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Ropa sucia

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Lo que estoy por relatar sucedió apenas dos semanas y aunque en un principio tenía mis dudas acerca de si contarlo o no finalmente me decidí por lo primero. Soy un joven de apenas 22 años de edad y a pesar de que había ya tenido varios encuentros sexuales con amigas y novias el que estoy a punto de contar fue el más satisfactorio. Desde que tenía apenas 18 años tuve un enorme deseo por una de mis tías políticas, no será la mujer más bella del mundo, pero vaya que tenía sus cosas, es una mujer de 1.60 de estatura, complexión delgada, gusta de hacer ejercicio y practicar yoga así que como se imaginaran tiene un buen cuerpo, el trasero es parado y redondo, los pechos, a pesar de ser de un tamaño promedio los tiene firmes, pareciera el cuerpo de una joven de 20 años a pesar de que ya va entrando en los 45.

Me gustaba ir a su casa de más joven ya que así podía verla más tiempo y casi siempre usaba shorts y una blusa blanca ya un poco desgastada que transparentaba el color de su brasier (o el de sus pechos cuando no llevaba nada debajo), el ver su ropa interior era algo que me excitaba mucho, me daba morbo pensar en cómo se vería debajo de ella. Recuerdo que en cierta ocasión estaba yo de visita y ella acababa de salir de bañarse, entre al baño para hacer lo mío cuando noté que en las llaves de agua de la regadera había colgado ella su ropa interior, un brasier con encaje negro y una pequeña tanga morada. En ese momento sentí algo contra mi pecho, no se describirlo bien, pero era parecido a lo que se siente cuando estamos por hacer algo que sabemos está mal. Rápidamente tome el brasier y lo primero que hice fue olerlo, lo frote contra mi cara, noté que estaba teniendo una erección y al mismo tiempo me asuste un poco pensando en que podrían descubrirme. Lo dejé de nuevo y salí de ahí arrepintiéndome después de no haber tomado la tanga.

Pasaron unos años y aunque aún tenía un fuerte deseo por la esposa de mi tío comencé a dejar el tema de lado. El día que todo ocurrió una serie de sucesos provocaron que fuera de visita a su casa para ayudarla en la instalación de un nuevo fregadero ya que yo sabía un poco del tema. En un principio iría junto con un hermano, pero no pudo asistir yendo yo solamente. Camino a su casa volvieron a mi mente los recuerdos de aquel día en su baño y esperando que en esta ocasión volviera a encontrar alguna prenda de ella. Llegué alrededor de las 4:35 de la tarde, cuando salió a recibirme sentí de nuevo esa sensación en el pecho. Me recibió con una bolsa de mandado en la mano iba de salida a hacer las compras para la comida, me dijo que los materiales estaban en la cocina y que no me fuera sin que ella hubiera regresado ya que no encontraba las llaves y no podía cerrar con llave la casa. Escuchar esto me emociono, lo primero que vino a mi mente fue que estaría totalmente solo en la casa y así podría ir al cuarto de lavado o a su dormitorio y ver su ropa interior algo que realmente me excitaba y, ¿por qué no? Tal vez llevarme una de recuerdo. Me apure a terminar el trabajo de la instalación y tan pronto termine fui a lavarme las manos y directo al dormitorio, ya que anteriormente había pasado por su cuarto de lavado, pero no tenía ropa sucia.

No puedo explicar lo que sentía cuando me dirigía a su dormitorio, tal vez los que lo hayan hecho también puedan entenderme, tenía las manos frías y me sentía extraño. El mercado quedaba retirado así que calculaba que tardaría por lo menos 40 minutos más en llegar mi tía a casa, abrí la puerta con cuidado como si hubiera alguien dentro, camine rápido hacia su tocador y comencé a revisar los cajones. La primera hilera tenía un par de boxers, así que esos eran los cajones de mi tío. La siguiente hilera tenía que ser, el primer cajón tenía algunas calcetas, la segunda guardaba las pantaletas y tangas y el último los brasieres.

No podía creer mi suerte, era un sueño hecho realidad, vacié todos los cajones y comencé a satisfacer mi deseo, aunque siempre quise ver y tocar sus pechos me incline hacia las pantaletas y tangas. Las restregué en mi cara, las besé, inclusive algunas en la parte baja las lamí. Pensaba en cómo se vería en ellas como sería quitárselas y en la suerte que tenía mi tío, el en cualquier momento podía cogérsela. Sin querer eyacule en una de ellas, por desgracia era negra así que la mancha se quedaría ahí. Decidí que sería esa la que me llevaría como recuerdo. Guarde todo de nuevo y en un momento mi tía abría la puerta de la casa. El miedo me invadió y rápidamente guardé la prenda en una de mis bolsas del pantalón, intenté salir rápidamente de su cuarto y dirigirme al baño, pero no fui lo suficientemente rápido y ella me descubrió saliendo de su habitación.

- ¿Qué hacías allí dentro? – Me pregunto con una expresión de disgusto en su cara.

-Este… escuché que algo se cayó y fui a ver qué había pasado…

- ¿Qué es eso? – Señalo hacia mi bolsa en donde se había formado un bulto por la prenda, ya que no pude acomodarla y una parte negra salía un poco. Camino hacia mí y rápidamente jalo de ella sacando la prenda sucia. Me miró con disgusto y me dijo que teníamos que hablar de respeto. Me dio un sermón como de 30 minutos de porque estaba mal lo que había hecho, que tenía que respetarla porque era la esposa de mi tío. Yo solamente esperaba que ella dijera que no le diría a nadie. -Ya no te voy a tener confianza para que vengas a la casa jaja- Esa risa me confundió parecía que no había pasado nada, como si hubiera sido solo la travesura de un niño. - ¿Pensabas llevártela verdad?, a ver, cuéntame porque lo hiciste. A estas alturas sentía que ya había pasado el peligro, aunque no lo dijo, dejo bastante en claro que no saldría de los dos el asunto, y parecía no estar molesta, así que habiendo sido descubierto le conté todo. Al final ella se quedó sorprendida, no pensó que fuera yo a ser tan honesto con ella. -Perdón, pero sabiendo todo esto ya no vas a poder venir tu solo a la casa, y creo que sabes bien que nuestra relación ya no va a ser la misma. Esto te va a hacer daño, no le diremos a nadie, pero ya no quiero que vengas para acá, no sé qué tendrás que decir a tus padres para explicar tu falta de interés por venir, pero así va a ser. Ya puedes irte.

Me levanté nervioso y me dirigí hacia la puerta. -En verdad lo lamento, perdón si la ofendí, le dije y me disponía a salir, pero algo dentro de mí me decía que debía de hacer un intento, sonará estúpido, pero ya no podía perder nada más. Era sabido que ella tenía algunos problemas con mi tío últimamente y si ella le contaba esto podría acabar con la relación. -¿Puedo pedirle una última cosa?- ¿Crees que te voy a permitir que me pidas algo? - me respondió. -Ya vete -. No hice caso y me volví hacia ella y le dije -Yo me comprometo a no volver a su casa y no volver a dirigirme hacia usted más que en las reuniones si me hace un favor. Sé que es atrevido, pero, ¿me permitiría tocarla un momento? Apenas termine la frase me dio una cachetada. -vete antes de que llame a ti tío y le diga lo que hiciste. -Solo estoy pidiendo una cosa, no es mucho, le prometo que jamás volveré a molestarla. Noté que ella tembló un poco y me acerqué. -Solo un poco y no me vuelvas a hablar- Con esto sabía que ella estaba caliente y sin pensar puse mis manos en sus pechos, podía sentir su brasier debajo de la blusa, tantas veces había imaginado esto, ella cerro los ojos y apretó un poco los labios. Sentía como se ponían duros sus pezones y escuche un pequeño gemido. Bajé las manos a sus nalgas y comencé a acariciarlas, apretarlas y pasar uno de mis dedos entre ellas, ella se estremecía, finalmente una de mis manos comenzó a hurgar entre sus piernas, acariciando su órgano sexual, palpándolo con la mano, tan pronto lo sintió me dijo -ya es suficiente-. Pero no hice caso. Pase mis manos a la parte de enfrente y tome con mis dedos el botón de su pantalón, listo para abrirlo. -Te dije que ya- y me empujo. Permítame verla sin ropa un momento por favor, ambos lo estamos disfrutando, es más, solo déjeme verla en ropa interior. -Ya te dije que no, lárgate- Solo un momento, le dije, solo pido eso. -Pero rápido- Se desabrocho el pantalón lo bajo un poco más arriba de las rodillas -Ni se te ocurra acercarte- Llevaba una tanga morada, la misma de aquella vez. - ¿Ya estas feliz enfermo? - . Tal vez por instinto lleve una de mis manos a mi bolsa y empecé a acariciar mi miembro, -Ni se te ocurra enfermo- Comencé a bajarme el pantalón y sacar mi miembro, solo voy a jalármela, ¿le molesta? - Ella cerro los ojos y dijo -rápido- Tan pronto cerro los ojos me fui sobre ella besando su pelvis por encima de su tanga, al principio me tomo por los cabellos e intento separarme de ella, pero eventualmente dejo de hacer fuerza, levante la cara para mirarla, se veía excitada, se apartó un poco y se quitó por completo el pantalón, se tumbó en un sillón, abrió las piernas y con uno de sus dedos me invito a acercarme. No me lo creía pero ahí estaba ella, deseándome tanto o más de lo que yo a ella. Comenzamos a besarnos, a acariciarnos, yo acariciaba sus pechos por debajo de la blusa con una mano, y con la otra trabajaba su clítoris, comencé a besar su cuello y fui bajando gradualmente a los pechos, cuando llegue a ellos ella se apartó un poco y se quitó la blusa, el brasier me pidió que se lo quitara yo (un modelo que se abría y cerraba por el frente), lo hice y tan pronto vi sus pechos me fui sobre ellos, eran hermosos, aun los tenía parados, y los pezones eran de un color café, duros y deliciosos. Seguí bajando a su vientre, hasta llegar a tan deseado lugar… podía sentir su tanga mojada, el olor que producían sus deliciosos jugos, se la quite lentamente. -Tu si sabes cómo tratar a una mujer- me dijo- Tu tío hace mucho que no me toca-. Con su vagina al descubierto comencé a besársela, a pasar uno de mis dedos entre sus labios, estaba completamente mojada, finalmente los abrí y empecé a lamerla, ella gemía y apretaba mi cabeza contra su sexo. Debo decir que es lo más delicioso que he probado, finalmente ella llego al orgasmo en mi boca, -perdóname- me dijo con la cara sonrojada- yo no le tome importancia, me levante y puse mi miembro frente a su cara, ella rápidamente lo tomo entre sus manos y se lo metió en su boca, lo chupaba y lamía con una desesperación, como si fuera la primera vez que tenía uno frente a ella, lo hizo de tal manera que por un momento pensé que haría que me viniera en poco tiempo, la tomé por un brazo y la ayude a levantarse, le di la vuelta y la puse contra el sillón, ella rápidamente entendió y levanto las nalgas apuntando hacia mí, esperando a que la penetrara, antes acerque mi cabeza a su bello y delicioso trasero y comencé a besar sus nalgas, las abrí y lamí cada uno de sus agujeros, ella empezó a gemir como loca y me pedía más. Comencé a pasar mi miembro entre sus labios y finalmente la penetré. Lanzó un grito tremendo, eso me excito mucho y comencé a penetrarla como un loco, me pedía que lo hiciera más y más fuerte. La tomaba por la cintura con fuerza y le daba lo que me pedía. -Quiero que te vengas dentro de mí- me dijo, -pero no por ese lado. Yo jamás había penetrado a una mujer analmente, pero esa era la oportunidad, volví a lamer su ano y a meter uno de mis dedos, luego dos para lubricarla, al principio fui despacio porque no quería lastimarla, pero ya después de unos segundos comencé a darle tan duro como antes. Sus gemidos me encantaban, era como si nunca antes ella hubiera tenido sexo. Se movía como una loca, y finalmente, después de un tiempo los dos alcanzamos el orgasmo. Cuando terminamos, nos miramos uno al otro, sin saber que decir. Miro alrededor suyo hasta que encontró su pequeña tanga, la tomo y me la ofreció -Para que recuerdes este día-. - ¿Qué?, no me diga que no vamos a vernos en otra ocasión. -Me encantaría pero esto es muy arriesgado, hoy corrimos con algo de suerte, pero no debemos ser tontos. Eres un buen amante. Después de esto comencé a vestirme y ella se fue a bañar, le pedí que me dejara bañarme con ella pero no quiso, en verdad pensé que no volvería a estar con ella, pero el deseo pudo más y a los pocos días me estaba llamando para que nos viéramos en cierto hotel de la ciudad.

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