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El elevador

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Al subir al elevador quedó junta a ella. A través de su blusa, él podía observar la suavidad de la piel de sus bien formados senos. Era morena clara, y antes de perderse en el interior de la blusa blanca, dejaba ver su tersa textura que lo atrapó de inmediato, como invitándole a acariciarla. Sin poder evitar voltear a ver, su mirada se perdió en el espacio que existía entre ellos. Sólo pudo salir del sueño en que se metió por el sonido del elevador al llegar a su piso y abrir sus puertas... Era hora de concentrarse en su reunión...

Mientras esperaba su turno para ingresar a la reunión, la imagen de la chica del elevador no dejaba su mente. Sus grandes y negros ojos, su cabello lacio hasta los hombros, su silueta, pero sobretodo la visión de sus senos... se volvió a perder en ellos con su mente por debajo de la blusa, imaginando que sus dedos recorrían el borde de su ropa interior... En ese momento, ella apareció y lo sacó de su nueva fantasía para decirle, "ya están listos para ti, sígueme".

Al salir de la reunión ambos esperaron a que llegara el taxi que los llevaría de regreso a su oficina... Ya era tarde y sólo irían a recoger sus autos para ir a sus respectivas casas... Ya en taxi, no pudo evitar asomarse de nuevo a ver sus senos, que se veían aún más que antes porque la blusa tenía un botón desabrochado. Lo que le permitía ver que el día de hoy traía lencería de color blanco también, lo que lo excitó tremendamente... En su entrepierna, sintió como su pene se endurecía. 

"Puedo notar que te gusta lo que ves!" escuchó sorprendido. Asombrado y apenado, levanto la mirada para ver a Susana a los ojos. Ella le comentó: "A mí también me gusta lo que veo", dirigiendo la mirada a la entrepierna de Mario, dónde ya era notoria su erección....

No supo que decir. Todo esto le había sorprendido, y lo único que se le ocurrió fue decir: "Son lindos", a lo que ella añadió: "... y suaves..." al tiempo que bajaba su mano hacia el bulto que crecía en su entrepierna. Él puso su mano sobre la pierna de ella, justo donde llegaba la falda y ella de inmediato separó sus muslos, invitándolo a adentrarse hacia su centro... el acarició sus muslos, que se sentían firmes, y conforme se acercaba a su centro notó que ella no traía ropa interior... sintió como su erección se hizo más grande lo que provocó que ella lo tomara firmemente... Lo acarició como buscando recorrerlo desde la base hasta la punta con la palma de su mano, y lo apretaba suavemente para sentir como iba creciendo la excitación de Mario. La besó con fuerza, dejando que sus labios se fusionaran y que sus lenguas se encontraran mientas apretaba su mano para sentir la humedad que ella tenía en su entrepierna... Le pidió al taxi que desviara la ruta hacia su departamento. Ella, busco el cierre del pantalón, para bajarlo. Mario se acomodó instintivamente para que ella pudiese meter la mano por debajo y encontrar que el bóxer de él ya se encontraba húmedo.... buscó por debajo de la ropa interior el lugar de origen de esa humedad y al tocarla Mario gimió... lo rozó con suavidad y saco su mano y se llevó los dedos a la boca, chupándolos con suavidad, y después dijo: "sabes rico....", y llevo sus dedos a su vagina, los humedeció y los llevó la boca de él, "a ti... te gusta mi sabor?", le preguntó... A lo que él respondió con un fuerte beso al mismo tiempo que ella metía de nuevo su mano del pantalón. 

El taxista, de quien ambos se habían olvidado que existía desde hace rato, no sabía qué hacer. Ya había llegado a la dirección del departamento de Mario, pero no deseaba interrumpirle. Parecía no importarle mucho aparte de sentir la boca de Susana saboreando su pene, una y otra vez. Lo tragaba hasta la base y luego le recorría la punta con la lengua y luego la succionaba, como besándola. Mario gemía conforme se acercaba a su clímax... Ella sintió como el pene de Mario se endurecía en preparación a explotar, apresuró sus movimientos, haciéndolos cada vez más profundos en su garganta. Fue entonces que Mario dejó escapar un grito y ella sintió como el líquido de él le llenaba la boca. Lo chupó con más suavidad para exprimirle hasta la última gota... Acariciándole levemente la cara le dio un beso en la mejilla y le dijo... "vamos a dejarlo descansar un momento"... 

Fue hasta entonces que Mario se percató de que ya estaban enfrente de su departamento.

- ¿Cuánto debo? - preguntó 

- Nada Señor, gracias por el tour - Respondió el taxista con tremenda sonrisa en la boca

Apenas hubo cerrado la puerta, cuando la volvió a besar y la apretó contra su cuerpo, la respiración de ambos era agitada. Él le apretaba las nalgas atraía hacia sí, mientras que ella le tomaba del cabello con una mano y de las nalgas con la otra.... Él se separó para desabrocharle la blusa con fuerza y chuparle los senos por encima del brasiere de encaje al mismo tiempo que metía su mano por debajo de la falda y la llevaba a espacio entre los labios de su vagina, para encontrarlo completamente mojado. Deslizó sus dedos desde la parte superior hacia abajo, rozando el clítoris, lo que provocó que ella gimiera en el beso, hasta la entrada de su vagina, metiendo sus dedos ligeramente en ella... provocando que ella se apretase contra el con más fuerza sin dejar de besarlo. Volviendo a subir, solo para sentir el delicioso aroma de la humedad que crecía en el interior de ella. Al llegar de nuevo al clítoris, sus dedos jugaron en él, y ella reaccionaba doblando las piernas y gimiendo de placer.... Sacó sus dedos de por debajo de la falda y dejando al descubierto sus pezones, los llenó de la humedad que tenían sus dedos. Los pezones se endurecieron más aún. Ella le tomó la mano y se la llevo a la boca para sentir el dulce sabor de interior.... 

Los labios de él rozaron ligeramente los pezones morenos de ella. Se levantaban desde la areola, como formando una pequeña montañita en la punta de sus firmes senos.... La lengua recorrió la areola dando vueltas alrededor de sus pezones acercándose más y más hacia la punta del pezón. Y su mano bajo de nuevo a la entrepierna jugando de nuevo con su clítoris, y recorriendo hacia la entrada de su vagina... El chupó completamente el pezón al mismo tiempo que metía sus dedos en el interior de la vagina, y comenzó a succionar suavemente al mismo tiempo que sus dedos se movían rítmicamente en el interior de ella. Y conforme él lo hacía con más fuerza, ella reclino su cabeza hacia atrás y se dejó llevar por la deliciosa sensación... Se sentía como la humedad de ella y su delicioso aroma llenaba la entrada del pequeño departamento. La respiración de ella hacía sentir que su excitación crecía cada vez más... y empezó a levantar la cadera como señalando que su clímax se acercaba. Lo que hizo que él se excitara aún más y arreciara sus movimientos.... Ella lo detuvo, 

- "Te quiero sentir dentro de mí", le dijo

- "Lo harás, pero no en este momento", él contestó y se puso en cuclillas para quedar justo debajo de la falda y frente la vulva, que rozó con la lengua. 

¡Ah! el sabor era delicioso, le separó los labios y acercó la punta de su lengua al clítoris y lo rodeo con ella... lo succionó manteniendo separados los labios. Sentía como ella se estremecía con cada chupada. Bajo la lengua para recorrer, como lo habían hechos sus dedos unos minutos antes, desde el clítoris hasta la entrada de la vagina... Tomó las nalgas de Susana con fuerza y la chupó cada vez con más fuerza. Las piernas de ella temblaban sin control anunciando la llegada de su orgasmo. En su intento de aferrarse, le tocó ligeramente por detrás y ella apretó las nalgas como intentarlo meter el dedo a su interior al sentir que el dedo la penetraba por detrás explotó en un orgasmo enorme que empapó la cara de Mario que la chupaba frenéticamente mientras la dedo masajeaba por detrás....

Decidieron que bañarse era una buena idea para descansar un poco y dejarse llevar un poco más...

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