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En el hotel con mis compañeros de trabajo (4ª parte)

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Se despidieron de sus compañeros y de mí y salieron agradecidos de haber participado en esta locura mía.

Quedaron 3 amigos, dos compañeros de la oficina y el proveedor que me gustaba tanto y que estaba por cogerme por el ano...

Sonriéndoles me acosté de nuevo boca arriba y les abrí las piernas ofreciéndome a ellos al tiempo que les decía:

¡Toda suya, nenes!

Uno de mis compañeros de oficina se subió a la cama y acomodándose encima de mí mientras me penetraba despacio y profundo me preguntó al oído: ¿es cierto lo de tu fiesta de despedida de la tienda de Polanco?, se comenta mucho y dicen que te acostaste con mujeres también...

Recibiéndolo todo dentro de mi raja y empezando a movernos juntos, le dije: sí, fue verdad, la verdad es que todos se portaron muy bien y no vi porque no corresponderles... hasta a mis amigas ahí presentes!

Entre los besos que estábamos dándonos, vi a mi macho seleccionado para pasar la noche conmigo pararse y dirigirse a la mesita donde estaban los cigarros y encender uno sentándose a disfrutar de nuestra función mientras el otro hombre se sentaba en la cama a lado nuestro acariciándome cuanto podía mientras cogía con mi amigo salvajemente.

Me besaba profundamente con su lengua mientras le movía las caderas para darle el mayor placer al ensartarme, lo abracé intensamente mientras sentí como se empezaba a endurecer más dentro de mi raja en señal de que estaba próximo a darme su semen, ¿te gusta sentirlo dentro? Me pregunto justo al empezar a venirse... ¡sí!, lo disfruto mucho adentro, en el ano, y especialmente en la boca!, me hipnotiza el sabor del semen!

Lo jalé desesperadamente de sus caderas para que me ensartara más profundo aún y termino de venirse dentro de mí con un gemido delicioso a mis oídos.

Ufff! Dijo él al empezar a sacármela todavía erecto pero muy satisfecho de la venida que acababa de darme, al recostarme sentí como su semen se derramaba de mi raja dejándola totalmente impregnada de su viscosidad, mi otro invitado se acomodó junto a mí y empezó a besarme continuando con las preguntas que me había hecho su amigo, oye, ¿te gustan las mujeres también?, me pregunto entre besos.

-sí, la verdad es que sí y mucho, le contesté sonriendo, es diferente, acostarme con una mujer es muy íntimo, y con Uds. es mucho más salvaje y ambos casos me gustan.

Metiéndome unos dedos en la raja se dio cuenta que la tenía llena de semen de sus amigos y me dijo: creo que ya me ganaron ahí, ¿me la mamas hasta que me venga?

-¡claroooo!!!, le dije feliz de poder al fin recibir semen en la boca!, los demás se adelantaron y me dejaron muy satisfecha pero ninguno me había dado su leche en la boca como me gusta todavía, nos acomodamos con el acostado boca arriba y yo me acosté invertida en la cama a su lado de forma que mis piernas dieran hacia su cara y mi rostro en su verga, me acariciaba las piernas con suavidad pero firmemente, mientras, yo le mamaba como una mujer casada probando algo prohibido... ¡con lujuria! Lo besaba y lo mamaba con placer en mi rostro mientras él me decía: ¡ohhhh Mariela!, ¡que rico la mamas!, ¡méteme los dedos! ¡Adelante y atrás! Le grité mientras seguí mamándolo como la putita que soy desde la universidad, alcé la vista y vi a mi macho sentado descansando, esperando su turno y eso terminó de calentarme, con un gemido gutural me metí toda la verga en la granata y deje que mi amigo se moviera dentro como si estuviera cogiendo, no tardó mucho en venirse en mi boca mientras lo apretaba con los labios para no dejar escapar una sola gota de eso que desde la primera vez que lo probé en la universidad se convirtió en mi más grande obsesión...

Lo terminé de limpiar con mi lengua mientras el besaba mis piernas, sentándonos en la cama me dijo:

¡Siempre me han gustado mucho tus piernas, siempre me fijo como vas vestida en la oficina para admirarte tus pantorrillas!, ¡me calientas mucho!

¡Pues muchas gracias!, cuando quieras amor, le dije de manera sincera ya que sabía que los ahí presentes esa noche me buscarían después para acostarnos pero de manera más privada y eso me calentaba mucho, acariciándole su pene deje que me admirara mientras se paraba de la cama y volteaba a ver el último hombre que no me había poseído esa noche diciéndole: ¡adelante! ¡Es toda tuya! Sonriéndose ambos me paré de la cama me despedí de mi amigo y le dije a mi macho: déjame darme un baño rápido para estar contigo corazón, corriendo hacia el baño alcancé a oír como me decía:

¡Te voy a dar por todos lados Marielita! ¡Todaaaaa la noche!

Feliz entré a la ducha y sonreí pensando en lo que venía...

Continuará.

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