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Administrativa sexual

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Soy Chilena y con 25 años me titulé de ingeniera comercial y trabajo de asesora financiera en una cía. de seguros. En la universidad conocí a Manuel, mi actual novio y desde entonces hemos tenido sexo a escondidas de nuestras conservadoras familias y en escasas ocasiones a causa de nuestros trabajos. Esta situación gatilló, que ambos deseáramos experimentar placer con otras personas, pero sin llegar a separarnos y tampoco de dejar de serle fiel el uno al otro. Entonces, como le había contado a una amiga sobre al inquietud sexual del Manuel y mía, ella propuso que contactara a una conocida profesora de artes, la cual buscaba a una modelo para sus clases de al figura humana y el sexo. le conté a ni novio acerca de la propuesta del  modelaje erótico y éste me apoyó. Sabía que el Manuel tenía la oculta fantasía de verme tener sexo con una mujer u otro hombre y además mis reprimidas ganas de exhibicionista; nos alentaron a ir al taller de artes alternativas. Allí,  la maestra Isabela nos enseñó la calidad de los dibujos de sus adultos alumnos y nos sorprendió la fidedigna retratada de los modelos. Especialmente nos gustó el retrato de mi amiga Zincia, la cual; aparecía vestida solamente con tu-tú de ballett y posando con una pierna en alto, mientras su compañero la mantenía penetrada vaginalmente detrás suyo.

Así, y luego de conocer a los educados y buenos mozos modelos que me acompañarían en las sesiones de poses eróticas, acepté servirles de modelo, con la garantía de no correr el riesgo de contagio de enfermedades, embarazo y de no ser fotografiada y tampoco grabada en video. El viernes salí a las 3 de la tarde  de la oficina y sin tiempo de volver a casa a cambiarme el uniforme de ejecutiva, acudí rauda a la academia de artes. En la aula, me aguardaban prestos los modelos en bata y los alumnos con lápiz en mano y hoja de block en sus atriles, a la espera de las instrucciones de modelaje de la maestra. A causa del rígido horario laboral de mi novio, no iba a poder estar presente desde el inicio de las sesiones retratistas, sin embargo me envió un mensaje de texto, en el que me brindaba todo su apoyo y cariño. Con la promesa del Manuel de venir a verme antes de que finalizaran las sesiones de modelaje erótico, me persigné y relajadamente, procedí a obedecer las indicaciones de la Srta. Isabela.

Sin preocuparme de las miradas de los que me rodeaban, acaté la orden de desabotonarme el blazer, de abrirme la  blusa y de aflojarme el sostén sin quitármelo; porque así sobresalían derechitos mis voluptuosos pechos. Enseguida, se fueron acercando hacia mi, dos de los modelos, el lampiño por un costado y el morenazo por detrás mío; ambos desnudos y con sus virilidades en crecimiento. Estaba nerviosa, pero no me amilané al subirme la falda a la altura de la cintura y tampoco me incomodé, cuando el tercer modelo se arrodilló al otro costado de mis piernas y procedió con sutileza a bajarme el calzón hasta llegar a mis rodillas. Al quedar al descubierto mi pubis con los abultados labios vulvares e hinchado clítoris, sentí un extraño agrado, cuando escuché el halagador comentario del moreno modelo, por el detalle de haberme recortado el vello púbico en forma de corazón. Reconozco que aquella apreciación me puso frívola e insté a mi halagüeño compañero que estaba detrás mío, a colocar su mano izquierda con confianza al costado de mi ingle; mientras ensayábamos las poses definitivas para la retratada.

Nuevamente el Gabriel me aduló y esta vez por el gran tamaño de mis senos, los cuales resaltaban hermosamente adornados por las anchas aréolas y puntudos pezones. Sonriéndole agradecida, consentí que me agarrara un pecho con su mano derecha y me sujetara el pezón entre sus dedos; para que así, verificara que eran naturales. Para no ser menos, el Gustavo que estaba de pie a mi lado diestro, me lisonjeó por el bello rostro trigueño y almendrados ojos. Correspondiéndole a su piropo, accedí a que me tomara con los dedos de su mano surda, el lóbulo de mi oreja derecha y sentí una excitante punzada, cada vez que sus dedos jugueteaban con mi aro de perla. El rubicundo modelo se percató de mi entusiasmo por los cumplidos y aprovechó de alabar mis protuberantes y redondeadas nalgas, con la intención de que lo dejara toquetearlas.

Pero como las instrucciones de la maestra eran de no ocultar las partes superiores del cuerpo, el Gustavo tuvo que conformarse con pasar su mano diestra por debajo de mi falda recogida y posar la palma a un costado de mi pubis; logrando enredar su dedo meñique en uno de mis encrespados vellos y cuya tirantes me causaba un agradable cosquilleo. Respecto al tercer modelo, cual maniquí, se dedicó a sujetarme con una mano, un extremo de la pretina de mi calzón a la altura de las rodillas, mientras que con mi mano sostenía la prenda íntima del otro lado. Así fue que nos mantuvimos inmóviles en esa postura por cerca de una hora y por mi parte, permanecí sonriente y con la mirada al frente, para el deleite de los retratistas. Al acabar la primera sesión titulada: "Tema 1, Seducción", al instante y semidesnuda tal cual estaba, fui a ver que tan bien me habían dibujado. No me quedó más que felicitar, al menos a la primera fila de damas y varones artistas, en cuyos retratos lograron plasmar la belleza física y sensualidad, con que me habían descrito los demás. Durante el receso a la segunda  sesión, acudí al baño y mientras hacía pipí, intenté comunicarme con mi novio para contarle cómo iba, pero su celular me desviaba al buzón de voz. Resignada, me sequé la entrepierna y procedí a separarme las nalgas para untarme el ano con vaselina y así quedar lubricada para la siguiente coreografía de penetración anal. Al regresar a la sala, me estaba esperando el morenazo modelo, sentado sobre la meza-pupitre, con su curvo vergón en alto e impermeabilizado con un preservativo.

Aunque estaba sorprendida, no había tiempo para arrepentirse, de modo que seguí las indicaciones de la maestra y me quité el blazer, la blusa y el calzón. Tras quedar solamente con el sostén debajo de los pechos, la falda recogida sobre la cintura y las medias liga con los zapatos con tacos; procedí a pararme delante del Gabriel dándole la espalda. Enseguida me encorvé y fui separándome las nalgas, a medida que iba descendiendo el trasero sobre el regazo de mi compañero. Tratando de relajar el cuerpo, dejé que el morenazo posara sus manos en mis caderas y dirigiera la clavada y posterior sentón. Al unísono contamos uno, dos, tres. . . y tuve que tragar saliva, para acallar un gemido de doloroso placer, al cerrar los ojos y sentir su mástil de carne que se iba internando en mi esfínter. Al abrir los ojos, solo atiné a sonreír y dar las gracias al público retratista que me aplaudió, al ver que logré albergar aquellos treinta centímetros de masculinidad dentro del ano. Tras acomodar las asentaderas sobre los huevos de mi compañero, arqueé las piernas y asenté la planta de los zapatos encima de sus rodillas.

Continuando con las indicaciones de la maestra para mejorar la pose, procedí a estirarme los labios vulvares con una mano, para que el Gabriel me introdujera dos de sus dentro de la vagina. Y para complementar la modelada, el Gustavo se posesionó de píe detrás de nosotros e inclinó su cara hacía un costado de mi cuello para mordisquearme sutilmente el lóbulo de la oreja izquierda y al vez; agarrarme con su mano surda, un seno del mismo lado. Así, con el transcurso de las horas, fui entrando en confianza con el elenco de modelos y me desinhibí frente a los retratistas. Por lo tanto no tuve problemas con las siguientes performances de doble penetración, fellatio y exposición de mis dilatadas cavidades.

Luego de asearme y vestirme, me reuní con mi novio, nos besamos apasionadamente,  y al salir abrazados de la academia, sentí como si lo que viví allí dentro fuese un húmedo sueño, pero la carpeta con mis retratos que llevaba bajo el brazo, evidenciaban lo contrario. Y ésta vivencia, no sería la última en que interactuaría sexualmente con terceras personas; la cual les relataré en una próxima publicación…

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