Nuevos relatos publicados: 6

Me tiré a mi supervisora

  • 10
  • 9.339
  • 8,57 (14 Val.)
  • 2

Hola buenos días. Me dirijo a Ud. para comentarle lo que hace poco tiempo aconteció en mi trabajo. Tal vez no pueda creerlo pero fue real. Los hechos se desarrollaron en el tiempo durante bastantes meses y desembocaron en lo que indica el título de este relato.

No diré aquí mi nombre ni tampoco el de la implicada, por las consecuencias que pudiera acarrear mi relato.

Puedo indicar no obstante unas iniciales, diré que somos J y C.

Yo llevaba tiempo trabajando en la empresa X. Comencé como becario y con el tiempo fui progresando en la empresa.

Al principio solo cruzaba unas palabras con C ya que estaba como dije como becario.

Los días sucedían sin cesar y yo cada vez me iba implicando más en la empresa.

El trato con C pasó de ser un poco distante al principio a ir mejorando, un saludo un hola buenos días J y demás.

Entonces algo cambió. Mi supervisora me saludaba con sonrisas y miradas cómplices, pero el tonteo no había llegado aún.

Una tarde teníamos una reunión y yo como parte ya de la empresa acudí a ella. C no paraba de echarme miradas y al hacer un receso coincidimos en la máquina del café.

C me dijo: Buf que reunión más larga, estoy agotada.

Y yo,  pero como estoy ascendiendo no puedo quejarme. Y sonreí. Ella me devolvió la sonrisa.

Que guapo te veo hoy, me dice. Esa camisa te marca los pectorales. Uy que tontorrona se estaba poniendo.

Volvimos a la reunión y ella se sentó fuera de la mesa. Cruzó las piernas insinuantemente, sabiendo que la estaba mirando, en plan Sharon Stone en instinto básico, solo que ella si llevaba bragas.

Después de dos horas más la reunión finalizó. Ella se agachó a recoger un boli aposta y su culo se marcó bajo el vestido.

Ella me estaba provocando y yo lo sabía.

Al día siguiente vino a trabajar con unos vaqueros superceñidos y el tonteo creció al máximo. Yo me dejaba querer.

Oye J me llama, me ha salido un sarpullido aquí y a ver si me lo puedes mirar. Se abre el escote y me señala el pecho derecho.

Toca aquí, me dice. Mira que rojo se me ha puesto. Yo le sigo la corriente y le toco toda la teta.

Tienes la mano fría me dice. Se ríe.

Entonces agarra mi paquete y yo me quedo sorprendido y retrocedo un poco.

¿Dónde vas J?

¿Qué haces? Eres mi jefa.

¿Y qué? Tú eres mi subordinado. Se acercó a mi oído y me susurró: y me pones a cien.

No quiero líos C le digo. Ya sabemos que estas cosas acaban mal.

Tengo que confesarte J que tú me gustas. Eres guapo y tienes un cuerpazo.

Pues tu tampoco estas mal, le dije.

Gracias. La verdad nunca me he considerado la típica mujer buenorra. No soy fea pero no tengo un cuerpazo.

Si te soy sincero tienes un culo que me encanta.

Ah gracias J.

Y de todos modos que esperas de mí?

Quiero que me folles, que me folles como nunca lo han hecho. Hasta ahora todos los tíos con los que me he acostado solo buscaban su propio placer y no el mío. Nadie me ha dado un orgasmo al echar un polvo, solo me he corrido a gusto cuando me he masturbado yo.

Pero si alguien se entera…

Quien se va a enterar?

No sé, cualquiera del trabajo.

Pero es que no lo haremos aquí. Quedaremos en un hotel por separado y follaremos allí.

Te veo muy lanzada y decidida. ¿Qué te hizo fijarte en mí?

Aparte del físico, eres buena persona. Cuando empezaste como becario ya me ponías un poco, tan timidito, tan cortado. C puedo hacer esto y lo otro? Me decías. Tu juventud y timidez me ponían a cien.

Yo también me fijé en ti, pero estabas muy lejos como jefa. Nunca pensé que llegáramos a esto.

Aún no hemos llegado a nada, jeje. Cuando hayamos follado, me cuentas.

Ahora volvamos al trabajo. Te mandaré un whatsapp con la cita. Ten el móvil siempre a mano.

A tus órdenes. Me pondré luego a hacer un poco de ejercicio para estar en forma.

Pasaron los días y no recibía ningún mensaje de C. Nos cruzábamos en el trabajo y las miradas cómplices cesaron. Pensé que todo había sido un sueño o que me había imaginado que me había dicho que íbamos a acostarnos.

Una mañana cuando me había olvidado de todo recibí su mensaje. J quedamos el día 6 a las 21 en el hotel H.  Te espero en la habitación 6026. Di en recepción que has quedado con el señor Marrón.

Señor marrón? Me recordó a uno de los personajes del Cluedo o de la peli Reservoir Dogs.

No pensé en nada más hasta ese día, aunque no tenía muy claro que fuera a ser verdad ya que no había vuelto a dirigirse a mí como antes, seguía distante conmigo.

Llegó el día 6 y una hora antes de la cita, me arreglé convenientemente después de una larga ducha, me perfumé y me dirigí al hotel.

Dije en recepción que había quedado con el señor marrón.

Habitación 6026 me indicó el recepcionista.

Ellos sabían algo? No era un hotel para citas románticas. ¿Cómo lo habría hecho C?

Toqué la puerta y dije: el señor marrón?

Pase, me dijo C poniendo voz de hombre.

Al entrar no vi nada, la luz estaba apagada, entonces se encendió una luz en el baño y allí estaba C con un vestido morado con un escote impresionante y marcando sus curvas. Tenía unas caderas hermosas, no excesivas, unos pechos grandes pero no demasiado y después de un momento se giró de espaldas dejándome ver como se marcaba su culo, que yo ya había adivinado tras sus vaqueros.

Que, qué te parece? Me preguntó.

Me parece que ese vestido te sienta genial. Estás muy buena.

Gracias. La verdad es que me gusta que me digas eso, ya que no tengo un tipazo.

No estoy de acuerdo. Me gustan las mujeres con curvas, no excesivamente delgadas y tú tienes un cuerpo hermoso y adecuado para pecar.

Oye, has traído condones?

Si, un paquete de 12 por si lo hacemos muchas veces, jajaja.

Ven acércate.

La hice caso y empezamos a besarnos en el baño.

Uhhh que bien besas J.

Gracias C.

La bajé los tirantes del vestido y del sujetador y así comencé a besarle los pechos apoyada contra el lavabo.

Mi chico, si, sigue así. Que bien lo haces.

Ahora verás. La quité del todo el vestido y después las bragas y me centré en su cosita. Abrí sus labios y le comí todo, acariciando su clítoris, mientras ella gemía y gemía y me agarraba del pelo.

Al final llegó al orgasmo y acabó escurriéndose hasta al suelo, quedándonos sentados en el suelo del baño.

Has estado genial, déjame corresponderte.

Diciendo esto me desabrochó el pantalón y sacó mi verga que estaba a medio empalmar y empezó a chuparla.

C que bien la chupas. Como nunca has tenido un orgasmo con los hombres que has estado?

Ya te dije que los tíos solo querían disfrutar ellos. Yo me quedaba a dos velas mientras ellos se corrían como bestias.

Y no se lo dijiste a ninguno?

Una vez se lo dije a uno: tío ya está? No me he enterado de nada y él me contestó: pues apáñate tú. Yo no tengo fuerzas para más y se dio la vuelta y se puso a dormir. A partir de ahí no volví a decir nada, me limitaba a fingir el orgasmo y ya.

Entonces nunca has tenido un orgasmo en la cama?

Nunca, nunca no. Una vez cuando tenía 20 años un novio que tuve me hizo ver las estrellas. Y se rio.

Sigo chupándomela y yo me agarré también al lavabo.

Para, para que me voy. Le dije.

Ella dejó de hacer y se levantó desnuda como estaba y se fue al dormitorio. Ver mover su culo al andar me hizo ponerme muy cachondo.

Se tumbó boca arriba y me hizo un gesto para que fuera.

Yo me levanté, entre en la habitación y sacando un condón de la cajita me lo puse despacio. Me tumbe sobre C y me dispuse a penetrarla.

Métemela despacio y luego quédate quieto.

Hice lo que me pidió, se la metí lentamente saboreando la sensación y me quede quieto.

Ella me abrazó con sus piernas y me empujó más adentro.

Ahora si guapo, empieza a bombear.

Comencé a moverme muy despacio, lento y ella me agarró la espalda mientras empezaba a acelerar más y más.

Aaaaaah, ahhhh, gemía.

Yo seguía a buen ritmo y la cama botaba con nosotros y el cabecero también.

A los pocos minutos noté que llegaba al orgasmo y me detuve.

Porque te paras ahora?

Es que estoy a punto.

Yo aún no. Anda aguanta un poco más.

Yo volví a darle caña y al poco me corrí.

Oye que yo no me he enterado de nada.

Tranquila que no te volverá a pasar. Iba a salirme de ella para ponerme otro condón pero no me dejó, así que seguí bombeando rozando el semen mi pene y el condón y ella se corrió con un grito clavándome las uñas en la espalda.

Después de terminar saqué el pene con cuidado para que no se derramara el semen y me fui a tirarlo al baño.

Al volver me la encontré tumbada boca arriba mirando al techo.

Ven aquí mi hombre te has ganado un ascenso.

Se giró y se puso a cuatro patas ofreciendo su culazo a mi vista.

Ahora hagámoslo así.

No podía resistirme a su culo y poniéndome de nuevo un condón se la metí de nuevo.

Empezamos a hacerlo en la postura del perrito. Ella parecía disfrutar más en esa postura. Mi pubis chocaba con su culo y el plof plof plof lo inundaba todo.

Dame dame dame sigue así así asiiiiii. Eres una fiera, dame, dame, dameee maaassss.

C me vuelves loco, me voy, me voy, me voy.

Siiii, correteeeee, correteeee.

Yo seguía y seguía y ella se agarró al cabecero y casi lo arranca mientras llegábamos al orgasmo.

Aaaaaaaah aaaaaah aaaaaah.

Síiiiiiiiii. Siíiiiii. Mi Jjjjjjjjjj!!!

C termino de gemir.

Buf has estado genial.

Gracias

Espera que me recupero.

Se giró y abrió de piernas.

Si tienes fuerzas para otro envite quiero que me folles así.

¿Así?

Si, así. Abierta de piernas para ti.

Bueno, no está mal.

Me dispuse a penetrarla pero antes le pregunté. ¿No estarás incomoda así?

No que va. Tú dame machote.

La penetré nuevamente y empecé el metesaca.

Ella me agarró de la espalda y me clavó sus uñas.

Aaaah aaaah gemía. Que gusto me das. Follame así cabrón. Más duro más duro.

Aaagh siiiii guarra, como te gusta que te den duro, aaaaaah aaaaah. No sabía que mi jefa era tan guarraaaaaaa.

En ese momento me di cuenta de que no había puesto goma. Estaba follandomela a pelo.

Ella parecía no darse cuenta de que no llevaba condón.

Oye que no llevo puesto… le dije en un momento que pude respirar.

No pasa nada, te corres dentro mamón, tu jefa te quiere dentro.

Me apretó con sus brazos para que no la soltara y me obligo a seguir dale que te pego.

Aaaaaah aaaaah me voyyyyyy. Me matas mamón, me voy otra vez, me voyyyyyy, me voyyyyyyyy.

Yo también me fui pero sin tanto escándalo.

Aggg, me has dejado sin aliento, me dice y en esto se abre de piernas y me enseña su chocho derramando mi semen.

Mira mi macho, mi leche dentro de ti.

Que cochina eres, aunque seas mi jefa eres una guarra.

Me he corrido como una perra. Me has dado un placer como nunca en mi vida. Pídeme lo que quieras.

Jeje. ¿Una subida de sueldo?

Hecho mi macho. Estas folladas se merecen un aumento. Eso sí a partir de ahora te quiero para mí.

¿Cómo?

Que cada vez que te lo pida, tú y yo quedaremos para follar. En este hotel o donde sea. Vas a darme todo el placer que necesito.

¿Voy a convertirme en tu esclavo sexual?

No tonto, solo en mi amante. Pero eso sí, esto quedará entre nosotros. Será nuestro secreto.

Por supuesto, mis labios están sellados.

A partir de ese momento C y yo empezamos una relación de sexo entre jefa y subordinado que nunca pensé que llegara a suceder.

¿Continuará? Solo si vosotros lo pedís.

(8,57)