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El tiempo pasa pero las ganas se quedan

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Roderick tiene hoy 32 años y dos hijos. Es chiricano, delgado, no pesará mas de 60 kilos, blanco, palido, con un cuerpo lampiño y una mota de vello pubico café claro, tiene el cabello largo y sedoso y no es muy agraciado de cara. Eso si, es aseado, educado y sumiso.

Lo conocí hace años en el área de Vista Hermosa. Me visitaba constantemente en mi apartamento para unas culeadas fenomenales. Le perdí el rastro hasta hace dos semanas que me lo encontré en el Parque Urracá esperando bus. Paré y lo saludé y me reconoció de inmediato.

Hoy lo esperé a la salida de su trabajo. Venía con una franela ajustada y jeans sueltos, para nada fashion.  Apenas llegamos al motel lo encueré y lo puse contra la pared, Me deleité oliendole sus axilas, sin vellos, pero con un olor a perfume barato, con mi barbilla le restregaba los brazos, la espalda, la nuca. Todo eso mientras con las manos le sobaba sus nalgas suavecitas, redondeadas, blancas.

Contra la pared seguia cuando bajé  a lamerle un poco su culito blanco, con un poco de vello delgado y casi rubio. Lo escupí y le meti la lengua con ganas. Roderick solo jadeaba y comenzaba a abrirse las nalgas para que yo pudiera seguir con su asalto.

Le halé la verga, larga y pálida, delgada y casi sin vellos, circuncidada, hasta que pude mamarsela mientras le lengueteaba el ano.

Nos fuimos a la cama y le agarré la nuca. Ahora era turno de él de mamarme la verga, La tengo un poco gruesa, venosa, recta y lo obligué a tragársela hasta el fondo. Le sostenía la cabeza mientras yo empujaba tanto que mis huevos le chocaban contra la barbilla.  Llegó un momento que casi vomita de cómo lo atragantaba. Perra sucia que es, porque estoy seguro que se ha tragado mas de 4 pingas esta semana.

Mientras me mama la pinga miro hacia el techo. El espejo refleja el culito de Roderick, dos meloncitos blancos y calungos, redonditos y apetecibles.  Me pongo detrás y lo vuelvo a escupir. Lo mando a que se abra las nalgas con las dos manos. Más, quiero ver ese hueco peludo abriendose.

Me pongo un condón y con lentitud le voy enterrando la pinga. La tengo durísima, tanto que siento como le voy estirando el hueco del culo para que se acomode a mi verga. Va entrando mientras mi querido antiguo amigo se pajea. comiezo el mete y saca, me inclino a propósito para que mi tuco le toque hasta el centro de sus entrañas. Se queja un poquito pero no mucho. Yo se que este chico casado desde hace 10 años lo que le gusta es comerse una buena pinga por el culo de vez en cuando. Me lo ha confesado, que a veces se culea a su mujer pensando en el ultimo huevo que tenía en el culo.

Le sigo dando y decido ponerlo bocarriba con una almohada bajo el sus nalgas. Cuando le saco la verga, el ojo del culo le queda abierto,con el centro rosadito bien visible. No aguanto y lo bombeo rápido y duro y me vengo, llenando el condón de leche.

Lo mando al baño a lavarse el culito y regresa oloroso a jabón.

En la misma posicion que tenía antes él , me arrodillo y le meto la lengua en ese hueco abierto y caliente, Es una sensacion indescriptible, sentir como ese culo limpiecito y abierto me succiona mi lengua. Esa calentura me pone a mil y mientras el se pajea y con su ano me aprieta la lengua y la boca, mi mano ordeña mis huevos de nuevo.

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