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Un noviazgo increíble

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Desde muy joven siempre me había costado mucho conseguir una relación seria, tanto es así que por antecedentes familiares de algunos tíos abuelos hasta tenía miedo de quedarme soltero y cada madrugada de domingo volvía a casa solo y desanimado porque había fracasado nuevamente.

Una noche de septiembre después de compartir una cena con compañeros de trabajo nos fuimos al baile ya que todos teníamos el mismo propósito (buscarnos una novia).

Al llegar al club, entramos entre la multitud abriéndonos camino muy apretadamente hasta que llegamos a la barra para servirnos un trago y luego mirar desde ese punto las mesas donde estaban ubicadas las posibles candidatas o compañeras de baile que pretendíamos sacar.

Siempre observando muy atentamente veo de pronto que una chica gordita y muy hermosa me miraba con ojos interesantes tratando de ubicarme entre la multitud, entonces la cabeceo desde mi lugar y ella asiente con la cabeza de que saldría a la pista, voy a su encuentro y ayudándola a pasar entre la gente comenzamos a movernos al ritmo de la música.

Ambos parecíamos llevarnos bien en nuestros pasos, nos habíamos compenetrado en un interesante dialogo que siempre que la orquesta iba a un descanso nos sorprendía lo rápido que pasaba el tiempo, entonces quedamos de acuerdo para la próxima entrada y así bailamos toda la noche hasta llegar al final del evento. Al llegar la hora de despedirnos quedamos en volvernos a ver para salir a tomar un café. Y así feliz y saltando me fui a mi casa recordando cada minuto de aquella noche tan especial.

Cada cita hacia que nuestros sentimientos crecieran día a día, pero aun no quería decirle nada serio pues esperaba estar seguro de mis sentimientos hacia ella. La muchacha era hermosa quizás más de lo que yo podía pedir, pero recién después de un periodo de dos meses comencé a brindarme totalmente y nuestros corazones ya estaban llenos de pasión

Yo sabía que ella estaba más enamorada que yo y me resulto fácil poder acceder a sus encantos, porque cada caricia mía era bien recibida y cuando empezamos a tener relaciones para ella era todo nuevo y muchas de las cosas le enseñaba yo para que las hiciera bien y lo demás lo dejaba a su criterio e invención para que me sorprendiera.

Desde un primer momento como desde chica le había faltado su madre, me pedía encarecidamente que por favor no la fuera a dejar embarazada y por eso empezamos a tener mucho sexo anal que era una manera práctica de evitar un embarazo no deseado, ella aguantaba bien mi pija; se sentía bien y gozaba realmente espectacular.

Nuestros encuentros eran los fines de semana ya que los demás días trabajaba en Buenos Aires y yo la llamaba por teléfono para alimentar nuestro amor y para hacer menos larga la espera.

Al llegar el verano sus patrones decidieron llevarla 15 días de vacaciones lo cual se vio un poco preocupada, pero al consultarlo conmigo le dije que yo estaría bien, que la iba a extrañar, pero tratándose de trabajo no tenía problemas en dejarla ir. Yo me quedaría trabajando como siempre en el turno noche como lo hacía habitualmente total eran solo dos semanas y ya estaría de vuelta.

En ese momento las comunicaciones no eran tan fluidas como ahora, ni existía una tecnología tan avanzada como para tener un celular así que me tenía que remitir a un locutorio o en su defecto hablar por operadora cosa que me reventaba pues no me gustaba que una extraña escuchara nuestras conversaciones íntimas.

En ese lapso tan largo de espera comprendí que la amaba tremendamente y más cuando me enteré de que después de los 15 días en lugar de dejarla descansar una semana en su casa, pasarían derecho a Capital Federal para darle su franco recién el tercer fin de semana. Todo aquello me enojo mucho, pero por no preocuparla más decidí callarme y continuar esperando.

Cada vez que la llamaba era un verdadero drama, casi no podía hablar porque lloraba desconsoladamente y yo le decía:

—Bueno papito no te preocupes ya pasaran estos días y estaremos juntos.

Pero yo tambien estaba desesperado y la extrañaba muchisimo. Por dentro sentía que era injusto todo aquello, pero cuando se tienen patrones uno no puede decidir libremente. Así fue que después de una semana más llego el viernes y justo que voy pasando por la sala principal de mi trabajo escucho el teléfono y era ella, diciéndome que ya estaba en su casa y que su padre la alcanzaría para estar conmigo. Imagínense que hermosa sorpresa, contaba cada minuto para salir volando.

Salí en mi bicicleta a todo lo que da y cuando doblo en la esquina, ella que me ve y comienza a correr a mi encuentro, ambos nos abrasamos y besamos llorando como si hubiera pasado un año de nuestra separación, pero solo era el amor puro que se manifestaba y no importaba nada más que tenerla conmigo.

Saludé a su padre y le agradecí por traerla, conversamos algunas palabras y sin más se retiró en su automóvil. Al quedarnos solos en la calle caminamos abrasados hasta mi casa donde esa noche ella se quedaría y aunque no dormiríamos juntos por respeto a mis padres al menos al otro día podríamos disfrutarlo completamente.

Una vez en la tranquerita ella me tuvo la bicicleta y yo abrí el candado, entramos y después de dejar mi bicicleta contra una pared ella se abalanzó sobre mí y ambos nos fundimos en un largo beso apasionado que duro varios minutos mientras mis manos la recorrían toda como queriendo abarcar cada centímetro de su cuerpo, luego la llevé hacia un viejo garaje que aún no tenía techo y allí estaríamos tranquilos sin que nadie nos viera.

La noche estaba especial y la luna con su brillo iluminaba nuestros cuerpos y seria la única testigo de nuestro amor. Al llegar al pequeño espacio adelante del auto ella se puso en cuclillas y empezó a desabrocharme el cinto, bajar mi pantalón y mi ropa interior y mirándome a los ojos exclamo casi con desesperación:

—Lo quiero chupar mi amor!!

Y sin dudar un segundo se lo metió a la boca y lo lamia de mil maneras como así tambien mis huevos que desaparecían por completo dentro de su boca. Yo estaba que explotaba por aguantar tanto tiempo sin descargarlos, mientras tanto le saque la remera y ella continúo desprendiendo su brasiers y agarrando sus enormes senos comenzó a masajear mi pija en forma increíble y desesperada. Hasta creo que si me negaba era capaz de enloquecerse.

—Ayy Aayy amor creo que si sigues así no voy a aguantar mucho — exclamé con voz temblorosa, a lo que ella me contesto:

—No importa mi vidaa!! ¡Dame la lechita que quiero tomarla todaaa!!!

Y en un solo suspiro la tuvo en la boca hasta la última gota y la saboreaba como si fuera el mejor de los manjares.

—Que rica mi amor!! ¡Me diste la lechita papi!!!

Después de eso lamia el glande como limpiándolo de restos de leche y acariciaba mis huevos que tambien recibían esporádicos besitos como de agradecimiento.

Mientras eso ocurría me contaba que durante las vacaciones había tenido que dormir en el living de la cuñada de su patrona y todas las noches eran una tortura, porque la mujer gritaba y gozaba de vaya saber qué cosas le hacia su marido.

—y yo mi amor? —Me dice como pidiendo una explicación— yo me excitaba y pensaba en ti y en tu tremenda vergota hermosa. Me masturbaba con el dedo, pero sabía que no era esta cosita que me llena toda mi amor y por eso la extrañaba cada día más.

Todas esas caricias más aquellas palabras tan morbosas hicieron que nuevamente mi pija se pusiera como un fierro y la levante y empecé a acariciar el interior de sus nalgas, ella se bajó la pollera y como no tenía nada más la eche contra el capot del auto y conociendo mis gustos se abrió los cantos y yo metí mi dedo para ver como estaba, de inmediato sentí algo viscoso a lo que exclamo:

—ya te la preparé mi amor!! Ponémela porfi que la quiero sentir dentro mío.

Entonces sin más le dije:

—abrime la cola mi vida!!

Y levantando su enorme y carnoso culo se puse en posición para recibirme.

—despacito mi amor que está muy gruesa —me dijo muy suavemente.

—Siiii —le digo— está bien duro, lo pusiste especial para tu culito.

La enorme cabeza de mi verga empezó a abrirse camino entre sus carnes firmes y aunque veía su cara que hacia muecas de dolor me pedía muy decidida:

—No me la saques mi amor!!! Porfi no me la saques, sos mi hombre y es tu culito papi.

Cada una de sus palabras parecían llevarme hacia un éxtasis total y mientras jadeaba de placer cada centímetro que entraba me hacía sentir en el paraíso.

Ella acariciaba mi rostro mientras me preguntaba mimosamente:

—No está toda, cuanto falta mi amor?

—La mitad mi vida aún falta la mitad.

—ponele mas crema mi amor sí?

Así que retirándola un poco pude ver su culo dilatado en un perfecto circulo que me esperaba ansioso. Inmediatamente puse bastante crema en mi glande y se la puse nuevamente y esta vez sí entro como un torpedo en aquel hermoso tubo.

Una vez pegados uno con el otro empecé a hacer mi movimiento de mete y saca mientras estimulaba su clítoris con mi mano lo que la enloquecía y me ayudaba en los movimientos produciéndose múltiples orgasmos y en varias ocasiones debía taparle la boca para que no escucharan sus gritos de placer. Así estuvimos aproximadamente unos diez minutos hasta que mi momento culmine llego y explote dentro de ella como siempre lo había hecho, pero esa noche de un reencuentro tan romántico la situación valía por tres. Luego como mi verga aun seguía dura quizás por su esfínter que apretaba tanto mi tronco ambos seguíamos besándonos y yo aprovechaba para acariciar sus pezones que seguían algo duros como mi pija, pero aquella noche aun la recordamos como el sello de nuestro amor eterno.

Después de aquella separación que sufrimos y que nos había parecido una eternidad sus patrones decidieron que jamás deberían separarnos, más por ella que la habían visto sufrir tanto, así que desde ese momento empezaron a llevarme a mi tambien de vacaciones hasta que un año y medio después nos casamos muy enamorados, pero su hermoso culo siempre fue el broche de oro para todos nuestros momentos de sexo y hoy a casi 30 años de aquel hermoso episodio todo sigue siendo tan fogoso como el primer día.

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