome las ganas de gemir, como anoche jaja, para que la Casandra no se fuera a despertar, qué miedo. Y bueno, pues ahí estaba yo, mame y mame cuando de repente, él me apretó la naríz con los dedos y me jaló hacia abajo para clavarme toda su verga hasta la garganta como tres veces seguidas, hasta que me hizo toser. Con el ruido, Casandra como que se despertó, pero luego se dio vuelta en el sillón y dijo no se qué pendejada de sonámbula y se siguió dormida. "Así no, Érick, es que se va a despertar Casandra. Déjame, yo lo hago" le dije y entonces, como ya vi más o menos cómo se hacía, que empiezo a chupársela toda. ¿Nunca te ha pasado que les sale como un liquidito que no es semen pero parece? pues yo no sabía que eso pasaba y pensando que ya se había venido, dejé de chupársela. Pero no hubiera hecho eso, por que creo que lo dejé caliente, y entonces, me dio la mano para que me levantara y me dijo "ven, acá no nos va a ver nadie", luego me llevó a la salita de la televisión y empezamos a besarnos, ahí en ese cuartito había más luz que en la sala así que se dio cuenta que traía la prendita cachonda de tu mamá y me dijo "se te ve mucho mejor que a ella, qué rica estás, Alondra" y se puso a besarme el cuello, bajando con la lengua hasta mis tetas y luego me empezó a lamer los muslos y no sabes cómo me prendí, así que yo solita hice a un lado mi calzón y dejé que me lamiera la vagina, yo le agarraba el pelo, para que le siguiera y ahí estuvo Érick, dándome sexo oral por primera vez.

-¿Y te gustó? ¿Qué tal lo hace?- Le dije fingiendo no saber la respuesta.

-Candy, eres más puerca que yo, no mames, es tu hermano ¿para qué quieres saber?

-Y tú eres una santa, pinche vieja. Es tu sobrino. Ya dime ¿estuvo rico?

-La neta es que lo hace muy bien, metía y sacaba la lengua de mi coño y sorbía el fluído que me iba saliendo. Luego subió para besarme en la boca y sentí el sabor de mi coño, es acidito jaja.

-Mmmm, qué rico- Exclamé subiendo la voz un poquito de más.

-Cállate, pinche Candy cerda, te van a oír y van a pensar que somos lesbianas.

-¿Y qué tiene? si estás bien buena, yo sí te daba, guapa.

-Ya güey, no mames, que de platicarte estas cosas me estoy poniendo cachonda ¿Quieres que te siga contando o qué?

-Bueno, pero después me das un beso, porque yo también me estoy poniendo caliente.

-Qué asco, pinche zorra, soy tu tía. Maldita enferma.

-Bueno, ya sígueme contando.

-¿En qué estaba? Ah, sí, pues mientras nos estábamos besando otra vez, me empezó a frotar su verga en el vientre y así como estaba yo de caliente, me puse a acariciársela con las dos manos. Yo creo que ahí fue cuando él pensó en cogerme, porque me puso de espaldas a él y me apretó las tetas contra la pared y luego, me bajó las bragas, yo tuve que abrir las piernas para que no se cayeran al piso y me agaché tantito queriendo agarrarlas; Érick aprovechó eso para ponerme la verga en la entrada de mi vagina. Pero me levanté luego luego "No quiero que nuestra primera vez sea así"

-Ay, qué pinche cursi eres Alondra

-Ya sé, pero yo me había imaginado otra cosa. Él me dijo que estaba bien, pero que si lo dejaba así, le iban a doler los huevos ¿Será cierto eso? Bueno, luego lo buscamos en internet. Así que le pregunté que cómo le ayudaba, pero que no me iba a coger ahí, "si quieres te la sigo chupando". Pero él no quiso y en vez de eso me subió las bragas y me dijo que cerrara las piernas y ahí de pie contra la pared, me abrazó y sentí cómo acomodaba su miembro en el huequito que se me hace entre los muslos cuando cierro las piernas y se empezó a mover como si me estuviera dando, mientras me agarraba a ratos las tetas y me dedeaba. Pero luego, se puso más intenso y me dejó de masturbar para agarrarme de los brazos y entonces me sacudió como una muñeca, mientras yo trataba de apretarle rico la verga con mis piernas y cuando vi hacia abajo, la punta de su verga entraba y salía, brillosa y riquísima por entre mis piernas que estaban embarradas del líquido que te conté, luego sentí como que él ya no podía moverse, así que yo le seguí y para ponerlo más caliente le dije "Qué pitudo estás sobrinito ¿te quieres venir en las piernas de tu tía?" y le seguí duro y duro, frotándole la verga entre mis muslos hasta que entonces sí, que le saco toda la leche. Se descremó tan fuerte que ensució la pared que yo tenía en frente.

-Ay, Alondra, qué rico. Si bien que te hubiera gustado ¿por qué no dejaste que te cogiera?

-No se, no estaba cómoda como para que me desquintara en tu casa, y luego ahí junto a la tele, no mames, me iba a acordar cada vez que me invitaras a ver una película.

-jaja, bueno ¿y luego qué pasó?

-Pues nos besamos otro poquito y trató de que yo me viniera también, pero no pude por los nervios de que Casandra se fuera a despertar. Entonces ya, nos separamos y cada quién a dormir. Pero ¿te digo la verdad? ya que me acosté, seguía bien prendida, así que me empecé a tocar hasta que me vine bien rico recordando cómo se sentía la lengua de Érick en mi coño. Al poquito rato, tu novio te trajo a tu casa y te subiste y yo pensé "pinche Candy suertuda, va a dormir con mi amante por que Goya y la niña se durmieron en el otro cuarto".

-Con razón. Cuando llegué a mi cuarto él estaba despierto, se me hizo raro, pero no le pregunté nada, además ¿te digo un secreto? esa noche la que sí lo hizo por primera vez fui yo, mi novio me cogió abajo de las escaleras de la casa de Pablo-. Le dije a Alondra la misma mentira que a Ricardo, pues tú ya sabes, mi amor, que mi hermano se le adelantó a mi novio en romperme el hímen.

-¿En serio? ¡Qué fuerte! ¿Y él qué tal lo tiene? Está guapo el vato ¿la tiene grande?

-Ni se te ocurra, vívora incestuosa, Ricardo es solo mío. Bueno, pero te voy a decir que lo tiene grandecito, no tanto como Víctor, pero es que ya te dije que ese cabrón es un marciano, tiene tres piernas, neta. Lo que me gusta de Ricardo es que aguanta un buen rato sin venirse y cuando le gana, se repone rapidísimo, sobre todo si se la mamo.

-Oye ¿Y se viene en tu boca cuando se la mamas?

-A veces sí, otras, me pide que reciba su leche en el culo o en las tetas o en la cara.

-Debe verse bien guapote cuando se está viniendo, pinche suertuda.

-¡Ya te dije que ni lo pienses, zorra! Pero sí, hace unos ruidos como si fuera una bestia en celo y me gusta mucho tenerlo en cima para verlo cuando se viene.

-No mames que lo dejas venirse dentro de ti. Pero han de usar condón ¿verdad? no te vaya a pegar algo, Candy o quedes preñada, estás bien chavita.

-Pues mira, de las enfermedades, ni cómo hacerle, el día menos pensado te casas con un culero que te diga que eres la primera vieja en su vida y tú por pendeja se la crees y te contagia algo de alguna de las cincuenta putas que se cogió antes que a ti. Así que para mi, como sea, con o sin condón, si te va a dar algo, te va a dar por mucho que te quieras quitar. Además no me ando metiendo con cualquier pendejo. Y de lo otro, pues todavía no me baja, pero soy puntual como un reloj y hoy se supone que me llega el periodo. Pero por si a caso, voy a empezar a tomar pastillas, no quiero truncarme yo solita.

-Oye, hablando de pastillas ¿al rato vamos por unas de emergencia?

Abrí exageradamente los ojos y le pregunté -¿No usaron condón anoche? ¿y aún así me cuestionas? eres una hipócrita.

-Ay, cálmate, al principio sí, pero luego ya no usamos, nada más por que es mi primera vez, pero luego ya no lo voy a dejar que me coja sin gorrito. Pero, dime ¿vamos a ir por las pastillas? es que quiero que me acompañes, por que toda la gente se conoce en este pinche pueblo y me vayan a quemar. No seas gacha, vamos.

-Sí, vamos, pero primero acaba de platicarme ¿A poco te aguantaste desde mi cumpleaños hasta ahorita sin nada de sexo? Pinche vagina de Ironman que has de tener, no mames. Nadie aguanta tanto sin coger.

-Cálmate, grosera. Pues sí aguanté, en teoría, porque Rafael, el chavo con el que ando, nunca me penetró, pero sí hemos hecho algunas cosas. Además hace como un mes que ando con él, no le voy a aflojar las nalgas luego luego. A penas ayer, fuimos al cine y estuvimos cachondeando un ratito en los asientos. Cuando me trajo aquí como a las doce, dejé que me metiera mano y se la empecé a mamar en el coche, pero en eso que sale Goya, que según para invitarle un café a mi novio. Pinche gorda, me caga. Ya ni se vino ni nada el pobre Rafa.

-Pero eso es de apenas ¿cómo le hiciste para pasar desde abril hasta ahorita en ayunas?

-Ah, pues a pura chaqueta, mija. Bueno, y con mi ex, que cuando le dije que en diciembre iba a venir el chavo que quería que me descorchara, (claro que no le dije que es mi sobrino) me preguntó que si mientras podíamos hacer otras cosas y yo le dije que sí, pero que nada de penetrarme. Pero luego un día que estábamos en su casa, se puso bien pendejo por que no lo dejé que me cogiera por atrás "Pinche vieja apretada, nada más por que sabes que estás bien buena te das tu taco. Si no quieres que te desvirgue, aunque sea déjame darte por atrás" y yo le contesté "¿Ah, sí, pinche vieja apretada? Si fajamos casi diario, cabrón y te la mamo como te gusta, ahora ni madres que te doy ni un beso, puto. Pa' que ahora sí veas lo que es una pinche vieja apretada" Que me enojo y lo mando derechito a chingar a su madre, culero mal agradecido. Todavía que le hago el favor, viene y me dice esas mamadas. Pues que se vaya a la verga.

-Híjole, Alondra, pues sí que desperdició una buena, seguro que ahora que te cogiste a Érick, si este güey te decía, sí se las dabas ¿o no? ¿está guapo?

-Pues sí, luego luego que me cogiera Érick, le iba a decir a él que me la clavara; fíjate, hasta le pensaba poner el cuerno a Rafa, para pagarle el favor al otro pendejo. Pero ahora, que se las afloje su puta madre si tanto quiere coger.

-Estás loca, tía. Oye ¿Y cómo fue que aquí sí te animaste a que te la metiera Érick? Si estábamos Víctor y yo, eres una puta bien hecha, y exhibicionista, además.

-Ahí es donde volvemos al principio. Estaba borracha, no así perdida, no, pero sí me sentía mareada. Y cuando ustedes llegaron antier y vi a Érick, luego luego me emocioné. Se me andaba pasando la mano cuando lo saludé, le di un beso bien cerquita de la boca, tú no te diste cuenta, pero creo que tu papá sí. Por que cuando lo saludé a él me dijo "Qué efusiva" y yo me hice pendeja, diciéndole "Pues si no te da gusto verme, regrésate por donde viniste" y ya con eso como que se calmó por que seguimos bromeando. Pero sí me dio miedo que se fuera a dar cuenta. Ayer en la playa, Érick y yo nos pusimos al tanto de las cosas que no nos habíamos dicho por teléfono o por mensaje. Ah, por cierto, qué encabronada se puso Casandra en la playa cuando te vio fajando con Ricardo. Pero me dio gusto. La pusiste en su lugar.

-Sí, hizo un desmadre gratis. Pero bueno, dices que anoche estabas borracha y que por eso te acostaste con tu sobrino. No - te - creo - na - da.

-Ay, bueno, ya sabes la verdad. Deseaba muchísimo que por fin pasara. Ves que estuvimos echando desmadre un rato con los demás. Luego te fuiste creo que a pelearte con Casandra y tu papá, pero luego nada más vi salir de los cuartos a esa vieja y tú y tu papá se quedaron platicando. Pues yo estaba bien embobada con tu hermano, que cuando ya está medio tomado, le sale lo gracioso, y para mi, pues se ve más guapo, también. Mientras lo veía pensaba en lo injusto que era dios al habernos puesto en la misma familia y dejar que me enamorara de él, que lo deseara como lo deseo y que no me hubiera podido contener cada vez que su boca me tentaba a besarlo. Supongo que Érick me notó apagada, por que luego de voltear varias veces para donde yo estaba, dejó su lugar en el centro de la atención de todos y se fue a servir un trago y me trajo uno, para disimular un poco que precisamente se viniera a sentar junto a mi. "Te noto rara ¿qué te pasa?" yo lo miré tratando de expresarle lo mucho que deseaba ser suya "No tengo nada, nada más te veía ¿qué no puedo?" el se rió y tomó otro poco "Si tú quieres, puedes verme y todo lo demás, solo es cosa que te decidas" cuando me contestó eso, me dio terror de que alguno de los que estaban ahí cerca lo escuchara, así que le dije que bajara la voz, pero el siguió

"¿te da miedo que te escuchen coquetear conmigo?"

"A mi no me da miedo ¿tú te crees muy valiente? A ver, te reto a que me digas ahorita mismo qué fantasía sexual te gustaría que te cumpliera, si lo haces, le doy un trago a mi copa, si no, tú tomas ¿de acuerdo?

"Fácil. Mi fantasía es que cuando te esté cogiendo, alguien por poco nos descubra. También fantaseo con verte hacerlo con alguien más. Ahora bebe"

"¿ya ves cómo eres malo? ¿a poco me ibas a compartir con alguien?"

"Cálmate, como si no lo estuviera haciendo ya"

"Pues si sigues portándote como un pendejo, te aseguro que voy ahorita mismo a entregarle mi virginidad a mi novio y no a ti, como he deseado desde siempre"

"Disculpa, no quise ofenderte"

"Ay es broma, hombre, ya sabes que te esperaría una puta eternidad para que me tomaras. Ahora dime..."

"No, Alondra, es mi turno. Te queda muy bien ese vestidito que traes, pero quiero ver qué ropa interior te pusiste, te reto a que te quites la tanga aquí, nada de ir al baño y me la des"

En ese momento pensé en la posible catástrofe que pudo haberse dado si Alondra o los dos hubieran ido al baño, por que en ese momento, mi papá me estaba violando ahí dentro, como te conté que sucedió antes de que Víctor me diera verga en la noche.

"¿Eso quieres? Mira cómo lo hago para que luego le digas a tus putas quién es tu mujer" -Luego me tomé todo el whisky que me había llevado tu hermano para darme valor y poco a poco me fui bajando la tanga pellizcádola en mis piernas por encima del vestido hasta que la puse en el borde de la falda y luego, esperando que nadie me viera, que me la bajo hasta los tobillos y se la doy-

-Neta estás bien loquita, Alondra. Ojalá hubiera estado ahí para ver eso- Le dije, sabiendo que no era cierto, pues yo estaba muy a gusto en el baño recibiendo en mi vagina el miembro erecto de mi padre

-Pues bueno, que me lo quito y él se autocastigó bebiéndose todo su vaso. Y luego de eso nos seguimos retando a hacer cosas así, hasta que tu hermanito me retó a sentarme con las piernas abiertas, y pues como ya no traía nada abajo de la faldita, en cualquier rato alguien me iba a ver el coño. Pero entonces se me ocurrió que para cubrirme, le volteara el castigo a Érick y le dije que lo retaba a manosearme sin que nadie se diera cuenta. Y entonces recostó su cabeza en mis piernas y ocultando su brazo bajo su cuerpo, puso su mano entre mis muslos y me empezó a acariciar. No seguimos el juego, por que supongo que el toqueteo nos había empezado a calentar a los dos. Prendí un cigarro y él se hizo el dormido para disimular sobre mis piernas. Estaba muy cachonda y borracha, así que deslicé un poco la cadera hacia adelante y le dije a Érick que me dedeara "Pero despacito, mi amor, por que estoy muy mojada y no quiero ensuciarme la ropa" Él muy obediente, se puso a masturbarme mientras yo seguía fumando. Entonces saliste de los cuartos, maldita inoportuna. Y todavía más inoportuna por que luego de ponerte a bailar con Víctor, te viniste derechito hacia nosotros para decirnos que nos tocaba dormir juntos.

-Eso lo explica todo. Ay, qué risa. Cuando Érick se levantó de tus piernas alcancé a ver que sacaba su mano de debajo de tu falda, con razón tenías las patas abiertas, pinche vieja ofrecida.

-Sí vi que te sacaste de onda. Pero estaba tan ebria y tan cachonda, que ya no me importó.

-Si, hasta creo recordar el momento justo cuando lo que pasara el resto de la noche dejó de importarte, descarada. Luego yo me fui a despedir de Ricardo.

-Ajá. Cuando vimos que te entretuviste con él, pensamos que era nuestra oportunidad de continuar acariciándonos a solas en el cuarto, pero se nos pegó el bicho raro de tu primo Viíctor.

-Oye. Te has de haber cagado de gusto cuando apagué la luz y me fui a dormir a la otra cama sin decir nada de que estuvieran en la misma cama ¿verdad?

-Oh, sí, no se te pudo ocurrir una idea mejor, Candy.

-Lo único malo es que por tu culpa terminé cogiendo con mi primo. Nos obligaste a dormir juntos con tal de quedarte con tu sobrino. Eres una pervertida.

-¿Malo? Si bien que te gustó ¿de qué te quejas? Pero de verdad te agradezco que intuyeras mis intenciones con Érick, porque yo fui la que le pidió que se quedara a dormir conmigo. Cuando nos metimos al cuarto, Víctor venía con nosotros, pero ves que aun estando pedo, es bien serio. Así que a penas y nos interrumpió, nada más nos dijo que se iba a cambiar y se fue al baño. En cuanto estuvimos solos, Érick me empezó a acariciar el clítoris de una forma que ni yo lo había hecho y me hizo pensar en lo pendeja que había sido por no dejar que me dedeara desde la primera vez que fajamos. Todo iba muy bien hasta que llegas otra vez a interrumpir, pero cuando apagaste la luz y al poco rato que entró Víctor para dormir y le dijiste que se fuera para tu cama, yo sabía que terminaría por perder mi virginidad-.

Alondra me siguió contando -Ya que se acomodaron ustedes en la otra cama, me quité el vestido y cuando me metí en la cama, le dije a tu hermano "¿Por qué no sigues?" y le agarré la mano para que me siguiera dedeando. Nos abrazamos y entre beso y beso, él me desabrochó el bra y dejé que se agasajara en mis tetas, mientras, yo sacaba un condón que había escondido en mi tanga, luego, le bajé el pantalón y el bóxer y le puse el gorro en su verga, que estaba más dura que nunca, o bueno, así la sentí con lo cachonda que ya estaba. Érick se acomodó encima de mi, que lo recibí con las piernas abiertas y empezó a lubricar su pito con mis fluidos, dándole vueltas con la punta a mi entrada, que ya estaba esperando ser abierta por primera vez. Le ayudé a acomodarme el glande en mi panocha y levanté las nalgas del colchón para alinearnos y le pedí que me lo metiera. Pero cuando empujó hacia adentro, me empezó a doler mucho, bueno, tú ya sabes que con los nervios, parece que duele más y entonces no pudo penetrarme, además el condón rosaba muy feo los labios de mi vagina. Así que mejor le quité el condón a tu hermano y le pregunté "¿Crees que me embarace si lo hacemos así?" y él me calmó mucho cuando me dijo que si me embarazaba, nos escapábamos juntos "Te amo, Alondra".

-Uy, qué fuerte que te dijera que te ama.

-Ya sé, pero fue eso mismo lo que hizo que me relajara. Nos seguimos besando y entonces él se agarró el fierro y lo empezó a frotar otra vez, pero ahora yo sentía más rico, porque la piel de su verga es muy suave y se resbalaba solita por mi vagina como ya queriendo entrar. Entonces fui yo la que empujó hacia él para que me penetrara y cuando levanté la cadera, me metió la verga como hasta la mitad y sentí cuando mi himen se rompió y me empezó a escurrir un poquito de sangre por las nalgas ¿Quieres ver?- Me propuso Alondra con una sonrisa juguetona mientras se agachaba hacia abajo de la cama como para sacar algo.

-Sí, a ver- Alondra sacó de abajo de la cama la sábana blanca que había quitado ella misma cuando tendió la cama en la mañana. La tela tenía un círculo rojo rodeado por algunas gotitas de sangre aisladas y esparcidas alrededor de la mancha más grande. Me impresioné mucho por la cantidad de sangre que le había salido, porque cuando mi hermano me desvirgó en mi cumpleaños, no había sangrado tanto. -No inventes, Alondra, sangraste mucho ¿Todavía te duele?

-No ya no, solo siento como un hueco. Pero anoche, cuando sentí que estaba sangrando me asusté, y como Érick me siguió besando mientras me enterraba despacito la otra mitad de su miembro, me calmé. Ya cuando retrocedió para sacarla y metérmela toda otra vez, me dolió menos y me hizo sentir rico. Tuve que aguantarme como pude los gemidos que me salían cuando él empezó a cogerme más rápido. "No tan duro, mi amor, soy virgen" le pedí y él me hizo caso y me empezó a penetrar más despacio, pero siempre me la metía hasta el fondo y yo sentía cómo me iba resbalando su verga riquísimo, bien apretadita por mi coño que estaba húmedo de mis fluidos y mi sangre. Abrí más las piernas, las doblé por las rodillas y puse mis manos en las nalgas de Érick, y sentí cómo se le tensaban y aflojaban cada vez que me encajaba su verga y me puse tan caliente por eso, que empecé a moverme yo también, en círculos y acercándole mi panocha al mismo tiempo que él metía las manos abajo de mi y me agarraba las nalgas. Cuando ya estaba lista para recibir unas metidas más fuertes, casi instintivamente le subí las piernas en los hombros y dejé que me ensartara a su gusto.

Después de un rato, tu hermano me dijo que me diera vuelta. Ay, Candy, yo tenía miedo que también me quisiera coger por el culo como mi ex me quería. Pero aun así le hice caso, me di vuelta y abrí las piernas un poquito y paré las nalgas. Él se acomodó detrás de mi y dejé de pensar en que me iba a romper el culo cuando acomodó su glande entre los labios de mi vagina y me fue hundiendo despacito su verga. En esa posición, me llegaba más adentro y me hacía sentir más placer, tanto que ya no me importó que Víctor y tú nos escucharan, además por el ruido que ustedes estaba haciendo, supuse que estarían más concentrados en lo suyo. Así que me dejé llevar y cuando Érick me dijo que cerrara las piernas y se acomodó prácticamente montado en mis nalgas para darme su verga bien duro, yo empujaba la cadera hacia él y para calentarlo más, le dije "Qué rica verga tienes, ¿Le vas a dar lechita a tu tía?"-.

-Qué rico, Alondra, de escucharte así, hasta a mi me prendes.

-Es que eres más cochina que yo, por eso te excita que siendo tu tía, haya cogido con tu hermano. Y vaya que me dio una buena cogida. Porque no se mucho de esto, pero cuando él me estaba tirando así, el bordecito de su glande tocaba una parte muy sensible de mi canal y me iba haciendo sentir un hormigueo calientito que me fue subiendo desde las piernas y cuando empecé a venirme, la avisé y le agarré los huevos por entre mis piernas. Ya estaba sintiendo que me iba a correr y poquito antes le dije "Ahí déjalo" para sentir bien adentro su miembro cuando mi vagina se estrechara con mi orgasmo. Casi en seguida que me vine, él empezó a jadear más fuerte y cuando sintió que me había relajado, empezó a bombearme otra vez y luego se agarró de mis tetas, que colgaban abajo de mi, moviéndose con las embestidas que me daba tu hermano. Cuando me dijo que se iba a venir, yo cerré los ojos y le quise demostrar mi amor y mi deseo moviéndome rico para ordeñar su miembro, hasta que sentí más mojado y calientito en el interior de mi canal.

Víctor y tú todavía duraron otro rato cogiendo en la cama de al lado. Pero dejé de escucharlos cuando Érick me abrazó desde atrás y me fui quedando dormida, sintiendo cómo me escurría su semen al exterior de mi coño. Ya no me limpié ni nada, pensé que ahora que habíamos fornicado, me valía madres todo lo demás.

Al poco rato me desperté toda asustada pensando que era bien tarde y que ya habían visto que habíamos dormido hombres con mujeres en el cuarto. Pero me calmé cuando vi que apenas iba saliendo el sol. Víctor estaba despierto también junto a ti y nos quedamos viendo como apenados. Pero luego me dijo en voz baja "Buenos días, tía. Mejor arreglamos esto ¿no? Antes que nos vaya a caer la policía de tus hermanas". Yo le dije que sí y desperté con trabajos a tu hermano. Que me dio un cariñoso besito de buenos días y se puso a ayudarme con la sábana sucia y las otras cosas. Lo que no se me ocurre qué hacer es con el colchón, porque también lo ensuciamos-.

-No te preocupes por eso, Alondra, puedo decirle a mi mamá que me bajó anoche y que no me di cuenta y ensucié el colchón. De todas formas ¿quién duerme aquí normalmente?

-A veces yo, pero creo que después de lo que pasó, me voy a mudar aquí definitivamente.

-Bueno, yo arreglo lo del colchón con mi mamá. Y hay que ir a la farmacia, antes que terminen de desayunar los demás y vayamos a la playa.

Alondra se levantó de su lugar y se acercó a mi para abrazarme y agradecerme por haberla escuchado -Sé que nuestro secreto está a salvo-. Ay, guapo, no sé qué está mal en mi cabeza, pero la historia que me había contado mi tía me había puesto muy caliente y cuando me abrazó, no pude evitar sentir sus senos pegados a los míos y su cinturita que tanto me gusta entre mis manos, así que llevada por un impulso le dije -Oye, ¿puedo pedirte algo? tiene que ser secreto-

-Claro que sí, tú dime.

-Es que es algo raro. No te vayas a espantar... Pero hablaba en serio hace rato ¿Podemos darnos un beso? Uno chiquito, aunque sea. No soy lesbiana, ni nada, es solo que te quiero un chingo, Alondra y lo que me contaste me puso mal. Si no quieres besarme está bien.

Luego de unos segundos en silencio, Alondra seguía peligrosamente cerca de mi y luego me dijo -Estás bien loca niña, pero vamos a darnos uno chiquito y ya ¿sale?- Abrazadas como estábamos, inclinamos nuestras cabezas y luego de mirarme fijamente, Alondra cerró los ojos y me ofreció su delicada boquita para que yo la besara. El primer beso duró apenas unos segundos. Luego ella me dijo -Condenada, con razón traes vueltos locos a todos, besas bien rico-. Y luego ella tomó la iniciativa y empezó a besarme de nuevo y esta vez metiéndome su lengua, que yo recibí con la mía dentro de mi boca hasta que comencé a succionar la suya y a chuparla como si de un pene se tratara. Alondra se dejaba hacer y llegó a calentarse tanto, que mientras yo chupaba su lengua, ella me metió la mano por abajo de los jeans que me había puesto esa mañana para salir a desayunar con la familia en el patio. Yo le ayudé a desabrocharme el botón del pantalón para que metiera bien su mano hasta mi vulva. Luego me dieron ganas de sentir el cuerpo de mi tía y le empecé a acariciar el busto. -Candy, si es cierto, estás empapada- Me dijo Alondra mientras me hacía disfrutar del dedo que estaba metiendo en mi cavidad. Pero el encanto se rompió pronto, porque cuando ella sacó la mano de debajo de mi ropa, se la acercó a los ojos para verla de cerca y sorprendida me dijo -Creo que ya te está empezando a bajar ¿o te lastimé?- -No me lastimaste, creo que sí ya me empezó el periodo- Y agarré la sábana sucia con la sangre de la desfloración de mi tía y le limpié los dedos con ella. -Gracias por el beso- le dije, sonriendo- ¿Al rato le seguimos? Digo si tú quieres, solo que por unos días tendré que hacerte a ti las cositas que querías hacerme-

Las vacaciones siguieron y ya te iré contando los demás sucesos de esos días. Por ahora, te mando un delicioso apretoncito de mis labios en tu verga, mi amor, esperando que te haya gustado el relato de hoy. Soy tu puta siempre.

Dulce F.

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