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Ashley, una chica de paga, que realmente paga con su servicio - Parte 2

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La experiencia con Ashley había comenzado de lo más exquisito, su concentración en las primeras horas fue simplemente la de brindarme placer y ella lo lograba no solamente explotando su más que evidente belleza, pero con una técnica erótica que muy pocas mujeres ya sea por su timidez o falta de confianza con su pareja, no incorporan en sus relaciones. Ashley me hablaba al oído con su voz melosa y sugestiva y después de salir del jacuzzi donde me volvía a poner erecta la verga después de una espectacular eyaculación provocada por su intenso masaje sensual y erótico, ella continuó con su juego sugestivo que realmente valían los $1000.00 vivirlo.

Ella tomó las toallas y me secó como si se tratase de un bebé. Me embarró con una loción aromática todo mi cuerpo, pero hizo un énfasis mas alargado en la zona de mi pelvis donde tomando mi erecto pene que ya estaba listo para la próxima faena decía:

—Tony, tienes una hermosa verga, realmente me gusta. Creo que haré la excepción de probarla en toda su plenitud sin un condón. ¿Se puede? ¿Hay algún inconveniente para que no lo haga así?

—No lo creo, siempre estoy al día con mis exámenes médicos y no creo ser un atentado para nadie.

—¡Me gusta como hablas! Mira que hermosa verga tienes… su grosor es espectacular, su tamaño es apetecible. Imagino que alcanza las 8 pulgadas (20 centímetros).

—Tienes buen cálculo…

—Me gustan su venas pronunciadas… haz de hacer mucho ejercicio, tiene una tonalidad acuerdo a todos tus músculos bien trabajados.

—Sí, me ejercito en algo y también hago algo de pesas.

—Esa cabecita, apenas me cupo en mi boca, pero su hechura pronunciada es una delicia imaginar cómo me estirará mi culito y mi estrecha panocha.

—¿Te gusta el sexo anal? –le pregunté.

—¡Me encanta! Creo que a todos nos encanta. ¿A ti te gusta dar y recibir?

—¿Cómo? ¿A qué te refieres?

—Bueno, la mayoría de los hombres les encanta dar, pero recibir… quizá por el tabú de ser penetrados por su ano creen que es acto homosexual.

—¿A ti te gusta hacerlo?

—¡Me encanta! Es muy excitante darle placer a un hombre por el recto. ¿Tú te atreverías?

Aquella plática me trajo el recuerdo de una chica que llevaba el nombre de Olga, a quien conocí cuando yo tenía 18 años y ella ya era una madura de 35. Ella fue la primera quien me penetro el ano con un pequeño vibrador mientas me hacía un oral exquisito. Aquella combinación me hizo eyacular una corrida que todavía idealizo. Son experiencias que lo marcan a uno, pues llegan tan sorpresivas dándonos exquisito placer y aquí esta chica hermosa con el nombre de Ashley, me insinuaba que en el tratamiento presidencial en este menú de chicas del placer de alta clase, aquello era parte de ese tratamiento si lo quería volver a vivir. Le contesté con una pregunta a Ashley, como haciéndome el ignorante:

—¿Dolerá?

—No te preocupes… creo que te gustará.

—¿A ti te encanta hacerlo?

—Ya te dije: Me encanta brindarle placer a mis clientes, especialmente si están guapos y varoniles como tú. Tus eres un hermoso muñeco Tony… me gustas y quiero comerte todo.

Aquella adulación y erotismo constante marcó mi segunda experiencia con una chica de paga, la cual recomiendo si encuentras a la chica ideal, aunque si la persona no tiene auto control, esta experiencia puede ser adictiva y llevarte a problemas económicos. En mi caso, esta chica de nombre Ashley era la segunda de 5 mujeres a quienes he pagado por tener sexo. En mi caso, esta es la excepción, pues a mis ya 49 años, me he cogido a más de 90 mujeres.

Aquel día, después de que Ashley me secaba y me untaba esa loción aromática con una plática de alto contenido sexual, pensé que nos iríamos a la cama, pero para mi sorpresa ella se mete en un vestido de color rojo, se pone sus zapatos de tacón alto, medio se maquilla con una velocidad asombrosa, pues todo aquello le habrá tomado unos 5 a 7 minutos, mientras yo espero especulativo en la cama. Pregunta si he llevado ropa interior y luego va por ella a mi maletín, saca otro bóxer de los dos extras que he llevado, me lo pone y me dice que salgamos a la sala.

Ella viste este atuendo rojo que se mira espectacular en aquella figura de 90-58-90. Pone algo de música, para ser especifico una balada popular de esos tiempos, va por otra copa de vino y me dice que bailemos. Yo solamente visto mi bóxer y ella recuesta su rostro en mis pectorales, los cuales de una manera delicada toca y masajea mis tetillas. Remoja sus labios de vino y me hace sentir esa humedad de sus labios nuevamente en mis tetillas. Me mira y me dice sugestivamente y en voz baja, como si se tratara de que nadie la oyera: Sabes que no tengo pantis, verdad.

Sabía que no llevaba sostén, pues el vestido no lo requería y aquello que no llevaba calzón, solamente hizo que mi instinto moviera mi mano para sentir sus ricos glúteos. Ashley, de esa manera me envuelve en esa plática sugestiva y altamente erótica que hace a que vuelva a mojar con mi líquido seminal mis bóxers. Ella se estremece a mi cuerpo semi desnudo y es obvio que siente como mi verga retoma volumen.

—Me gusta esa sensación.

—¿Cuál sensación?

—Sentir como tu verga se endurece y choca en mi abdomen. ¿Qué me quiere hacer Sr. Zena? ¿Quiere mi culito o mi panochita?

—Los dos. –le dije.

— Sabe, mi panochita está bien mojadita, mi culito… ese es trabajo suyo lubricarlo. ¿Qué quiere primero? Mi panochita o mi culito?

—¿Tu qué quieres primero?

—Es usted el que manda Sr. Zena… yo estoy para complacerlo a usted. Aunque tengo la corazonada que será usted quien me complacerá enormemente. Tenemos toda la noche y todo el día de mañana para que me haga lo que usted quiera hacer conmigo.

—¿Y tú? ¿Tu qué quieres hacerme?

—¿De veras quiere saberlo? Por mí, yo quisiera comerme su rico culo… sabe, tiene unos glúteos bien trabajados que me daría gusto comiéndomelos.

—Nadie me había dado un cumplido por mis glúteos.

—¡De veras! Déjeme decirle, que es lo primero que le vi cuando lo conocí esta mañana. Me pregunté: ¿Cómo se mirara este hombre desnudo? Y me lo imaginé así, con unas nalgas sabrosas que tendré la oportunidad de devorar, porque de eso no se salva. Ese culo será mío. –Dijo.

—¿Y que mas imaginaste?

—Obviamente, su rica verga… su grosor no me lo imaginé, pues es extraordinario. Sabía que calzaba grande, así que el tamaño de su rica verga no era sorpresa. Le di mi tarjeta y me quedé con esa ansiedad, de cuáles eran las posibilidades que usted se atreviera a llamar y que lo pudiera coger. ¿Y usted, imaginó algo de mí?

—No lo dudes… fantaseé contigo.

—¿Y qué fantaseó?

—Bueno, con ese atuendo deportivo donde se marcaba exquisitamente tu tanga, me imaginé quitártela y olerla mientras te cogía el culo.

—¿De veras lo quiere hacer? Puedo ir por ella si quiere.

Realmente el baile no es baile. Simplemente escuchamos parados con movimientos pausados la música. Ashley ha dejado la copa de vino a un lado en un estante y ahora con sus manos libres me agarra de los glúteos. Alterna de vez en cuando y me toma de la verga, luego me queda viendo con esa mirada sugestiva a mis ojos y me dice: Tony, ¿dame un beso? – La beso y aquellos besos profundos se extienden hasta que pasan algunos 5 minutos y me dice:

—¡Besas rico! Ya me imagino que mas me hará esa rica lengua… de solo imaginarlo se me eriza la piel.

—¿Qué quieres que te haga?

—Con tu lengua, me puedes hacer lo que tú quieras… pero me gustaría sentirla otra vez mas cuando me muerdas los pezones, que le des una majase con ella a mi clítoris, y si te atreves y quieres, quiero sentirla en mi culo… quiero que me saques un orgasmo con tu lengua en mi culo.

—¿Eres orgásmica?

—No quiero presumirte, en unos minutos lo descubrirás.

Aquella plática se extiende por unos 40 minutos con sugerencias gráficas y obviamente mi verga está que explota de la emoción. Ashley, poco a poco me envuelve nuevamente en su erotismo y llega el momento que me dice: Ven salgamos, hace un poco da calor. Su sala, al igual que mi sala tiene una pequeña terraza. La de Ashley tiene como vista la calle principal. Hay dos árboles de eucalipto que bloquean la luz directamente en la zona y cada espacio de cada huésped está dividido con una pared de estuco que da privacidad en algo. Ashley guía el camino y se acomoda parada en contra de la barrera de estuco. Yo la abrazo tomándola por detrás y de esa manera mis manos se hacen camino a sus ricos y bien operados melones. Ella en esa posición bien sugestiva vistiendo ese lindo y ceñido vestido color rojo me dice: Sr. Zena, cójame, quiero sentir su rica verga adentro de mi panocha.

Me voltea a ver con su sonrisa sugestiva y siempre ella en contra de la barrera de estuco inclinada y dejándome expuesto su rico y pronunciado trasero. Saco mi verga del bóxer sin removerlo del todo y le subo su vestido rojo dejando al aire libre sus ricas nalgas. Ella se acomoda para mejor acceso y por primera vez toco su rica panocha, la cual esta mas que lubricada, obviamente toda esta plática nos tiene a un nivel de explosión prematura. Le pongo mi glande a la entrada de su rica conchita y sin meterlo, se la sobo en círculos con la ayuda de mi mano derecha. Ella me dice con su dulce voz:

—¡Que rico Tony! Hazle así, sóbame la panocha con tu rica verga.

Vemos las luces de la ciudad y algunas personas caminar en el centro comercial frente al hotel. Por lo oscuro del lugar tengo la certeza que no nos pueden ver, pero los gemidos de Ashley, aunque no son de altos decibeles, imagino que porque yo los escucho con gran ímpetu, todos los demás alrededor los podrían escuchar, especialmente los huéspedes del lado. Yo me mantengo con el masaje en círculos de mi verga en la entrada de su panocha y le muevo mi verga hasta golpear su clítoris y recorrerlo hasta su perineo. Ella me pide que se la meta lentamente, que quiere sentir cada centímetro de mi verga en su rica panocha. Yo la asisto y veo desaparecer mi verga en la conchita de Ashley:

—¡Que rico Sr. Zena! Así me imaginé tener su rica verga. No se mueva, mantenla así totalmente metida en mi panocha. No se mueva que esta rica esta sensación.

Podía sentir como las paredes de su vagina se contraían con un rico vibrar. No sé si era algo que controlaba ella, pero mi instinto me decía que estaba a punto de tener un orgasmo producto de un sutil masaje sobre su panocha por los últimos 7 minutos. Fue ella la que comenzó a mover sus caderas y a decir: Tony me corro, me corro… ¡Que rico! - Yo comencé a taladrar su rica panocha hasta que intuí que el torrente sanguíneo, ya no llevaba aquella dosis de electricidad por su exquisito cuerpo. Luego dice Ashley: Tony, cógeme el culo, quiero sentir cada centímetro de tu rica verga en mi culito.

Ella se mantiene en la misma posición, reclinada a la barrera de estuco y yo acerco una silla y me siento y su rico trasero me queda al nivel perfecto para besar y acariciar sus ricas nalgas y ano. Ella gimió profusamente cuando sintió mi lengua alrededor de sus nalgas, pero su gemido fue más elevado cuando mi lengua alcanzó y se deslizó sobre su ano, el cual intenté penetrar con la punta de mi lengua, mientras mis manos masajean sus ricos glúteos, los cuales abro para exponer su rico orificio. Le hago círculos en su ano por otros 7 minutos y ella vuelve a decir: Tony, así, así, así… ¡Que rico Tony! Me estás haciendo acabar otra vez… ¡Oh Dios mío! Me vengo… que rico Tony, no pares, no pares.

Yo continué con mi lengua dándole masajes a su ano y el movimiento de sus glúteos que denotaban un vibrar que hacían que la piel de sus nalgas se erizara, sabía que experimentaba un rico orgasmo y este había sido el primer orgasmo del que era testigo y que Ashley conseguía con el solo masajear su esfínter con mi lengua. Aquella experiencia me corroboraba, que el orgasmo anal, era real y para muchas mujeres más explosivo que sus orgasmos vaginales y de clítoris. Para mi sorpresa, Ashley tuvo dos orgasmos seguidos, pues al ver que no cesaba de gemir y decirme que no parara, yo continué con mi lengua dándole placer y le vino otro a los dos minutos: Tony, otro, me corro, me corro… ¡Que rico, me estás haciendo acabar otra vez!

Aquel último orgasmo era más intenso, pues su reacción fue una de convulsión. No podía ver su rostro por mi posición, pero ese vibrar de su cuerpo continuaba aunque no tocaba ya su ano con mi lengua, pues era algo así como cuando uno dice que se viene en seco. Ella hacía aquel movimiento en el aire como si estuviese cogiendo aun. Pasa la reacción de su orgasmo y me pide que se lo penetre. Uso los jugos abundantes de su vagina para hacer fácil la penetración, pues si Ashley apenas pudo cubrir con su boca mi glande cuando me hacía ese masaje sensual de entrada, su culito también debería ser reducido y estrecho. Le echo saliva a su culo y comienzo la faena de penetrarla con una extrema excitación, pues sus orgasmos han sido impresionantes y me han puesto a mil. Ella me asiste y me pide que ella me dirigirá en ese proceso. Obviamente, su erotismo es parte de todo esto y quiere jugar con ello mientras la sodomizo.

—Tony, méteme solamente la cabecita… Uh… ¡Que rico! Ahí tenla, no te muevas… puedes sentir como te la aprieto… Méteme una pulgadita más… solo una pulgadita. Si, así… no más, no quiero que le hagas daño a mi culito, tu culito. ¿Sientes como te la aprieto, te gusta?

—Si Ashley, tienes un rico culo y me gusta.

—Otra pulgadita mas, lento… así, así esta rico. ¿Te gusta cómo me tienes trabada, cogiéndote ese culito?

—Esta delicioso tu rico culo Ashley…

—¿Ya tienes la mitad de tu verga adentro?

—Quizá un poquito menos de la mitad…

—Méteme otra pulgadita mas despacito… si, así… ¡Que rica tu verga Tony! Puedo sentir como palpita en mi culito. Si, así, hazle así, se siente delicioso. –Yo contraía el musculo de mi verga.

—¿Te gusta que le haga así?

—Tony me encanta… creo que mas hacer acabar otra vez. No te muevas mucho y méteme otra pulgadita despacito. Si Tony, que rica verga tienes, hasta siento lo inflamado de tus venas, que rica sensación.

—¿Quieres más?

—¿Cuánto falta?

—Dos pulgadas mas…

—Métela toda despacito… así cariño, así… que rico. – Ashley gemía profusamente.

—La tienes toda adentro, cada centímetro está adentro de tu rico culito.

—Lo sé, siento tus huevos, esos huevitos que los voy a chupar a morir. Tony, no te muevas, solamente contrae tu verga sin hacer movimientos.

Mis siete u ocho pulgadas yacen en el interior de esta bella rubia. Le mando ese vibrar de mi verga contrayéndose en el interior de ella, y esta rubia me corresponde contrayendo su intestino y apretando su esfínter y es una delicia ver aquello. Luego con los minutos me dice:

—Tony, sácala despacito toda y me la metes despacito de nuevo… si, así cariño, despacito, cógeme despacito… ¡Que rico Tony! ¡! Que deliciosa verga tienes!

—¿No te gustaría que te taladre bien rico este delicioso culito Ashley?

—¡Si! Pero por el momento, así despacito esta rico. Métela toda y déjala ahí que siento me vengo de nuevo.

Diciendo aquello estaba cuando ella comienza con un movimiento de cadera más intenso y me voltea a ver, pues ya en esta posición hasta puedo acercar su rostro al mío. No me lo tiene que decir, se que su mirada me dice que comience a taladrar, se acerca a otro orgasmo. No he pasado más de un minuto en mi movimiento frenético y vuelve a decir: Tony, que rico, que rico, me vengo cariño… me estás haciendo correr.

Su orgasmo fue tan intenso que no le importo que estuviéramos afuera y que gente caminaba en las acera alrededor del hotel. Sus gemidos elevaron mi excitación y ver como mi verga se hundía en este precioso y blanco culo me llevó a ver el paraíso de nuevo y le dejé ir mi descarga de mi segunda eyaculación de la noche. Como no había cogido por más de una semana, mi esperma todavía fue abundante y verlo salir del culito rojizo de Ashley, fue un espectáculo a parte que valía la pena vivir: ¡Que rica estaba Ashley!

Su jugueteo era ese, su magia era aquella de hacerte gozar con el sentido de la vista, el oído, el tacto, el gusto y olfato. Y con su verbo que había desarrollado para anticiparte y crear esa ansiedad de experimentar tenerla, me anticipaba al sabor y olor de su rico culo y depilada panocha, me hacia crear la ansiedad de saborear sus labios y sus dos ricos y sólidos pechos, lo que miraba me gustaba, ese coqueteo de llevar puesto pantis ni sostén, me invitaban a invadir y hacerme dueño de su cuerpo: Ashley procuraba a toda costa llevar a ebullición con todos los sentidos para procurar una extensa y grata erupción.

Después de esta faena donde ella vivía ya cuatro deliciosos orgasmos y yo había alcanzado dos, me invita al baño donde continúa con su toque sutil y sensual, me enjabona todo y pasa un buen rato enjabonando y masajeando mi verga. Así con jabón y con sus dos ricas tetas, se ha puesto mi verga en medio de ellas y veo como la cabeza de mi verga desaparece en esos preciosos melones y vuelven a aparecer como si mi verga necesitara de respiración. Me seca y esta vez me lleva directamente a la cama, va a un tocador donde creo tiene su ropa sucia, busca su tanga que vestía en la mañana, me la tira a la cara para luego ya junto a mí en la cama, me vierte un liquido transparente con aroma de coco en la verga y comienza a mamarla. Poco a poco me llega a mis huevos y los succiona causándome un enorme placer. De esa manera llega a mi ano, y esta chica extiende un masaje con su lengua a mi ano y mí verga está por explotar. Regresa poco a poco a mi verga, la cual con todo su esfuerzo se introduce solamente a la mitad y ahora sus dedos juegan en mi ano. En minutos introduce uno, para luego llegar a introducir dos. Es doble masaje, su boca mamando mi verga y sus dedos en un masaje de próstata que me hizo acabar en minutos. Me corro adentro de su boca y Ashley frenéticamente la succiona como una loca. Por haber acabado unos minutos atrás, creo que mi corrida no era la más abundante y Ashley prácticamente se ha tragado mi esperma y de esta manera ella retira sus dedos de mi ano y sale nuevamente al baño a asearse.

Son la una de la mañana y me doy otra ducha caliente y me pongo el último bóxer limpio. Ashley hace lo mismo y esta vez se pone unos pantalones de licra y del cual intuyo no lleva pantis. La prenda es blanca y bien ceñida al cuerpo que poco queda a la imaginación al punto que su panochita se marca y la tela se hunde en esa rajadura exquisita. Ni hablar de sus glúteos, aquello se mira espectacular. Me pide que me vista y que vayamos por unos bocadillos, pues aquella faena nos ha causado hambre y debemos tomar alimentos para recuperar fuerzas. Vamos a este lugar popular de comida rápida, y como es fin de semana, pues hay mucha gente por las calles y especialmente en este lugar. Veo como todos apuntan sus miradas a los ricos glúteos y melones de Ashley, pues su blusa en una provocativa también. Ella sabe que es el punto de atracción, que hasta las mujeres no pueden dejar de mirarla. Ella de una manera de adulación me dice: Mira, mira como esas chicas te quedan mirando. –le digo que la miran a ella, pues gracias a su belleza, somos el centro de atracción. De repente Ashley me dice al oído: Dame un beso y tómame de los glúteos… de seguro los dejaremos excitados. –y se ríe. Nos hemos besado frente a esta muchedumbre, y creo que fui la envidia de los muchachos que estaban ahí, cuando me miraron agarrar de sus ricas nalgas a la rubia Ashley.

La faena sexual siguió el siguiente día domingo, donde presenté a los ejecutivos con los que había quedado jugar al golf, a Ashley como mi novia. Todos, como dicen mis amigos mexicanos: todos se dieron un taco de ojo. Es que era una delicia ver a esta rubia, ahora vistiendo un pequeño pantalón corto de color blanco, donde se divisaba el relieve de su diminuto bikini cuando caminaba y nos alegraba con su presencia el campo. Creo que todos perdimos la concentración, pero fui yo quien me volvía a coger a Ashley ese día a placer. Yo alcance otras tres corridas: Ashley, no sé… ella es multi orgasmica.

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