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Doña Rosa, mi clienta favorita

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Hola a todos. Bienvenidos a otro relato más que les traigo para su deleite. La mayoría de mis experiencias sexuales ha sido más con mujeres maduras que con jóvenes, pero también he tenido muy buenos momentos con chicas jóvenes.

Hoy quiero compartir este relato que me paso hace aproximadamente 6 años, cuando mi viejo tenía una tienda de abarrotes (miscelánea) pues como en toda tienda de abarrotes uno vende de todo e igual va gente de todas la edades a hacer sus compras y por las tardes después del trabajo en vez de llegar a mi casa , me iba a la tienda de mi padre (la tienda estaba a 10 cuadras de mi casa), para que él se fuera a la casa a descansar hasta las 11pm que cerraba el negocio.

A excepción de los lunes que cerrábamos después de las 5pm para tener un rato de descanso. Entre tanta gente que atendía, en particular me gustaba atender a doña Rosa porque era algo picara y solía vacilar un poco conmigo hablando en ocasiones en doble sentido. Como, ¿tienes huevos? ¡Me das 1 litro de tu leche fresca! En una ocasión llego a la tienda y después del saludo mutuo, me pregunto en tono de doble sentido:

Rosa: Paco, ¿tienes chorizo? (con una sonrisa picarona)

Paco: ¡¡Claro que sí doña Rosa!!

Rosa: ¿Y de qué tamaño lo tienes?

Paco: ¡Pues esta mediano, algo ancho, pero muy sabroso! ¡Seguro que si lo prueba le va a gustar!

Rosa: ¡Pues al parecer está bien y ¿De verdad, esta sabroso?

Paco: ¡Sí claro, es lo que dicen!

Rosa: ¡Pues tendré que probarlo para ver si es verdad!

Paco: ¡Cuando guste, usted nomas diga! ¡Es más venga para mostrárselo!

Así que la pase hacia la nevera, donde solíamos guardar los productos lácteos y embutidos, saque la bolsa donde estaba guardado el chorizo y sacando una pieza para mostrarle se lo sacudía (como si me sacudiera el pene), mire este es, ¿qué le parece?

Rosa: ¡Pues si esta grandecito, y huele rico! Ya se me antojo para cenar más tarde, mientras decía eso podía notar su mirada picara mientras sonreía. ¡Me convenciste dame dos para probarlo!

La despache, aquí tiene el chorizo, ¿qué más se le ofrece?

Rosa: Ah y dame también 4 huevos, para más tarde comerme 2 con 1 chorizo y mañana temprano igual, la misma ración. (Otro doble sentido, que capte en seguida)

Al despacharla, se despidió de mí y yo de ella agradeciéndole su compra, note que aun iban sonriendo, yo creo que pensando en todo lo que hablamos. Y yo me quede algo caliente, pues sentía mi verga a medio despertar con todo el doble sentido que hablamos en unos cuantos minutos. Al día siguiente por la tarde que volvió a ir a la tienda me saludo y enseguida me dijo:

Rosa: ¡¡Hay Paco, que rico esta tu chorizo!!

Paco: ¡Le dije que le iba a gustar, que a pesar de que esta mediano, el sabor le gustaría!

Doña Rosa tenía 46 años, casada, su marido en ese tiempo se iba a trabajar a Estados Unidos venía cada 6 meses a visitar a ella y familia, duraba 2 meses aquí y se volvía a regresar. Doña Rosa no es la mujer “Buenota” de esas que están bien torneadas, con el culo paradito, ni con todos los atributos bien proporcionados, tampoco hermosa, pero si simpática y muy buena onda (chévere, guay) más bien es lo contrario de estatura como de 1.58m., de tez aperlada, gordita pero no exagerada, quizás unos 70kg, pero lo que sí es destacable son sus pechos grandes, como dos melones maduros y su carácter flexible y de buen humor. De diario solía ir a la tienda y cuando había la oportunidad de decir un doble sentido ella buscaba las palabras adecuadas para empezarlo y yo tomando el hilo de la plática le hacía segunda, a excepción de cuando había algún otro cliente, solo se limitaba a pedir normalmente las cosas.

A veces si llegaban a ponerse más intensos lo dobles sentidos que terminaba con la tranca dura, poco a poco me fue entrando la idea de quererme coger a doña Rosa, e incluso hasta llegue a fantasear con ella terminando en una rica paja. En ocasiones estaba a punto de insinuarme, de decirle que si no se animaría a ponerle el cuerno (los cachos) a su marido. Pero me limitaba a preguntarle eso, ya que lo veía yo como una espada de doble filo, por un lado podría animarse e irnos a coger y por el otro podría enfadarse y perderla como cliente. Total que tenía planeado quedarme callado, solo esperar aventar el anzuelo y que ella picara. Un día llego y me saludo, y la vi que venía muy sudada, me hizo plática y me dijo:

Rosa: Paco, vengo de ver a mi comadre y pues se me hizo fácil venirme caminando desde su casa hasta aquí, sabiendo que son más de 20 cuadras, y con este calor tan fuerte que hace ya hasta baje unos kilitos jajajaja…

Paco: ¿Se aventó caminando más de 20 cuadras con este calor? ¡Vaya entonces sí que le entro duro al ejercicio!

Rosa: ¡¡Sí!! ¡Te digo que ya hasta unos kilitos baje! La falda esta ya la siento un poco flojita.

Al terminar de decirme eso, con su mano jalo de la cintura la falda, re estirándola y me dijo ¡¡Mira, ya hasta me quedo flojita!!

Mire como se jalo la falda color azul oscuro que traía y pude verle hasta el calzón blanco que traía, la contemple así por unos segundos, a lo cual ella se empezó a reír diciendo:

Rosa: ¡¡Hay Paco, le jale de más a la falda que ya hasta los calzones me viste!!

Paco: ¡¡Jajajaja! ¡No se preocupe solo fue eso, no se vio nada de más!

Rosa: ¡Eso, sí! Jajaja, ¡hay qué pena! Jajaja… ¿a poco esperabas ver algo más?

Paco: Mientras me reía, por unos segundos pensaba ¿será la oportunidad de decirle algo? O ¿qué le puedo decir, de modo que le haga la insinuación sin que parezca tan directa? Así que le dije pues con lo que alcance a ver me alegro ya la pupila me reí para disimular lo dicho.

Rosa: ¡Jajajaja! ¡¡Y eso que nomás viste la envoltura de mi bollo!! ¡¡jajajajaja!! (Bollo aquí en México es un pan dulce)

Paco: ¡¡Jajajajaja!! ¡Sí, tiene toda la razón, fue la pura envoltura lo que le vi!

Rosa: ¡Imagínate si llegas a ver dentro de la envoltura! ¡¡Se te va a antojar!! ¡jajajajjaa…! ¡¡Hay que cosas digo!!

Paco: ¡Eso ni lo dude! ¡Si así ya me está trabajando de más la mente!

Rosa: ¿A sí? ¿Y qué cosas te manda decir la mente?

Paco: ¡Pues, demasiadas, y quizás no debería decírselas! (Yo ya estaba con la verga bien parada y casi goteando liquido pre seminal)

Rosa: ¿Y por qué no? ¿Seguro que no es nada de otro mundo?

Enseguida llego un cliente a llevar algunos productos y lo atendí, como ya estaba con el bulto en mi pantalón, ella lo pudo notar, y al terminar de atender el cliente, ella soltó una carcajada, diciendo:

Rosa: ¡¡Ya me imagino todas esas cosas que has de traer en la mente!! (Al tiempo que miraba mi bulto.) ¡¡Mirándote esa montañita, no necesitas decirme mucho!! ¿A poco yo te puse así?

Paco: ¡¡Hay doña Rosa, pues sí para que negar que usted fue la que me puso así!!

Rosa: ¡¡¡Hay Paquito que cosas te imaginas con esta vieja cuarentona!!!

Paco: ¡Con todo respeto, usted está como los buenos vinos, entre más años, mejor sabor!

Rosa: Jajajajaja… ¡Hay muchacho, que ocurrencias las tuyas! ¿Y desde cuando que no le das de comer al amiguito?

Paco: Pues, ya tiene tiempo que no como, como unos 5 meses más o menos.

Rosa: ¡A ya entiendo, entonces lo tienes a dieta!

Paco: ¡Sí! ¡Pero con un bollo, se alimentaria bien! ¡jajajaja!

Rosa: ¡jajajaja! ¡Seguro que con eso rompe la dieta! No lo deberías de castigar tanto. ¡Pobrecito, también tiene ganas de comer!

Ya la plática estaba bastante caliente y pues note que a doña Rosa no le desagradaba la charla, y como ya me había visto el bulto decidí arriesgarme a decírselo.

Paco: ¡Si tienes ganas de comer, pero no hay quien le dé!

Rosa: ¿Y no hay una noviecita que le dé?

Paco: ¡No doña Rosa, por eso está a dieta! ¡Si no fuera así, seguro ya estaría bien servido!

Rosa: ¡Pues pobrecito! ¡Ya veo que esta hambriento! (y dirigió de nuevo la mirada a mi bulto)

Paco: ¿Usted no le invitaría de su bollo?

Rosa: Jajajaj… ¿Del mío? ¡Pues estaría bien, ya que en 4 meses tampoco se han comido mi bollo!

Paco: Entonces, que dice ¿yo me como su bollo y usted alimente al nene? Y quedamos felices ambos.

Rosa: ¡Mmm. Estaría bien! ¡Pero, nunca le he sido infiel a mi marido!

Paco: ¡Si no quiere no, no hay ningún problema! ¡Y si usted quiere pues podemos ir una vez, los hacemos y después todo sigue como si nada! ¡Mire no me lo diga ahorita, si quiere piénselo y ya mañana en la tarde me lo dice! ¿Ok?

Rosa: ¡Esta bien, deja pensarlo, es que no quiero faltarle a mi esposo!

Paco: ¡Si hágalo!

Al día siguiente ya estaba yo en la tienda y con las ansias de que ella viniera y saber su respuesta. Cuando a lo lejos la vi que venía. Al llegar, nos saludamos y pues con una risita algo nerviosa, me dijo, ¡lo estuve pensando y todo el resto del día traje en mi cabeza esa propuesta! ¡No quiero faltarle el respeto a mi marido, ni que la gente se entere de esto, pero también tengo esa curiosidad de estar con otro hombre, de probar otra carne (pene) ¡¡¡Y pues decidí por esta ocasión aceptar, darte a probar mi bollo!!! Le pregunte ¿Esta segura? Ella respondió que sí. Le dije, ¡está bien y no se preocupe, todo lo haremos en absoluta discreción! Al oír esto ella se sintió más relajada y pues quedamos de ir un lunes por la tarde, nos citamos a dos cuadras de un Motel.

Saliendo del trabajo me iba a ir para allá, llegue con 20 minutos antes de la hora acordada, cuando se acercaba la hora de la cita, la vi que se bajó del autobús, se iba acercando a mí y le hice la seña de que se cruzara la calle y entrara al motel de tras de ella a unos metros iría yo. Llegamos y me saludo con un beso en la mejilla, venía muy bañadita, olía delicioso, traía una falda roja algo flojita que le llegaba a bajo de las rodillas y una blusa roja blanca con unos adornos de flores, se veía bastante guapa.

Solicitamos la habitación, le dije que me diera unos 5 minutos en lo que me duchaba, me espero salí en envuelto en una toalla únicamente y ella sentada en un mueble de la habitación me miraba con deseo, me senté junto a ella le agarre la mano y se la acaricie mientras nos empezamos a besa, le besaba la comisura de los labios, las mejillas, hasta probar sus ricos labios rojos, se los lamia con mi lengua, se los chupaba, mientras mi mano busco su pierna para acariciarla, deslizaba mi mano hacia abajo y volvía a subir, mi mano llego hasta sus muslo y los empecé a acariciar, eran tan suaves y estaban bien depiladas, con tantos besos y caricias a sus piernas ya estábamos bien caliente, podía escucharla gemir al momento que mis manos frotaban sus muslos, besaba su boca, y de allí sin dejar de darle besos fui hasta su cuello, ella jadeaba y con susurros decía ¡Hay Paquito! ¡Hay Paquito, sigue! Le besaba el cuello, le pasaba mi lengua por el cuello, mientras mi mano levanto un poco la falda, metí más mi mano y pude sentir la tela del calzón de encaje, al frotar su bollo sobre su calzón podía sentirlo bastante húmedo y entre más la frotaba más se calentaba y me decía con voz cachonda ¡Hay mi Paquito, que rico siento! ¡Hay Paquito me pulsa la vagina! ¡Estoy bien mojada!

La seguí frotando sin parar cada vez más rápido hasta que la hice alcanzar su primer orgasmo al momento que sus jugos escurrían y los absorbía la tela del calzón, le bese el cuello, le mordí la oreja mientras desabrochaba la blusa, al quitar el ultimo botón le saque la blusa pudiéndola ver en sostén blanco de encaje, ese sostén cubría sus grandes pechos que querían ser liberados, mientras le mordisqueaba la oreja le decía al oído, ¡Por fin te tengo aquí, después de tanto desearte! ¡Ella solo gemía huhu! ¡No sabes cuantas veces me masturbe imaginándome este momento! ¡Ella decía, sigue cielo, no pares! Mi verga ya estaba tan dura que se podía ver el bulto sobre la toalla lo cual tome la mano de ella y la puse encima, comenzó a frotarme el bulto, mientras me decía ¡Oh Paquito que duro estas! ¡Pronto le daré de comer a ese nene! ¡Sí, claro ya estoy ansioso de eso! Seguí mordiendo la oreja mientras le frotaba las tetas por encima del sostén, hasta que le saque una y vaya que eran enormes¡¡muy apenas cabía en mi mano, se desbordaban un poco!

En seguida le quite el sostén liberando sus grandes tetas, eran tan grandes y un poco desparramada, pero a mí me encantaban, la recosté en la cama mientras le lamia las tetas, le pasaba una y otra vez la lengua por esos pezones de un tono marrón claro, deliciosos los chupe, los mordí, los mordisquee, mientras ella jadeaba y gemía, mordiéndose los labios y diciéndome ¡¡Si, sigue, comete mis tetas!! ¡Me encanta que me las chupen es mi debilidad! Seguí chupándolas mientras, le restregaba mi verga dura y ya goteando en sus piernas, embarrándola de líquido pre seminal, enseguida la despoje de la falda y pude ver que traía un calzón que le hacía juego al sostén, blanco de encaje, podía mirarse sobre el calzón los vellos oscuros, los cuales traspasaban un poco el encaje, enseguida lo fui quitando lentamente mientras le decía ¡Ahora si Rosita, voy a ver tu rico bollo!¡Me lo voy a comer! Ella decía ¡Si Paquito comételo todo! ¡Disfrútalo! ¿Así te lo imaginabas? Yo le respondí ¡sí, así de calientito y mojado me lo imaginaba, ¡esperaba con ansias este día de poderte comer el bollo!

Tenía una cantidad normal de vellos, y la mayoría ya mojados de sus jugos, antes de chupársela comencé a frotar el clítoris con la yema de mis dedos, lo podía ver ya muy erecto, y su bollo mojadisimo, al estimularle el clítoris de nuevo empezó a jadear y tener otro orgasmo, ¡Oh sí Paquito, que rico! ¡Dame tu lengua! ¡Siento como escurren mis jugos hasta mi culito y piernas! ¡Estoy bien caliente! ¡Mi marido no me calienta tan rico como tu¡ ¡El solo me baja los calzones y me mete la verga mientras me bombea hasta venirse y ya terminamos! Yo le dije ¡Que tonto, con tan rico bollo que tienes, uff yo si lo disfrutare mucho hoy! Comencé a lamerle la vagina le pasaba mi lengua por lo largo de su concha, le chupaba los labios mayores y se los jalaba con mis dientes, ella no aguanto más y de nuevo tuvo otro orgasmo, era tan rico el sabor de ese bollito, caliente y mojado, lo disfrutaba, le metí los dedos dentro de la vagina y comencé a masturbarla, mientras le lamía los jugos que escurrían, ella jadeaba y decía con frecuencia ¡Oh Paquito, que rico, comelo todo! ¿Te gusta mi bollo? ¿Te gusta comértelo? Yo le respondia ¡Me encanta, esta delicioso!, continue masturbándola y sacaba mis dedos mojados y los chupaba, así estuve por unos minutos, hasta que me quite la toalla frente a su cara, al quitar la toalla, salto mi pene ya mojada de tanta excitación y ella al mirarlo con asombro exclamo ¡Hay Paquitoo, que casota tan rica tienes!¡¡Todo eso tenías guardado!! ¡¡¡Por Dios, si lo tienes más grande que mi marido!!! ¡¡Wooow!! ¡Que rica vergota tienes! (Debo aclarar que yo me considero de tamaño norma, como el tamaño promedio) Como ella solo conocía la verga de su marido, quizás por eso se le hacía grande el mío, entonces lo tomo con su mano y lo empezó a frotar, de arriba abajo, mientras decía ¡Por, Dios que duro esta! ¡qué grande! Me empezó a masturbar cada vez más rápido, al grado de sentir ganas de correrme, pero le dije detente unos segundos, espere que las ganas pasaran y de nuevo lo empezó a frotar le daba de besitos en la cabecita, y pasaba una y otra vez la lengua, hasta que lo metió a la boca y comenzó a chupármelo, oh delicioso, mm sí que rica verga tienes me decía, le pregunte:

Paco: ¿Te gusta mi chorizo?

Rosa: ¡¡Claro, me encanta!! ¡No pensé que lo tuvieras así de grande, ni menos que me lo comería!

Paco: ¡Pues disfrútalo, a lo mejor es la única vez que lo vas a probar!

Rosa: ¡¡Sí!! Eso hare, lo chupare bien rico

Era un rico momento, Rosa mi clienta, me estaba dando una rica mamada, mientras tenía su bollo tan caliente y mojado, seguía mamándomelo, lo chupaba, lo restregaba en sus labios, acariciaba mis bolas, hasta que le dije hazme una cubana con esas ricas tetotas, ella accedió se hinco en la cama y yo de pie lo metió entre sus tetas y comenzó a masturbarme bien rico con ellas, las apretaban tan rico que gozaba de sus encantos.

Después de unos minutos le dije ¡Rosa ya quiero comerte el bollo! Ella dijo ¡Sí, Paquito, soy toda tuya! Saque un condón y me lo puse y le dije en tono de broma ¡Mira Rosy, apoco no parece chorizo! Ella dijo: ¡jajaja… Sí, ya con el forro puesto sí que lo parece! Se acomodó en 4 y como yo estaba de pie, entonces se la clave en esa posición, se la deje ir despacito, poco a poco entrando y me sorprendió sentir su bollo bien apretadito, enseguida la tome de la cintura y comencé a bombearla, despacito y ella jadeaba, decía ¡Oh, que rica verga! ¡Qué rico chorizo! ¡Qué rico chorizo tienes Paquito! ¡Qué rico chorizo gordo y largo! Yo me excitaba más de oír sus jadeos, gemidos y sus palabras cachondas que decía, le daba más duro con más fuerza, que rico sentir ese bollo de Rosa, tanto imagine que me lo comería, hasta que por fin se me concedió la oportunidad, y más inspirado estaba, le daba tan duro que mis bolas rebotaban en su vagina, ella se calentó más ¡Oh que rico aprietas Rosy! ¡Que rico bollo tan apretado y mojado tienes! y me apretaba más rico con su conchita, mientras sus tetas se estremecían asía un lado y otro con las duras bombeadas que le daba, eran tan rico tener en 4 a Rosa, mirando su trasero y su culito apretadito, le daba de nalgada y comenzaba a decir ¡Así cógeme Paquitooo! ¡No pares de Cogermeee! ¡! Que rica vergaaa! ¡Sigue, sigue, sigue, cariño! Yo le daba con fuerza como si la quisiera atravesar y ella más gemía, tuvo más orgasmos, sus piernas brillaban de los jugos vaginales que le escurrían, y cada vez más jadeaba, hasta que se convirtieron en gritos, fue tanto la excitación que estaba por correrme ya, le dije ¡¡ya casi me coro!! ¿Dónde vas a querer tu leche rosita? Ella decía ¡Dame tu leche fresca, en mi boca! ¡Tengo curiosidad de saber a qué sabe tu leche!! ¡Dámela en la boca!! ¡Me saque el condón lo más rápido que pude, unas cuantas jaladas más y explote parte en la boca de Rosa y parte en la barbilla que después le escurrió hasta sus tetas.

Ella me lamio la verga, quitándome la leche, después nos tiramos en la cama mientras platicábamos ella describía lo que había disfrutado, mientras con su mano me jalaba la verga hasta que de nuevo se me paro, me dio otra mamada, me puse el condón y me la volví a coger, esta vez en posición de misionero, en patas al hombro, para terminar cabalgándome ella, fue tan rico cogerme a mi clienta especial.

Nos limpiamos salimos del motel, ella primero, después yo, y cada quién por su lado. Al día siguiente, fue a la tienda y con una mirada cachonda, me decía que rico estuvo lo de ayer ¡Qué bárbaro Paquito, que rico coges! ¡Qué rico chorizo tienes! Y yo vacilándola le dije, ¡Ya ve le dije que estaba sabroso! ¡En ocasiones platicábamos cachondamente y cuando se me paraba ella se ponía de tras del mostrador y cuidando de que nadie viniera me frotaba el bulto, yo hacía lo mismo con sus tetas o nalgas, e incluso cuando traía falda suelta, le llegaba a meter la mano hasta frotarle la concha por encima del calzón.

Salimos a coger un par de ocasiones más en diferentes meses del año, hasta que su marido ya no se volvió a ir para Estados Unidos y como ella quería respetarlo y no engañarlo más pues hasta allí llego nuestra aventura, tuve la fortuna de cogérmela 3 veces, mientras cada que había oportunidad e iba a la tienda aprovechábamos para tocarnos aunque fuera encima de la ropa. Y bueno nuestro secreto quedo entre ella y yo. A veces la veo y nos saludamos muy bien. Aun así estoy seguro que ella recuerda muy bien nuestros encuentros así como yo lo hago. Ojala que les haya gustado.

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