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Doña Sandra

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Doña Sandra es una mujer que ronda los 40 años de edad, casada sin hijos, su marido trabaja para una empresa turística por lo que pasa mucho tiempo fuera atendiendo sus responsabilidades dentro de la empresa, ella pasa la mayor parte del tiempo en casa ya que el trabajo de su esposo le permite no trabajar, pero por lo mismo de que su esposo se ausenta mucho de casa, ayuda a regularizar a chicos de primaria y jóvenes de secundaria en sus materias, especialmente en matemáticas.

Doña Sandra y su esposo viven en una pequeña ciudad de la provincia mexicana por lo que sus días pasan lentos y monótonos, cuando no está su esposo se levanta muy temprano, se pone ropa deportiva que casi siempre consiste en unos pantalones deportivos ajustados que remarcan su estupenda figura un top y una sudadera del mismo material y sale a correr por las calles de la colonia, este ejercicio le ha permitido mantener un cuerpo envidiable, a pesar de su edad, ella es clara de piel, su cabello es oscuro con risos que le llegan hasta los hombros, mide 1.70 m., no es flaca como modelo de revista, pero tiene un cuerpo saludable y contorneado producto del ejercicio, su pecho es firme todavía y de tamaño normal, por no haber tenido hijos, cada una de sus tetas cabe en la palma de la mano, sus piernas son largas y contorneadas por lo mismo de salir a correr casi a diario, pero la característica principal de su cuerpo y el que se gana todas las miradas llenas de lujuria y deseo por parte de los hombres y de envidia y admiración por parte de las mujeres es su culo, con unas grandes, redondas y duras nalgas levantadas un poco hacia arriba formando un corazón. Se puede decir que doña Sandra es una MILF, una madura deseable que no pasa desapercibida en ningún lugar donde se presenta.

Últimamente se ha sentido muy sola, su esposo pasa mucho tiempo fuera de casa y ella sospecha que tal vez tenga una aventura aunque nunca ha sido celosa y no sería capaz de reprocharle nada ya que en general él ha sido un buen esposo, Pero su cuerpo lo extraña por que doña Sandra aunque siempre se ha mostrado un poco tímida y muy seria con los que la conocen, siempre cordial y por ende respetada por todos los vecinos y amigos, es muy caliente y muy sexual, le gusta disfrutar del sexo a plenitud y no se niega a nada de lo que le pide su marido, ella disfruta el sexo y con el paso del tiempo se ha convertido en una mujer ardiente, cachonda... puta... si, una puta en la cama, pero esa faceta solo la conoce su esposo, aunque últimamente pasa de ella, para los demás, ella es la mujer más bella y deseable pero respetable de toda la colonia.

Un día doña Sandra se encontraba ayudando en sus estudios a Juanito un adolescente que cursa el último año de secundaria aunque ya debería ir en el segundo de prepa, por esa razón sus papas decidieron mandarlo con doña Sandra para ver si ahora si pasaba el año Juan tenía problemas de atención en la escuela y junto con otros chicos tomaba clases de recuperación con doña Sandra asiduamente pero en esta ocasión Juanito había asistido solo ya que pronto tendría examen parcial y no entendía nada de lo que en clase el profesor enseñaba ya que se pasaba las horas jugando en su celular, molestando a sus compañeros o viendo pornografía en su laptop por las tardes.

Para Juan no pasaba desapercibida doña Sandra, el con sus hormonas a flor de piel disfrutaba ir a casa de tan deseable mujer que aunque siempre los recibía vestida de forma recatada y solo se dedicaba a explicarles los ejercicios, aprovechaba cualquier pretexto para espiar por su escote o mirarle las piernas o el simple hecho de estar cerca de ella, de sentir su calor, su respiración y el olor de su perfume lo hacía fantasear y siempre terminaba por masturbarse frenéticamente cuando regresaba a casa pensando en ella.

Doña Sandra lo había sorprendido un par de veces viéndole los pechos o las nalgas pero ella no le daba importancia comprendía que el chico estaba en la adolescencia y decirle algo tal vez fuera contraproducente. Ese día doña Sandra estaba vestida con una blusa blanca a medio hombro tenía un resorte por debajo de los pechos que hacía que se levantaran y sin ser escotada la prenda resaltaba las formas bajo ella, llevaba puesto unos leggins blancos que eran como una segunda piel, ella sabía que se transparentaba un poco por lo que debajo se puso un short que le llegaba a medio muslo, su intención no era para nada el provocar miradas indiscretas o malos entendidos, calzaba unas sandalias de tacón medio de color rosa y el cabello suelto sobre los hombros.

Juan parecía atento a los ejercicios que doña Sandra le había propuesto pero en realidad aprovechaba cada ocasión para observarla, casi nunca habían estado a solas los dos en clase y las miradas del adolescente la comenzaban a poner incomoda pero se hacía como si no se diera cuenta de nada ya que no quería confundir al chico, sabía que era joven aun y las hormonas le jugaban malas pasadas, el chico la llamaba para que revisara los ejercicios y aprovechaba para llenarse de su olor, él estaba sentado y doña Sandra parada lo miraba de frente, el chico miraba a la señora y luego a su cuaderno atendiendo lo que le indicaba ella, y una mano bajo la mesa con la que se tocaba por encima del pantalón cada que la señora se volteaba a escribir algo en el pequeño pizarrón ya que el chico obtenía un buen panorama de sus carnosas nalgas, haciéndose la tonta se dio cuenta que el chico la miraba y en el pantalón de este se comenzaba a asomar un pequeño bulto, el chico estaba excitado solo con la presencia de doña Sandra, ella se dio cuenta y se sonrió para dentro pues aquello le comenzaba a intrigar y hasta se puede decir que le gustaba sentirse deseada.

Doña Sandra se sentó frente al chico y comenzó a observarlo disimuladamente, mientras el chico hacia los ejercicios, Juan era un chico normal delgado y un poco más bajo que ella, con cara de niño todavía, pero se notaba que hacia ejercicio porque se veía fuerte, ella lo había visto jugar futbol en la cancha de la colonia además siempre se había mostrado amable con ella la saludaba e incluso cuando la veía con las bolsas del supermercado le ayudaba a llevarlas a su casa.

Tal vez era lo abandonada que la tenía su esposo, comenzaba a sentir sensaciones en su bajo vientre, nunca se había puesto a pensar en las miradas que le dedicaban los chicos y en las sensaciones que les hacía sentir, ya anteriormente había notado sus miradas indiscretas e incluso alguna erección pero nunca le había perturbado como esta tarde que estaba a solas con Juan.

- Juanito- dijo ella con voz melosa- hace calor, estas sudando muchacho, quieres tomar algo? Déjame que te sirva un poco de jugo.

Juan solo le sonrió y asintió con la cabeza, doña Sandra se levantó y comenzó a caminar hacia la cocina sabiendo que el chico la miraba comenzó a menear sus caderas, mientras esbozaba una sonrisa al llegar a la cocina sintió un poco de culpa y pena pero rápidamente pensó que no le haría daño a nadie si se divertía un poco provocando al chico, además por la noche cuando llegara su esposo ya se encargaría el de quitarle esa calentura acumulada a la que ella culpaba por lo que estaba sintiendo en este momento, por lo que se decidió a ir un poco más allá.

-Juanito mijo espérame un momento voy a pasar al baño y te llevo tu refresco-

-si doña no se preocupe-

Ya en el baño doña Sandra se sacó el short que llevaba bajo el leggin blanco y se quedó solo con su calzoncito que sin ser una tanga si resultaba pequeño y se quedaba a medias entre la raja de sus nalgas, de la misma forma se cambió la blusa por una deportiva de licra sin mangas solo con unas tiras en los hombros, sin sujetador, se vio en el espejo y se veía deseable, sin llegar a la vulgaridad pero sabía que el chico se volvería loco al verla así, se calzó sus sandalias y le llevo el refresco al chico, cuando Juanito la vio sus ojos se abrieron como platos e instintivamente se toco el bulto que trataba de ocultar bajo la mesa.

-disculpa Juanito es que me dio un poco de calor y me refresque un poco espero que no te moleste-

- no no no se preocupe doña- Juanito tartamudeo mientras clavaba su vista en los pechos de la señora que se mostraban solo cubiertos por la pequeña tela, Juanito podía distinguir a plenitud cada pezón que producto de la calentura del momento se marcaron en la blusa.

Doña Sandra se sentó frente a él en la mesa y tomaron el refresco conversando sobre las cosas de la escuela y del día a día, cuando terminaron doña señora se levantó para recoger los vasos y Juanito casi se desmaya al ver que ahora se transparentaba la ropa interior en el pantalón de doña señora y que el molesto short que figuraba antes había desaparecido, doña señora se inclinó un poco frente a el para recoger algo del piso y Juanito pudo ver como la redondez de sus nalgas se tragaba parte de ese calzón que ahora se mostraba, doña Sandra se sonrió y camino despacio hacia la cocina meneando las nalgas de un lado para otro para continuar torturando al muchacho que no perdía detalle de ello en un momento dado la señora giro de golpe para preguntar con media sonrisa si no se le ofrecía alguna otra cosa de la cocina, a lo que el muchacho nerviosamente movió su cabeza para los lados y luego se agacho hacia su cuaderno para continuar con los ejercicios.

Doña Sandra se quemaba por dentro, estaba cachonda disfrutando toda la situación, pero también sabía que lo que hacía no estaba correcto, al fin de cuentas Juanito era un jovencito y esta situación podría traerle problemas a ambos, ya había conseguido lo que quería que era saberse deseada ya que últimamente su esposo la ignoraba y ella comenzaba a bajar su autoestima, Juanito termino los ejercicios doña Sandra se los reviso y le felicito sonriendo y diciéndole

- hay Juanito que listo muchachito seguro que sacaras diez en tu examen- dicho esto se agacho un poco para abrazarlo y sentir el calor del cuerpo de Juanito que sorprendido por sentir los pechos casi desnudos de doña Sandra, sintió un respingo en su verga que se fue a enterrar así como estaba ya toda dura y apunto de derramarse en el muslo de la señora, esta al sentir la dureza de lo que Juanito guardaba bajo el pantalón movió la pierna hacia los lados y sonrió aún más al darse cuenta que según lo que notaba Juanito ya no era tan niño como pensaba, este a su vez se puso nervioso le agradeció las felicitaciones recogió sus cosas y se fue no sin tratar de ocultar la erección que se notaba en sus pantalones colocándose la mochila de la escuela al frente mientras se despedía de doña Sandra que lucía más radiante que antes y sobre todo más sonriente, estaba segura que esta noche ella sería la protagonista de las masturbaciones y fantasías de Juanito que se despidió con un beso en la mejilla de tan linda señora.

Por la noche doña Sandra estaba esperando a su marido, quería fiesta y esta noche estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de provocar en su esposo lo que ella tanto deseaba, se puso un vestido naranja corto a medio muslo, por arriba resaltaba los pechos con un generoso escote y terminaba en olanes que caían sobre sus nalgas haciéndolas notar, duras y dispuestas, se había puesto el calzoncito mas sexy que encontró que sin ser una tanga poco le faltaba ya que se metía casi todo entre sus nalgas.

Su esposo llego tarde y apenas la notó, de echo casi la ignoro porque estaba absorto en su teléfono, le pregunto con una mueca casi de molestia

-que es lo que pasa amor? Otra vez ocupado para tu mujer?-

-perdona cielo es que el trabajo ya sabes, mañana tengo que viajar a las oficinas de Cancún temprano mi vida, habrá una convención importante el fin de semana en uno de los hoteles de la empresa y quieren que yo me encargue de todo mi vida.-

-mmm cuanto tiempo estarás fuera esta vez?- pregunto ya molesta con su esposo

- posiblemente diez días amor tal vez uno o dos más, pero no te molestes amor sabes que el trabajo es importante y no puedo negarme a hacerlo-

- ya lo sé amor- paso del coraje a la frustración y luego a la tristeza todo en esa simple frase. -ya lo sé-

Doña Sandra se fue al baño se quitó el vestido se puso su pijama y fue a ayudarle a su esposo a ordenar su maleta.

 -oh sí que rico.... dale más duro... así mi niño... dale duro que rico hermoso... cógeme con esa dura verga que tienes. Así mi amor, lléname tu si sabes cómo me gusta.

Doña Sandra disfrutaba con los ojos cerrados se mordía el labio y gritaba de placer - dame más duro mi rey, por Dios no te detengas ha si ay si dame dame - de pronto abrió los ojos y vio a Juanito sudando arriba de ella bombeando su juventud con todas sus fuerzas entre sus piernas ella cerro sus muslos en la cintura del muchacho y pego un grito- cógeme Juanito!!!

Doña Sandra despertó en su cama sudando y jadeando, voltio a su derecha y ahí estaba su esposo durmiendo como un bebé, se sonrió y suspiro pensando que todo había sido un sueño, pero estaba excitada tenía lo pezones rígidos y noto humedad entre sus piernas, miro a su esposo mientras tocaba su vagina húmeda y comenzó a masturbarse lentamente mientras en su cabeza estaba la figura de un hombre joven casi un niño y pensando en ello se corrió en su mano mientras sonreía.

Al día siguiente despidió a su esposo en la puerta de casa se puso su ropa deportiva y salió a correr rumbo al parque de la colonia mientras lo hacía en su mente se repetían las imágenes de su sueño y los momentos vividos con Juanito la tarde anterior, ahora lo tenía claro estaba necesitada y dispuesta de saciar lo que su cuerpo le pedía y si su esposo no quería ayudarle con eso, ella ya tenía la solución en mente.

Regresó a casa se tomó un baño y se puso a realizar las tareas habitúales del hogar después de mediodía revisó su agenda y observo que este día por la tarde tendría asesorías con Juan lo había citado a las seis de la tarde, tenía un plan y hoy era el día en que lo comenzaría, quería provocarlo, volverse su obsesión, después de lo que vio en Juanito sabía que no le era indiferente y ahora quería saber de qué era capaz el chico

La señora se preparó para la llegada del chico, se colocó un blusa ligera de color blanco, sin sujetador debajo, lo que hacía que en ciertas posiciones se pudiera ver a través de ella los desnudos senos de tan guapa señora, se puso un calzoncito blanco de algodón que a contra luz transparentaba bastante los rizos de su zona púbica que formaban un sexy y pequeño triangulo invertido, sobre estos se acomodó una falda de mezclilla corta hasta medio muslo que lucía sus blancas y torneadas piernas y que por la redondez de sus nalgas la hacía ver completamente sexy, se calzó unas sandalias negras de tacón bajo y se recogió el cabello sobre la cabeza con un chongo, se pintó sus labios gruesos con rojo carmesí y un poco de maquillaje, se miró en el espejo y se veía sexy, cualquier hombre que la viera se pondría loco y sin duda Juanito esta tarde no perdería detalle de ella.

Juan llego puntual traía consigo una mochila con sus cuadernos de estudios, vestía una playera de su equipo de futbol favorito, un short un poco holgado y sus tenis toco el timbre de la casa de doña Sandra

-un momento- respondió doña Sandra del otro lado de la puerta y abrió con una sonrisa y coquetamente le dijo.

- hola Juanito te estaba esperando- se sonrió para sus adentros cuando vio los ojos del chico abiertos de par en par y noto su nerviosismo al ver que no sabía para donde mirar.

-ho... hola señora buenas tardes- contesto Juan mientras sus ojos vacilaban entre los pechos de doña Sandra y sus piernas.

- pasa mijo no te quedes ahí, nada mas mirando- dijo la señora sonriendo mientras remarcaba la última frase coquetamente.

-sígueme mijo hoy vamos a estudiar en la sala para estar más cómodos - dicho esto avanzo delante de Juanito moviendo sus nalgas lentamente, sabía que el chico la miraba por lo que sus movimientos eran más marcados que de costumbre.

Le indicó que se dejara sus cosas en el sillón de dos plazas y le ayudara con la mesita del centro para acercarla al sillón, doña Sandra se agacho un poco para levantar la mesa y Pedro pudo ver a través del escote que formaba la blusa el comienzo de los senos de la señora, dándose cuenta que no tenía sujetador, doña Sandra lo notó, esto hizo que comenzara a sentir un leve calorcito en el cuerpo, sus pezones comenzaron a despertar, sabía que estos se iban a notar en la blusa y que sería todo un espectáculo para el chico.

Juan víctima de su adolescencia, empezaba a sentir que su pene despertaba e inconscientemente se acomodó con su mano izquierda su entrepierna que ya comenzaba a dar signos de vida y no deseaba que ella se diera cuenta y se molestara, doña Sandra que había visto de reojo la acción del muchacho se sonrió para si misma, e invitó al chico a sentarse mientras ella iba hacia la cocina.

- uff ¿De pronto comenzó a hacer calor no crees mijo?- diciendo esto se echaba un poco de aire con su misma blusa - ¿quieres tomar un refresco?-

-este si señora gracias- y comenzó a sacar sus cuadernos y libros para ponerlos en la mesita.

Sandra se acercó con dos vasos de refrescos uno en cada mano y le dio uno a Juan al hacerlo se agacho un poco y dejo que el chico viera a través de la blusa, esta vez el chico pudo verle completamente los senos , Juanito se puso rojo y coloco su mochila sobre su entrepierna tratando de disimular la excitación que ya se hacía evidente entre sus piernas, doña Sandra se sentó en el sillón de una plaza frente a Pedro y cruzo la pierna derecha sobre la izquierda y se acomodó un poco de lado, esto hacia que la faldita se le subiera y mostrara casi toda la pierna al chico. Juan agacho la cabeza sobre su cuaderno y tratando de disimular, (aunque lo hacía muy mal) levantaba la vista para ver las piernas de la señora que se hacía la tonta tomando su refresco.

- muy bien Juan ¿Dónde nos quedamos la última vez?- dijo doña Sandra mientras le daba un trago a su vaso de refresco Y le sonreía al chico al mismo tiempo descruzaba la pierna y cruzaba la otra sobre esta de forma muy sexi y provocadora.

Juanito que ya estaba muy nervioso le recordó a doña Sandra la última lección y esta le dicto los ejercicios que debía realizar hoy, la señora se levantó del sillón y al hacerlo dejo entre ver un poco de su calzoncito blanco a Juan que no perdía detalle de los movimientos de la doña.

- si necesitas algo me avisas mijo voy a adelantar algunas cosas, pero si tienes dudas solo llámame- dijo doña Sandra mientras se alejaba coquetamente hacia la cocina.

Apenas se alejó, Juan se acomodó la verga con su mano ya que le comenzaba a molestar bajo el short y comenzó a tocársela por encima de este, la señora lo observaba escondida desde la cocina mientras se mordía el labio inferior de su boca, comenzó a sentir humedad entre sus piernas y comenzó a levantar temperatura había logrado excitar al muchacho tanto que se estaba prácticamente masturbando en su sala.

-Juanito mijo ¿Cómo vas? ¿Ya casi terminas?- pregunto maliciosa mente desde la cocina doña Sandra.

- eh este si ya casi aunque no entiendo bien el tercero- contesto nervioso Juan dejando de tocarse la verga y poniéndose a trabajar en los ejercicios temeroso de ser descubierto.

- a ver voy para allá mijo- dijo doña Sandra mientras se acercaba a la sala, observo al chico estaba rojo como un tomate y se veía nervioso, doña Sandra igualmente excitada se sentó junto a él y le comenzó a explicar el ejercicio.

Mientras le explicaba al muchacho la señora pego su cuerpo lo más que pudo al del chico, sintió el calor y hasta la transpiración que emanaba el muchacho que más que poner atención al ejerció este no pedía detalle de las piernas y del roce con el cuerpo de tan bella señora, doña Sandra veía de reojo el bulto que se marcaba en el short del chico, El chico sentía las tetas casi desnudas de la ella en su hombro un momento dado doña Sandra coloco su mano derecha como al descuido sobre el muslo de Pedro que pegó un pequeño respingo, pero como la señora no parecía darse cuenta la dejo sin mas aunque ahora estaba el doble de nervioso y excitado y su verga estaba ya que reventaba el pantalón estaba seguro que la señora se daría cuenta de la situación pues era más que evidente, grande fue su sorpresa cuando la señora levanto la mano del muslo del muchacho y con el pretexto de alcanzar la goma del otro lado de la mesa rozó con la parte posterior de la mano el enorme y duro bulto de Juan que pego un salto en la silla y se llenó de mil colores, la señora dándose cuenta de que tal vez se excedió un poco con eso se disculpó con el chico alegando que el roce fue accidental.

-disculpa Juanito no quería lastimarte, ¿Te hice daño?- pregunto tratando de parecer lo más natural posible

- he si no se preocupe señora, no fue nada- contesto Juan sin mirarla a los ojos.

- ¿Fue tu pierna lo que rocé?- le volvió a preguntar la señora con media sonrisa

- este... Si... pero... no pasó nada- contesto el chico mientras se ponía de mil colores

- uff menos mal- dijo doña Sandra - por un momento creí que te gustaban mucho las matemáticas mijo - dijo esto con una sonrisa de oreja a oreja mientras le guiñaba el ojo al chico que se quedó pasmado al escucharla - bueno te dejo para que termines tus ejercicios cualquier cosa me avisas por cierto que durita tienes la pierna- dijo esto mientras dirigía la mirada al bulto sobre el pantalón y se mordía el labio inferior con malicia, se levantó y avanzó rumbo a la cocina, moviendo las nalgas lentamente mientras miraba al chico por encima del hombro con una mirada cachonda y sexy.

Doña Sandra no aguantaba la calentura y estaba expectante a ver que aria el chico, si se levantaba y la seguía a la cocina se lo cogería ahí mismo, pero no fue así Juan estaba caliente pero asustado al mismo tiempo y lo que quería era terminar e irse a su casa y masturbarse hasta morir, termino los ejercicios llamo a la señora que ya se había controlado un poco esta los reviso un poco desilusionada y se despidieron con un beso en la mejilla que Juan en un alarde de valentía acertó justo en la comisura de los labios y rojo como un tomate se fue a su casa.

Doña Sandra se quedó con las ganas aunque su intención no era hacerlo con Juan se había calentado bastante y si no fuera por la inexperiencia del chico que no se atrevió a mas ella se le hubiera entregado por completo, pero la señora estaba contenta porque ahora sabía que el chico la deseaba y lo mejor era que lo tenía a la mano para aplacar esos calores que la atormentaban, su esposo apenas tenía un par de días fuera faltaba mucho todavía para que regresara y ella ya no lo iba a poder esperar ¿Masturbarse? No, eso ya no le bastaba lo que necesitaba para sacarse las ganas eran una manos que la tomaran, una boca que la besara, y una verga que la penetrara.

(CONTINUARA...)

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