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Pasión de una noche. ¿Se volverá a repetir?, No lo sé. ¿Qué piensan?

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Nos conocimos de casualidad cuando acompañé a mi hermano a su departamento que lo tenía en alquiler. Iba a rendir una visita a su inquilina y me pidió que vaya con él antes de llevarlo a casa.

Cuando llegamos al departamento y tocamos a la puerta, apareció una mujer a primera vista muy atractiva quién nos saludó y nos hizo pasar y sentar en la sala. Mientras mi hermano conversaba con Inés (ese era su nombre), de algunos asuntos relacionados al departamento, yo simplemente me dediqué a observarla.

Mujer con una mirada intrigante, coqueta y sonrisa afable dibujada por unos labios muy sensuales. Aunque su vestuario no reflejaba verdaderamente su figura, si dejaba entrever que era dueña de un cuerpo sinuoso y esbelto que se reflejaba en las sublimes líneas que formaba en su pantalón la perfecta unión de sus muslos con su cadera. El lector sabrá entender a qué me refiero.

Terminando la visita no podía dejar de aprovechar la situación para dejarle mi tarjeta por si en algún momento requería algún tipo de asesoría legal. Transcurrieron algunos días hasta cuando mi hermano antes de salir de viaje me pidió que me hiciera cargo de algunos asuntos del departamento, razón por lo cual me proporcionó el número de Inés para que me pusiera en contacto con ella y le ayudará con dichos temas. Es en este punto que todo comenzó, mensajes iban y venían, con el transcurrir de los días la comunicación entre ambos iba tornándose de confianza y poco a poco ambos nos íbamos sumergiendo en un intercambio de mensajes cada vez más sugerentes, que su simple lectura nos hacía fantasear en cada detalle.

Cada nuevo contacto era aún más atrevido, ambos comenzábamos a sacar los secretos mejor guardados de las fantasías, juegos y experiencias sexuales que nos excitaban, cada detalle era un saludo para alcanzar un orgasmo virtual, una invitación al baño de la oficina para masturbarme y poder amainar en algo ese deseo intenso que sentía por Inés. Aquella mujer que se sentía en total confianza de expresar libremente sus más bajos y “obscenos” instintos era simplemente…fascinante y excitante.

De a poco iba descubriendo una mujer atrevida, apasionada y que gustaba y disfrutaba del sexo, el erotismo, la sensualidad. A cada una de mis preguntas más osadas encontraba una respuesta sensual y ardiente que me llevaban a querer teletransportarme en ese preciso momento con el único objetivo de encontrarla toda mojada para follarla sin pudor. La conexión entre ambos era fantástica, cada imagen, cada escena que imaginábamos llenas de morbo y donde ambos éramos los protagonistas nos provocaba intenso placer; simplemente ambos queríamos llegar más y más lejos… ¡la droga perfecta!

EL ENCUENTRO

Después de varios días de haber sufrido intensas jornadas dejando a la imaginación todos los detalles más eróticos, sencillamente ambos sabíamos que era el momento de dar el paso ineludible en esta situación. Para ahondar aún más “el problema” y la ansiedad, por uno u otro motivo no podíamos cuadrar nuestro furtivo encuentro. En este punto es preciso aclarar que cada uno de nosotros mantenía una relación, pero la atracción de lo prohibido superaba de lejos nuestro estado de fidelidad.

¡Llegó el día…!

El día menos pensado y habiéndonos calentado en una de nuestras tantas fantasías, Inés me dice que podía ir a mi oficina al final de la tarde (creo que el deseo que sentíamos el uno del otro era incontenible) por lo cual cuadramos para esa noche nuestro encuentro.

Yo había tramado toda la tarde cada detalle de lo que ocurriría esa noche al momento de que Inés llegara a mi oficina, quería que sea perfecto. Una botella de vino, el mejor chillout erótico (les recomiendo si desean que la música los acompañe en cada detalle), algo de buen perfume y todo el guión.

Aproximadamente a la 8h00 de la noche, con la oficina completamente sola, suena el timbre, abro la puerta y ahí está… ufffff, simplemente regia. Vestía una blusa que dejaba sus hombros expuestos, debajo un apretado top negro, un pantalón ceñido a su cuerpo y tacos altos… sencillamente ¡espectacular! Mientras la conducía a mi oficina podía advertir que las líneas de sus caderas eran perfectas, sin dejar de mencionar sus sublimes senos.

Cuando llegamos al umbral de la puerta de mi oficina el guion debía iniciar, con el primer paso que dio para entrar, apagué la luz, le pedí que cerrara sus ojos y ella simplemente se dejó llevar. La música de fondo potenciaba todos los sentidos, la luz de la pantalla del computador era el complemento perfecto.

Me paré frente a ella, le di de beber un sorbo frio de vino blanco que había mantenido en el refrigerador toda la tarde, pero que en nada entibiaba el calor que nuestros cuerpos generaban en esa habitación. Me acerqué muy lentamente mientras aún mantenía sus ojos cerrados para percibir el suave olor de la tierna piel de su rostro, mis labios rozaban tenuemente los suyos y mis manos recorrían sus brazos ligeramente erizados.

Un nuevo sorbo de vino y sutilmente me coloco detrás de ella, levanto el cabello que cubre su cuello y comienzo a besarlo y morderlo suavemente. Una de mis manos acaricia sus suaves labios, mientras la otra va descendiendo desde el costado de sus senos hasta su cintura. Su piel se erizaba cada vez más con cada suave mordisco que daba, el rose delicado de su perfecto culo contra mí me provocaba una erección difícil de contener. Inés restregaba sus nalgas en mi dura polla y yo se la acercaba aún más para que la sintiera plenamente.

Nuevo bocado de vino y el deseo comenzó a agudizarse, mis manos abrazaron su cuerpo desde la cintura y poco a poco comenzaron a subir hasta llegar a sus tetas perfectas, un roce delicado de mis dedos sobre sus pezones completamente erectos, una suave presión sobre estos e Inés comenzó a jadear ligeramente, su respiración se tornaba más agitada y el frote de su culo con mi polla cada vez más intenso.

Mis manos comenzaron a sacar su blusa para dejarla en su top negro ceñido a sus tetas ungidas de deseo, mis dedos comenzaron a colarse al interior alcanzando sus pezones envueltos de una piel que asemejaba la seda, muy suave, pero a la vez duros como pequeñas campanas que esperaban ser tocadas para generar su delicado sonido. En ese preciso momento su suave y quebrada voz me dice que paremos porque que no podíamos seguir, para lo cual mi respuesta fue bajar su top completamente y apretar más fuerte sus tetas y pezones, mientras con mi polla dura embestía su sinuoso culo; era demasiado tarde, no podíamos detener ese tren cargado de deseo.

Con su torso desnudo la llevo apaciblemente contra la pared, levanto sus brazos y comienzo a deslizar los míos bajándolos lentamente para hacer una breve parada en sus tetas y seguir camino por su estómago hasta llegar al borde de su pantalón, continúan su trayecto hasta llegar a su coño, mis dedos lo acarician, ella no puede dejar de gemir suavemente, gira su rostro y nuestros labios se encuentran en un profundo y apasionado beso, sus manos alcanzan mi polla dura, la aprieta suavemente, me alucina la búsqueda de sus manos.

Desabrocho su pantalón y mis manos se cuelan debajo de sus bragas hasta alcanzar nuevamente su dulce coño completamente depilado y mojado… uffff, que magnifica sensación sentirla tan mojada. Mis dedos tocan su clítoris e Inés no tarda en esgrimir un intenso gemido que me vuelve loco. Jugando con su clítoris mi dedo medio e índice se introducen poco a poco en ese tierno coño hasta alcanzar su punto g, el movimiento de mis dedos hacen doblegar sus piernas, no puede más, desea que la penetre.

Comienzo a bajarle su ceñido pantalón dejando al descubierto su culo perfecto apenas abrigado por una diminuta tanga negra. Mis manos comienzan a descender por su tersa espalda, mientras mi mirada no puede dejar de apreciar las delicadas líneas que forman su cuerpo. Comienzo a besar su cuello y suavemente mi lengua comienza a bajar por la mitad de su espalda, Inés se apoya contra la pared para facilitar el descenso de mi lengua hasta llegar a sus nalgas, un beso, un suave mordisco y mis manos abren paso a mi lengua húmeda hasta su ano, delicadamente mi lengua comienza a lamerlo, la excitación de Inés era incontenible. Seguidamente mi lengua alcanza su coño, permitiéndome saborear el néctar de su cuerpo, el placer que me proporcionaba era sencillamente indescriptible… uffff.

Con un movimiento supe que deseaba que la penetre, no quería esperar más, deseaba sentir mi polla al interior de su coño. Me reincorporé y sus manos alcanzaron nuevamente mi polla, de inmediato comenzó a bajarme la bragueta y yo a desabrochar mi pantalón, metió su mano al interior de mi bóxer y agarró mi miembro delicadamente hasta tocar mis huevos. Retiro su mano y volvió a apoyarse contra la pared, simplemente pedía a gritos que la embistiera. Con mi mano agarré mi polla dura y con la otra abrí sus nalgas para alcanzar su coño. Suavemente comencé a penetrarla, su cálido y húmeda vulva me volvían loco. Mirar como entra y sale un falo de un coño es apasionante. Cada vez más rápido e Inés empujando su culo hacia mí para que la penetración sea aún más profunda.

Con un nuevo movimiento la llevo hacia el filo del escritorio y comienzo nuevamente a penetrarla, a entrar y salir incesantemente, mientras con mi dedo penetro su ano. Inés simplemente se retuerce del placer mientras gime estimulantemente.

Ahora es ella quien toma el control, me lleva a una silla y me sienta, se posa sobre mi dejándome expuestas sus tetas y pezones, los cuales chupo, muerdo, aprieto mientras ella con su mano busca mi polla para introducírsela nuevamente. Una vez adentro su movimiento es cada vez más intenso, nos besamos apasionadamente mientras ella se contonea sobre mi verga, no puede más, su rostro la delata, su respiración es muy intensa, está a punto de venirse… ¡Bien mi amor, termina, dale métetelo… ufff, sus gemidos me indica que está llegando al climax… ¡que rico!

Ver su rostro mientras terminaba me puso aún más caliente por lo que Inés comenzó a bajar lentamente hasta mi polla, su suave lengua comenzó por la punta muy despacio y de a poco comenzó a metérsela en su boca, lo sacaba, se lo metía nuevamente, lo succionaba, lo lamia y otra vez hasta el fondo, la sensación de poder indescriptible al ver a Inés arrodillada frente a mi mamándome la polla intensamente como pidiendo que me venga. No tardó mucho tiempo hasta que mis piernas comenzaran a doblegarse y comencé a sentir que mi semen estaba a punto de ser expulsado… uuuuuffff, ¡me vengo!, ¡me vengo!… ahhhhhhhh, de pronto mi cálido semen estaba en la boca de esta fantástica mujer… uffff. Un último sorbo de vino con la música suave de fondo para un final espectacular.

Ambos compartimos la idea que fue un delicioso momento para los dos, de esos que vas a recordar y difícilmente olvidar. Tan delicioso que le dije a Inés que iba a compartir este relato y estuvo de acuerdo.

¿Saben?, en el fondo tenemos ese morbo el uno del otro que nos hizo llevar a contarles esta historia.

¿Si se va a repetir? La apuesta es que si tenemos al menos una persona que se haya excitado con nuestra historia, íbamos a tener un nuevo encuentro ¿En dónde? ¿Cuándo?... No lo sé, lo que sí sé es que entre ambos hay una química perfecta.

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