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Cómo hice un trio con mi novio y el friki de la clase. Parte 1

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Escribí un texto muy largo para llenarlo de detalles y así poder desahogarme un poco. Si no te gusta leer lo más probable es que no debas leer este relato.

Me llamo Dayanne, soy una mujer del norte de México. Como casi todas aquí soy de estatura baja, mido 1.68, soy de piel blanca algo bronceada, mis ojos son verdes, soy de caderas anchas y tengo un trasero grande para mi edad, pero mis senos son chicos, se pueden agarrar perfectamente y no soy plana, pero me gustaría más poder lucirme en eso. Mis pezones son marrones claros, mis areolas también, mis pezones son algo carnosos cuando me excito.

Todo esto empieza hace dos meses, le conté a Ricardo, mi novio, que no me complacía en el sexo. Él ya lo sabía desde antes de que yo le dijera, pero se quedaba callado. Fuimos a tomar un café y hablamos bastante de eso. Llegamos a la conclusión de que podíamos intentar cumplir alguna fantasía sexual mía con tal de ayudarme a llegar al orgasmo. Le dije casi de inmediato que quería un trío.

Esto del trio ya lo tenía desde joven en la cabeza. Pensaba que era algo lindo al principio, dos hombres siendo lindos conmigo al mismo tiempo que entraban en mí. Eso cambió con el tiempo, comencé a pensar en esos dos hombres metiéndome sus penes con fuerza y haciéndome sentir varios orgasmos.

Ricardo no supo que decirme un rato. Le dije que si no quería estaba bien, sólo era una idea. Me pidió tiempo para pensarlo. Los dos nos despedimos y cada uno se fue por su lado. Cuando llegué a mi casa revisé mi celular y vi que Ricardo me había mandado un mensaje: "Hagamos el trío, amor Pero quiero conocer al otro hombre antes".

Empecé a investigar sobre recomendaciones sobre tríos. Cómo hacerlo y con quién. En varias páginas decían que lo mejor era hacerlo con alguien poco conocido pero con varias reuniones de por medio. Así que comencé a pensar en quién escoger. Tenía muchos amigos pero descarté a todos. Después de eso pasé a pensar en los que casi no conocía. Me desesperé bastante al no poder decidirme en dos semanas. Le pregunté a una amiga qué era lo principal que debía tener un hombre en la cama. Me respondió: "Yo creo que el pene porque si es grande puede estimular varios lugares de tu vagina que cuesta encontrar para los penes más chicos". Casi enseguida le pregunté en plan de curiosidad sin intención alguna: "¿Quién tendrá el pene más grande del salón?" Enseguida me señaló a uno de mis compañeros frikis. Caleb era algo serio y callado excepto cuando estaba con sus amigos. No era popular ni nada por el estilo. No me lo creía que tuviera el pene más grande del salón.

- No te creo, ¿en serio él?

- Si, es en serio.

- ¿Y tú cómo sabes?

- Le pedí que me lo mostrara.

Sin querer grité "¿Qué?" tan alto que todo el grupo me volteó a ver.

- Es que me dijo René que él tenía un pene muy grande, ya sabes cómo es, pensé que lo decía en broma pero la curiosidad me ganó.

- Le pediste que te mostrara el pene y él contento- Se lo dije en tono sarcástico.

- Yo le gustaba cuando se lo pedí. Y si, es una cosa bien grande.

A los dos días me armé de valor para pedirle que hiciera un trío conmigo y mi novio. Era alguien que no conocía, habíamos hablado dos veces en tres años, y aparte si tenía algo así pues...

La conversación no fue muy larga. Se lo pedí, me preguntó si era en serio, le conté todo lo que pasaba con Ricardo y aceptó. Le dije que fuera a mi casa ese mismo día para poder empezar a prepararnos. Le conté también que quería conocerlo mejor antes de siquiera hacerlo. También cité a mi novio en mi casa. En un principio no quería ir, cuando le dije que era para conocer al otro hombre del trío me dijo que iría.

Los tres estábamos en el comedor sentados. Mi padre no vive conmigo por cosas del trabajo y mi madre llega normalmente a las 9 después del trabajo. Mis hermanas están con mi abuela y yo tengo la casa vacía durante siete horas. Al principio era algo incómodo. Rompí esa incomodidad preguntando por gustos y esas cosas. Coincidían en películas y música, se pusieron a hablar un raro de eso y la verdad me sentí aliviada de que esto fuera tan bien. Después les dije que teníamos que hablar de sexo. Eso hicimos Ricardo dijo abiertamente que no tenía problema en compartirme con Caleb siempre que yo quisiera estar con él. Caleb comenzó a preguntarnos si teníamos alguna preferencia o algo que no nos guste. Me quedé esperando que Ricardo dijera algo, pero como no dijo nada, dije que lo único que no quería era que no estuvieran inseguros, y que si podían llevarse bien antes de iniciar con nuestra vida sexual estaría muy agradecida.

A los tres días volvimos a mi casa y ellos se conocían un poco más estuvieron hablando por Messenger. Incluso se saludaron como normalmente lo hacen los hombres, chocándola, en lugar del apretón de manos de hace unos días.

Nos sentamos de nuevo en el comedor y todo lo que estoy a punto de escribir está grabado, así que son las palabras tal cual las dijimos en ese momento. Ricardo fue el primero en hablar.

-Caleb y yo estuvimos hablando y como tú pediste ya nos llevamos un poco mejor. En eso que estábamos hablando creemos que lo mejor sería conocernos un poco más nuestros cuerpos.

- Lo decimos porque es mejor, creemos que es mejor comenzar a vernos desnudos desde ahora para no estar asustados o algo el día que lo vayamos a hacer.

Me quedé un rato callada, me gustó que hablaran sobre estas cosas y pensarán en el momento del trío.

- Yo también pienso que sería mejor hacer eso... Pero no aquí, creo que mejor tomamos un baño juntos o algo.

Los dos me dijeron que si.

- Vamos, el baño está al final del pasillo a la derecha- Agarré mi celular y sin cortar la grabación lo llevé hasta el baño. Caleb ya estaba adentro y detuve a Ricardo antes de que entrara- Amor, creo que sería mejor que Caleb y yo estuviéramos solos un raro adentro.

- ¿Por... Por qué? Se supone que haríamos esto juntos los tres.

- Es porque ya conozco tu cuerpo y yo digo que lo mejor es que me dé un tiempo de conocer el de Caleb. No vamos a hacer nada, vamos a tomar un baño solos un ratito y después yo te hablo para que entres.

- No sé... Todo esto es muy raro...

- Hazlo por mí, Ricardo, tú aceptaste y me gusta que hayas hablado con él sobre estas cosas... No lo arruines ahora.

Ricardo me abrazó y me dijo un beso en la frente.

- Está bien, Dayanne, te confió en ti- Si, estaba tan nervioso que dijo mal confío en ti.

- Gracias, yo te hablo cuando estemos listos. Y no se vale espiar, veré a la sala.

Cerré la puerta del baño y puse mi celular en el lavabo apuntando a la ducha. Después me metí un poco a la ducha y abrí el agua caliente.

- ¿Quién se va a desnudar primero? ¿Y Ricardo?

- Ricardo va a entrar en un rato más, es que es mejor que hagamos esto solos porque... Porque a Ricardo ya le conozco el cuerpo.

- Está bien... Y ¿qué hacemos?

- Yo digo que nos desnudemos al mismo tiempo. Pero con los ojos cerrados hasta que ya no tengamos nada puesto.

- Si, creo que así es mejor.

Eso hicimos Caleb se quitó los tennis, el pantalón, el cinturón y toda su ropa con los ojos cerrados. Yo hice lo mismo, pensé en espiar pero tenía miedo de ver algo. No sé cómo describir la sensación, era raro, pero quería espiar y a la vez no. Le pedí a Caleb que me diera su mano y los dos entramos con los ojos cerrados a la ducha.

- Ya hay que abrirlos ¿no?

Abrí los ojos y me encontré con unos hombros grandes, un pecho ancho y cuadros en el abdomen, es cierto que tenía carne de más, pero no me importaba, ese era el tipo de cuerpo que me gustaba ver en las porno y fotografías del mismo estilo, pero moreno y de cabello negro. La sorpresa estaba entre las piernas. Su pene era enorme. Literalmente estaba flácida y ya parecía más grande que el de Ricardo duro. Era oscuro y su prepucio dejaba ver la uretra de fuera. Sus testículos eran grandes y le colgaban bastante. Estaba rasurado completamente, era un pene bastante atractivo.

Caleb se quedó viendo mi cuerpo tan fijamente como yo veía el suyo. Él fue el primero en hablar.

- Dios Dayanne, estás... Hermosa.

- Tú también estás así.

Seguía embobada con su pene.

- ¿Te gusta? - Me preguntó y se lo agarró- Si quieres tocarlo hazlo.

- ¿Puedo? Digo, si puedo pero... No sé.

- Sólo hazlo...

Agarre su pene con mi mano derecha y me arrodille frente a él. Eché su prepucio hacia atrás y aunque seguía un poco flácida ya empezaba a endurecerse, a palpitar.

 - ¿Por qué está tan grande?

- No lo sé, tengo suerte- Me dijo eso mientras agarraba mi barbilla y me obligaba a voltear arriba.

Hizo cuclillas y me besó. Yo seguí con el beso, sus labios eran gruesos y carnosos, y nos movíamos muy poco, me rodeó con sus brazos y me obligó a pararme sin dejar de besarme. Cuando se separó de mí yo quería más, sentir sus labios mientras sus manos recorrían mi espalda fue muy erótico, sentí escalofríos y mis pezones se pusieron muy duros. No podía ser tan bueno así como así.

- Ya hiciste esto antes... ¿Verdad?

- Algunas veces.

- ¿Con quién?

- Una mujer mayor...

-¿Cómo se llama?

- Yuliana...

-¿Cómo era?

- No quiero hablar de ella... Era guapa y tenía un buen cuerpo, pero tú eres mejor. Dejémoslo así.

No quise insistir y menos cuando estábamos tan juntos.

- Dios, qué bueno estuvo esto- Le dije.

Él tenía sus manos en mis caderas y yo me puse de puntas para besarlo otra vez. Eso hicimos, nos besamos y él pasó sus dedos de una mano, no recuerdo cuál, por la raja de mi culo y me dio una nalgada con esa misma mano. Entonces tomó mis nalgas de la parte más baja y me levantó con las dos manos. Yo sentía su pene en mi abdomen y enrollé mis piernas en sus caderas. Rodee su cuello con mis brazos y él retiro su mano izquierda de mi culo y agarró su pene. Me cargó más alto incluso y sentí su glande rozando mis labios vaginales. Me fue bajando un poco y yo dejé de besarlo para tomar aire, entonces metió su cabeza en mi pecho y comenzó a morder suavemente mi pezón derecho.

- Eres perfecta, Dayanne, tienes el cuerpo de una... De una mujer de verdad.

Yo no dije nada, estaba esperando que se decidiese a clavarme el pene. Volvió a bajarme lentamente, ahora si sentí como empezaba a entrar, su pene estiró mi vagina muchísimo. Estuve a punto de gritar, pero recordé lo que dije a Ricardo, me lo callé y le puse mi mano derecha en el cabello a Caleb y lo empujé hacia mi seno.

- Sigue, por favor, mis pezones te lo piden, mi vagina también, todo mi cuerpo te lo pide, hazlo, por dios, métemelo.

Cuando dije eso Caleb me dejó caer sobre su pene sin piedad alguna. Me besó antes, no pude gritar, pero el grito se me quedó en la garganta y sentí un cosquilleo muy fuerte al mismo tiempo que ardor. Él siguió besándome pero ahora me metió la lengua en la boca y sus caderas se echaban hacia atrás y adelante. Me estaba volviendo loca. Quise gritar de nuevo, pero él me apoyó en la pared y nuestro beso se volvió más violento. No pude evitar correrme en ese momento, era demasiado, me dolía y me encantaba sentir como si mi vagina se fuera a reventar del tamaño de Su pene. Mis labios estaban muy abiertos, lo podía sentir. Mientras me corría me puse rígida, comencé a temblar y mis piernas se pusieron débiles, tanto que las dejé caer de su espalda y él hizo fuerza para que no me cayera, sus brazos se marcaron con el esfuerzo y me sostuvo hasta que recupere la compostura. Dejo de besarme y me susurró al oído.

- Estoy a punto... ¿Dónde lo hago, dentro o fuera?

No estaba pensando claramente, pero en ese momento la respuesta parecía casi lógica, como si no hiciera falta preguntar por eso.

- Hazlo adentro.

Su palpitante pene me rellenó con mucho esperma. Tanto que sentí como si eyaculara varias veces, una vez y a los pocos segundos otra y otra más.

Me soltó en el suelo y sacó su pene con cuidado.

- ¿Te lastime?

- Creo que un poco... Pero me gustó.

- También lo disfruté...

Recordé que tenía que meter a Ricardo Con nosotros.

- Se me olvidó Ricardo.

Me acerqué a la puerta de la ducha. Caleb me detuvo y me dijo.

- No salgas así, déjame ayudarte un poco.

Se arrodilló y comenzó a meterme el dedo y sacarlo, hacia un pequeño gancho dentro de mi vagina y así sacaba semen. Entonces me di cuenta de que estaba saliéndose de mí, era cierto que había sido mucho, se salía en delgados hilos.

- ¿Y si quedo embarazada?

- Tú dijiste que lo hiciera dentro.

- Pero no pensaba bien, qué vamos a hacer si quedo embarazada, ¿qué le digo a Ricardo?

- Tranquila, Dayanne, escúchame.

Me agarró la cara con las dos manos las sienes.

- Todo va a salir bien. Y te juro que si terminas embarazada me haré cargo, te lo juro. Pero ahora hay que sacarte el semen, si Ricardo sabe que tuvimos sexo sin él no le va a gustar.

- Ya, ya entiendo, ayúdame con eso.

Siguió sacando semen un rato, yo ayudé un poco orinando ahí mismo en el baño. Me sentía débil, pero creía poder fingir con mi novio que todo estaba bien.

- Ya no escurre nada. Déjame verte un poco.

Se alejó de mí y me vio.

- Te ves bien, no parece que hayamos hecho nada. Recupera un poco el aire y ya Ve por él.

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