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Mi primera infidelidad - Parte I

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Luego de meditarlo y pensarlo por un largo tiempo, he decidido contar lo que me sucedió hace unos meses atrás, no es mi imaginación, fue real, no daré nombres ni lugares, porque no quiero que mi esposo o algún conocido me reconozcan.

Nunca imagine o paso por mi mente, la existencia de un macho que hiciera flaquear y eliminar todos mis principios, valores, tabúes, de mujer fiel y señora respetada.

Inicio el relato diciéndoles, que somos una pareja de 28 años de casados, los dos tenemos la misma edad, la cual pasa de los 50.

Mi esposo es un hombre atractivo, varonil y un maravilloso amante que por su experiencia sabe cómo hacer que una hembra disfrute del maravilloso placer sexual.

Todo lo que se del sexo, él me lo enseño, mi esposo es muy liberal, mientras yo soy conservadora y tímida, nos amamos y nos deseamos, no tenemos secretos entre nosotros, cualquier inquietud o experiencia la comunicamos sin reservas o tapujos. Pero a pesar de esto no he tenido el valor de contárselo, aun teniendo su aprobación y libertad de poder disfrutar de otro macho.

Soy una mujer que físicamente no aparenta la edad que tengo, siempre me he ejercitado, mi cuerpo está bien formado, con senos grandes, cintura pequeña, culo grande, muslos gruesos y carnosos, con un poco de flacidez la cual es normal debido a mi edad, llamo mucho la atención de los machos, digo esto porque al caminar por las calles de la ciudad muchos me dicen, ¡que sabrosa esta señora!

Mi madurez solo se nota en mi rostro. Muchos machos han intentado empalarme, aunque muchos me han gustado, pero yo siempre evado la situación.

Todo se inició meses atrás, cuando mi vehículo se le daño una pieza, justo en el sitio donde trabaja mi esposo, yo baje con el mecánico y su nuevo joven ayudante, para llevarse el vehículo.

Al llegar al lugar, el mecánico y yo nos bajamos del vehículo, mientras caminábamos hacia mi automóvil, con el celular hice una llamada a mi esposo para que bajara y nos diera la llave del vehículo, él tardo unos minutos para bajar, yo me recosté del carro dirigiendo mi vista al carro donde estaba sentado al volante el joven ayudante. En ese momento vi. Que el joven me desnudaba con la vista, me detallo de arriba abajo muy de cerca y muy descaradamente, miraba mi rostro, lentamente bajaba su mirada, pasaba por mis senos, hasta estacionar su vista en mi vagina y ahí se quedaba mirándome fijamente ni siquiera espabilaba tanto así que me puso muy nerviosa y trate de desviar la situación hacia otro lado pero en lo que tenía la oportunidad de mirarme lo hacía firmemente y descaradamente, esto se cortó cuando llego mi esposo, le comunico la falla del vehículo, me despedí de él con un beso y me dirigí hacia el carro donde estaba el joven, mi esposo me dijo que era mejor que me fuera en mi vehículo con el mecánico así vería que no forzara el carro. Bueno llego el momento de irme y todo quedo en solamente miradas, luego me pregunte qué pasaría si me hubiere montado con el joven. A los días lo vi, nuevamente en su trabajo, yo hablaba con el mecánico de mi carro y él se colocó frente a mí, diciendo, ¡que calor! Simultáneamente se quitó la franela sin dejar de mirarme fijamente a la cara, dejo al descubierto todo su pecho, sus brazos y sus pantalones estaban a media cadera era como si quería quitarse toda su ropa, me extraño porque estaba haciendo frio , pero como era tan insinuante conmigo, lo mire me saludo muy cordialmente yo lo salude y él se sonrió con mucha picardía, mientras el mecánico me revisaba el carro el pasaba delante de mí una y otra vez se ponía de frente y de espalda era como si quería mostrarme, venderme su cuerpo y comunicarme lo que yo disfrutaría si le diera la oportunidad de empalarme. En realidad tenia buen cuerpo buenos músculos, buenos pectorales, buenos brazos, con su piel liza y bronceada. Expedia hambre de sexo me vibraba como si quería cogerme en ese mismo momento, su acoso sin él saberlo ocasiono una rica humedad en mi entrepierna y el endurecimiento de mis pezones, fue tanto así que el mecánico se le quedo mirando, entonces yo deje de observarlo, y me puse de espalda para terminar con esta situación cuando el mecánico termino yo me monte en mi carro no lo vi. Arranque.

Cuando iba subiendo. Me dijo adiós, pero vuelve pronto, se quedó mirándome apasionadamente la verdad les digo que me dejo impactada y excitada su forma de decirme abiertamente vamos a la cama, no le di ninguna oportunidad porque en realidad era muy comprometedora la situación, pero mientras rodaba rumbo a mi casa con los pezones erectos y la chocha mojada pensé, que para gozármelo está buenísimo se ve fuerte, machote divino con mucho sabor y ritmo que dar, pero me quede tranquila y creo que ni se enteró de que si me gusto su baile erótico y sus miradas lujuriosas.

Al llegar a mi casa, decidí darme una ducha, me quite la ropa en mi dormitorio frente al espejo, vi.

La imagen de mi cuerpo desnudo todavía tenía mis lolas duras con los pezones erectos, entonces inconscientemente con una de mis manos acaricie mis senos, bajando la otra hasta mi entrepierna con uno de mis dedos lo deslizaba sobre mi clítoris, el cual resbala deliciosamente a través de mi rajita por lo mojada que estaba, mientras mis manos hacia su labor de masturbación, mi mente fantaseaba imaginando como seria gozar de ese viril y firme cuerpo, como sentiría su verga, perforando mi raja, ese fue el instante que sentí una salvaje excitación, me acosté boca arriba en la cama, abriendo y doblando mis piernas penetre mi raja con uno de mis dedos, luego dos y seguidamente un tercero, inicie un suave movimiento de mete y saca con los tres dedos mientras imaginaba que era la polla del joven penetrándome, los movimientos iban en aumento, mis dedos estaban empapados, mi flujo, era tan abundante que escurría fuera de mi rajita deslizándose hasta la unión de las nalgas, mi cuca se contraía tratando de succionar los dedos, estaba hambrienta de carne joven, mi respiración era acelerada yo jadeaba, cerré los ojos imagine y sentí que era la polla del joven la que perforaba mi hueco y me hacía gozar, luego de unos segundo explote en un rico orgasmo.

La pajeada fue tan salvaje y rica que me dejo cansada como si en verdad estaba cogiendo, nunca había ocurrido esto en las muchas veces que me masturbe con otros machos. Me quede recostada unos minutos en la cama, luego me dirigí al baño, mientras me duchaba pensé que debía decirle todo lo acontecido a mi esposo, ya que él siempre me dio la libertad de vivir la experiencia de una polla diferente a la de él.

Luego de unos días, recostados los dos en nuestra cama, tuve el valor de contarle a mi esposo toda la experiencia vivida y motivación que provoco el joven en mí, no le conté que me había pajeado, sentí vergüenza.

Mientras le contaba lo sucedido, el acariciaba mis senos, los cuales estaban duros como un balón de fútbol, con sus pezones erguidos, luego deslizo sus dedos por los labios de mi rajita, los cuales se empaparon, por el líquido que salía del interior de mi vagina, ocasionado por lo caliente que estaba, me percate que mi relato origino una erección magistral de la verga de mi macho, esto lo digo ya que al tomarla con mi mano sentí que estaba tiesa como una roca.

Mi sabroso esposo y amante me empalo, haciendo el papel del joven.

Mientras me envestía susurraba en mi oído, que si me gustaría tragarme, con mi cucota el trozo de carne del joven, yo le respondía con voz jadeante, sí...

Asiiiii... Quiero que me lo entierre hasta el fondo, siiiiii… cógeme, asiii… ricoooo. Fue una cogida sensacional tuve 3 orgasmos.

Mi deseo y fantasía por el joven, lo repetimos muchas veces, lo que hizo que mi esposo notara el fuerte placer y lujuria, sentido por mi cuando fantaseaba estar cogiendo con él.

Después de ese maravilloso polvo, entonces él me dijo

Amor tienes toda mi aprobación si te quieres gozar al joven, dándome a entender que tenía toda la libertad, para decidir lo que yo deseara.

Dándole las gracias por toda esa libertad que me le daba, le asegure que yo nunca haría nada con el joven, debido a que era una persona de la zona donde habitábamos creándonos muchos rollos, que si no fuera así de repente le daría la oportunidad, para gozar de su trozo de carne, ya que el joven me atrae.

El me respondió que respetaba mi decisión, pero eso solo lo podía afirmar, si al encontrarse a solas con el joven, lograra controlar la tentación y deseo que provoca su acoso.

Pasaron unos días y no hablamos más del tema, la reparación del vehículo no fue perfecta lo que hizo que fuera al taller, esos días note que el acoso del joven era algo fuerte.

Durante todo este tiempo yo rehuía la mirada sugerente, cálida, lujuriosa y provocativa, del joven mecánico. Yo me comportaba a su acoso con mucha seguridad, ponía distancia donde correspondía, demostrándole la barrera que había entre él y yo. Una mujer felizmente casada y él, un joven que podría ser mi hijo. Pero nunca trate de cortar esa situación, la razón era que yo sentía mucho placer con su lujuria por mí.

Con solo imaginarme lo que sucedería si yo le diera una oportunidad de aplacar su lujuriosa pasión por mi carne, aumentaba mi autoestima y al mismo tiempo se mojaba mi entrepierna. Creo que él noto esto.

Ya que en ningún momento él disminuyo su decidido acoso y descaro para demostrarme esas ganas de penetrarme, esto me ocasionaba, miles de pensamientos lujuriosos en mi mente, a pesar de que hasta ahora nunca me había pasado por la cabeza darle la oportunidad a otra verga de penetrar mi chochó, que no fuera la de mi esposo.

Él me enviaba mensajes a mi celular, halagadores, respetuosos como palpando el terreno, me invitaba a salir para tomarnos un café.

En muchas ocasiones, debí recurrir a masturbarme para aplacar las ganas frenéticas que le hacía sentir a mi cuca, el acoso del joven.

Todo no paso de fantasías y descargas al tirar con mi marido, hasta el día, en el cual el logro hacerme sucumbir a sus deseos.

Procedí a salir con mi vehículo para realizar unas diligencias, después de recorrer un pequeño tramo, mi carro se apagó, trate de encenderlo nuevamente pero no lo logre. Después de un tiempo 15 minutos, en el cual no pude hacer que mi vehículo encendiera, no llame a mi esposo para no preocuparlo. Decidí llamar a mi mecánico desde mi celular, atendió la llamada el joven que siempre me acosaba, me dijo que mi mecánico no se encontraba cerca, ya que estaba reparando un vehículo en las afueras de la ciudad y que llegaría a finales de la tarde.

Él me dijo si tenía algún problema, yo le conté, muy cordialmente me ofreció su ayuda y al mismo tiempo me pregunto cuál era mi ubicación. Yo le dije, donde me encontraba, a lo que él me respondió, en 15 minutos estoy contigo.

Y para mi sorpresa así fue, luego de 15 minutos el llego. Con una gran sonrisa me saludo y por primera vez se acercó a mi rostro para besarme en el cachete, al mismo tiempo me decía, hola mi señora bonita, que le pasa a tu carro, yo le explique que no encendía, inmediatamente el me ordeno que abriera el capo, al yo hacerlo el procedió a buscar la causa por la cual no encendía, después de unos pocos minutos, me dijo que probara si encendía, yo procedí a pasar el swich, al hacerlo el carro prendió, yo me baje del carro, y abrazándolo lo bese en la mejilla, a la vez le daba las gracias. Preguntándole cuanto le debía. No sé porque pero, al momento de abrazarlo sentí una corriente atravesando todo mi cuerpo, el me contesto que no le debía nada, que si quería pagarle algo y era de mi agrado solo bastaba que lo acompañara a tomar algo, yo le conteste que sí.

Nos subimos al carro, para que el me guiara al lugar donde nos tomaríamos el trago. El camino fue todo risas provocada por sus bromas, comentarios, amena conversación llena de halagos de él hacia mi persona, uno de ellos fue que se sentía muy afortunado por estar conmigo, sus comentarios me provocaron tanto placer que a pesar de mi nerviosismo, sentí mi tanga todo mojado por mi excitación.

Cuando llegamos al restaurante me preguntó si no tenía inconveniente en que nos sentáramos mejor en la zona del bar. A lo cual accedí gustosa, nos sentamos en una mesa, el lugar a pesar de ser de día, dentro de él la luz era muy tenue, el sitio era una tasca restauran y tenía un segundo piso de habitaciones, creo que se imaginaran para que son.

La música, un poco alta de volumen, hizo que nos mantuviéramos muy cerca para poder escucharnos; cada vez que acercaba sus labios hacia mi oído para poder hacerse escuchar, sentía que mi corazón latía más rápido.

Conversamos un largo rato y al segundo trago se animó a tomarme de las manos. Yo pensé quitar mis manos y pedirle que nos fuéramos, como lo hice con otros hombres, pero no sé qué me paso, no quise hacerlo. En cambio, le sonreí aceptando su contacto. Él entonces se acercó, llevó su boca a mis oídos y me preguntó "¿quieres ir a bailar?”. Por favor no me digas que no, mi linda y bella señora, moviendo mi cabeza le dije que sí.

Se inclinó y tomando mi mano, nos dirigimos a la pista de baile, yo sentía que me temblaba todo el cuerpo iniciamos el baile muy conservadoramente sin unir mucho nuestros cuerpos, solo esporádicamente y delicadamente, él me tomó de la cintura yo apoye mis manos sobre sus hombros, bailábamos suave y despacio.

En un momento determinado él me agarró y me acercó a su cuerpo seguimos moviéndonos, esta vez pegados, cuerpo con cuerpo, siempre me habían dicho que los jóvenes eran muy viriles y calientes, pero él era el colmo, no teníamos ni dos minutos bailando y sentía la dureza de su miembro restregando mi vagina, como los dos éramos casi de la misma estatura su miembro, calzaba como anillo al dedo sobre mi chocha. Entretanto, mi mente estaba a cien y mi ansiedad de hembra en celo, iba en aumento. Me abracé más a él comencé a mover la pelvis hacia arriba buscando que mi cuca se deslizara sobre su verga, la cual estaba tan tiesa que separaba nuestras pelvis, los dos a la vez nos movíamos uno contra el otro, en una frenética lujuria, sentía mi pantalón completamente empapado. Sentía su miembro contra mi vagina y estaba volviéndome loca.

Pero el momento en que mi cuerpo, casi llega al clímax, fue cuando acerco sus labios a mi oído y me dijo... ¿Tú sabías, que siempre me has gustado? Mi señora linda ¿Que he soñado contigo haciendo el amor?

Mirándome a los ojos, acerco su boca a mis labios, mi reacción fue cerrar mis ojos, abrir mi boca, totalmente sumisa y entregada esperando recibir un apasionado beso de su parte, pero como para aumentar mi ansiedad, lo único que hizo fue morder un poquito y suavemente mis labios.

El rose de su bulto con mi vientre se hizo mucho más rápido y fuerte.

Sus movimientos se convirtieron en envestida, con sus manos apoyadas sobre mis nalgas me pegaba más contra su polla, flexionando sus piernas, para restregar mi cuca con su palo, mientras yo meneaba mi culo copiando sus movimientos para sentir el rico roce con su bulto, era un maravilloso baile de placer. Me empezó a besar el cuello. En ese momento yo ya me sabía entregada. Aunque aún era pasiva, sentía algo de miedo y vergüenza, lo que inconscientemente hacia que le dijera, nene esto no debe ser, por favor detente, yo soy una mujer casada y tu podrías ser mi hijo, pero al mismo tiempo gemía y respondía sus besos y caricias. Luego llevó su boca a mis oídos para decirme! No soy tu hijo, soy un macho que le gustas, solo quiero, estar dentro de ti, que disfrutemos de esta salvaje pasión y atracción que ambos sentimos, entonces me preguntó "¿quieres ir a una habitación?". Excitada al máximo asentí con mi cabeza, mientras sentía que mi cuerpo se estremecía.

Nos separamos, y él pasando su brazo por mi cintura, me llevo hasta la mesa, él se dirigió a la barra notando que el barman le entrego una llave.

Llego a la mesa, acaricio mi rostro con su mano, para luego darme un apasionado beso, mientras con una de sus manos, acariciaba y apretaba suavemente el interior de mis muslos, entonces me aparte y le dije que quería ir al baño, a lo que contesto, tus deseos son ordenes mi linda señora.

Dentro del baño, repetía insistentemente -¡soy casada, soy casada, esto no está bien!-. Con mi esposo, llevamos una muy buena y bonita relación; él es un hombre trabajador, cariñoso y muy buen amante, pero el joven…no sé, despertaba el deseo, placer juzgado por la sociedad, que habita naturalmente en todas nosotras las mujeres.

En ese momento fue que comprendí, lo que me había dicho mi esposo, de que solo podría asegurar mi negativa de estar con el joven, al instante de enfrentar esa situación.

Todo lo digo porque estaba muy nerviosa y al salir del baño, pensé en decirle que nos fuéramos, pero mi mente y cuerpo sentía una salvaje e irresistible atracción sexual por seguir disfrutando del placer que él me daba, era mucho más fuerte que mi nerviosismo.

Esta pasión sexual era irracional, solo quería entregarme a su lujuria, sin importarme nada.

Durante todo el trayecto hacia la mesa, él nunca dejo de observarme y al llegar, me dijo, estás espléndida. Estás maravillosa. No son halagos, es la pura verdad, mi señora bonita. Acercando su rostro a mi mejilla y recorriéndolo con sus labios dándome dulce y suaves besos, se detuvo en mi oído, con una voz suave y apasionada me dijo! Te voy a confesar algo, cada vez que te veo frente a mí se me pone dura como una roca, si pienso en ti me excito, me tengo que pajear.

Esas palabras más sus caricias mi hizo notar, que no sirvió de nada mi ida al baño para secar mi ropa interior con papel higiénico, pues en este instante estaba más mojada, sentía como si ríos de flujo salían del interior de mi cuca, mis pezones ya sobresalían considerablemente de mi blusa y sentía un excitante dolor en ellos, mi calentura estaba al tope máximo, haciendo que venciera mis temores y reparos internos decidí disfrutar de este viril joven macho, los dos éramos presa de una pasión de locura. -¡Uuufff! Nene, vida mía... Yo también deseaba este momento –suspiraba yo en mi calentura.

En ese instante el acerco sus labios a los míos, así nos besarnos apasionadamente, separo sus labios y deslizándolos suavemente por mi cuello hasta detenerse en mi oído pasando su lengua sobre él. Me susurro, ¡quieres sentir como me pongo cada vez que te observaba o pensaba en ti! Tomó mi mano y la llevó a su instrumento, tócala, esta es la que te va hacer gozar, estaba muy caliente , sentí que había alcanzado una erección suprema, con mi mano comencé como a masturbárselo sobre la tela de su pantalón, se sentía caliente, duro, tieso como el concreto y de buen tamaño, mis movimientos eran cada vez más rápidos, los detenía para apretar ese grueso palo, me imaginaba como seria sentirlo penetrando mi cuca, que se babeaba por tragárselo, yo gemía, -Oooohhh nene que caliente que gruesa. El contacto de mi mano, origino que su carnota tiesa y ardiente se endureció todavía más. Yo llevaba unos pantalones tipo mono, y una camiseta ajustada. Él metió su mano entre mis piernas explorando ávidamente entre mis nalgas allí fue que me convencí que no había nada que hacer ni resistencia que imponer, ya sus manos se introducían por debajo de mi pantaleta y acariciaba mi húmeda cuquita, ya le anuncié con mi humedad que estaba lista y que sería su mujer.

Frotando suavemente los labios de mi vulva; me estaba excitando tanto que me retorcía de gusto, gemía débilmente, dominada por su diestra mano. El no dejaba de susurrarme palabras excitantes y tentadoras, lo que me provoco el máximo del placer fue cuando me dijo, ¡Sientes como se pone mi palo por estar dentro ti mi señora linda! El sueña con llenarte de su néctar. Sé que tú también lo deseas, pero necesito que tú me lo digas, es todo tuyo para que lo disfrutes. ¿Te gusta? Siiiii... Siiii... Me gusta, nene, lo deseo, quiero ir a la habitación, para que me lo ensartes.

Él se inclinó tomando mi mano para así dirigirnos al cuarto, Apenas entramos en la habitación nuevamente nos besamos y acariciamos y él me preguntó - ¿Es tu primera vez? - yo asentí, entonces él fue a poner una música romántica, yo me quede estática muy cerca de la puerta detallando todo, de mi lado derecho había una mesita de servicio con ruedas, sobre ella había una hielera con una botella de champaña y dos copas, quede tan sorprendida, halagada por ese romántico detalle, y la gran suma de dinero que el joven gasto solo por estar conmigo. Él sirvió dos copas, me dio una, levanto su copa y dijo, ¡mi señora linda vamos a brindar por este momento! Luego del brindis estuvimos bailando, pegados nuestros cuerpos, él me atrapaba por las nalgas con sus manos y tiraba de mi cuerpo contra su paquete, restregándolo contra mi pubis y yo le abrazaba por el cuello, mientras casi se comía mis labios con un beso que duró hasta que acabó la melodía. Era tan fuerte la excitación que nuestros cuerpos estaban empapados de sudor, él me fue llevando hacia la pared, pegando mi espalda contra ella, procedió a quitarte con mi ayuda toda la ropa que cubría mi cuerpo, el cual quedo totalmente desnudo entregado a sus deseos. Los ojos se le saltaban de las órbitas, casi estaba babeando. De repente, como por un impulso, se separó de mí, lleno una copa con champaña, la acerco hasta mi pecho y vació todo el líquido, mojando mis senos, vientre, vagina y muslos, yo recostada de la pared balanceando mi cuerpo y jadeando por ese delicioso placer le decía. -Huyyy nene, noooo, vas a hacer que me desmaye, ahhhhhhhh. Ahora con mucha más fuerza me besaba, me lamía la cara, los pechos, succionaba mis pezones, cambiando de lado, su lengua bajó por mi vientre, hasta mi rajita, se deleitaba lamiéndomelo por fuera, yo no podía más, iba a estallar, yo gemía, casi gritaba. Me decía que buena estas, alargando su brazo tomo la botella de champaña, me tomo por la cintura me dio vuelta quedando con mis tetas contra la pared, vació toda la botella sobre mi espalda, nalgas y la raja de mi culo, con su lengua lamió toda mi espalda, fue bajando, separo mis nalgas al máximo para que el hueco de mi culo se abriera, lo perforo con su lengua, lo saboreo, nuevamente me dio vuelta y dijo con voz jadeante, ¡Que culo tan rico tienes!

Yo abrí mis ojos note su intención, separe mis piernas lo más que podía y así le haría más fácil su trabajo, coloco sus dos manos sobre mis nalgas me apretó contra su rostro, mordió mis muslos, con sus dedos abrió los labios de mi raja para penetrar su rica lengua, yo enloquecía de placer en mi lujuria le decía, -Ahhh, así mi nene, sigue papi, chúpame... Ahhhhhh... Ahhh. Auuuu, ayyyyy, ohh bebé, no pareess... Que ricooo… se deleitó unos segundos, yo exploté, tuve un orgasmo larguísimo.

Él se inclinó, se quitó su franela dejando su torso firme y atlético, empapado de sudor, trate de mamar sus pectorales, él me detuvo y ordeno, -Vamos a bañarnos preciosa... Y allí continuamos... Adelántate pon a llenar la bañera mientras yo sirvo unas copas, obedecí le mordí una tetilla y me dirigí al cuarto de baño, abrí el grifo para llenar la bañera la cual era como un yacusi tenia burbujas, me senté dentro de ella, ansiosa de que en esta oportunidad por fin me gozaría ese buen trozo de carne, que sentí en la tasca.

Después de unos minutos entro con dos copas en sus manos, las apoyo en el borde de la bañera, se colocó de pie frente a mí, yo le dije muy excitada, ¡nene quítate la ropa ¡mientras me veía con su típica mirada de lujuria, desabrochaba su pantalón y al quitárselo con el bóxer, Uhmmmmm..., de entre sus piernas una erección maravillosa apareció frente a mis ojos un guevo precioso, gordo, de unos 18 centímetros, con un glande rosáceo, me impresiono lo gruesa que era, con una erección tan viril, que su palo no apuntaba hacia el frente como todas las vergas que había visto, la de él apuntaba hacia su ombligo, a mi cuca no le importo de nada que ya había tenido un orgasmo, porque lo que más deseaba, era sentir su grueso palo dentro de mí. En ese momento sentía una salvaje atracción, quería morder, chupar su carne, era desesperante, al sentarse en un borde de la bañera con su lanza apuntando al techo. No lo pude resistir, me abalancé hambrienta a besar, chupar y saborear ese hermoso y gordo miembro. Era más grueso que el de mi esposo Con mis manos acariciaba sus testículos y sus piernas mientras chupaba y chupaba, su gorda verga pasando mi lengua en la punta y luego lamiendo todo su pene hasta los huevos, subiendo y bajando como si fuera un helado, me comencé a meter lentamente su guevo en la boca y dentro de ella pasar mi lengua alrededor de su herramienta y luego me la saqué y le comencé a chupar los huevos, mientras degustaba su salchichón, su miembro empezó a crecer aún más y sentí que me ahogaba; me tomó de la cabeza con sus manos y aunque quise retirarme no me dejó. Diciendo, -Ay carajo, eres una ricaa... Mamona- Empezó a vaciarse en mi boca, sentía el esperma muy adentro de mi garganta. Era la primera vez que saboreaba un semen diferente al de mi esposo, era tan abundante el bombeo su leche que me obligo a sacar su verga de mi boca, estando fuera seguía disparando liquido mojando mi rostro, mi cuello, mis tetas. Me fui hacia su cuerpo y puse su pene entre mis senos, las subía y bajaba por su tallo, hice que su cabezota frotara mis pezones tensos y elevados, él gemía, me decía como delirando, uuuhhh... Que deliciosa eres, luego volví a subir para que él me chupara y mordisqueara los pechos, nos besamos en la boca, saboreándonos con lujurioso placer, Definitivamente me excitaba a morir ese joven y a él también yo le excitaba. Su gorda verga no perdió su erección.

En ese momento el me tomo por la cintura para darme vuelta y ponerme de espaldas a él y dijo -Ven mi señora caliente, siéntate en mi guevo, deseo entrar en ti, las paredes alrededor de la bañera estaban recubiertas de espejo. Me acerqué a él Tomé su miembro con mi mano y lo puse en la entrada de mi vagina.

Me fui bajando para sentir cómo entraba poco a poco. Sentí cómo se llenaba toda mi vagina de esa carne dura. Cuando me sentí llena, comencé a subir y bajar, primero lentamente y cada vez más rápido. Él me tomó de la cadera y me empujaba, para que entrara más. Sentía cómo tocaba su pene el fondo de mis entrañas. Me agarraba las tetas con sus manos y besaba mi cuello, me repetía, - mira como entro en ti-, siente como llena viola tu espacio el primer guevo diferente a tu esposo-. - Te gusta mucho verdad, lo deseabas con ansiedad, que te lo metiera, hacía tiempo que soñaba con meterte mi palo en ese cucon grandote que tienes.

Veía en el espejo como entraba en mí, yo me deleitaba observando la imagen de gruesa verga entrando y saliendo suavemente de mi raja luego de unos segundos, repentinamente comenzó a bombearme frenéticamente, como si nunca hubiera tenido una mujer, me tomo por la cintura me subía y bajaba con fuerza, era tan rápidos sus ensartes, que su polla se salió en varias ocasiones de mi chocha, observaba en el espejo como mi cuerpo, rebotaba sobre sus fuertes muslos y su grueso palo perforando mi cuca con salvaje desesperación, apretaba mis tetas, mordía y besaba mi espalda, las embestidas cada vez más profundas, la sacaba hasta la punta y sentía como se abrían mis labios vaginales para darle entrada de nuevo toda y hasta el fondo no podía creerlo el gozo que me estaba dando, con su voz jadeante me decía, ¡Que rica cuca tienes mira como lleno tu cucota, mi señora bonita, la tienes grande y sabrosotaa.., asii ricooo..Que bien la meneas, por fin te estoy enterrando mi palo! Esto me llevo a soltar la lujuria que deseaba, no me importo actuar como si fuera una puta, solo me importaba el placer que ocasionaba el gordo trozo de carne perforando mi cuca yo le decía, -Así nene, penétrame con más fuerza, hazlo... Soy tu señora... Ahhhh... Ahhh, ayyyyy. , siiíiiiiiiiiiii, asiiiiiiii, que rico, aaaaaaah, aaaammmmm, sentía como palpitaba toda mi cuca gozando me hizo que me viniera, aaaaaaah, aaaaaaah, aaaaaaaaaa, asiiiiiiii, mmmm, mmmm, aaaaaaah. Siiiiiiiiii. Aaaah…

Otro orgasmo más intenso y más largo y él comenzó, ooohhh, mmmm, oooohhhhhh, toma leche. Y sentí los chorros más calientes de su abundante esperma chocar en el fondo de mi cuevita, al sacar su pene en el espejo se veía inundado de mis líquidos revueltos con los de él, para mí era halagador ver como yo provocaba tanta lujuria y deseo en el joven.

Entonces me tomo por la cintura y metió su verga en mi raja que destilaba su semen, se bajó para entrar en la bañera, yo quede sentada sobre su cuerpo, ensartada con su palo el cual poco a poco fue perdiendo su erección, yo me separe y le dije, ¡nene es tarde tenemos que irnos!

Me contesto, ¡cálmate cariño, no te parece que deberíamos ducharnos antes de irnos! Tratando de calmar mi nerviosismo, cariñosamente pasaba su mano detrás de mí cuello, -Si quieres llama a tu esposo, apenas son las 2 de la tarde-. Tome mi celular y le envié un mensaje a mi esposo, que estaba de compras, el me contesto, escribió –tranquila estoy un poco complicado, no creo que pueda salir antes de las 6 de la tarde-.

El leyó al igual que yo el mensaje, y poniéndose de pie, dijo, -te fijaste mi señora linda y sabrosa que tenemos mucho tiempo para bañarnos-.

Tomo mi mano, me ayudo a ponerme de pie, abrió la regadera, tomo una botella de jabón líquido, unto sus manos y se colocó detrás de mi espalda para enjabonarme, una de sus manos tocaban mis pechos, acariciaba un pezón, luego otro, me tomaba la teta entera con su mano y la apretaba suavemente. Su otra sin dejar de tocarme, va bajando por mi cuerpo, acariciándome, por el vientre, mi ombligo hasta llegar a mi vagina.

Con los dedos abría mis labios, otro dedo acariciaba el clítoris, hacia pequeños círculos, e introducía un dedo también, yo acompañaba con mis caderas, el movimiento de su palo otra vez erecto deslizándose sobre mis nalgas, yo gemía, -nooo... Ya nene, paraaa... Vámonos es tarde-. - Quédate tranquila preciosa. Me dijo él.

Hay mucho tiempo, que te parece si probamos esa cama antes de irnos, dime cariño no te gusto mi palo, rodeando con sus brazos mi cintura me dio vuelta quedando de frente, sentí su grueso palo, pegado a mi vientre se sentía muy caliente, sentía como latía. Estaba totalmente desatada. Me olvidé de mi esposo para entregarme por completo al joven, me incline para chuparle las tetillas, besar, morder su pecho y pezones, enloquecida le dije "¡Si, mi nene, me gusta mucho tu pene gruesote, parado y delicioso!".

Yo estaba muy caliente, mi cuca se dilataba sola, tome la botella de jabón líquido, esparcí una buena cantidad sobre su cuerpo, lo deslizaba con mi mano, sobre su cuerpo, su vergota la pajeaba, le sobaba los muslos, las nalgas duras, mi lujuria era tan grande que le penetre el ano con uno de mis dedos, metiéndolo todo, sentí en mi dedo lo tibio de su culo, el gimiendo me dijo, -aahhhh... Me violaste eres una zorra rica…

Poniendo sus manos sobre mis nalgas me apretó fuertemente contra su cuerpo, entonces me dijo, - vamos mi señora linda, no te provoca sentir mi palo y gozarnos en esa cama, que espera ansiosa ser mojada con sudor de nuestros cuerpos hambrientos de lujuria y placer-. Esas palabras más el contacto con su cuerpo, nuevamente hicieron perder mi control y pudor, le dije, -siiiii… quiero que me empales en la cama-.

Nos besamos apasionadamente, mutuamente sin separarnos, bajo la regadera nos quitábamos el jabón de nuestros cuerpos, el placer que me causaba sus manos deslizando sobre mi piel, hacía temblar todo mi ser, esta vez no me prive de lo que yo deseaba, le bese el pecho, mame sus tetillas, tome su gruesa verga apartándola a un lado, para saborear su ombligo, apreté su tieso palo, su olor a macho me mataba, quería comérmelo, morderlo, me separo de él y dijo,-aahhhh.. Ricota... Para, vamos a la cama-.

Nos salimos de la bañera para secarnos, mientras lo hacía, me tomó de la cintura y me cargó, me abracé a su cuello con las piernas rodeé su cintura. Besándome tiernamente me llevó hasta la cama recostándome en ella boca arriba, él subió a la cama he inclinándose, besó entonces cada una de las partes de mi cuerpo, cada centímetro de mi piel, mi boca, mis oídos, mi cuello, mis senos, mi vientre... Mis muslos... Abrió entonces mis piernas con desmedido anhelo... Recorrió la parte interna de mis muslos pero sin tocar mi vagina. Me impresiono su seguridad y experiencia. A pesar de su edad, era él quien como un gran maestro me llevaba por la senda del placer.

Poco a poco, pero sin dejar de chuparme, fue desplazándose hacia mí, como para formar el sesenta y nueve. Nos entregamos entonces al delicioso saboreo con nuestras bocas... Teniendo su gorda verga frente a mi empecé mi labor de chuparlo, mientras degustaba su salchichón, observaba en el espejo del techo todo su definido y bello cuerpo sobre el mío y mis manos acariciando sus firmes nalgas no había pasado ni 30 segundos sentí que desparramaba dentro de mi boca toda su leche, me tragué todo lo que pude.

Luego de esa buena mamada estando yo bastante húmeda, él se dio vuelta para colocar la punta de su pene en la entrada de mi vagina y comenzó a restregármela en mis labios vaginales y en mi clítoris lo que aumentó aún más el fluido de mi lubricación y me hizo también sentir más ansiedad por sentirlo dentro de mí por lo que yo le pedía que ya me lo metiera, él me sonreía, me incline le dije que se recostara boca arriba, lo cual hizo, me puse delante de él y me acomodé la pija frente a mi conchita y me la fui metiendo poco a poco hasta metérmela toda, no tengo que decir que fue una delicia sentir que él iba entrando dentro de mi poco a poco, una vez que me introdujo toda su verga me cogió de las nalgas y yo empecé a cabalgarlo, despacio al comienzo y aumentando la velocidad poco a poco, yo estaba completamente mojada, era delicioso saber que ese gordo pene era mío, después de un momento explote en mi segundo y rico orgasmo.

Me impresiono su virilidad, su verga después de haber acabado 2 veces, mantenía una erección descomunal.

Entonces él me dio a entender, que me recostara en la cama boca arriba, Separó mis piernas.

Comenzó a lamer mi clítoris; le pasaba la lengua por encima y por los lados, empezó a bajar lentamente con la punta de su lengua. Cuando llegó a mi rajita presionó con su lengua a todo su largo y después la metió lentamente. Yo estaba gimiendo y cuando metió su lengua grité.

-¿Te gusta? - me preguntó mientras metía las manos debajo de mis nalgas para levantarme un poco.

-Si- dije en un leve gemido

Él tomó mi clítoris entre sus labios y lo estiró, lo mordió levemente haciéndome retorcerme de placer.

Comenzó a mamar de mi clítoris comiéndose todos mis jugos, cada vez más fuerte y más rápido, yo me estaba deshaciendo en gritos, al parecer esto le encantaba.

Fue bajando el ritmo hasta detenerse en mi ano, lo saboreo y exploro con su lengua, de pronto sentí dos sus dedos llenos de crema penetrando mi culo, movió su cuerpo hacia delante y me beso pasión sin parar la penetración con sus dedos, me dijo. -Te voy a coger este culito. -Ni lo sueñes con esa pedazo de palo me romperías el culo.

Pero él continuaba metiéndome los dos dedos en el culo, y me gustaba, se levantó cogió un tubo de crema, se, llenó su palo

-No por favor nene, que me va a doler. -No temas, señora bonita iré con cuidado, decía con la voz entrecortada… Con mucho cuidado pudo meter la punta de su gorda verga en mi culo, grité de dolor, pero no la sacó, permaneció durante unos minutos con la punta de su palo introducida, mientras con su mano pajeaba mi clítoris, el dolor pasó a placer, con un nuevo golpe introdujo toda su polla en mi culo, pegué un grito de dolor más fuerte aún, permaneció de nuevo quieto durante unos momentos, después de nuevo metía y sacaba su palo de mi culo despacio, mis gritos de dolor se convirtieron en gritos de placer, ahora si me metía su tremenda polla, yo veía ese gordo palo con fuerza, entraba y salía de mi culo.

Mis piernas temblaban de placer, me iba a correr al igual que él, pegó como un gruñido, yo continuaba gritando pidiéndole más y más y más, nunca pensé que sentiría tal orgasmo haciéndolo por detrás, nos corrimos juntos.

Sentí su palo acabar llenando mi culo, de su leche caliente y con mucha cantidad.

Tienes un culo hermoso y delicioso,- me dijo, que suerte tiene el catire de tu esposo, teniendo una joya como tú.

Entonces él saco su verga suavemente de mi culo, destilando su leche caliente y espesa, yo di vueltas acostándome boca arriba, él hizo lo mismo acostándose a mi lado, su mano acariciaba dulce y tiernamente mi cabello, mi rostro, yo observaba en el espejo que estaba sobre la cama, la imagen de su cuerpo joven firme y definido, curiosamente, su verga no había perdido su erección, parecía una lanza rozando la parte de afuera de mi muslo, la imagen de su cuerpo, sus tiernas caricias sumado al roce de su palo, provoco mi excitación llegó a niveles delirantes, me abalancé prácticamente sin conciencia para mamárselo, lo chupaba una y otra vez. Tomé entre mis manos su pene y comencé a masturbárselo, mientras lo besaba, su lengua jugaba con la mía, su miembro estaba durísimo y muy caliente inmenso, violáceo, grueso y durísimo pene, del cual emanaba un aroma que consiguió aumentar mi calentura. Me bajé un poco sobre su cuerpo y lo apreté contra mis tetas, hice que su cabezota frotara mis pezones tensos y elevados, él gemía, me decía como delirando, uuuhhh... Que deliciosa eres, luego volví a subir para que él me chupara y mordisqueara los pechos, nos besamos en la boca, saboreándonos con brutalidad, mientras su polla seguía apuntillando mi bajo vientre. Yo estaba encima, abierta de piernas, con las rodillas un poco dobladas, más que lubricada para recibirle, así, en un momento dado, sentí como su grueso miembro se abría paso entre mi vulva y se embutía hasta el fondo.....era increíble como el relleno de mi concha iba de más a más, parecía como que dentro le había crecido.

Comencé a mover la pelvis, buscando romper el bloqueo de mi vagina, y crear un movimiento de roce, divino, de tremendo goce; al principio, aprovechando mi libertad para moverme montada sobre él, produje un deslizamiento de mete y saca rítmico y suave, luego más rápido, estuvimos así unos minutos, hasta que se fue transformando en una cabalgada furiosa; cada embestida me clavaba en su verga en todo su largo, y luego sacaba hasta la mitad... Llegó un punto que mis fluidos ya eran tan abundantes que mis empujones iban acompañados de un sonido de chapoteo. Fue un acto largo, que acabó cuando los dos a la vez nos movíamos uno contra el otro, en una frenética calentura.

-¡Aaay, aaay, aaay! Así, nene sigue, sigue... Él decía Toma mi leche...

Él se corrió, con unos fuertes latidos de su polla dentro de mi sexo, y curiosamente, su verga siguió empalmada con el movimiento brioso e impelente, me produjo otro orgasmo indescriptible. Después, nos quedamos abrazados en un estado de relajación.

Entonces acariciando tiernamente mi espalda me dijo Eres una mujer maravillosa, He disfrutado como nunca. Yo también he disfrutado, le conteste bueno me tengo que ir, es tarde, él me dijo, ¿cuándo nos vemos otra vez?

Yo le respondí que lo que había pasado entre nosotros era solo sexo, lo hice solo para descargar las ganas que teníamos los dos de hacerlo. Le di a entender que esa era la única vez que estaríamos juntos, pero la verdad no fue así, hubo otro encuentro.

Pero se los contare en otro relato.

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