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La nueva perra

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Paulina estaba en el peor momento de su vida. Tenía muchas necesidades económicas y yo estaba allí para ayudarla, sabía que no podría darme dinero, pero ese no era el plan de pago que tenía en la cabeza.

Nos conocíamos de toda la vida y por eso no sonó fuera de lo común que le prestara el monto de dinero que necesitaba mensual para mantener a su padre en el hospital aún sabiendo que no tenía como pagarlo. Dejé pasar dos meses, lo cual resultaba ser una gran suma y la llamé.

—Hola Pau ¿Cómo estás?

—¡Lucas! que gusto escucharte, pues mejor ...  aunque mi padre sigue muy enfermo ya casi necesitaré pagar el otro mes. (Sentía cómo me estaba manipulando para que le siguiera pagando el tratamiento a su padre).

—No te preocupes mujer, ya sabes que cuentas conmigo pero ¿puedes venir a mi casa? charlemos, hace siglos no lo hacemos. 

—Claro... estaré en media hora. (Por el tono de su voz sabía que no quería venir, pero también sabía que no sería tan tonta de negarse a mi petición. Perder mi amistad significaba perder a su marrano, la empezaba a odiar por eso, y eso era justo lo que necesitaba).

Llegó a mi casa dos horas después, con un vestido negro algo corto y unos tacones dorados medianos. Me sonrío y la hice pasar.

(Sabía que no tenía tiempo así que quería ir directo al grano).

—Lucas, me alegra mucho verte (estaba sentada finamente en un sillón justo al frente de mi silla) ¿cenaremos?

—Claro que sí Pau. 

—¿Pediremos domicilio ? no veo que haya comida.

—jajajajaa mi comida serás tú (me miró como petrificada y se levantó instantáneamente).

—¡Qué te pasa imbécil!

—Mide muy bien tus palabras perra si no quieres que te mate a golpes... si quieres puede largarte ahí está la puerta, pero tú decides qué tanto quieres que tu papi siga viviendo.

—su cara se tensó de inmediato... ¿qué es lo que quieres?

—pero si serás estúpida, pues una puta, eso es lo que quiero.

—yo no soy... (Bofetada). 

—tú serás lo que me dé la gana, la vida de tu papi está en mis manos. Eres una puta porque me darás tu cuerpo por dinero, el dinero que usarás para pagar la cuenta del hospital.

(vi cómo se quedó muy quieta, pensando como por unos siete minutos, luego agacho la cabeza ) —está bien.

—No, así no repite: soy su puta amo.

—soy su puta amo (las lágrimas empezaban a aparecer).

—Desnúdate (su vestido fue cayendo y su hermosa piel blanca aparecía. Era todo un espectáculo, sus tetas eran grandes y redondas, sus pezones cafés y del tamaño justo, ni hablar de esa vagina, tersa, depilada). 

Se quedó ahí de pie mirándome... muy bien, vas a poner tus manos detrás de tu cabeza y te vas a acercar ofreciéndome tus tetas. Esa orden la obedeció de inmediato. 

Muy bien perra, ahora quiero verlas rebotar... (Brincó y sus tetas empezaron a bambolearse) Detente (las toque, retorcí y chupe sus pezones, lo más tosco que pude).

Baja tus manos, siéntate en esa silla con las piernas muy abiertas, ábrete la vagina con las manos... muéstrame si eso que tienes entre las piernas vale mi dinero.

(Lo hizo torpemente, pero finalmente ahí estaba ofreciéndome su agujero principal). 

Me acerqué y la miré... (Ella se dio cuenta que esperaba que dijera algo).

—¿le agrada amo?

— jajaja no está mal perra, no está mal.

—ve a esa mesa y pon tus tetas, manos y cara en ella, quiero tu culo en pompa... Cuando me obedeció miré ese rico culo, no muy grande pero paradito...

—te disfrutaré mucho puta (nalgada) ¿quién es tu dueño? ¿De quién es tu cuerpo perra? (nalgada). 

—suyo amo, soy su perra, su puta.

—jajajaja así es... ábrete las nalgas con las manos y déjalas así.

—vaya que era todo un agasajo verle ese ano rosadito, evidentemente virgen...

... muy bien putica ¿por dónde empezaré a follarte?

Esta es la primera parte, si les agrada estaré subiendo la continuación.

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