Nuevos relatos publicados: 16

La bañista libidinosa de la piscina

  • 12
  • 19.966
  • 8,84 (37 Val.)
  • 0

Paula era una mujer, no muy atractiva con un culo precioso, dos pechos no muy grandes, pero que de cara no decía nada, pero de verla varias veces en bañador, me acabó atrapando su lascivo culo y me fueron entrando calientes ganas de petarlo y entaponarlo.

Los últimos días terminé por darle rabo a base de bien, para que no olvidará el coito anal que tuve con ella.

— Hola Paula, ¿que tal te va hoy? — inquirí

— bueno, ya me va doliendo menos — anunció ella

— eso, está bien. Por ahí hay que ir, ese es el camino — indiqué

Me puse las gafas y me lancé a la piscina y me dispuse a hacer mis ejercicios

El monitor me iba indicando lo que debía hacer al llegar al final para cambiar el ejercicio, pero yo observaba con depravación, lujuria y vicio el culo de Paula que tanto me atraía

— ¿que tal vas ahora?, ¿notas alguna mejoría? — examiné

— pues si, voy muy poco a poco — respondió Paula

Seguímos con los ejercicios y yo estaba mas salido que un mono en celo, pues ese culo que tenía Paula me atrapaba y se apoderaba en mi unas libidinosas ganas de petarlo a toda costa

— ¿vas a hacer algo después? — indagué

— ¿quieres que hagamos algo juntos? — inspeccionó Paula

— ¿porque no me invitas a comer a tu casa? — rastreé

— perfecto, me parece bien — cortó Paula

Ya había dado el primer paso para llevarme al catre a Paula y estaba seguro de que con un poco de mano izquierda acabaría degustando y catando el atractivo y fascinante bullarengue de Paula

— Bueno, chicos, ya habéis terminado los ejercicios — anunció el monitor

— Paula, espero que me hagas una buena comidita — expresé

— Te gustará, cocino bien. ¿te gusta el arroz? — examinó Paula

Terminé de vestirme y ya me estaba esperando Paula muy solicita. Yo iba muy deportivo con chandal y una deportivas y ella gastaba un sexy jean que me ponía mas burro todavía, pues se le acentuaba aún mas sus ancas y yo babeaba por petarlo y clavarle mi rabo

— ¡uff, he acabado muy cansada!, ¡este Marcos me martiriza! — confesó Paula— ¡pues a mi me viene de perlas!, ¡estos duros ejercicios me han dado "vidilla" — advertí

— espero que el arroz que te voy a hacer me haga recuperar energías — proclamó Paula

— "si, si, recuperar energías te voy a dar" — pensé para mis adentros

— es lo mejor que podemos comer para recuperar fuerzas — revelé

 Seguimos avanzando hasta su casa y no quedaba muy lejos de la piscina. Entramos en el portal y penetramos en el ascensor y yo me puse algo nervioso, pues intuía que algo pasaría. — Esta es la puerta de mi casa, adelante — observó Paula

— tienes un piso muy bonito — declaré

— ¿te gusta?, hay antigüedades heredadas y otras de mis viajes — manifestó Paula

— Si, es muy encantador — añadí

Paula se dirigió a su cuarto y yo me senté en un amplio butacón de cuero negro y observaba los múltiples cuadros de varios estilos que embellecían la estancia Yo estaba examinando morosamente los cuadros de la estancia, cuando de repente apareció Paula como una diosa sexual, toda desnuda y con el coño perfectamente rasurado

— ¿no creerás que te he invitado a mi casa solo para comer no? — inquirió Paula excitantemente

— pu, pu, puesss . . . no . . . — tartajeé

No me esperaba este recibimiento de Paula y menos antes de comer, pues esperaba esto y que yo llevara la iniciativa

— ¿te duchas conmigo? — preguntó Paula

— cla, cla claro que si, Paula — respondí atónito

Me desnudé rápido y velozmemte en menos que se persigna un cura loco y le dí la mano a Paula para que llegáramos hasta el cuarto de baño

— ven, que lo vamos a pasar muy bien — indicó Paula

— claro que si, querida Paula, claro que si — revelé fascinado

Nos metimos en la ducha y nos enjabonamos mutuamente y me puse aún mas cachondo y salidorro

— ese pubis hay que rasurarlo, querido — indicó Paula

— cla, cla claro que si, lo que tu ordenes — tartajeé emocionado

Paula sacó de la repisa donde almacenaba los jabones y geles una maquinilla y una crema de afeitar para rasurarme el vello púbico.

— ¡uhm, ya verás lo bien que te voy a dejar. Me los agradecerás — comunicó Paula

— espero que no me cortes y me dejes bien, querida Paula — revelé excitado

— ¿quieres que te lo haga yo o lo haces tu? — preguntó Paula

— prefiero que me lo hagas tu, me da mas morbo. Nunca me lo hizo una mujer — volví a revelar

Paula estaba emocionada de afeitarme el pelo del rabo, pues no esperaba que este momento llegara y menos con una mujer que hacía poco que acababa de conocer

— ¡uhm, me pone muchisimo que me lo hayas pedido!, ¡me encanta! — testimonió Paula

— ¡me estás dando mucho morbo Paulita, espero que esto se traduzca el algo positivo! — observé entusiasmado

— se traducirá, descuida, se traducirá — añadió Paula

Paula proseguía rasurando mi vello púbico y esto me gustaba y acaloraba sexualmente, pues esperaba una respuesta sexual por haberme dejado afeitar el pelo del sexo

— ¿qué?, ¿te gusta como ha quedado? — inquirió Paula toda excitada— ¡guau, me ha hecho un trabajo fenomenal! — observé entusiasmado

— Bueno, pues sigamos duchándonos — mandó Paula

Proseguimos en la ducha y Paula no paraba de escudriñar mi rabo que estaba totalmente limpio de vello púbico y me daba gel para que calmara mis picores después del afeitado

— ¿que?, ¿como te has quedado, cabroncete?, ¿te esperabas esto de mi? — preguntó Paula entre sonrisas

— No, no me esperaba esto de ti y me ha seducido y hechizado — largué— Por dejarte hacer esto, te voy a regalar mi culo — reveló electrizada Paula

Nos secamos en el baño, me secó el rabo y ya totalmente limpitos, Paula me agarró del rabo y me llevó a su habitación. Nos adentramos en su habitación que estaba forrada con espejos en armario y techo y aluciné en colores, pues había puesto una lamparita roja que daba ambiente burdel a su habitación.

— túmbate, cariño. Te la voy a comer antes — descubrió Paula emocionada

— claro, Paula, lo que tu desees — evidencié todo fascinado

Nos tumbamos en la cama y yo abierto de patas y con las rodillas dobladas, comprobaba y observaba como Paula comenzaba a comerme el rabo con gusto y fruición

— ¡chock!, ¡ sluurrp!, ¡chuk!, ¡slap!, ¡slurp!, ¡chuik!, ¡slap! — lamía Paula mi rabo— ¡Agh!, ¡ugh!, ¡uuhm!, ¡uff!, ¡agh!, ¡agh!, ¡ah!, ¡sii!, ¡umm! — jadeaba yo de placer

Yo estaba maravillado y atónito ante la comida de rabo que Paula me estaba endilgando, pues no podía imaginar que fuera tan zorra

— ¡que bien me la comes, zorra!, ¡me estás matando de gusto! — bramé de placer

— ¡Chuik!, ¡glug!, ¡ahm!, ¡slurp!, ¡Chlok!. ¡Chuik!, ¡glug!, ¡ahm!, ¡glug! — proseguía Paula lamiendo y paladeando mi rabo

Yo permanecía atónito y estupefacto ante la comida de rabo que esta fulana lasciva de Paula me estaba endilgando yo hacía que tuviera rápidas ganas de correrme y eyacular

— ¡uhm!, ¡ sluurrp!, ¡slap!, ¡slurp!, ¡Chlok!. ¡Chuik!, ¡chock!, ¡sluurrp! — libaba y lengüeteaba Paula mi rabo— ¡sigue, zorra, sigue!, ¡me seduce como me trabajas con tu puta bocaza! — largué entre suspiros

La fulana Paula seguía impertérrita tragando y disfrutando de mi pollón en su bocaza y yo proseguía impasible e inalterado confirmando lo bien que me trabajaba el rabo esta puta puerca

— ¡Chuik!, ¡glug!, ¡ahm!, ¡slurp!, ¡Chlok!. ¡Chuik!, ¡glug!, ¡ahm!, ¡glug! — tragaba y lamía Paula mi rabo

— ¡muérdeme el rabo!, ¡muérdeme el escroto, zorra! — largué excitado y fascinado

Paula frenó de comerme el rabo pues se quedó pasmada y patidifusa por lo que le había pedido

— ¡eres un morboso de cojones!, ¡nunca me habían pedido eso! — exteriorizó Paula toda pasmada— Siempre hay una primera vez para algo — exterioricé acalorado

— ¡Tus deseos son órdenes para mi, sea! — enfatizó Paula anonadada

Dicho y hecho, Paula comenzó a morder con cierta saña y salbajismo mi rabo y el escroto hasta un punto de dolor aguantable y yo comencé a soltar vagidos, gemidos, jadeos, bufidos y mil berridos de placer pues me estaba poniendo mas y mas cachondo y me estaba poniendo mas apasionado, arrebatado y electrizado con sus mordiscos sexuales a mi pollón y a mi escroto

— ¡Agh!, ¡ugh!, ¡uuhm!, ¡uff!, ¡agh!, ¡agh!, ¡ah!, ¡sii!, ¡umm! — bramaba de placer

— ¡ñisk!, ¡sisk!, ¡ñask!, ¡ñesk!, ¡susk!, ¡chik! — mordía Paula con ahínco— ¡si, zorra, si!, ¡queee guuussstoo meee dassss, zorra!, ¡sigue puta! — jadeaba de gustazo

— ¡ñesk!, ¡susk!, ¡chik!, ¡suk!, chak!, ¡chak!, ¡ñask!, ¡ñesk! — proseguía Paula con sus mordiscos

— ¡estoy mas y mas cachondo, zorra!, ¡no pares, puta! — berreaba de placer

— ¡ñesk!, ¡susk!, ¡chik!, ¡susk!, ¡chik!, ¡suk!, chak!, ¡chak! — mordisqueaba Paula con ahínco sexual — ¡me estás matando de gusto, sucia zorra!, ¡sigue puta, no pares! — berreaba de deleite carnal

La fulana Paula había aprendido en pocos segundos a morderme el sexo y eso me excitaba notablemente y me seducía a tope el daño físico que me propinaba en el rabo y yo no paraba de desgañitarme, bufar, resollar, resoplar y rezongar sexualmente, mientras me imaginaba estar dentro de una brutal escena porno de sadismo y eso me complacía y satisfacía con maravillosa plenitud— ¡como gozas cabrón, con mis sañudos mordisqueos a tu rabo! — exteriorizó Paula

— si, zorra, si. Tengo ahora mas duro el rabo que antes y mucha mas lefa dentro de mis putos cojones — amenacé

— ¡ahora que la tienes bien dura, quiero que me comas el ojete y me lo petes, canalla. Pues a eso hemos venido, maricón! — explicó Paula de puro arrebato sexual— ¡ven aquí, guarra, te voy a llevar a un mundo de placeres desconocidos por ti! — grité lascivamente

— ¡si, cabrón, si!, ¡pétame bien petada y llévame al mar de la lujuria, so canalla! — ordenó Paula entre berridos sexuales

Se puso Paula a cuatro patas y yo lamía y lengüeteaba su ojete sin parar y la muy puta comenzó a jadear, rezongar y bufar de placer y me soltaba procaces insultos muy chabacanos y soeces presa del arrebato y enajenación sexual en la que estaba

— ¡cabrón!, ¡hijo de puta!, ¡no me tengas así!, ¡clávamela maricón! — comunicó Paula de arrebato sexual

— ¡Ahora te voy a dar placer, so guarra!, ¡vas a saber lo que es satisfacción sexual! — advertí de arranque lascivo — ¡no puedo mas, estoy muy cachonda!, ¡haz de mi tu puta! — reveló Paula de éxtasis carnal

Comencé a escupir en el ojete de Paula para prepararlo para que entrara bien y se deslizara y luego hacer de ella lo que me pedía y volverla loca de placer anal. — ¡chuff!, ¡chiff!, ¡sij!, ¡chuff!, ¡chiff!, ¡sij!, ¡chuff!, ¡chiff!, ¡sij! — escupí para que deslizara placenteramente el rabo— ¡si, cabrón. si!, ¡prepárame bien el ojete y rómpelo, canalla! — soltó Paula de arrebato lujurioso

Paré un segundo de escupir en su bullente ojete, pues deseaba a toda costapetarla, entaponarla y follarla analmente y llevarla a un paroxismo sin

igual. Proseguí lamiendo sin parar y sin freno su ya acalorado e hirviente ojete y yo ya tenía un brutal empalme de rabo y calentón, advirtiendo que yo ya estaba preparado para mis formidables y lascivos golpes de rabo en todo su excitado ojete que estaba fuera de si

— ¿sientes mi rabo, sucia fulana?, ¿te gustaaa? — manifesté entre mil gemidos— ¡meee estaass maaataaandooo!, ¡como entra, cabrón! — observó Paula muerta de placer anal

Yo iba perforando lentamente su acalorado ojete para no hacerla daño y propinarla un libidinoso placer para mas tarde obsequiarla con una lenta pero mas rápida acometida anal en su delicado ojete y hacerla gemir, jadear, bufar, berrear y dar mil gañidos, graznidos y gruñidos sexuales.

— ¡eres un cabrón!, ¡me vuelves loca!, ¡como me taladras, so canalla! — soltó Paula de erótico impulso sexual — ¿no querías polla?, ¡toma rabo, so guarra!, ¡me pone a mil petarte, so puerca! — bramé todo lascivo entre berridos sexuales — ¡eres un hijo de puta, me vas a partir en dos!, ¡quééé guuuussstoo! — bramó Paula de sensual pasión— ¡como traga tu culo, so fulana!, ¡siento como resbala con facilidad mi rabo dentro de tu espumeante ojete, cerda! — observé apasionado

— ¡si, hijo de puta, si!, ¡has sabido comerme el culo con lujuria!, ¡bien que lo has babeado!, ¡como me tienes, canalla! — exteriorizó Paula de enardecimiento erótico

— ¡Pero que puta eres, Paula!, ¡como traga tu puto culo, guarra! — revelé de exaltación lujuriosa

Mi rabo, estaba mas y mas duro y se resbalaba y patinaba muy bien dentro de las agitadas y ardorosas entrañas anales de esta puta puerca de Paula que no paraba de chillar, bramar y gemir y de insultarme grosera, obscena y chabacanamente cual sucia e inmunda cerda de burdel barato

— ¡chulo, bribón, cabrito, canalla!, ¡mátame a polvos, so jodío! — verbalizaba Paula mil tacos presa de su arrebatada lujuria — ¡Sucía cerda!, ¡cacho puta!, ¡fulana de mierda!. ¡me encanta petarte! — expresé de acalorado arrobo lujurioso

— ¡asqueroso, cerdo, guarro, zarrapastroso, cornudo, salvaje, sádico, vándalo, violento!, ¡me gusta que me rompas el ojete, cabrón! — soltó Paula presa de furia sexual

Paula estaba cachonda perdida y llegaba un momento que de arranque y arrebato impúdico y erótico, parecía la niña de EL EXORCISTA, ya que por su bocaza de fulana libertina en celo solo salían tacos, execraciones y muchas groserías sin parar que me excitaban, acaloraban y electrizaban sexualmente y yo azotaba y atizaba violentos palmetazos duros y fuertes en las nalgas de Paula y eso nos daba pie a una brutal follada sin límites. Sus feroces blasfemias hacían que la azotase mas y mas sin parar y yo la taladraba con mas dureza y ferocidad con un brutal frenesí nunca antes conocido por mi. — ¡hijo de puta, no pares!, ¡me estás matando de vicio, so canalla! — berreaba lujuriosamente la golfa de Paula

— ¡toma polla, golfa!, ¡me encanta chingarte, sucia cerda!, ¡toma! — vociferaba yo muy salido — ¡oh!, ¡ah!, ¡uhm!, ¡mas!. ¡mas!, ¡ah!, uff!, ¡jódeme mas!, ¡jódeme sin parar ! — bramaba Paula toda excitada

— ¡me estás poniendo muy cerda, cabrón!, ¡que gustaaaazzo! — gemía Paula cual guarra

— ¡sucia puta!, ¡fulana!, ¡ramera!, ¡puta, zorra, zorrón, golfa!, ¡loba en celo! — chillaba yo de éxtasis sexual

— ¡cariño, que bien me petas!, ¡hacía tiempo que nadie me petaba así de bien, ladrón! — vociferaba Paula de arrebato sexual

Ambos proseguíamos chillando y vociferando groserías y mil sucias y chabacanas palabras presos de arrebato sexual y yo daba mil embates y empellones al ojete de esta puta furcia de Paula que parecía una máquina de gemir— ¡si, jodida perra, que bien me pones, puta! — grité de lascivia

— ¡oh!, ¡ah!, arf!, así, cabrón!, ¡agh, jódeme bruto!, ¡joder qué polvazo!, ¡agh! — rugió Paula de arrebato sexual

— ¡zaca!, ¡toma!, ¡zaca!, ¡zaca!, ¡zaca!, ¡zaca!, ¡zaca!, ¡zaca! — seguía barrenando el ojete de Paula

— ¡eres un cabrón semental, me queda poco, casi estoy a punto! — bramó Paula de puta lascivia — ¡Y yo también, cacho puerca!, ¡me queda poco, so cerda! — chillé de arrobo lascivo

Yo me percataba de que ambos nos quedaba poco para corrernos, pues tal era la lujuria y la lascivia que emanaba de nuestros cuerpos en celo que ardíamos por corrernos y tener un orgasmo cataléptico.

— ¡chulo, bribón, cabrito, malnacido, canalla, depravado, miserable, golfo! — largó Paula de arrebato lujurioso

— ¡guarra, zorrón, golfa, fulana, furcia, hetaira, meretriz, mujerzuela!— solté de enajenación sexual— ¡qué me coooorrrrooooo!, ¡que me cooorrrrrooooooo, cabrón! — vociferó Paula

— ¡y yoooo, puuutaaaa!, ¡yyyy yoooooo, zoooorraaa! — chillé de lascivia

Tuve un salvaje orgasmo de tanto petar el ojete de la puerca Paula, pues me había prometido su culo y yo no paraba de asestar y atizar sin parar mil embestidas y empujes a su culo tan caliente y profundo y caímos en un sopor y desmayo sexual, después de horadar y socavar su culo. Cuando despertamos de este agotamiento sexual, yo ya tenía el rabo arrugado y Paula tenía muy pringado el ojete de mi pringosa, churretosa y grasa lefa de macho. Nos levantamos, fuimos a la ducha y la muy guarra de Paula me hizo una mamada que me dejó todavía mas desfallecido. Nos vestimos, la dí un beso de despedida y ya no la volví a ver mas por la piscina.

(8,84)