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Acosada en el supermercado

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Alonso mi esposo se ausentaba constantemente debido a sus compromisos laborales, había decidido hace ya algunos años estudiar administración de empresas, sin saber qué éste lo alejaría un poco de su familia sin embargo he de decir que a pesar de su ausencia en esos momentos me sentía feliz, pues me había dado dos hijos; actualmente de 5 y 6 años de edad. Él siempre se ha caracterizado por ser muy educado y dulce conmigo y en la intimidad no era la excepción, aunque nuestra vida amorosa se alejaba cada vez más debido a su constante ausencia y compromisos que llegaban en los momentos menos indicados.

Una mañana Alonso se marchó, me había comentado que estaría fuera una semana por cuestiones de trabajo y necesitaban de su presencia, partió a las 7 de la mañana aquel viernes y el último suspiro que encontré de él, fue el sonido de la puerta cerrándose lentamente para no despertar a nuestros hijos. Así es como me quede sin él nuevamente, y aunque era algo normal para mí de alguna forma no estaba consciente de que esta vez exploraría otro lado de mi libertad que me cambiaría para siempre. Le pedí a una amiga de confianza que pasara a recoger a mis hijos a las 9 pues tenía que hacer unas compras al centro y prefería ir sola así de esa manera me sentiría mucho más segura al saber que mis hijos no estarían afuera con el peligro de que me descuidara y pasará algo, ella accedió inmediatamente pues no era la primera vez que se los encargaba además de que se llevaban muy bien. El timbre sonó y después de una pequeña conversación con ella me quede completamente sola.

Decidí tomar un baño antes de partir al centro, ahí hay un supermercado donde acostumbro ir, me desvestí lentamente y observe mi cuerpo desnudo en el espejo, me sentí acalorada, hace ya algún tiempo que no había estado con mis esposas qué el sólo roce de mis prendas cayendo de mi piel hizo que mil emociones se apoderarán de mí. Quería explorar mi sexualidad de forma distinta en vez de sólo masturbarme e imaginar cosas que podría convertir en realidad, recordé que cuando era soltera al vestirme de forma provocativa atraía la mirada de muchos hombres que parecían cazadores dispuestos a tomar a su presa, y eso me hacía sentir deseada algo que me fascinaba.

Tome un vestido corto y entallado que tenía en el closet color blanco con franjas negras y me puse unas pantimedias negras acompañadas de unos tacones de 7cm los cuales hacían resaltar mi trasero de una forma especial, me observé en el espejo y mire lo provocativa que estaba, cuando salí al estacionamiento y noté las miradas de algunos trabajadores supe de inmediato qué había logrado mi objetivo. Manejé alrededor de 20 minutos cuando al fin llegué al supermercado, necesitaba algunas cosas para la comida y me dirigí a cada uno de los pasillos. El sentir el aire entrando en mis piernas a través de las medias que llevaba puestas me hacía sentir muy excitada, además de las miradas que se concentraban en mí, después de todo ver a una chica de 1.67cm de estatura delgada, piel blanca, cabello rizado castaño claro, un trasero resaltado por los tacones y un pequeño escote que era la puerta para llegar a mis senos medianos pero firmes era algo que a muchos hombres ese día parecía llamar su atención. Después de unos minutos noté la mirada de un hombre en especial, un tipo alto, moreno y atractivo que no dejaba de observar mi cuerpo entero como si al hacerlo encontrará más detalles de mi cuerpo cual si este fuera un rompecabezas, seguí caminado cuando de repente escuche la voz de un hombre saludándome de forma muy dulce.

Hola ¿sabes donde encuentro el pan integral? es que no vengo mucho aquí y cambian seguido la ubicación de los productos. Por supuesto contesté, yo necesito uno también por que no vamos juntos, esto de comprar es un relajo como siempre. El tipo me dio un beso en la mejilla y se presentó, Me llamo Mariano ¿y tú? soy Pamela contesté enseguida, comenzamos a conversar de muchas cosas, que había estudiado arquitectura y ahora se encontraba terminado unos condominios, que tenía 35 años de los cuales la mitad había vivido en otro estado y que le gustaba ir a correr para mantenerse en forma. Yo le hablé de mis gustos como por ejemplo que me gustaba ir seguido al cine, pero el cuidar a mis hijos no me dejaba mucho tiempo, él me dijo que tenía 3 hijos una niña de 7 y dos chicos de 5 y 4 respectivamente, de la nada dos personas se habían encontrado y hablaban de sí mismos de sus gustos e hijos, no sé qué tan común sea eso, pero ambos estábamos agradecidos.

Pude notar que de vez en cuando retrasaba su caminar para ver mis nalgas moviéndose al sonido de mis tacones y lo supe por que en los refrigeradores el vidrio reflejaba lo que sucedía al rededor como si esté fuera un espejo. No era el único en hacerlo a decir verdad desde que salí de casa noté muchas miradas de hombres que, sin disimulo alguno, me desnudaban con la mirada y me hacían sentir como una mujer vulgar lo cual no me desagradaba y dejaban volar su imaginación.

Me sentí excitada, no sé si fue la adrenalina misma o el saber que lo que estaba haciendo no era correcto, pero he de confesar que me calenté, así que decidí jugar su juego. De vez en cuando me agachaba por algún producto y él se me repegaba con el pretexto de alcanzarlo por mí, deje que me tomara de la cintura un par de veces y al cabo de unos minutos entramos a las cajas a pagar. Sin que se lo dijera el decidió pagar todo y me sentí encantada, me acompaño al coche, abrí la cajuela para guardar las cosas, cuando me dijo ¿sabes? desde que te vi entrar me quede atónito contigo eres muy atractiva y para ser honesto me gustas, pero soy un hombre casado. Yo también soy casada contesté, me ha agradado tu compañía y me gustaría que fuésemos amigos, le di mi número, y aunque en el fondo algo me decía ¡no seas tonta Pamela! el solo se quiere acostar contigo. ¡eres casada! ignore esas voces y Mariano me dio un beso en los labios, corto suave y muy rico, sentí sus labios gruesos rozando la delicadeza de los míos, el me abrazó por detrás, como si lleváramos meses de ser novios y beso mi cuello, me sentí tan ardiente que comencé a mover mi trasero suavemente como si frotara su miembro. Eso no duro mucho pues estábamos en un espacio público, me dijo que me invitaba a salir esa misma tarde, que tenía unas nalgas preciosas y que mi esposo debía ser muy tonto para dejar sola a una hembra tan completa como yo.

Nos despedimos, me subí al coche y manejé mientras mi mente fantaseaba con lo sucedido no me concentraba, al manejar el vestido se subía un milímetro cada vez hasta dejar expuestas mis piernas forradas de aquellas pantimedias negras y aunque sabía que algunas personas podían verme otra vez del espejo no me importo, la parte moral de mi existencia se ausento dando lugar al deseo sexual de sentirme acorralada por las miradas pervertidas de los hombres y ser como un cordero en tierra de lobos, y dejar que alguno de ellos me desnudará y tomara cada parte de mi cuerpo como si se tratará de un objeto sexual, y hacerme el amor sin compasión alguna. Bajé del coche y me sentí después de hace mucho tiempo como una mujer deseable. Cuando llegue a casa y recogí a mis hijos al preparar la comida escuche el sonido de mi celular cuando llega un mensaje, era Mariano pidiéndome salir con él, la cabeza me dio vueltas y aunque sabía que no era correcto, mis más bajas pasiones querían experimentar ese encuentro, así que me decidí a asistir. No sabía que me deparaba aquella tarde, pero estaba dispuesta a experimentarlo.

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