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Amistad y lujuria en la playa

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Hace ya un tiempo, yo junto a unos amigos decidimos alquilar un cabaña en la playa para pasar un tiempo juntos, ya que hacía mucho no nos reuníamos para andar juntos los tres de juerga por ahí bebiendo y fumándonos algún que otro cigarrillo de la felicidad. Éramos Iván, un chico alegre de 22 años, bien parecido, con un cuerpo perfectamente cuidado por los ejercicios, de piel blanca, ojos marrones y un apasionado amor por las aventuras, Carlos mi otro amigo de 25 años, un poco más moreno de 1,86 m., también con un cuerpo de envidia debido a las largas horas que pasaba entrenando en la piscina, este más tranquilo, le gustaba leer y era bien inteligente, y yo Mario, me considero un chico amigable, de grandes éxitos en la vida para mis 24 años, debido a que soy director de una empresa, soy de una estatura media, no soy muy voluminoso pero se puede decir que tengo todo el cuerpo bastante definido ya que me encanta practicar mucho deporte.

Además de por lo anteriormente comentado, este viaje lo hacíamos para acompañar a nuestro amigo Carlos que el pobre lo estaba pasando mal, puesto que había terminado con su novia, con la cual llevaba ya 3 años.

Ya había tenido alguna que otra peleílla con mi chica respecto a lo del viaje, por lo de que íbamos a andar solos por ahí y a saber que hacíamos ya que ella sabía que cuando nos uníamos los tres todo terminaba en gozadera. El día antes de partir sobre las 7:30 de la noche me llama Iván para contarme de que nuestras chicas se habían puesto de acuerdo para ir con nosotros o si no se perderían por ahí el tiempo que estuviésemos fuera y que pasara lo que tuviera que pasar. En fin tuvimos que aceptar el chantaje pues no nos hacía ninguna gracia que nuestra novias anduviesen de zorreo por ahí.

Esa noche estuve un poco cortado con mi novia por lo de la amenaza, y ni siquiera hicimos el amor, algo que hacíamos a diario.

Cuando amaneció despertamos los dos, y esta para que no siguiera enfadado me dio un beso y me dijo al oído:

-Haber cómo se ha levantado mi niño-Y terminando de decir esto bajo su cabeza hasta llegar a mis gayumbos, los cuales retiro rápidamente y comenzó a acariciar mis bolas a la par que se metía mi miembro erecto en su suave y delicada boca -Cómemela toda cariño -dije, mientras le pellizcaba los pezones para ponérselos bien duros.

Cuando ya estaba a punto de correrme, suena el timbre -Mierda - me tuve que quedar a medias. Nos recompusimos las ropas y fuimos a abrir - Buenos días!!! - Dijo Iván mientras nos saludaban él y su novia, Claudia. A ella la conocía desde hace ya un tiempo, de hecho fui yo quien se la presento a Iván, Claudia media aproximadamente 1,53 m., bien linda de cara, con el pelo lacio y largo hasta la cintura, ojos verdes y un cuerpo asombroso, pues a pesar de no tener grandes tetas tenía unas curvas tremendas y un culo bien apetecible, acompañado de un tatuaje de flor en su nalga derecha, cosa que sabía porque antes de presentársela a mi amigo ya la había probado yo varias veces, pero él no lo sabía.

-Listos para el viaje - Pregunto Claudia a medida que entraban los tres en la casa.

-Sí, y con muchas ganas de empezar la fiesta ya – Respondí, observando detalladamente su majestuoso cuerpo.

Desayunamos rápido, terminamos de empacar y salimos todos para comenzar el paseo. Iríamos yo y Melisa, mi novia en nuestro auto, e Iván, Carlos y Claudia en otro. De camino iba conversando con mi chica acerca de los demás y de que, qué tal le caían los chicos:

-Pues, Iván me parece un poco chulo, se cree que porque tiene todos esos musculo el mundo tiene que rendirse a su pies, en cambio Carlos me parece un muchacho bien agradable y culto capaz de llevarse a la mujer que quiera – Esto último me dejo un poco pensativo, pero luego se me paso. Continuamos hablando de varias cosas, hasta que por fin llegamos.

Bajamos de los autos, recogimos las maletas, y corrimos a instalarnos en la habitación. La casa tenia aire acondicionado en todas partes, un salón bastante amplio y acogedor, con TV y un sofá-cama que se veía bastante cómodo, tenía una habitación con dos camas en las que nos acomodamos las dos parejas, una cocina con una mesita y unas sillas para comer, y el baño el cual contaba con una preciosa bañera al lado de la ducha.

-Rápido vamos a cambiarnos para ir a la playa - Le comento Claudia a Melisa

-Venga vamos - Y se metieron las dos en el lavabo. Mientras tanto los chicos nos pusimos los bañadores, nos preparamos unas bebidas para llevar para la arena. Estábamos sentados los tres en el sofá cuando de repente salen las chicas;

-Wow!!! - Comento Carlos mientras miraban los dos embobados a mi novia; Melisa no tenía un gran trasero pero si disponía de unas tetas que para que, de hecho se pude decir que fue lo que me hizo fijarme en ella, eran descomunalmente irresistible, además de tener unos ojos verdes preciosos y una altura de 1,70 m.

Y yo entretanto aproveche para mira de arriba abajo el hermoso cuerpo de Claudia cubierto únicamente por un brasier de color rojo ajustado al cuello y un diminuto tanga que dejaba ver su excelentísimo culo; - Vamos que el sol está bien bueno para bañarnos – Dije disimulando mi erección con una toalla.

De camino a la playa íbamos Claudia y yo conversando atrás y Melisa delante con mis amigos, los cuales note como le miraban los pechos a mi novia, aprovechando que esta llevaba un sostén muy pequeño y casi transparente. Esto me dio un poco de coraje pero a la vez no sé porque también me éxito, debe ser por los trago que ya llevaba. Al llegar a la arena nos reunimos y brindamos por nuestra amistad, finalizando esto corrimos todo para el agua.

Nadé varias veces, y luego volví al lugar en que estaban los chicos donde me puse a flotar boca arriba y puede escuchar una conversación de Melisa y Carlos:

-No deberías estar deprimido por lo de tu chica – Dijo Melisa

-Gracias, por qué lo dices? – Respondió Carlos

-Pues ahora tienes la oportunidad de hacer lo que quieras con la chica que quieras -

- No es tan así, porque contigo no puedo – Dijo Carlos y se echo a reír, a lo que Melisa con voz provocativa contesto;

- Habría que ver que poder de convencimiento tienes – Y los dos soltaron una carcajada.

Disimuladamente salí de allí por debajo del agua y emergí en otra parte para luego ir hasta la arena, de donde les avise a todos que me iba a la habitación porque me sentía mal, pero en realidad era por el enojo de lo anteriormente escuchado. Entre a la cabaña y fui directo a la ducha para quitarme el agua salada y también un poco de rabia. Estuve cerca de 15 minutos en el baño, y a la hora de secarme me di cuenta que con el apuro no había entrado una toalla. Dije – no pasa nada – total estaba yo solo ahí, así que salí para encontrarme con semejante sorpresa:

-Mejor aún de lo que recordaba – Dijo Claudia rompiendo tan incómodo silencio mientras miraba directamente mi herramienta

-Me pasas la ropa? – Pregunte

-Para qué, si así estamos mejor – Y terminado de decir esto, se quitó el sujetador y aquel pequeño tanga que llevaba, arrojándolos a un lado. La verdad es que llevaba un tiempo pensando en las veces que estuvimos juntos y nos dimos posiblemente las mejores revolcadas de mi vida. Ahora tenía la oportunidad de repetirlas pero con el único inconveniente de que ahora estaba con mi amigo. Ella sin dejar que me lo pensara de nuevo se lanzó sobre mi diciéndome en el oído – hazme gozar como aquellas veces, papi - No pude aguantar las ganas. Sus perfectos pechos estaban tan formados y sus pezones tan erectos que de solo verlos me hicieron volverme loco, sin perder tiempo se los chupe mientras ella masajeaba mi pene y lo masturbaba tan rico que yo ya quería venirme en su cara. Comenzó a succionarla con frenesí como si de ello dependiera su vida. La agarre y la acosté en el sofá, le empecé a besar las piernas y fui acercándome a su sexo depilado y suave. Al llegar a su concha la empecé a lamer primero lento y luego fui aumentando la velocidad mientras le introducía dos y tres dedos alternándolos -Dámelo ya!!!- Me exigió mientras su respiración y la mía estaban más que agitadas, se la introduje y la sentí tan caliente que pensé que no era normal. Pero después de que se la empujaba me ponía igual de caliente yo también. Le chupaba las tetas mientras se la empujaba con más fuerza cada vez en eso me dijo que se quería voltear, a lo que yo pronto accedí. Se puso en cuatro y me dejo ver su culo tan delicado y delicioso que de solo verlo sentí que quería chupárselo, y así lo hice. Pero después de unas cinco chupaditas, la puse con las manos en la pared, la agarre por el cabello atrayéndola para mí – yo sé que esto es lo que te gusta, que te la den bien fuerte como a una perra – prosiguiendo estos se la introduje hasta lo más profundo de sus entrañas, haciendo que esta dejara salir un leve gemido – Haaaaa - no le permitía tomar la iniciativa, haciendo la introducción muy lenta, sintiendo como su orificio se tragaba mi miembro con mucha ansiedad. Estuvimos así hasta que los dos explotamos en un orgasmo compartido, sacando ella luego mi verga de su húmeda vagina y procediendo a limpiarlo con su lengua y labios.

Nos metimos los dos a la ducha para limpiarnos bien, allí le chupaba los pezones a la par que le masturba en el clítoris, haciéndola estallar una vez más con un estruendoso orgasmo. Terminamos y nos vestimos, para luego pretender con los demás que no había sucedido nada. Mire el reloj y vi que eran casi las 8 de la noche por lo que me extraño que Meli y los chicos no hubiesen vuelto ya. Decido salir a buscarlos junto a Claudia. Al llegar a unos matorrales cerca de la arena pude verlos:

-Joder!!!!- Exclame, no podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Iván y Carlos tenían elevada y ensartada a mi novia con sus penes, produciendo un mete y saca inimaginable al mismo tiempo por su culo y su concha. Esto produjo en mí una excitación que Claudia no demoro en notar y sin perder tiempo bajo mis pantalones y empezó chupar mi pinga con una profesionalidad de puta. Después de estar un rato en esa posición mis amigos bajaron a Melisa, está de más decir que los tres estaban totalmente desnudos, esta se inclinó dándole el culo a Carlos el cual aprovechó para llenarlo con su rabo y ella agarro con una mano la verga de Iván y se la introdujo en la boca escupiéndola y masturbándola ferozmente.

Carlos la aguantaba la cintura con una mano para marcar el ritmo y con la otra le daba fuerte azotes en sus nalgas. Los gritos de melisa se oían como si me los estuviera dando en la oreja. Iván no aguanto más tiempo y le lleno la cara de leche a mi novia, saboreándose este género que yo le hiciera lo mismo en la boca a Claudia que seguía debajo de mí, al parecer a Carlos le paso lo mismo porque acelero las estocadas y un líquido blanco y espeso empezó a bajar por los muslos de Melisa.

Los tres se metieron en el agua para lavarse, y Claudia y yo regresamos a la casa a esperar que estos llegasen.

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