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Vecina y amiga, ahora sí, primera vez...

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La segunda parte de mi verídico relato empieza muchos años atrás, cuando ella era una niña que empezaba a desarrollar su cuerpo de mujer...

Cada vez que iba a su casa la provocaba, insinuaba o buscaba inventar situaciones para tenerla cerca. Muchas veces la bese a la fuerza, me encantaba como oponía resistencia. Una tarde nos tiramos en un sillón a ver películas, su hermano, mi amigo al lado, se durmió y como estábamos tapados empezaron a cruzarse nuestras manos, yo buscaba su sexo y ella el mío...

Pasaron los años, muchos para mi gusto, pero llegó la noche en que pase con mi auto a un par de cuadras de su casa y cuando subió, ambos sabíamos que la espera de tantos años llegaba a su fin.

Fuimos hasta una farmacia, compre condones y lubricante íntimo, a los 40 es muy difícil encontrar alguien de 36 con su cuerpo intacto y no quería que fuese un momento sufrido. Llegamos al motel, pido habitación, entramos y primero nos miramos un largo rato, nos abrazamos fuertemente y comenzó un eterno beso seguido de caricias que a medida que recorrían nuestros cuerpos iban retirando la tan molesta ropa.

Ya desnudos nos contemplamos, algo de pudor en ella por su inexperiencia, pero mis manos y labios hicieron que olvidara todo. Nuestras lenguas al unísono, mis manos agarrando sus pechos, enormes!!!! Los bese y succione con mucha pasión y comencé lentamente un descenso por su vientre hasta llegar a su sexo, estaba depilado totalmente, podía ver a mi antojo.

Comencé con suaves caricias, mis dedos jugando por fuera de su labios y mis labios fueron hasta su piel, despacio, como si mi vida dependiera de ello, succionaba su rica, caliente y ya mojada concha, me apasiona el sexo ir al y estaba dispuesto a hacérselo saber. Se retorcía de placer y desde abajo podía ver sus ojos perdidos y sus labios entre sus dientes a medida que buscaba dilatarla con mis dedos. Me pidió que lo hiciésemos de una vez, quería sentir mi pito muy adentro.

Abrí más sus piernas y muy lentamente acerque la cabeza de mi miembro a su estrecha entrada, comencé a empujar mientras observaba su reacción, quería que lo gozará sin sufrir. Poco a poco fue rindiéndose y logre penetrar mi glande, esperé un momento a que sienta que estaba en su interior e introduje un poco más, y otro poco hasta llegar a tenerla toda adentro.

La miré nuevamente, sus ojos derrochaban puro placer, comencé un lento vaivén a un ritmo justo y ella empezó a pedir más, tantos años de deseo necesitaban ser calmados y ya entramos en un loco ritmo, mi pito salía por completo y se introducía hasta el fondo, estaba ella tan mojada que no había ningún tipo de resistencia. Cambiamos de posición, coloque el preservativo y se montó sobre mí de una sola estocada, gemía y gritaba de placer al igual que yo, me rasguñaba el pecho y yo le correspondía dándole chirlos en sus nalgas.

Así estuvimos varios minutos hasta que sentí que mi leche estaba por salir, esperé su orgasmo y ambos terminamos en el mayor de los éxtasis, no sentía mis piernas, nuestros cuerpos temblaban y caímos rendidos y abrazados en la cama. Nos acariciamos y miramos un largo rato, no podíamos creer como habíamos perdido tanto tiempo en buscar el encuentro. Ducha juntos entre miles de caricias y luego nos retiramos del lugar...

La deje cerca de su casa no sin antes besarnos largamente y ya pensar en el próximo encuentro.

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