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Siempre le gustó la salchicha

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La casa de mi abuela siempre era el sitio para las fiestas familiares o alguna parrillada ocasional con amigos, los sábados, la casa de tres pisos siempre estaba llena de música y comida, pero ese sábado iba a ser muy especial y la carne iba a esta a la orden del día.

Llegué a la casa con mis padres a las cuatro de la tarde, aún era temprano para que comenzara la fiesta, pero había mucho que hacer. Mientras colocaba las cervezas en la nevera, mi mamá y una de mis tías limpiaban la azotea de la casa mientras mi papá instalaba el equipo de sonido.

Mientras mi padre probaba la música, sonó el timbre de la casa y eran mi prima y mi primo, quienes llegaban a la casa junto a su madres, dos de sus tías maternas y sus primos. Uno de ellos Josué, siempre me había causado morbo, y ahora portaba unos rulos negros, un esbelto cuerpo que coronaba con imponente culo, que haría morir de envidia a cualquier mujer. Él siempre fue bastante amanerado y desde que era pequeño, le llevo cinco años, supe que tenía gusto por las “salchichas”. Cuando llegó al tercer piso junto a mi primo Moisés, del que les contaré después, lo saludé con mucho seriedad y él me devolvió el saludo con una sonrisa.

Llegaron los demás invitados y comenzó la parrillada. La música, el licor y la comida eran el centro de atención. Yo contaba chistes con los viejos y bailaba una que otra pieza con mis primas, que se habían reunido como si de aquelarre se tratara para sacar a bailar por turnos a los primos, en los descansos mis tíos nos enviaban a Moisés y a mí a buscar más cervezas y nosotros bajamos al segundo piso donde se enfriaban para abastecernos.

Eran las dos de la mañana y observaba como Josué movía su cuerpo al ritmo de la música, sabía que debía hacer algo drástico si quería probar sus carnosas nalgas. Mi tío me envió por más cervezas junto a mi primo, pero no sin antes responder. –Hey, Josué ven a ayudarnos, no te vas a quedar toda la noche sin mover un dedo, el que seas gay no quiere decir que no tengas fuerzas-, lo dije en tono de broma, pero con mucha seriedad por lo cual el abrió los ojos como platos y se sonrojo.

Ya en la segunda planta comenzamos a llenar el tobo y la cava de cervezas. Mi primo estaba de rodillas sacando las cervezas de la parte de abajo del refrigerados mientras que Josué las recibía y llenaba el tobo. No pude contenerme y le agarré la nalga derecha con fuerza y el volteó sorprendido y con los ojos fuera de sus órbitas, yo me limité a susurrarle, -tienes buenas nalgas-. Él se rio y seguimos con el llenado de cerveza. Nuevamente le metí la mano, pero esta vez hacia sus bolas, el volvió y me dijo que si estaba loco, pero mi respuesta fue lanzarle un beso.

Terminamos de llenar el tobo y le dije a mi primo que lo subiera mientras llenábamos la cava, el no dudo y subió ipso facto y quedamos solo Josué y yo, mirándonos fijamente y me dijo: -¿eres gay?, mi respuesta fue, -hoy quiero serlo contigo-. El esbozó una sonrisa y yo agarre su bulto, así que él hizo lo mismo conmigo, aunque mi erección no lo dejaba agarrar bien. En ese momento desabroché mi pantalón y baje el bóxer para dejar mi miembro al aire. Josué lamió sus propios labios y mientras se arrodillaba masajeaba mi verga con suavidad. Yo estaba alerta por si alguien llegaba, pero mi concentración se perdió cuando sentí el calor y la humedad de su boca en mi miembro.

Fueron minutos de gloria con su saliva fundiéndose como mi liquido preseminal, era un artista de la mamada y es una de las mejores que me ha dado hombre o mujer. Se tragaba mis 16 centímetros completos y luego chupaba mis bolas mientras golpeaba su cara con mi miembro. Al cabo de un rato le advertí que iba a acabar y aumentó la velocidad de su mamada hasta que llene de leche su boca y su garganta. El no dudo en tragar y en limpiar todo mi pene. Al levantarse le dije que eso no terminaba ahí, quería sus nalgas, pero había mucha gente para cogerlo con todas las de la ley, así que solo se bajó el pantalón, abrió su culo y dejó que lo chupara un rato.

Después subimos con la cava llena de cervezas y Josué llenó de mi semen por dentro. Desde ese momento aumentó mi obsesión por tenerlo en mi cama y luego les contaré como fue mi primera experiencia con él que terminó en un rico trio incestuoso.

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