Nuevos relatos publicados: 7

La anécdota del vibrador de mi novia

  • 2
  • 15.290
  • 8,63 (24 Val.)
  • 0

Le compro a mi novia un vibrador de regalo de cumpleaños, mismo que llega por paquetería unos días después. Esa misma noche descubrimos que algo parece no estar funcionando correctamente. Días después paso por ella a su oficina para ir a hacer la reclamación correspondiente al almacén. Recojo a Claudia afuera de su oficina vistiendo muy ejecutiva. Pantalones negros ajustados a su silueta con rayas blancas, una blusa color marfil de manga larga. Muy ejecutiva, muy seria, muy hermosa.

Llegando al almacén la dejo enfrente mientras busco donde estacionarme. Diez minutos después entro al almacén y veo la siguiente escena.

En el gran mostrador hay aproximadamente tres personas con sendos empleados de reclamaciones, un poco atrás hacen cola otras tres o cuatro personas, todos hombres.

Veo al empleado que está atendiendo a mi novia con el enorme falo de plástico meciéndolo en el aire a la vista de todos. Todos, empleados y clientes volteando a ver a mi chica con caras de vicio. Todos imaginando cómo esta ejecutiva tan hermosa y seria se puede meter semejante verga en su coño. El empleado goza el momento, se lo da a mi novia para que le explique cuál es el desperfecto de semejante cosota. Me acerco en sigilo, no pienso intervenir, me pone cachondo ver a tantos hombres deseando a mi novia y viéndola con cara de puta. Algo escucho que es un regalo para una amiga, el empleado hace una mueca de risa y pregunta si la amiga también vino.

Mi novia tiene la cara tan roja que empieza a adoptar un tono morado. El auditorio la desnuda de pies a cabeza y le miran sus frondosas tetas y sus hermosas piernas bien marcadas por el pantalón ajustado. Decide cambiar de táctica y dice que no le importa, que quiere un cambio y punto. Salimos los dos y me dice: No vas a creer lo que acaba de pasarme. Yo finjo demencia y la escucho caminando ya rumbo al coche con la verga bien parada. Entrando al coche y sin poder aguantar me saco el falo y le pido que me la mame mientras yo ya estoy jalándomela. Voltea a verme con cara de incredulidad y me dice: "Me encanta lo cachondo que eres" y me la mama. Sé que se los tragara, no va a dejar que me venga fuera y le salpique mecos en la blusa o pantalón. Afuera, la gente pasa y pasa. No sé si nos vieron o no.

(8,63)