Nuevos relatos publicados: 9

Satisfaciendo mi cuerpo

  • 5
  • 14.827
  • 9,56 (32 Val.)
  • 1

Vivo sola en mi apartamento, y me gusta andar desnuda, sintiendo mi cuerpo libre, sin complicaciones, me parece muy excitante andar suelta, sintiendo el roce de mis piernas.

Era sábado en la noche, sin nada que hacer, saqué unas cervezas de la nevera y encendí la tele, estaban pasando una película erótica, empecé a acariciarme las tetas, y a apretar mis piernas, el roce de mis piernas con mi concha es totalmente excitante, mi conchita perfectamente depilada, una de mis manos sube y me meto un dedo a la boca, para humedecerlo y baja hasta mi conchita, empieza a abrirse camino, llega hasta mi hueco y me doy cuenta que estoy más mojada de lo que me imaginaba, con mis dedos empiezo a distribuir esos jugos por toda mi conchita, con mi otra mano me apretó mis tetas, las estrujo y cierro los ojos para dejarme llevar por lo que estoy haciendo.

Mi dedo sube hasta encontrar mi pepita, que está roja y gruesa, excitada y esperando que yo misma satisfaga mis ganas. Me doy gusto un rato, moviendo rápidamente mi dedo, me ayudo con un movimiento de cadera, y trato de besarme mis tetas, que están ya rojas, de los pellizcos y apretones que me proporciono.

Me levanto y voy directamente a la nevera, saco un pepino, es de buen tamaño, en su parte inicial es delgado, pero va aumentando su grosor.

Vuelvo a mi cama, y en la tele el tipo la está penetrando por el culo y por la concha, la mujer tiene un consolador que ella misma lo mueve a su gusto. Meto la parte delgada del pepino en mi boca, lo lamo, lo mamo, como si fuera un gran pene, y mi mano está ocupada, dándome gusto, metiendo dos dedos en mi concha mojada y tibia, aprieto mis piernas, y la sensación de mi mano en mi concha es indescriptible, luego bajo el pepino, abro muy bien las piernas, para que mi concha quede expuesta, empiezo a penetrarme con ese buen pepino, que sé que me va a hacer gozar, empiezo a meter despacio el tronco, entra y sale, sin dificultad, y mi boca esta con mis dedos, lamiéndolos y gozando, luego, paso mi mano por detrás de mí, para que el pepino penetre mejor, mis piernas están al máximo, y mis gemidos se hacen salvajes, hummmmm siiiiiiiiii, ¡¡¡qué bien!!!, el pepino está en la mitad, y mi cuerpo me pide más.

Me levanto sin sacarme el pepino de mi cueva, coloco una almohada en el centro de la cama, y me paro sobre ella, bajo, suavemente, sosteniendo el pepino para que no se salga de mi agujero, que está lleno, ¡pero con gamas de más!

Llego hasta la almohada, y entonces empiezo a bajar más y más para que el pepino entre, me duele, ¡Ahhhhhhhh! Ya está la parte más gruesa dentro de mí, y se está abriendo camino sin tapujos, empujo más y más, ¡¡¡si!!! Me siento totalmente llena, y lo dejo ahí por unos instantes para que mi concha se acostumbre al nuevo tamaño del instrumento que me parte en dos. Luego, me acuesto nuevamente en la cama, y con mi mano, le doy movimientos giratorios al pepino, eso me arranca muchos gemidos. De gozo, de placer, el movimiento cambia y empieza el mete y saca desenfrenado de mi mano, ¡que hace que me corra de una vez! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡Siiiiiiiiiiii! Y lanzo un suspiro, dejo a mi amigo ahí, por un rato, me gusta esa sensación, mis jugos brotan por entre mi entrepierna y el pepino sale solo, gracias a la lubricación de mi corrida.

Lo tomo, y me lo llevo a la boca, donde lo limpio y no dejo una sola gota, el sabor de mis jugos es fabuloso, y mi boca queda abierta como deseando más…

Busco entre los cajones, algo que me ayude con esta tarea, y encuentro unas velas, son largas y de buen grosor, no tan gruesas como mi primer amigo, pero estas servirán.

Las tomo y las empiezo a besar, las lamo, las muevo en mi boca, suavemente, una de mis manos lleva el líquido que todavía queda en mi concha hacia mi agujero, voy dilatando poco a poco mi culo, porque quiero pasármela en grande, logro meter la punta de mi dedo, empiezo a moverlo de un lado al otro, y me vuelvo a excitar mucho, mis jugos ya están saliendo de nuevo, bajan y ayudan a mi dedo, traigo una de las velas hacia mi rabo, empiezo a meterla, lentamente, ya está mojada, pero necesita más ayuda. Levanto mi culo, me pongo en cuatro sobre la cama, y abro bien mis nalgas, para facilitarle el paso a la vela, ella entra y luego la saco, entra hasta cierto punto y sale, ¡ah! ¡Que gusto! es muy interesante sentir esa vela en mi interior, cuando logro tener lo máximo en mi culo, y hacerme gozar todo lo que puedo, traigo la otra vela y me la clavo en mi concha, que a esa hora estaba chorreando mis jugos por mis piernas, el mete y saca de los dos instrumentos me vuelven loca, ¡¡¡Sí!!! Mis gemidos y gritos deben escucharse en el otro apartamento, pero no me importa, estoy disfrutando tanto que no me importa si todo el edificio se da cuenta, ¡¡¡ah!!!! ¡¡¡Si, que rico, es delicioso, ah!!!! Me estremezco y termino con otra corrida mundial ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh!

(9,56)