Nuevos relatos publicados: 18

Al límite con mi madre

  • 8
  • 54.260
  • 9,04 (53 Val.)
  • 1

Mi nombre es Mariano tengo 20 años y vivo en Argentina. No soy muy bueno para escribir y contar historias, pero en esta ocasión tengo ganas de hacerlo, e intentare hacerlo lo mejor posible

La historia con mi madre es bastante simple y no tiene antecedentes. El incesto nunca fue un tema que me interesara, siempre me pareció desagradable, y aun hoy, después de lo ocurrido.

Soy hijo único, vivo con mi madre y una persona que en alguna ocasión puede llamarse padre. No tengo ganas de explicar el porqué de esto último, solo acepten que la relación con mi padre por parte mía y de mi madre es casi desastrosa.

Esta relación tensa con mi padre hace que mi madre tenga momentos de angustia y depresión que a mí no me hacen muy bien.

Hace un mes atrás, en Diciembre de 2004, encuentro a mi madre en uno de esos momentos de depresión, y aunque no soy "demostrativo" me acerque a decirle que todo se iba a arreglar (como siempre) y que dejara de preocuparse. Yo no soy de hacer ese tipo de cosas, aun hoy no sé porque lo hice; pero creo que eso le provoco algo diferente hacia mí, pensando de que hacía mucho que alguien no la entendía como yo acababa de hacerlo, aunque fueran 5 minutos.

Luego de ese día, los venideros empezaron a hacer bastante "sexuales". Mi madre empezó a hacer comentarios que rara vez hacia antes como "Estas saliendo con alguien?", "Te cuidas?", "Que lindo estas hoy", "Para cuando los nietos?", y agregado a esto me toqueteaba el culo, o roces "de casualidad". Tengo que admitir que para mí, hablar de esto siempre fue algo que no me espanto, debido a la confianza extra que hay entre padres con respecto a los hijos únicos; pero esto ya era otra cosa.

Una tarde que por supuesto mi padre no estaba, decidí tomar un baño debido al calor; al salir yo nunca me cambio, me gusta andar con la toalla por mi casa, lo hago desde pequeño. Cuando andaba por ahí mi madre estaba por la casa, di un par de vueltas y suponiendo los comentarios me fui a cambiar a mi habitación. Mientras me cambiaba apareció mi madre:

Mira esas bolas peludas como han crecido desde que las cambie...

Mi madre siempre me ve desnudo, pero nunca con esos "comentarios". Yo respondí

Viste!!

Cuantas chicas las abran tocado ya, no?

Y...

Sentándose a mi lado me dice:

Che, y la tenés grande?

Ese comentario fue el tope de mi paciencia

Bueno, ya está má, basta!!! Andáte y dejáme cambiar.

Está bien, no te enojes. Preguntaba nada más. Además... soy tu madre.

Porque sos mi madre te digo basta

Dale, dejáme ver...

Ya estaba harto, pensé que me estaba probando; y sin pensarlo se la ofrecí levantando un poco la cadera, dejando mi pija al descubierto, lista para ella.

- Querés ver si es grande? AGRANDALA!!! Le dije, pensado que nunca lo haría. Pero me equivoque, la empezó a acariciarla suavemente con una de sus manos.

Que bien, hijo. Se te para rápido. Y es bastante grande...!!

Yo no lo podía creer, se había animado. Yo estaba casi sin habla, mientras mi madre me la estaba pajeando. Y en ese preciso instante, creo hoy, que fue un rayo de lujuria y desenfreno sexual que me motivo a seguirle el juego hasta ver a que limite llegaría. Siempre pensé que mi madre, sin ser una mujer de un gran atractivo físico, era muy caliente a la hora del sexo, algo que supongo también me llevo a este límite.

Viste que buena pija tengo, y se pone más dura. Dije esto mientras ya le estaba acariciando la espalda.

Mi madre me miro medio segundo a los ojos, y se fue derecho a mamármela. Yo la tome por encima de su cabeza mientras le marcaba el ritmo; la muy puta me la estaba chupando excelente. Tenía mi pija bien agarrada desde la base, y con cada lengua que le daba a mi pija, me pajeaba; empezó haciéndolo despacio, pero su ritmo fue aumentado cada vez más hasta que mi pija estuvo a punto de explotar. Chupo, chupo hasta que me vine a chorros dentro de su boca. Yo quede un poco exhausto, pero a ella no le importo y siguió chupando, lo que hizo que mi pija se endureciera nuevamente. Con esta nueva erección tenía pensado llegar al límite y un poco más allá.

Le aparte la boca para que dejara de chupar, la tendí en la cama y la acomode justo en el borde. Ella solo me miro y no dijo nada; es más, entendió muy rápido lo que venía. Mientras desabrochaba su pantalón y sacaba su bombacha, ella ya se había sacado su blusa y corpiño. Estábamos los dos desnudos en mi cuarto y a punto de tocar el límite. Separe su piernas tomándola desde la rodillas, tome mi pija muy dura, la apunte a su cocha peluda y mojada, y se la clave suavemente hasta que mis bolas se chocaron con su concha.

Comencé a cogerme a mi madre, primero suave y aumentando el ritmo. Mientras me la cogía podía ver como sus senos se movía al compás de mis embestidas, y escuchaba sus gemidos, iguales a los que ella tenía daba cuando tenía sexo con mi padre hace mucho tiempo; estas dos cosas me excitaban más y más. La cogí por más o menos tres minutos; dure bastante porque acababa de eyacular con su mamada. Durante ese tiempo jugué con sus tetas, cosa que después ella misma empezó a hacer; también presionaba sus rodillas para abajo y hacia su cuerpo, así se abrían más las piernas y mi pija entraba mejor.

No quería terminar dentro de ella, así que la saque rápido, y se vino a chupar todo, otra vez. Me chupo toda la pija de la manera más puta, relamiéndose los costados y tratando de metérsela bien hasta la garganta, esto despertó un instinto de más sexo de mi parte y decidí que ahora me la quería culear; le quería romper el culo.

Cuando termino de chupar me miro a los ojos, y le dije:

Todavía falta. Y le di la vuelta, quedando justa para mi intención.

Creo que no entendió muy bien lo que quería decir con ese "todavía falta", pero cuando se vio dada vuelta, no tuvo más remedio.

Pensé que el ano era distinto de la concha y que haría falta una lubricación extra, así que decidí buscar la crema para manos del baño, que está a 1 metro de mi habitación.

Me puse bastante crema en mi pija todavía erecta, y en el ano de mi madre. De igual manera apunte mi pija a su ano y comencé a presionar suavemente. Mientras hacía esto logre escuchar un "cuidado" de mi madre al que no di importancia. Seguí con mi tarea de lograr que entrar toda mi pija, acompañado por los gemidos y los "para" de mi madre, cosas que tampoco di importancia.

Luego de una tarea dolorosa para mí, y para ella seguro; empecé a disfrutar del maravilloso sexo anal. Con cada embestida que daba era un gemido casi grito, pero no de dolor, sino de placer.

La tome de la cintura para poder aumentar el ritmo, luego sentí con mi mano derecha como sus tetas se movían con cada enculada. También escuchaba el sonido de mis bolas chocando con su culo. Todo esto me excito tanto que sin darme cuenta me vine en torrentes dentro del culo. Saque mi pija y seguía saliendo leche; mi madre se dio vueltas como pudo y chupo algo, Yo me tire a un costado de la cama muy cansado y ella dejo de chupar y se sentó en un costado de la cama.

En ese momento volví a razonar y pensé lo que había hecho, y no lo entendía. Me sentí muy culpable, también escuche a mi madre sollozar y preguntándose "que hice, que hice?". Me incorpore, y me pare a su lado, y sin ganas de consolarla le dije con voz dura.

Olvidemos todo, lo que paso, paso. Mantente callada y lo olvidaremos.

Sin decir nada, se fue. Pero yo quede seguro que había entendido.

En toda la tarde no salí de mi habitación y dormí hasta el otro día. A la mañana siguiente la relación estuvo tensa, comunicándonos lo necesario; mi padre se daba cuenta, pero habrá pensado que nos habíamos discutido o algo de eso.

Los días transcurrieron, y todo fue volviendo a la normalidad. Hoy tenemos la misma relación de antes, sin roces de casualidad ni comentarios por demás sexuales. Solo quedara como un hecho que murió cuando todo ese sexo termino. Algo que paso.

(9,04)