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Como me volví la puta de mi trabajo -2

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Después de esa noche donde mi jefe me convirtió en su puta sumisa sabía que las cosas no pararían ah, así que me convencí de que lo mejor era no amargarme, quizás podía sacar algún provecho... total quien lo sabría?

Bueno estaba en un error, de pronto sentí como si agua fría recorriera mi espalda, Don Jos... el nochero...

Don José era un tipo solitario que no compartía con la demás gente de la fábrica, le decían "el perro" ya que era fiel a don Fernando, y además él siempre fue muy amable, preocupado y hasta cariñoso conmigo. Tenía una extraordinaria voluntad conmigo, pero ese día lunes cuando llegué había algo diferente.

-Buenos días Don José! ya va de salida? Salude como siempre y le ofrecí la mejilla para un beso.

-Buenos días "Señora" Lorena-dijo entre seco e irónico y pasó a la oficina del jefe

Alex que estaba ahí miró con cara de interrogación, yo me encogí de hombros y agache la cabeza y me fui rápido por un café porque si sabía que ocurría.

-Buenos días Lorenita!-me susurraron por atrás en el oído sentí la respiración de mi jefe en el cuello y una mano en mis nalgas.

-Bubuenos días jefe-conteste luchando para no soltar la taza.

-Te dejé un regalito bajo tu escritorio e instrucciones, ah y avísale a tu maridito que mañana llegarás más tarde!!-me palmoteo el culo y se fue cantando burlescamente.

Bajo mi escritorio había una caja, la abrí y me encontré con un juego de sexy ropa interior y una nota:

"Póntelo mañana bajo tu ropa, te quiero con falda o vestido y la concha bien depilada... Ansío verte con esto mi putita! “y firmaba F

Al día siguiente llegue con el regalo puesto, me sentía rara jamás usé algo así, estuve pensando todo el día en lo que pretendía el viejo hasta que llegó la hora de salida, uno a uno se fueron todos, en eso aparece don José.

-Buenas tardes don José!, Tan temprano Ud. por acá?-me miró de arriba a abajo y se pasó la mano por la boca.

-Qué?, Acaso solo tú puedes hacer horas extra??-y pasó a la oficina de Don Feña

A los 5 minutos apareció mi jefe y me dice -Bueno putita a trabajar! espérame en la bodega del fondo y quiero encontrarte solo con lo que te regalé y suéltate el pelo mujer pareces vieja, quiero ver tu cabello rojo rizado caer sobre esas tetas hermosas.

Obedecí, estaba nerviosa, pero no quería que se me notara, no me humillaría nuevamente, ahora yo dominaría la situación, una vez más estaba equivocada.

-Aquí estas, pero que linda te vez, toda una hembra así bien puta! o no José???

-Peperoo que hace él aquí?? -dije sorprendida mientras trataba inútilmente de cubrirme.

-Cállate Zorra, yo soy el Jefe! y aquí se hace lo que yo digo, Está bien este pago por tus horas extras y tu silencio Perro??

-Claro jefe, estamos sobrados, y quedamos en paz.

-No te molesta que me quede mirando su "fiestecita"

-No para nada!!

Yo miraba atónita, mientras ellos hablaban como si no estuviese ah, cuando de pronto sentí unas ásperas manos recorriendo mi busto y mis costillas, me invadía ese olor a cigarrillo barato que fumaba el Perro, mezclado con su colonia de farmacia.

-Mmm pero que ricas tetas, mira que culo mientras me daba una fuerte nalgada. Se separó de mi para mirarme de arriba abajo se desabotono la camisa y el pantalón mientras se sacaba los zapatos, sus brazos oscuros por el sol contrastaban con el blanco de su torso de donde salían unos flácidos senos de hombre mayor y una panza cervecera, comenzó a sacudirse la verga que no era tan grande como la del jefe pero de un grosor nada despreciable, el olor a colonia y cigarro se mezclaron con el olor que salía de su entrepierna, yo no estaba ni cerca de sentirme excitada, se sentó en una silla y me tomó del brazo y comenzó a lamer mis pechos mientras yo estaba de pie, me recorría con sus manos y su boca con desespero

-Ummm que delicioso olor que rico sabe tu piel... no sabes cuánto soñé con este momento. Mientras introducía su lengua con aliento alcohólico en mi boca y su mano en mi vulva, pegue un respingo al sentir sus callosas manos.

-Calma Perro, tienes tiempo trátala bien, dijo mi jefe sentado en un sillón viejo con la camisa y la bragueta abierta mientras se acariciaba la verga.

De pronto se paró de la silla y me lanzo al colchón hecho de sacos y tela se me abalanzo y de un rodillazo me abrió las piernas, bajo hasta mi entrepierna e hizo la tanga a un lado.

-Esta perra esta seca!!! Pero eso tiene solución, me escupió la concha y comenzó a lamerla mi espalda se arqueó -No que no putita? ya estas lista y de pronto se puso frente a mi tomo su verga y la metió de una sola vez, sentí que me partían en dos. Yo parecía como muerta hasta que sentí una mano jalándome el pelo.

-Atiende al caballero puta de mierda, como te quedas asií, sino te va a pesar!!

-Si don Feña

-A ver Perro, como se nota que hace tiempo no estas con una hembra, acuéstate de espaldas y tu puta móntalo, móntalo como tú sabes.

Ahí estaba yo montando a ese viejo moviéndome como para desarmar mis caderas a pesar del ardor que sentía, el me agarraba y pellizcaba las tetas me daba en las nalgas y aullaba como perro que era, debo reconocer que su resistencia era asombrosa.

De pronto me tiró hacia el y comenzó a meterme un dedo en el culo yo quise incorporarme pero me jaló del pelo nuevamente hacia él, y me metía la lengua en la boca, al notar mi resistencia me dio una bofetada y me agarro del pelo sin sacar su verga y dos de sus dedos de mis agujeros

-Ahh pero para que te resistes tanto, acaso yo no soy digno de cogerte puta?? -y me follaba bien duro.

-Ve jefe la putita esta lo prefiere a Ud. lo más bien que el otro día gemía como endemoniada.

-Bueno mi Perro entonces démosle en el gusto!! Dijo mi jefe ya desnudo y con la verga erecta. Se puso tras de mí, me abrió las nalgas escupió en mi ano y sas!! Ya tenía su verga dentro de mí. Así comenzaron a follarme bestialmente uno por la concha y otro por el culo, cada cierto rato cambiaban de posición. pero siempre los dos adentro de mí, me dolía ya no podía mas sentía como mis tetas se movían al ritmo de cada estocada, sobre todo cuando Don José estaba en mi culo, nunca había tenido una verga tan gruesa en él.

De pronto me tomaron uno de cada brazo y me incorporaron sobre mis rodillas, mientras uno me tomaba el pelo como haciendo un moño el otro me dada de vergazos en la cara. Ambos paseándose cuando de pronto comenzaron a gemir y acabaron sobre mi rostro grandes y espesos chorros de semen escurrían por mi mentón hasta caer en mis senos.

-Ahora ve a lavarte que te llevo a casa

-Si jefe, dije, mientras comprendí que mi nuevo dueño no solo me quería para su uso personal si no que me había convertido en un activo más con el que podía pagar sus deudas. 

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