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Compañeras de piso

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Esta fue una pequeña experiencia con chicas, que me ocurrio al poco de cumplir los 18 años, tras un verano en que hice auto-stop. Me asente en un trabajillo mal remunerado y logre compartir un piso con dos chicas estudiantes. Tenían 19 y 21 años, y yo 18. La primera, Silvia, era alta y delgada, tenia el pelo castaño y rizado. No tenia unas curvas como las mias, pero a los chicos les volvia locos pues parecia una modelo, tenia los ojos azules intensos. Dolores era morena, bajita, de pelo largo, y de facciones regulares, pero no especialmente atractiva. Sin embargo lo compensaba siendo la compañera mas divertida que he tenido nunca. Con ella me veia más a menudo, pues Silvia siempre que no estaba estudiando estaba saliendo con algun chico. Dolores y yo llegamos a tener bastante intimidad, y hablabamos de nuestras vidas, de trabajo y estudios, de chicos, de sexo, etc., sin ningun reparo. Cierto día en que llovia nos quedamos las dos en casa. Silvia se habia ido como de costumbre, y nosotras no teniamos mejor plan. Ademas yo estaba agotada de trabajar (limpiaba portales – en el orfanato habia aprendido TODO sobre limpiar y trabajar duro y para mi era una rutina sencilla hacerlo, pero era trabajoso, los "señoritos" son muy exigentes aunque lo hagas bien). Me duché mientras ella preparaba una merienda ligera y seleccionaba un video para la velada. Me sento tan bien la ducha que estaba contenta a pesar del dia de perros. Sali con la toalla puesta y me cambie en la habitación mientras Dolores me preguntaba si me gustaba la película. Era una de terror.

Con la merienda en la mesilla y la tele puesta, conforme la película iba avanzando y aumentando de intensidad, afuera la tormenta tambien era mas y mas fuerte, comenzaban a sonar truenos y los rayos iluminaban la sala durante fracciones de segundo. No me asustaban las tormentas. A ella un poco, me habia confesado, pero no tanto como para hacerlo con cada una. El filme nos dio un par de sustos, y con el ultimo nos abrazamos. Ya no habia merienda por supuesto y estabamos sentadas en el sofa, con las piernas dobladas hacia un lado. Yo llevaba una camiseta y unas braguitas, y ella un pantalón de sport, casi como un pijama, para estar comoda en casa, y una camiseta holgada, con los calcetines. El abrazo no nos sorprendio, es algo comun entre amigas. Pero seguimos asi un rato, pues la película continuaba en esos momentos de climax tipo gore que siempre hay.

Cuando la inminente victima iba a abrir la puerta cogiendo el pomo, y descubrir quien hacia ruidos en la habitación, un potente trueno invadio nuestros oidos, pegamos un grito agudo, nos abrazamos, y la luz se habia ido. Dolores estaba asustada porque temblaba en mis brazos. La acaricie para consolarla –No pasa nada cariño, no te preocupes- Se iba calmando pero siempre abrazada a mi con ternura, como una niña que se ha caido y acude a su madre. La emocion del trueno y la película me habia excitado, me di cuenta al notar el pecho de ella contra el mio, ¡tenia los pezones durisimos! Ella lo debio de notar, porque me miro intrigadoramente, de manera muy intensa, con sus ojos marrones. Me parecieron hermosos por primera vez. Dolores se acurruco junto a mi, cuerpo con cuerpo. Note sus pezones contra mis tetas. Estaba un poco aturdida, pero me sentia a gusto. La besé la cara con cariño, un beso tras otro. Ella me decia:

-Gracias, te quiero Jessica, gracias.- y me besaba tambien.

Note como se ponia encima mio, tumbandome en el sofa. Hundio su boca en la mia, y sus labios calientes comenzaron a jugar. Yo devolvia el beso, con mas y mas intensidad. Metimos la lengua y la movimos, mezclandonos una con la otra. Ahora si estaba excitada entre la oscuridad leve que dejaba ver, pero lo hacia mas emocionante, al reconocerlo al tacto todo. Comenzo a amasarme las tetas suavemente, y luego con pasion autentica. Son muy grandes y vuelven locos a todos, incluida yo misma. Seguimos besandonos y debimos tener la misma idea, despegamos los labios con violencia, como animales, y dijimos casi al tiempo:

-Comeme-

-Comeme-

Las miradas lascivas se cruzaron, estábamos mojadisimas. Las camisetas no tardaron en volar hasta el suelo, y las bragas las siguieron. Yo quede completamente desnuda, sobre el sofa, y ella en calcetines. No habia tiempo para otra cosa, ¡y lo que yo queria era su chocho, desde luego!

Me dijo que estuviera quieta. El sofa no era grande, pero suficiente para las dos. Me quede tumbada boca arriba, mientras ella giraba y colocaba su culito enfrente mio, medio a cuatro patas. Lo agarre, y acerque mi boca al cercano coñito. Estaba bien depilado, humedo, con los labios rosados. Estaba ansiosa como una perra por meter el morro ahí. Ella hizo lo propio conmigo, y el contacto de su lengua sobre mi pubis me encendio. Con la lengua lami de abajo a arriba , notaba sus olores y flujos, no paraba. Saboreaba su chochito a fondo. A la vez estaba recibiendo un buen trabajo. Dolores jadeaba cuando sacaba su boca de mi. La intensidad crecia y crecia, lamiamos como putas desbocadas, sin control. Meti mi lengua todo lo que pude, me concentre en su clítoris, mientras mis caderas iban arriba y abajo. Nos habiamos sincronizado bien. Mordisquee su botoncito, sintiendome perra, pero feliz, me encantaba ser tan guarra. Note como mi boca se empapaba entera: se estaba corriendo de gusto. Me deje inundar entera, abria la boca con la lengua recogia esos jugos, los tragaba… Y entonces fui yo. Un grito que oirian todos los vecinos me delato con ese espasmo de placer sin limites. Ella lo recibio igualmente bien. Nos quedamos jadeantes, tumbadas, y desnudas.

-Te quiero Dolores- dije

-Y yo a ti cielo- contesto.

A los 10 minutos de estar inertes, recordando lo que habiamos sentido aun de cerca, la luz llego. Nos dimos cuenta de que estabamos desnudas y de que Silvia llegaria pronto. Entonces recogimos, nos vestimos, y con un beso en la boca, dejando los labios aprisionados mientras se soltaban, acabamos. No comentamos nada mas. Todo siguió igual de alegre que siempre.

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