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Visitas a mi vecino (El nuevo)

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Hoy, me ha costado un poco levantarme para ir al cole; pero, cuando he entrado en la cocina, para desayunar, y he visto que mi abuelo había comprado porras, le he pedido el café en un vaso grande, para mojar, y me he comido un par de ellas para coger fuerzas… ¡me encantan!... Luego, le he dado un beso y me he despedido de él.

¡Ciao, abuelo!… ¡eres el mejor!

En el entreno, me he dado cuenta de que Edu no le quita ojo al nuevo…

La verdad, es que, el chico tiene lo suyo...

 y, cuando el entrenador nos ha mandado a las duchas, me he acercado a él.

- ¡Loren! ¿cuando te toca el reconocimiento médico?

- Esta tarde

- ¡Vaya!, igual que yo. Me voy a quedar a comer en el mcdonald’s ¿te quedas?

- ¡Vale! Pero, es que le he dicho a Edu que iría verle antes de salir... ¿me esperas?

- ¡vale!

Me coloqué frente a él y observé sus movimientos mientras nos duchábamos. Me miraba a hurtadillas…

 y cuando terminamos, se colocó una toalla alrededor de la cintura y salió del vestuario. Le seguí…

- ¿Vas a ver a Edu?

- Si, ¡es que, necesito un masaje!...

- OK

Le mandé un wassap a Chencho, para decirle que comería con él; y decidí esperar al nuevo en un banco que hay frente a la salida del vestuario. Estuve esperando un rato pero, se me ocurrió, que quizá pudiera colarme y quedarme tras el biombo de entrada si lo hacía con sigilo. No hice caso del cartelito de “OCUPADO”, que tanto le gusta poner a Edu en la puerta; y me colé en la sala de masajes.

Entré... Y me quedé quieto tras el biombo. Me asomé con mucho cuidado y vi que Edu estaba absolutamente entusiasmado con él. Le estaba chupando las tetillas, mientras le pasaba la mano entre las piernas para acariciarle el ojete; y tras, un par de minutos, si acaso, le separó las rodillas para colocarse entre sus piernas, que tenía encogidas y sobre la mesa, y comenzó a chuparle el rabo, mientras le metía los dedos por el culo.

No me sorprendió en absoluto lo que estaba viendo, pero si pude darme cuenta de lo rico que estaba el nuevo. Así que, salí de la sala de masajes y volví a sentarme en el banco. Le mandé otro wassap a Chencho, para preguntarle si ya había salido del reconocimiento médico y para que supiera que comeríamos en el mcdonald’s con él.

Miré mi reloj y eran las dos y cinco; así que, me acerqué a la puerta de la sala de masajes y llamé con fuerza….

Enseguida salió Loren

- Lo siento tío, es que Edu se alarga cada vez más...

- ¡No pasa nada!, le dije; pero ya son mas de las dos y mi cita es a las tres y media… ¿la tuya?

Sacó la citación de la carpeta y

- A las cuatro menos cuarto

- Bueno, tenemos tiempo para comer…. ¡a lo mejor, viene Chencho!...

- ¡Genial!, me cae muy bien ese tío. Sois íntimos ¿no?

- Si. Somos amigos desde primero…

Cuando llegamos al mcdonald’s nos sentamos junto a la cristalera; y vimos como Chencho cruzaba la calle para entrar. Enseguida, nos vio y se sentó con nosotros.

- ¿Que tal el reconocimiento?, ¿había mucha gente?

- No demasiada, pero el doctor era muy meticuloso ¡eh!... Y ha tardado casi media hora conmigo

- ¿Media hora?, dijo Loren

- ¡Si! ¡media horita, tío!. Aunque, a mi no me importaba mucho, la verdad... ¡como me tocaba , el cabrón!. Me ha puesto burro…

- ¡No jodas!

- Y, ya verás, cuando te vea a ti; con lo rico que estás, no te suelta ni en una hora ¡jajaja!, le dijo a Loren

-¡Jajajaja!, no pude evitarlo

- Tomároslo con tranquilidad. Como sea el mismo que me ha reconocido a mi, vais a flipar, tíos... ¡jajajaja!

Fue un poco de cachondeo...

- Chencho ¿que vas a hacer ahora?

He quedado con Lucia para ir al cine ¿por?

- Es que… bueno, no sé a que hora saldremos nosotros. Esta noche te mando un wassap ¿vale?

- ¡Vale!

Terminamos de comer y se despidió de nosotros.

La clínica estaba muy cerca; y en diez minutos, ya estábamos en la sala de espera, esperando nuestro turno.

¡DIEGO VILLARUBIA!

Entré mirándolo todo, y enseguida, me encontré con una gordita muy simpática.

- Me da su citación, ¡por favor!...

¡Bien!, muy bien…

Entre en la cabina número 2.

Al entrar, me encontré con un chaval joven, con bata blanca, que me pidió que me quitara la camiseta.

Por lo visto era el doctor. Pero, este no perdía el tiempo. Me hizo el reconocimiento en un pis-pas.

- El informe lo mandamos a la dirección del centro. Puede vestirse. Ya hemos terminado.

Salí, flipáo… ¡que rapidez! 

¡LORENZO SALINAS!

- ¡Joder, tío!… en cinco minutos nos vemos, le dije al cruzarme con el; y me senté a esperar que saliera.

Mientras tanto, le mandé un wassap a Mario

¿Vas a estar en casa?

Claro, mi niño ¿por?

Es que, hoy voy a llegar antes… y viene un amigo conmigo ¿te importa?

¡Para nada, cielo!... ¡todo lo contrario!, ¡me encanta!.

¡Vale!, pues esperanos. Tardaremos como unos tres cuartos de hora, más o menos…

¡Ciao, mi niño!…

Me guardé el móvil y le pregunté a la gordita donde estaba el cuarto de baño; me estaba meando.

Cuando salí, Loren me estaba esperando

- ¿Ya has terminado?

- ¡Joder, que rapidez!… este debe ser otro, dijo Loren... ¿que hora es?

Miré el reloj

- Las cuatro y diez...

- Y ahora ¿que hacemos?, dijo Loren. Yo no pienso ir a clase esta tarde.

- Pues, yo he quedado con un amigo para follar, ¿si quieres venirte?

Noté, que se quedaba sorprendido por mi respuesta, pero enseguida pensó que era broma…

- ¡Venga ya!…

- No, no… en serio. ¿si quieres venir? Lo pasamos de puta madre...

Mucho mejor que Edu ¡eh!…

A mi, me encanta follar ¿a ti, no?

Le pasé la mano acariciándole la espalda y la bajé hasta llegar al culo...

- ¿Si quieres follar conmigo?…

Me miró, un poco incrédulo y se rió socarronamente.

Le miré a la cara y...

- Tu verás, yo me voy a casa de Mario… ¡a follar!...

Y me alejé de él, sin mirar atrás…

Pero, antes de cruzar el paso de cebra para entrar en el metro, sentí una mano en el hombro.

- Espera ¡joder!… ¿de verdad que vamos a follar?

- Ya te lo he dicho ¡coño!...¿no me crees?, no estoy vacilando, tío.

- Pero... ¿todo tíos?

- ¡Claro, joder!... A mi gustan los tíos… igual que a ti ¿no?… o, crees que me chupo el dedo.

Se puso colorado como un tomate

- No te líes tío, que lo vamos a pasar de puta madre...¡ya verás!.

El cabrón, aprovechó que el vagón daba un bandazo, para echárseme encima y tocarme el culo, disimuladamente… mientras me susurraba en el oído

- Tu también me gustas mucho…

Cuando llegamos al noveno, le indiqué cuál era la puerta de mi casa, y le pedí que no hiciera mucho ruido; para que no nos oyera mi abuelo y saliera al descansillo.

Luego, giramos a la izquierda y llamamos al timbre.

- ¡Hola, mi niño!, ¿sabes?. Ha venido mi tío Enrique a tomar café... ¿no os importa, verdad?

- ¡No!, para nada. ¡Mira!, este es mi amigo Loren ¿que te parece?

- ¡Guapísimo!… encantado; y le dio la mano

- ¡Mucho gusto!

- ¡Pasad!, ¡pasad!… ¿vosotros también vais a tomar café?

- Yo, no… ¿tu?, le dije a Loren

Entonces seguid, por el pasillo.... Tu, ya sabes Dieguito...

Entramos en el salón; y, allí, estaba D. Enrique, sentado en un sillón con dos señores más, que no conocía, sentados en el sofá; y, por el aspecto de la funda del otro sillón, diría que era, el sitio que ocupaba Mario.

-¡Buenas tardes!, dije dirigiéndome a todos

- ¡Hombre!, Dieguito. ¿Como estas?, me dijo el tío de Mario. ¡Ven!... Siéntate aquí conmigo; y me ofreció sus rodillas.

No lo dude ni un segundo, ese señor me gustaba… y me senté sobre él.

- ¡Bueno!. Supongo que no te quedaras ahí de pie, dijo uno de los señores, dirigiéndose a Loren... ¡Mira!, aquí hay sitio para alguien mas, dijo; señalando el centro del sofá.

- ¡Anda!, Loren... Siéntate, le dije

Y, mientras Loren se acercaba al sofá para sentarse, entró Mario con los cafés en una bandeja.

- Son, Roberto y Adrián, amigos de mi tío. Se conocieron en un crucero por el Mediterráneo, ya hace un par de años, y se han hecho muy amigos. Son divertidísimos... ¡Ya, veréis!. Ha sido una sorpresa para mi, que estén hoy aquí; pero mi tío se quedó prendado contigo, Dieguito... Y cuando se enteró de que ibais a venir, no ha podido evitarlo y han venido a tomar café, dijo mirándome.

- Por mi ¡fenomenal!, dije mostrando alegría…

Entonces, el tío Enrique, me plantó un beso en la boca y, yo, lo acepté…

 entregándome por completo.

De esta manera, empecé a sentir sus manos acariciándome, por encima del pantalón.

¡Que gusto!

Mientras, Mario, que es una fiera, le había ofrecido su mano a Loren para ayudarle a levantarse del sofá.

- ¡Ven!, levántate… quedate ahí de pié…

 le hizo girar sobre si mismo, lentamente, para que esos señores pudieran apreciar su cuerpo detenidamente; y con sutileza, comenzó a desabrocharle los pantalones...

Estaba de pie, delante de ellos y Mario continuó desatándole las deportivas... Hasta que, uno de ellos, creo que Roberto, le cogió por la cintura y se lo acercó un poco; para tocarle entre las piernas.

Loren no dijo nada; y se dejó hacer...

Yo diría, que estaba muy cortado... A la vez que excitado; pero, resultaba extremadamente sexy ¡el cabrón!

- Pero, ¡que rico estás!... Le dijo el tío Enrique, que en ese momento me soltaba de sus brazos para levantarse del sillón.

Me abrazó por los hombros y acercándome al otro señor me entregó a él...

- Es una maravilla Adrián, lo dejo en tus manos. Yo quiero conocer a este otro chico tan guapo, dijo señalando a Loren.

No podía adivinar la edad de los amigos de el tío Enrique, aunque Adrián me parecía el más joven y era mucho mas guapo. Roberto, sin embargo, parecía mas varonil; y, era tan tierno y delicado conmigo que casi me gustaba mas.

Me llevaron al cuarto de baño entre caricias y frases ingeniosas que me hacían reír. Se desnudaron y se metieron en el jacuzzi y me dijeron que querían verme el culo.

- ¡Dieguito!... Poco a poco... Que, eso, nos calienta mucho...

... Y me dispuse a ello.

Esos dos viejitos eran tan simpáticos...

Empecé a quitarme las deportivas... Y, mientras las desataba, me baje los pantalones y calzoncillos para dejar mi culo al descubierto... Y, me acerqué a ellos, para que pudieran tocármelo y acariciarme mientras tanto. Luego, después, volví a dejar que me manosearan un ratito y terminé de quitarme los pantalones y los calzoncillos; y empecé a jugar con mi camiseta, moviéndome insinuantemente, cubriéndome, descubriéndome, y acercándome a ellos, de vez en cuando, para encontrarme con sus manos, que, por supuesto, siempre estaban dispuestas.

Este pequeño juego, resultó muy excitante para mi... Y, parece que funcionó bien; porque, salieron del jacuzzi con ganas de follarme a tope.

Me empujaron bajo el agua de la ducha y me enjabonaron con la pastilla de jabón, para la cara, que cogieron del lavabo; casi me la cuelan en el culo ¡los cabrones!. Estaban tocándome como posesos... Y no dejaban de meterme los dedos en el culo (como a Chencho)… ¡que gusto!

- ¿Que estáis haciéndome? ¿que me hacéis?, les decía…

- Vamos a follarte como nadie lo ha hecho antes ¡mi niño!, dijo Adrian

Y, efectivamente, si antes hablo, antes empiezan a follarme. Empecé a sentir mi culo totalmente lleno de carne; y un gusto indescriptible en mi interior… ¡Wow!… ¡que placer!. Mira que saben follar estos viejitos… ¡me encanta!

Y, Roberto, que se había enganchado a mis pezones; me los chupaba con maestría absoluta.

Por momentos, sentía un cierto vértigo…

 y un placer, que se amplificaba con la tibieza de ese agua, cayendo sobre nosotros, mientras me follaban a conciencia.

Luego, cuando pararon... Sentí las manos de Adrián acariciando mi culo... Y a Roberto, que se acercó a mi boca para besarme con ternura.

- No se les oye ¿no?, dijo…

- Vamos al salón, dijo Adrián; que me cogió en brazos...

Al entrar, vimos a Loren comiéndose la polla del tío Enrique; que, se había subido en el sofá para ponérsela en la boca. Mientras, Mario, que le tenía con las piernas sobre los hombros, se la enchufaba lentamente; casi con recochineo, diría yo.

La cara de Loren mostraba un aspecto tan placentero que, podría pensarse que estaba entrando en éxtasis...

 y, todo esto, en un ambiente relajado, sereno y silencioso.

- ¡Así se folla!, dijo Roberto

Me descolgué de Adrián y me acerqué al trío; quería el rabaco de Loren en mi boca… ¡que rabo, más rico, tiene el cabrón!. Me lo estuve comiendo con verdadera ansia… ¡me encanta!…

Luego, me entraron unas ganas locas de follármelo; y, le dije a Mario, que yo también quería.

¡Joder, que rico está, el cabrón! ¡que culazo!

Le dí a tope... Me la iba a romper dándole por el culo a ese cabrón…

De repente...

Mario, me la puso en el ojete y empujó un poquito… me la metió hasta el fondo…

- ¡Ahh!… ¡joder, que gusto!...

Me estuvo bombeando, un buen rato, hasta que el tío Enrique se bajó del sofá y entre los dos me cogieron en volandas, para que Loren me follara.

Me cogieron levantándome las piernas a la altura de las rodillas para ofrecerle mi culo, abierto y preparado para todo... Y, colocándose mis piernas sobre sus hombros empezó a follarme a tope... Con ahínco... Y animado, por los amigos del tío Enrique, que se había sentado en el sofá y miraban divertidos la escena.

Que rabo tiene el nuevo ¡joder!. No pienso desperdiciarlo ¡eh!

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