Nuevos relatos publicados: 11

Tarea

  • 2
  • 20.328
  • 7,13 (30 Val.)
  • 1

Soy Camila tengo 18 años, buenas tetas y buen culo.

Hoy tendría que ir a hacer un trabajo a la casa de Marta, una compañera del liceo. Decidí ponerme un vestido floreado con unas sandalias con algo de taco, pero no mucho, no iba a exagerar.

Al llegar a su casa me recibe un señor de unos treinta años, que de seguro era su esposo, ya que ella tiene unos 28 años.

-Debes ser Camila, eres la que falta.

-Sí, un gusto, ni idea de tu nombre.

Vi que mi miraba, pero no lo hacía normal, si no que con deseo.

-Rob, me puedes decir Rob, aunque enfrente de Marta ni me hables, se pone paranoica.

Solté una risita.

-Perdona, pasa. Me dijo tomándome de la espalda, muy abajo, casi tocando mi culo. Mire de reojo y vi cómo me miraba el culo.

-Viejo verde.

-Eh, en verdad estaba mirando que se te enganchó la campera, pero si quieres lo puedo ser, hasta llegar al punto de que rogaras que lo sea.

No sé por qué pero sus palabras me excitaron.

Se debió de haber notado ya que dijo:

-Yo que vos hago que esos pezones no estén tan marcados.

Seguí caminando sin prestar importancia a lo que dijo, pude observar que en la sala de estar no había nadie.

-¿Dónde están?

-En la cocina, veni seguime.

Seguimos caminando hasta que vi una puerta abierta, me asomé para observa y pude observar que era el baño, azul, bastante amplio, cuando quise ver el marido de Marta me había metido al baño, intenté resistirme pero fue en vano, con una mano me tapaba la boca, mientras que con la otra tocaba brutamente todo mi cuerpo, intentaba escaparme pero no podía, me estaba doliendo la manera en que me tocaba, pero al mismo tiempo me excitaba un poco. Vi como su bulto comenzaba a aumentar y pude notar que no era nada pequeño, sentí una humedad en mí de imaginar lo que sería eso y no podía no pensar que sea lo que sea entrara por mi vagina. Bajó sus pantalones y pude ver el gran miembro, había visto pilas en mi vida, pero jamás una tan grande.

Cuando vi que me soltaba intenté escapar, pero entonces sentí como me bajaba las bragas y sentí su palo enorme entrar por mi ano, nunca sentí tanto dolor y placer en mi vida, no sé si fue mi grito o qué, pero cuando quise ver tenía a una chica con la cara sorprendida mirando fijo la escena.

(7,13)