Nuevos relatos publicados: 13

El deseo de Betty Mármol

  • 12
  • 10.567
  • 9,40 (5 Val.)
  • 0

Habían pasado varios años desde que Betty y Pablo adoptaron a Bam Bam. Ahora él era todo un hombre, fuerte como siempre y galán entre las mujeres (sobre todo con Pebbles). Su madre pasaba todo el tiempo en casa haciendo las tareas del hogar, mientras que Pablo trabajaba para poder mantener a su familia. Todo eso se había transformado en rutina hacia tiempo atrás, por lo que las vidas de los Mármol era bastante aburrida. La pareja no disfrutaba del tiempo suficiente como para tener intimidad, y si lograban hacerlo siempre surgía un problema u otra necesidad. Betty se sentía muy sola a lo largo de los días y necesitada de cariño, y por que no decirlo, de un buen pedazo de carne. Al menos la consolaba saber que Vilma estaba pasando por lo mismo, ya que Pedro y Pablo las habían descuidado por igual.

Fue una mañana como cualquier otra cuando Betty limpiaba la pieza de su hijo mientras este estaba en la escuela. Viendo entre sus cosas recordó los buenos tiempos que habían vivido juntos, como lo vio crecer a lo largo de tantos años. Más que nada sentía curiosidad de como habría cambiado, ya saben, allí debajo. Ella podía ver que era un hombre apuesto y grande, seguro que su cosilla ya no era más una cosilla, sino algo considerable. Entonces se puso a pensar en todas las noches en que no había intimado con su marido, de lo carencida que estaba de un hombre. Se recostó en la cama de su niño y comenzó a imaginar como sería estar con otro hombre que no fuese Pablo. En su mente aparecía la imagen de Bam Bam, por más que ella quisiera borrarla se sentía a gusto con ese pensamiento. Mientras tanto se tocaba la pepita por sobre la ropa, una y otra vez, imaginando que era la mano de su amante. No tuvo que estar mucho tiempo así para sentir que llegaba al orgasmo, uno rico y duradero que dejó su ropa interior toda mojada. Más lúcida se levantó de la cama y puso a lavar su prenda manchada, quedando casi desnuda salvo por su vestido siempre azul. En ese momento se oye la puerta de la casa

Mamá, ya llegue.

Era Bam Bam, que volvía de la escuela como lo hacía todos los días. Betty había perdido la noción del tiempo, y no se había dado cuenta de como había pasado la mañana tan rápido. Corrió rápidamente tratando de no mostrar nada a su habitación para buscar otra prenda interior mientras que le respondía a su hijo

Hola Bam Bam... espera... espera un minuto que ya estoy allí.

Buscó entre sus cosas y tomó la primer bombacha que encontró. En ese momento sonó el teléfono, y el único que estaba cerca para atenderlo era Bam Bam. Mientras tanto Betty aprovecha esa distracción para ir al baño y refrescarse un poco, quitarse lo acalorada. Luego de esto, fue a saludar a su hijo.

¿Quién era? preguntó

Era papá, llamaba para avisar que no podrá llegar sino hasta la noche.

En ese momento a Betty se le cruzó por la cabeza un pensamiento que rara vez tenía. Acababa de darse cuenta de que iba a estar sola con Bam Bam toda la tarde, solos los dos en casa si que nadie los moleste... Hasta pensó que Bam Bam podría llegar a hacerle ese pequeño favor que precisaba, tampoco era el gran favor ¿o no?. Probablemente la Betty de siempre no pensaría tales cosas, pero esta ya no era la amable esposa de Pablo Mármol, sino una mujer muy, digo muy necesitada. Entonces respondió a su hijo

Tu padre siempre trabajando tan duro, que se le va a hacer, mientras que pensaba que ella misma iba a trabajar duro esa tarde.

Luego de que almorzaron se sentaron en el sillón de la casa para ver algo de roca-tv. Betty ya estaba decidida, iba por el dulce más grande, los remordimientos vendrían después. En ese momento se le ocurrió una ingeniosa idea, hacer que el sexo con su hijo pareciera algo de rutina para que él no pensara mal. Lo que Betty no sabía era que Bam Bam le iba a seguir el juego al pie de la letra.

Bam Bam, ¿me das permiso para hacer una pequeña cosa?

¿Qué cosa mamá?

Es muy simple, quiero verificar algo que leí.

De acuerdo.

No te vayas a asustar Bam Bam, aquí voy.

Entonces súbitamente puso su mano sobre el bulto de Bam Bam sin tratar de disimular nada. Por supuesto Bam Bam se sobresaltó con esto y le dijo

Pero... ¡mamá!, ¿qué estás haciendo?

Uy, no te preocupes mi pequeño. Ya que estamos solos quiero ver si tu cuerpo responde bien a los estímulos, hace tanto no te examino, desde que eras niño.

¿Pero por qué quieres hacerlo ahora?

Porqueeeee leí en un libro que a tu edad algunos muchachos no reaccionan bien en cuanto sensibilidad, si, eso es. Yo solamente quiero comprobar que eso no sucede contigo. Y como se sabe que allí tienen mucho sensibilidad pues...

Ah... esta bien, respondió Bam Bam sabiendo que esa no era la verdadera razón por la que su madre lo estaba tocando.

Cielos Bam Bam, esta haciendo un poco de calor aquí ¿no crees?, decía mientras acariciaba el instrumento ya crecido.

Si mamá, hace mucho calor aquí, ¿qué puedo hacer?

¿Por qué no te quitas esa ropa, así te quedas más ligero?

Lo que tu digas mamá.

La dulce Betty pudo ver el gran cuerpo que escondía Bam Bam bajo sus ropas, en verdad parecía un sueño hecho realidad. Lo que más la sorprendió fue el pene que tenía, de largo normal pero con una cabeza nada normal. Tomó de nuevo el pajarito, ahora libre, de su hijo y comenzó a masajearlo de arriba hacia abajo mientras rozaba sus testículos.

Bam Bam, no creas que estoy haciendo algo inapropiado, solo quiero ver si reacciona bien tu... cosilla, ¿entiendes?

Por supuesto mamá, siempre te preocupas por mí, decía Bam Bam para seguir con el juego.

Uy si pequeñín, hasta ahora no encuentro nada extraño... me parece que lo voy a revisar más a fondo, susurraba Betty al mismo tiempo que aumentaba la velocidad.

De a ratos las manos de Betty se concentraban en el glande, luego a lo largo de todo el pene, con mucha suavidad. En poco tiempo la resistencia de Bam Bam se rompió, ya que las caricias de su madre eran muy deliciosas para no dejarse llevar.

Ahh Aaahhh, gemió el ya hombre justo en el momento de máximo placer.

El gran fruto comenzó a lanzar chorros y chorros de semen que cayeron en sus testículos, en sus piernas y en las manos de su madre. Betty siguió acariciándolo hasta que logró ordeñarlo por completo, por fin pudo sentir de nuevo ese sabor a sexo que tanto imploraba.

¡Cuánto salió amorcito! Mmmm, a primera vista parece que no hay nada malo contigo. Ahora estoy más tranquila, gracias por dejarme revisarte Bam Bam.

Cada vez que quieras mamá.

Sabes mi amor, pensándolo mejor creo que tendría que aprovechar ahora para que observarte más de cerca, así quedarme de veras tranquila.

Betty no quería dajar pasar esta oportunidad por nada del mundo, quería terminar como sea lo que había empezado y no se iba a ir hasta obtener lo que quería.

Hagamos esto, yo me acuesto en el piso y tu te pones sobre mí con tu ehmm pequeñín cerca de mi cara para que yo pueda verlo mejor, ¿qué te parece?

Esta bien mamá, confío en ti, decía Bam Bam sabiendo la simple intención de su madre.

El plan de Betty estaba resultando a la perfección, su hijo iba a hacer todo lo que ella quisiese y eso la hacía más que feliz.

Oye Bam Bam, no vale que solamente tu estés cómodo, yo también quiero estar cómoda, dijo en tono de broma.

No me molesta que estés cómoda.

Espero que no te avergüence verme desnuda, sin nada de ropa...

Entonces sin pensarlo dos veces se quitó el vestido que llevaba puesto, luego su ropa interior y así quedó como vino al mundo, admirable. Se acostó suavemente en el piso y le ordenó a Bam Bam que pusiera su instrumento lo más cerca de su cara posible. Cuando Bam Bam iba a ponerse sobre su madre, ella le dijo que lo hiciera al revés, para estar más cómodos. De esta manera formaban casualmente un 69 invertido, cosa que ninguno de los dos quiso en primer lugar (...). El miembro de Bam Bam quedó a la altura de la cara de Betty, que ansiaba poder tomarlo con su boca y juzgar su gusto.

Ssss me parece que desde aquí no veo nada malo, pero voy a tener que ver más de cerca. No te preocupes Bam Bam, que sé muy bien lo que hago, señaló Betty ya muy decida.

Rodeó entonces la cintura de su hijo con las manos y lo atrajo más hacia ella, con una sola intención. El pene de Bam Bam fue entrando en la suave boca Betty y eso se hizo saber, oh sí. Un suave gemido salió de los labios del joven, quien no pudo evitarlo al sentir la lengua de su deliciosa madre a su alrededor. Betty lamía el pene de su hijo como si fuese un gran chupetín, lo sacaba de su boca y le pasaba la punta de la lengua por el glande, varias veces. En cierto momento se detuvo y dijo

Sabes que, ya que estás allí podrías hacerme un favor Bam Bam.

¿Qué favor?

Bueno... podrías mirar si pasa algo raro con mi botoncito.

¿Qué quieres decir?

Haz lo mismo que yo te estoy haciendo, para ver si reacciono como debería hacerlo ¿quieres?

Mmmm, está bien.

Que buen niño eres.

Por supuesto que Betty entendía que Bam Bam se había dado de lo que estaban haciendo, pero no le importaba. Si no había dicho nada era porque no le importaba, y con eso a ella le bastaba. Sin esperar mucho, Bam Bam posó su lengua en la entrada de Betty, que a esta altura ya estaba bastante mojada. Una y otra vez la movía a lo largo de toda la raja de su madre, que se derretía de gusto.

¡Oh sí! ¡Qué bueno! ¡¡Vamos, chúpame más fuerte!!, gritaba Betty fuera de sí.

De repente la adorable señorita estalló en un grito ahogado por sus propias manos, al tiempo que soltaba todo su fluido como nunca lo había hecho. Sentía como salía caliente y se escurría por sus labios vaginales y por su ano hasta llegar al piso. Estuvo un minuto sacando provecho de esa sensación, lo más que pudo. Cuando recuperó el sentido se dio cuenta que Bam Bam seguía allí, algo callado por lo que acababa de pasar. Entonces Betty para romper el hielo dijo.

Ay Bam Bam, ahora estoy segura de que todo está bien.

Sí. Fue extraño mamá, nunca había visto nada igual.

Bueno cálmate, es totalmente normal. ¿Qué te parece si tú haces lo mismo ahora?, vamos, déjame ayudarte, ven aquí.

Betty le ordenó a su hijo que se pusiera de pie y que se apoyara sobre su cara, para terminar de "examinarlo". Entonces el niño (no tan pequeño) abriéndose de piernas se acercó lo más que pudo a su lindo rostro. Ella con muchas ganas tomó el pene que estaba más grande que nunca y comenzó a masturbarlo, mientras chupaba sus huevos. Cuando vio que su hijo estaba por acabar se lo puso de lleno en la boca y comenzó a mamarlo rápidamente, como una posesa.

No esperes más Bam Bam, déjate ir, no tengas miedo, decía Betty como podía con eso en la boca.

Sin previo aviso el jugoso líquido comenzó a salir a borbotones dentro de la boca de Betty. Ella se dio cuenta y lo sacó sin dejar de mover su mano sobre la extremidad del mástil, haciendo que el semen cayera sobre toda su boca y cara, ensuciándola completamente.

Uy que calientito que está, igual que antes, ahora estás más relajado ¿verdad Bam Bam?, preguntó Betty.

Uff... Sí mamá.

En ese momento comenzó a sentirse un poco mal por abusar de la "inocencia" de su hijo, mal pero finalmente satisfecha. De repente alguien golpea la puerta, sorprendiendo a madre e hijo que todabia tienen ganas de seguir. Betty se levanta apresuradamente y se pone el vestido mientras que le dice a su hijo que vaya a la habitación. Como no tenía mucho tiempo toma lo primero que encuentra (en este caso sus bragas) y con ella se limpia la cara lo mejor posible. Tratando de tranquilizarse abre la puerta, y la persona que la espera allí no es otra más que Vilma Picapiedra.

Hola Betty, vengo a invitarte a un nuevo piedra-mercado, ¿vienes?

(Maldición pensó Betty) Siii... espera un segundo que me arreglo un poco y te acompaño.

No le quedaba otra opción más que ir, claro, si no quería despertar sospechas ni nada a su amiga que tan bien la conocía. En eso Vilma, al darse cuenta de cierto brillo repentino en Betty, le dice

Betty que alegre te ves hoy, más relajada.

Si, por fin encontré lo que necesitaba para estar contenta, respondió pícaramente Betty.

Y pensó, Vilma también está atravesando por lo mismo que yo, quizás Bam Bam también podría hacerle un pequeño favor. Eso sí, después de terminar las tareas del hogar que empezó, o mejor dicho que yo empecé jijiji. Una sonrisa se le dibujó en la cara, ya que como siempre iba a compartir sus cosas con su mejor amiga.

Fin

 

* Dedicado a Dulce amiga quien me a dado confianza para escribir esta parodia. Espero que sigas llevando tu imaginación al límite para crear grandes historias como lo has hecho hasta ahora.

(9,40)