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¿Qué es para usted el cine? Una mancha irrefrenable, la gota hipnótica, el apocalipsis de la sangre. No lo recuerdas; era un examen recepcional; no el tuyo, por suerte. El tema apenas lo recuerdas, en una arqueología a tu memoria, La semiótica del cine y el montaje. El que se recibe es un amigo de tu novio. Tu novio está a tu lado con cara de aburrido, está a punto de dormirse y tú te recargas en su hombro y bostezas un poco. Te gusta el tema y en otras circunstancias pondrías mucha atención, pero ahora las olas de la resaca golpean las orillas de tu conciencia y sólo quieres otra cerveza. Otra fiesta. Tu deseo y el de todos se cumple cuando resulta que el amigo de tu novio sí pasa por humanidad y ya no tanto unanimidad.

La fiesta es en la casa de Toño, dice el amigo de tu novio y les anota la dirección en una servilleta. Son apenas las once de la mañana, pero los dieciséis años que le tomó al amigo de tu novio titularse valen la pena celebrarse a la hora que sea. El infierno trabaja 24/7 y por eso nos cae bien el dueño. El grupo se separa en tres autos y se forma una pequeña caravana. No sabes por qué carajos les dieron la dirección si todos se van a ir juntos. Las cervezas y botellas están en la cajuela de la camioneta de adelante; todos cooperaron de acuerdo a sus capacidades; es una auténtica fiesta universitaria, tal vez la última en la vida de muchos… Así que tiene que ser memorable. O la tuya misma, lo piensas, lo sabes, la vida es tan efímera y tan largo el desierto interior.

Toño es un tipo alto y medio jipi, sólo de look porque se le ven cuidados que rayan con el metrosexualismo. En estos tiempos, no es raro ver a un jipi metrosexual, a un banquero anarquista o a un filósofo de derechas. No importa, no sueles analizar los defectos de un espléndido anfitrión. Y es que apenas llegas, Toño pone en tu mano una cerveza bien helodia. La bebes de un jalón y sientes como Buda se ilumina lentamente en tus venas, como si fueras el Árbol de la esperanza. Los amigos de tu novio te voltean a ver, sorprendidos de que una mujer se pueda beber una cerveza de un solo golpe. Tú por toda respuesta sonríes y tu sonrisa es como una marea que moja y contagia a los demás que también sonríen y te dan otra cerveza con la esperanza de que la vuelvas a beber de un solo golpe, como quien ve un milagro y pide repetición para creer, ya de lleno, en la divinidad. Los complaces. Bebes la segunda cerveza con esa compasión de verdugo, un solo y certero golpe. Con esta segunda cerveza ya sientes como que Jesucristo se desclava de la cruz y que se pone a bailar la conga con María Magdalena. La fiesta ha empezado.

Toño, el anfitrión, no ha dejado de hacer dos cosas en toda la mañana/tarde: traerte cerveza y mirarte las piernas. Tu novio, que parece feliz en aquella reunión, también se ha dado cuenta de la excitación perenne de Toño, pero por toda respuesta te acaricia las piernas y te da un beso en la boca y luego continúa charlando. Hay sólo tres chicas y alrededor de ocho tipos, incluyendo a tu novio. Más tornillo que tuerca, eso da mal soporte, es una verdad matemática y física. No es la primera vez que estás en una fiesta así, e incluso se pone gracioso ver a varios hombres competir entre sí para ganar la atención de las chicas. Los métodos son varios; unos presumen dinero, aunque en realidad sabes que tienen una pulga destartalada de choche, porque te acaban de dar un raid. Otros presumen de lecturas aunque toda su cultura sean tres libros de Coehlo que su mamá les obligó a leer. Otros, sobretodo en estas fiestas de estudiantes de cine, presumen a Korosawa como si fueran amigos personales del nipón. Incluso mencionan otros nipones que son a la mar de aburridos y pretenciosos. Te divierte ese juego, el juego de los machos alfas. Aunque en realidad la mujer escoge desde el principio a quién se tirará, y si ese falla, a quién se podría tirar como respaldo y a quién se tiraría ya como una franca emergencia. Por eso sabías que las otras chicas (¿quién las llevaría?) no se iban a tirar a nadie, lo habías leído en las facciones de su cara. Una sí, una sí quisiera, pero la otra no, la amiga amargada, probablemente frígida o víctima de una inoculación de virus moral, ella arrastrará a la otra a una noche solitaria, durmiendo con la mano entre las piernas. Y tú, lo sabes bien, te tirarás a tu novio, que para eso es tu novio y que además se pone caliente de que pongas calientes a otros. Si Toño pudiera, si alguna ley celeste lo dejara, en este mismo momento te pondría en cuatro y te partiría en dos con su verga, eso lo sabes bien y lo intuyes bien en la cremallera de Toño. Eso te pone cachonda a ti, y también pone cachondo a tu novio.

Tu novio sigue brindando. El titulado, su mejor amigo, está francamente pasadísimo de copas y se abrazan y se besan. No es la primera vez que los ves así, no te sorprende ni te incomoda la flexibilidad sexual de tu novio. Comienzas a beber ron y prendes un cigarrillo. Cruzas tus piernas, meces lentamente el pie que queda recargado sobre tu otra pierna. Fumas, inhalas, exhalas, los círculos de humo son una premonición. Te estás tirando en picada en el abismo de la noche y eso que apenas son como las siete, o las ocho. No sabes, has comido poco y bebido mucho. Tu novio que ya sabe lo caliente que te pones con el alcohol, te lleva de la mano a una de las recámaras.

Tu novio te tira sobre la cama. En la pared hay posters de Pantera, Metallica y Iron Maiden. Levanta tu falda y baja tus calzones, entonces sientes su lengua dentro de ti, una lengua ansiosa y mojada que te excita de inmediato, abres las piernas y luego las cierras para aprisionarlo más. Lo tomas de los cabellos y él mete además los dedos, primero dos y luego tres, los mete dentro de ti, mientras su lengua se extravía por tu monte de venus y te estimula el clítoris. ¿Cerraron la puerta? No sabes por qué piensas en eso, no importa, te concentras en el placer; luego tu novio se quita el pantalón y los calzones para embestirte de lleno, sientes toda su dureza dentro de ti; ¿te gusta putita?, te pregunta, a la vez que te da pequeñas bofetadas con la palma abierta… Eso no es muy común, pero estás tan caliente que te vale vergas. Me encanta, papi, le replicas y él acelera el ritmo. Ponte de rodillas puta, te ordena, lo haces y él se queda sentado en la cama con la verga dura, tú adivinas que lo que quiere es que se la mames y la metes en tu boca, subes y bajas, acaricias los huevos con tus largas uñas, ya sabes que eso le gusta, lo excita más. Metes la verga completita en tu boca cuando ves de reojo, como se ve a un fantasma, a Toño detrás de la cortina, está con su pene en las manos y se está masturbando, te sacudes un poco como para aclarar la visión. Sí, sí es Toño, pero en lugar de gritar o avisarle a tu novio, sigues mamando pero volteando a ver a Toño a los ojos, ves, también la verga de Toño que erecta es mucho más grande que la de tu novio, una verga portentosa, basta esa visión para excitarte y mojarte como nunca antes en tu vida. Mamas con mayor ímpetu hasta que tu novio se corre, de lleno, en tu garganta.

Lo próximo que recuerdas es que duermes o pretendes dormir. Tocas al lado de la cama, está vacío. No sabes dónde está tu novio. ¿Y Toño? ¿Sigue ahí? Te asomas para ver debajo de la cortina y parece ser que hay unos zapatos ahí, los ves o crees verlos. Estás muy caliente, la visión del sexo de Toño hace que involuntariamente lleves tu mano a tu coño. Está mojadito. Escuchas ruido, alguien se acerca y sin saber por qué o para qué, te haces la dormida.

Es el titulado, lo sabes por su perfume que, aún a través del alcohol, se abre paso para instalarse en tus narices. Se sienta a la orilla de la cama. No sabes qué hacer, te destapa y resulta que estás desnuda excepto por las pequeñas braguitas de encaje; él te observa, sientes su mirada recorrer todo tu cuerpo, incluso sientes su mirada lamer todo tu cuerpo. Quieres estremecerte pero te controlas, sigues en tu papel de Bella Durmiente. Él te acaricia las piernas, el contacto con sus manos te sorprende y excita a la vez. Una pregunta moral se deshace dentro de ti, ¿esto es infidelidad? Si acaso de él hacia su amigo, no tú. Tú no tienes la culpa de nada. Esbozas una sonrisa, ¿ah estás despierta? Finges que crees que es tu novio el que sentiste, ¿qué haces aquí? Preguntas. Voy a gritar, adviertes. En realidad tienes ganas de gritar pero de placer, el encontronazo con tu novio sólo te dejó más caliente y tienes muchísimas ganas de sentir otra verga dentro de ti. El titulado lo intuye y pone una mano izquierda en tu boca, aplasta tu cabeza contra las almohadas y susurra Cállate puta, mientras con la mano derecha te masturba y descubre, en segundos, sus dedos empapados de tu esencia, los mete a su boca y los lame despacito uno a uno. Ves la mitad de su cara, no sabes la hora que es pero la única luz es la que llega de la farola de la calle. Es un juego de sombras en medio del cual, sin embargo, alcanzas a contemplar su mirada enloquecida, casi demoníaca. Esa visión a la vez te llena de terror y excitación; no lo sabes explicar, es como las películas de terror: a veces te espantan tanto que al final acabas un poquito mojada. Eres mi regalo, dice el demonio titulado. Rompe tus bragas, te voltea y comienza a cogerte por el culo. Su verga, algo más grande que la de tu novio, te abre canales de dolor y placer que desconocías hasta el momento, el sonido de su verga contra tus nalgas y que él te prohíba gritar, hace que la situación sea sumamente excitante. Además te dice que te deseaba desde hace muchos años, que en más de una noche se ha masturbado pensando en aquello, que eres una puta deliciosa. Tú inclinas más tu culo, muerdes con fuerza la almohada y arañas las sábanas; el pene se ha hecho grueso, comienzas a sentir algo delirante y enfermo, pides más, te descubres susurrando que quieres más, mucha más verga, toda, sin piedad. No piensas en tu novio… O si piensas en él, sólo lamentas no tener su verga en tu boca o en tu coño. De repente una excitación cada vez mayor se apodera de ti, cada vez estás más insaciable. Sientes un mar de semen dentro de ti, el placer es tanto que te hace perder por minutos el conocimientos, Toño, cógeme Toño, es todo lo que alcanzas a decir antes de desvanecerte…

Lo último que recuerdas es que estás caminando en cuatro por la sala de la casa, con un pepino metido dentro del culo. Caminas en círculos mientras los tipos, sentados en los diferentes sofás, te dan una nalgada cuando pasas. Hay una cámara, el foco de grabar está encendido. Rec. La luz te ciega y no alcanzas a ver quién te está grabado, puede ser Dios o tu novio. Sigues excitada, no sabes por qué sigues excitada. Las otras chicas se han ido. Hay puros tipos, algunos ya se soban el sexo mientras tú pasas. Uno de ellos es Toño… Piensas en él más que en nadie, más en que en tu novio, piensas en ustedes dos en un hotel, Toño mordiendo tus tetas, retorciendo tus tetas, llenándote el coño, el ombligo y el alma de semen. Te sorprendes a ti misma por lo enfermo de tus pensamientos. Estás desnuda, completamente desnuda, salvo por el pepino en el culo, ¿quién lo sugirió?, ¿tú misma, como toda borracha, queriendo demostrar una de sus mejores habilidades? La cámara se acerca, se arrodilla delante de ti. En efecto, es tu novio que te está grabando con una sonrisa en el rostro. Acerca el lente de la cámara a tus labios, talla con el lente tus labios y tu nariz, hace que te pares de manitas como una perra y talla el lente de la cámara ahora contra tus senos, te recorre por el ombligo y hasta tu pubis. Enfoca por un momento tus piernas y luego saca su verga del pantalón y ordena que la chupes; obedeces y él continúa filmándote con su verga dentro de tu boca. Se separa y te ordena, circula. Cuando volteas te percatas que todos los tipos, amigos de tu novio, han sacado su pene del pantalón y se masturban mientras te observan. Circulas y algunos te lo meten en la boca y otros simplemente te abofetean con él; todos te susurran, con los labios apretados, que eres una putita deliciosa; tú sonríes y contoneas tu traserito para dar a entender que eso mismo eres: una putita deliciosa. No todos te cogerán, pero todos te rodearan. Algunos se vienen en tu cara, otros en tu culo y en tus tetas, uno a uno te va bañando de semen… Toño al final, Toño como un toro, se ha venido salpicándote de arriba abajo y tú, con unos ojos brillosos, todavía le has lamido el glande para extraerle hasta la última gota.

¿Qué es para usted el cine? Una película experimental, en donde el sexo y la muerte bailan un tango; el vuelo de una bruja, el secreto de las letras.

(9,07)