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La primera semana (Sofía y David)

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Después de verse en el hotel, Sofia y David decidieron encontrarse una vez a la semana. El se estaba enamorando, pero ella era muy joven, quería pasarlo bien con David, pero le daba miedo comprometerse. Así que David terminó aceptando esos encuentros porque no quería perderla, aunque ella solo quisiera sexo.

Ese día que quedaron, David se había levantado algo cansado. Mucho trabajo en días anteriores lo tenia agotado y no sabia si podría rendir cuando se vieran. Pensaba que si no daba el tipo lo perdonaría porque ella también se estaría enamorando de el.

Con estos pensamientos transcurrió el día y después de salir de trabajar quedaron en el piso de Sofia, tal y como habían pactado. La siguiente vez lo harían en casa de David.

Sofia recibió a David en la puerta, este iba con ropa de sport, estaba deseando quitarse el traje con el iba a trabajar todos los días, y se dieron dos besos en las mejillas.

-Hola David, encantada de verte.

-Yo igual Sofia, ¿Qué tal estás?

-Bien, pasa, no te quedes en la puerta.

Entré dentro y me fue enseñando como había quedado su casa después de la reforma.

-¿Qué, te gusta como ha quedado todo?

-Si, esta genial. Ella se giró un momento y en ese instante no pude evitar mirarle el culo. Ella no se dió cuenta y me acompañó hasta el salón.

-Bueno pues aquí estamos, el salón, donde paso mas tiempo cuando salgo de trabajar.

-Je,je, -le respondí, después del baño y la cama.

-Si, bueno eso si, me refiero cuando estoy despierta, tu ya me entiendes.

-Claro que si.

-¿Merendamos?

-Por supuesto. Sofia ejerció de anfitriona y no me dejó ayudarla, preparándolo todo y sirviéndome la merienda. -Esto esta muy bueno, le dije. Comimos un poco de todo, croissants, napolitanas, unos sandwiches que me confesó que había echo ella, no eran comprados. Bebimos cafe y nos hartamos de mermelada y mantequilla.

-¡Buf! he comido demasiado. Malo para el peso.

-¿Malo para tu peso? Pero si estas genial.

-¡Qué dices! Mira que culo se me esta poniendo por haber comido tanto tiempo de restaurante en el hotel.

Dice esto y me pone el culo en pompa en mi cara. Lleva unos leggins azules que le marcan todo y yo sin cortarme se lo toco.

-Pues yo la verdad te lo noto igual.

-¡Jejeje! ¡Qué tonto eres! Me dice.

Yo pego mi boca a su culo y se lo mordisqueo a través de los leggins. ¡Ufff! Que culo tienes. Anda, ven aquí. Le bajo los leggins y después sus braguítas rosa. Despacito, le introduzco un dedo en su coñito que ya esta húmedo y empiezo a masturbarla.

-¡Aaaaah! Sigue mi niño, como me gustaaaa.

La masturbo con mi dedo y su coño chorrea jugos. Pego mi cara y empiezo a comérselo con pasión. Ella se derrite de gusto. Entonces me levanto y la giro, poniéndola de espaldas a mi, con su piernas subidas al sofá. Tienes condones en ese cajón, me dice. Abro el cajón, saco la caja y extraigo un condón que me pongo con precisión quirúrgica.

La cojo por las caderas y yo de pie la penetro desde atrás muy despacio. Quiero que sienta mi pene introducirse en su interior poco a poco. Aunque el condón me quita un poco de placer, sigo sintiendo las paredes de su vagina húmedas y apretando mi polla. Comienzo a bombearla, primero despacio, dejando que mi polla recorra su coño, desde el fondo hasta fuera, dejando el glande dentro y luego empujando de golpe.

-¡Ay Dios! Sigue así, sigueeee.

Después de un rato despacio, comienzo a acelerar las embestidas. El sofá temblaba por mis embestidas y Sofia se moría de gusto. Paré un momento y agarré sus tetas. La besé en la boca y Sofia me correspondió muerta de gusto. Te quiero, le dije.

-Noooo, David, no me quieras, hazme tuya nada mas.

Yo me quedé un poco cortado al principio, pero ya sabía de que iba esto ¿no? Si solo quería sexo lo iba a tener. Seguir follándomela, sin cariños, sin tonterías, solo sexo. Volví a penetrarla y al poco ya estaba otra vez a tope, machacando el sofá.

-¡Ah, ah, aaaaah! No puedo mas Sofia, me voy a correr, me voy a correr.

-¡Sigue, aguanta un poco más! ¡Yo también estoy a punto! ¡No te pares, aguanta, aguanta, aguanta!

-¡Aaaah, aaah! Ya no puedo mas, me voy, me voy.

-Aguanta, solo un momento, ya me viene, ya, ya, ¡yaaaa!

Sofia se corre en ese momento y mi polla eyacula todo mi semen dentro de ella, pegando un golpe al saltar un momento el sofá y volver a caer de nuevo.

-Aaah, aahh. Joder que bien ha estado. Le digo. -Espero que los vecinos no nos hayan oído.

-No te preocupes, ellos también son unos gritones cuando lo hacen. Me pone a cien escucharles y me masturbo muchas veces oyéndolos.

-Ahora no tendrás que masturbarte, jeje.

-Has estado de vicio, como siempre. Me he corrido como una loca.

-Gracias, yo también me he corrido como un loco, hacia una semana que no me masturbaba, esperaba nuestro encuentro de hoy.

-Pues te agradezco que hayas esperado por mi.

-Me he quedado un poco plof, no se si tendré aguante para otro asalto.

-Tranquilo, yo también estoy agotada, descansemos un rato.

Descansamos los dos desnudos en el sofá abrazados y sin decir nada, solo acariciándonos mutuamente. Al cabo de un rato, Sofia se levantó un poco y empezó a chupar mi miembro. Lo hacia también como siempre, pero mi pequeño no reaccionaba.

-Ugggh, para Sofi, mi miembro no crece.

-¿Qué mas puedo hacer?

-Nada, tranquila, déjame un rato mas hasta que me recupere.

-Espera un momento. Diciendo esto se fue a la cocina desnuda y volvió con un tarro de miel y una cuchara sopera.

-¿Qué haces con la miel?

-¿Recuerdas la expresión “luna de miel”? Veremos si la tradición romana tenia razón.

Me dio un par de cucharas soperas de miel y yo la comí con gusto.

-Ahora a esperar...

Una hora después Sofia se fue a la cocina otra vez desnuda y la oí trastear por allí. Me levanté del sofá y al entrar en la cocina la vi vestida solo con un delantal, por lo demás seguía en pelotas. Se volvió y agachó a abrir el horno y vi su culo en pompa sacando algo que había cocinado. Me puse un poco bruto y entonces ella puso en la mesa un besugo al horno humeante y con una pinta buenísima.

-Bueno, veo que la miel te ha hecho efecto.

-Ya te digo. Me lanzo sobre ella, la quito el delantal y empiezo a comerle las tetas.

-Uuuuh, mi tigre, como te has recuperado. Agarra mi rabo mientras me dice esto y me masturba.

La subo a la lavadora y la abro de piernas y empiezo a comerle su chochito. Ella se moja enseguida y entonces pongo la lavadora en marcha. La penetro sin mas, sin goma, tan excitado que estoy y empiezo a bombearla muy, muy rápido.

-Oooooh David, siiii, sigue así, así, así, más, más, máaaas.

Yo apenas la escucho, solo siento los golpes que da la lavadora mientras me la follo. Estoy concentrado en mi pene y miro su cara, su cara tan bonita que va a llegando al éxtasis, mientras yo intento aguantar un poco mas.

-David, David, mi cielo, que bien lo haces, aahh, aaah, me voy, me corro, me corro.

-No me he puesto condón, le recuerdo.

-No, no, no, no pasa nada. Me dice apenas sin voz. Correte dentro, correte, den, den, dentroooo. Ella llega al orgasmo en ese momento y yo aun aguanto un poco mas, pero en cuanto la lavadora empieza a centrifugar me corro con un grito: Aaaahhh, Sofia, aahh, ¡¡¡me corroooo!!!

-Mi David, mi tigre. Qué gusto me has dado.

-Pero me he corrido dentro de ti. Espero que no te quedes embarazada.

-Tranquilo, no había problema. Por eso te dije que no importaba que no llevaras goma.

-¿Que tal una ducha para lavarnos un poco y relajarnos?

-Me parece genial David.

Ya estábamos en pelotas así que cogimos unos toallas y nos metimos en la ducha.

Sofia abrió el grifo y dio un respingo: ¡Jolín, que fría está!

-Pon el agua caliente, le digo.

-Yo ya estoy caliente, cielo.

El agua empieza a caer y nos enjabonamos mutuamente. Evidentemente al enjabonar Sofia mi pene este empieza a crecer muy rápido, parece que la miel sigue haciendo efecto. Es mejor que la viagra, jejeje.

Yo enjabono sus pechos con fruición, ¡qué pechos! Bajo a su tripita y llego a su conejito, tan bonito, como me pone Sofia. Enjabono su rajita y miro su cara tan bonita. Jolín, pensamientos amorosos no, por favor, solo sexo, recuérdalo, no te enamores de ella.

La cojo a horcajadas apoyándola contra la pared y empiezo a bombear a buen ritmo, después de haberme corrido dos veces aguanto bien.

-¡Uff, David! Qué bien me follas, sigue, sigue, sig, ¡¡¡aaaaahhhh!!!

-Si, si, Sofia, ¡¡qué bien, qué bien, qué bien!! Plof, plof, plof, suenan los golpecitos de su espalda contra las baldosas del baño.

Después de un rato de darle duro, no puedo sostenerla más, estoy cansado y Sofia empieza a resbalárseme contra el suelo. Acabamos los dos en el suelo con mi polla fuera.

-Ahora probemos otra postura, guapetón. Sofia me tumba en el suelo de la ducha, esta es bastante ancha y se pone encima de mi. Se introduce de nuevo mi pene y empieza a botar encima de mi, parece una postura incomoda para ella, pero nadie lo diría por la cara de gusto que pone.

Me agarra de las muñecas para impulsarse mejor en los botes y con el agua cayendo y empapando aún mas su pelo, seguimos follando durante un buen rato.

-¡Aaaaaah, aaaaah! ¡Qué bien, mi tigre! ¡Como aguantas! Ya me he corrido dos veces.

-Ni me había enterado. Era cierto, no noté nada. Cinco minutos mas tarde, agacho su cabeza, le doy un tremendo beso con lengua y termino corriéndome con un grito enorme:

-¡Aaaaaaah! ¡Sofiaaaaaa! ¡Aaaaaaah!

Sofia cierra el grifo y se tumba a mi lado mientras recuperamos la respiración.

-Hemos estado casi una hora dandole duro. Como has estado mi tigre.

-Ya ves, ha sido increíble.

Me quedo mirando su cara y acariciándola y no puedo evitar en volver a pensar que siento algo mas por ella, no solo sexo, sino que la quiero.

Pero por ahora esto para ella es un sentimiento prohibido.

Pero ¿por cuanto tiempo?

Continuará...

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