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La cabaña: solos tu y yo

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Imagínate que estamos en una cabaña cerca del mar. Te encuentro descansando dormida en una hamaca colgando de dos palmeras, te ves muy sexy con esa blusa blanca holgada que transparenta tu traje de baño.

Me encanta como te ves, a la distancia me quedo observando tu figura hasta que no aguanto más y voy a ti.

Despacio para no despertarte, me acerco a tu cuello, hueles delicioso como siempre, te beso, te beso el cuello, la orejita, los labios y vas despertando sonriéndome

-me encantas!

Y te beso en la boca, me pongo encima de ti olvidándome de toda sutileza, te beso con fuerza, con pasión como sé que te gusta, te muerdo el labio y te miro a los ojos, sé que sabes que estoy ardiendo y sé que tú también.

Me pongo de pie, te tomo de la mano y te llevo a la cama, creo ya sabes mis intenciones.

Te acuesto en la cama y comienzo a besar tu cuerpo, todo, por completo, cubriendo cada espacio de tu suave piel.

Voy de arriba hasta abajo, pasando por tus piernas hasta el último dedo de tus pies.

Y ahora voy de regreso comenzando con tus piernas hasta llegar a tu vagina. Primero la acarició, paso desde mis dedos hasta el final de la palma de mi mano por tu vagina me gusta escuchar los pequeños gemidos que exhala tu boca, te quito el bikini, separó tus piernas y voy besando tu vagina, suavemente, chupo y succiono tu clítoris y tus gemidos aumentan más, subo hasta tu boca sin dejar de tocar tu vagina sin dejar de pasar mis dedos y frotar tu clítoris, te miro a los ojos tu mirada me enloquece:

-Amor no me importa si hay mañana, si hay un futuro o no, yo te amo hoy, tú eres mía hoy y te haré el amor como si de eso dependiera el mañana.

Me besas, te beso, te quito la blusa y voy comiendo a besos tus senos, tocándolos acariciándolos, me encanta pasar la yema de mis dedos por el contorno de ellos, y también morderlos con mis labios para que se pongan duros, pongo tu pezón entre mis dientes, sé que te gusta cómo se siente.

Me desnudo frente a ti hago que te sientes y pongo mi miembro en tu boca te agarro de la cabeza para que no te escapes y lo que haces es magistral como siempre te vuelvo a recostar y pongo tus piernas en mis hombros mi miembro en la entrada de tu vagina y comienzo a hacerte mía.

Me voy moviendo despacio sacando mi miembro hasta la punta para después clavártelo en una sola embestida para sacudir tu cuerpo y la cama, así nos pasamos un par de minutos y con el paso del tiempo mis embestidas cada vez más rápidas y duras, tus gemidos igual aumentan al ritmo de mis movimientos.

Te paso encima de mi quiero que ahora me montes, y cabalgues sobre mi miembro, ahora soy tuyo ahora estoy a tu merced y ¿sabes qué? Me encanta que sea así.

Tus movimientos son rápidos, y yo te ayudo tomándote de la cadera me encanta cuando te mueves de esa forma, como loca poseída por mi miembro, das un par de brincos sobre él como si quisieras desaparecerlo dentro de ti y yo no me opongo, lo disfruto mucho, me entretengo con tus senos apretando los y como si se tratara de algún botó al hacerlo tus gemidos son más,

Me gusta friccionar tu clítoris mientras te mueves, pero el nivel de tus movimientos es tal que me harán acabar pronto, trato de incorporarme para estar de frente a ti besándonos, tocándonos.

Con pasión, con fuerza, hasta que tus gemidos son más fuertes, y los míos también tu humedad moja y chorrea por mi miembro, me dejo llevar hasta terminar dentro de ti.

Te desplomas en mi pecho, sudada, cansada, agitada al igual que yo nos besamos y relajamos hasta quedarnos dormidos.

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