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Al fin... todos en familia

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Habíamos organizado un día los cuatros juntos, después de que mi hermano me contara de los gustos de papa y el abuelo. La excusa que pusimos en casa era que nos íbamos los cuatro de caza el domingo entero, nadie se extrañaría, era habitual en la familia salir a cazar. Pero en realidad nos iríamos todos a la cabaña en el campo que tiene mi abuelo, allí estaríamos tranquilos sin que nadie nos molestara.

Papá y el abuelo llegaron los primeros, Pablo y yo llegamos después. Yo me encontraba más nervioso que nunca, no me acababa de creer que tendría sexo con mi propio padre y abuelo. Entramos a la cabaña y allí estaban ellos, se respiraba en el ambiente cierto morbo. Mi hermano ya les había contado que era gay por lo que las miradas se clavaron en mí cuando entré. Podía notar como me miraban con deseo y pasión, como nunca me habían mirado antes.

Mi abuelo tenía 70 años, se conservaba muy bien, mediría 1,70 m más o menos como mi padre. Pese a no estar muy gordo tenía una gran barriga y unas fuertes piernas. Ese día llevaba puesto una camisa desabrochada hasta el pecho y se percibía una gran mata de vello canoso. Siempre me había fijado en su paquete se marcaba bastante. Mi padre a igual que mi hermano, era robusto, algo más alto que nosotros, cuerpo fuerte por su trabajo e igual de velludo que mi hermano.

Yo no sabía como actuar, estaba bastante cortado, mi hermano sin embargo todo lo contrario, cuando llegó saludo a mi padre con un morreo en la boca a igual que a mi abuelo. Viéndome que estaba un poco sin saber que hacer me agarro de las manos y me condujo hasta ellos diciendo que al fin estábamos todos juntos, dejándome delante de mi padre y mi abuelo, ellos viendo como estaba tomaron la iniciativa. Mi abuelo no tardó mucho en agarrarme el culo y decirme que al fin iba a disfrutar de este culito mientras mi padre se abalanzaba sobre mi boca metiéndome la lengua hasta la campanilla mientras sobaba el paquete de mi hermano.

La situación se iba calentando poco a poco, sin darme cuenta nos habíamos metido en faena, mi padre me besaba el cuello y era mi abuelo quien me comía la boca ahora. De reojo pude ver a mi hermano como empezaba a desnudarse.

Yo, ante tal situación solo podía bajar las manos y empezar a sobar la entrepierna de mi abuelo y mi padre. Mi hermano ya estaba en boxer marcando pollón empezó a desnudarme a mi, me quitó la parte de arriba casi del tirón, fue entonces cuando mi padre empezó a chupar mis tetillas y acariar mi cuerpo, mi abuelo ya me había metido la mano por debajo del pantalón y de los gayumbos para sobarme el culo cuando mi hermano me los bajó por completo dejando mi polla y culo al aire.

Yo ya había empezado a desabrochar la cremallera de mi padre, sentía que su polla dura apretaba el pantalón y necesitaba salir, saltó como un resorte, empalmado a tope, me quedé asombrado, era enorme. Mediría unos 20 cm, cabezona y gruesa, se alzaba sobre una mata frondosa de vello negro de los que colgaban dos hermosos huevos gordos. Mi hermano ayudó a mi abuelo a quitarle el pantalón, mientras yo aprovechaba y empezaba a pajear levemente la polla de mi padre hasta que vi el vergón que sacó mi abuelo! Su polla no era tan larga como la de mi padre pero si más ruda y gorda, tenía un capullo con forma de champiñon que la hacía más que apetecible, si los huevos de mi padre era grandes, estos se quedaban cortos con los de mi abuelo, era una gran bolsa gorda cubierta por un delicado vello canoso.

Ya estábamos casi todos con las pollas fuera, menos mi hermano que se había unido a los morreos y sobeteos que nos traíamos entre manos, yo disfrutaba palpando y pajeando las pollas de mi abuelo y mi padre, estaban muy calientes y deseosos, se lo notaba. Mi padre me aparto de todos y me dijo que dado que era la primera vez con ellos tenía que ser el primero en inaugurar la sesión con una ronda de mamadas. Eso significaba que allí mismo me arrodillaría y empezaría a mamar las pollas de mis progenitores y mi hermano. Ardía en deseos de comerme aquellas pollas de la familia, así obedeciendo a mi padre me arrodillé delante de los tres mientras ellos se acaban de desvestir, aproveché para bajarle los boxers a mi hermano que aún los llevaba y dejar su polla libre tan rica como siempre.

Allí estaba yo desnudo rodeado de pollas descomunales y dispuesto a saciar a mi familia. Por ser mi abuelo el mayor empecé por él. Agarre su tronco para darle un buen masaje y acerqué mi boca a su capullo, extendiendo la lengua pude saborear su glande, su sabor me hizo enloquecer. Aquella polla madura era una delicia. Aún solo me había metido la punta y ya ocupaba toda mi boca, mientras aprovechaba y le sobaba los huevos bajo la mirada de mi padre y mi hermano que se pajeaban viéndome por primera vez chupar el rabo del abuelo. Pude conseguir encajarme aquella polla y empezar a mover la cabeza tragandomela cada vez más profundo y rápido. Mi hermano y mi padre se habían cansado de pajearse y se colocaron a ambos lados de mi abuelo indicándome que fuese yo quien los pajease ahora, y así lo hice. Seguía afanado en comerle el rabo a mi abuelo mientras que agarraba las pollas de los demás simultáneamente empezando un frenesí de movimientos con mis manos. Al cabo de un rato solté la polla del abuelo y empecé a chupar la de mi padre. Fue genial sentir la polla de mi padre en mi boca, notaba sus venas en mis labios, su fuerte olor a macho. Mientras tanto seguía pajeando la polla de Pablo y estrujando sus huevos. Mi abuelo se sentó en el sofá a descansar y ver como sus niños se divertían. Después de saborear la polla de papa le llegó el turno a la de mi hermano, aunque ya la conocía nunca me cansaba de mamársela.

Papa y el abuelo estaban sentados en el sofá pajeándose viendo como acababa de chupar la verga de mi hermano cuando me dijeron que me acercase a ellos. Me quedé de pie delante de ellos, se acercaron a mi entrepierna juntando sus caras y empezaron a comerme el rabo los dos a la vez mientras mi hermano por detrás sobaba mi culo y mis huevos, y se dedicaba a alternar mi polla en las bocas de papa y el abuelo. Me hacían enloquecer, sabía perfectamente como hacer una buena mamada. Pero de lo que tenia ganas realmente era de que me reventasen el culo.

Después de la mamada a mi polla, el abuelo me agarró de las manos y me dijo que quería disfrutar de mi culito, me dio la vuelta me agarró de las nalgas separandolas con las manos y buscó mi agujero con su lengua, estaba ardiendo, sentía su lengua húmeda intentando entrar en mi culo, me daba fuertes lametones, quería lubricarme bien, sabía que me iba a costar trabajo meterme ese vergón. Tenía el culo ensalivado, probó a follarme con un dedo, yo me estremecí al notarlo, sus dedos eran bastos y rudos, pero estaba consiguiendo dilatarme. Siguió jugando en mi culo hasta que lo paré cuando yo vi que estaba bien dilatado. Me giré y me arrodillé frente a su polla, la cogí y la volví a engullir para lubricarla bien, al abuelo le molaba tenerme a su disposición, ya que empujaba con sus manos mi nuca contra su polla para que me la tragara lo más profundo que pudiera. Una vez bien ensalivada me subí encima de él, nos fundimos en un beso, sentía su polla palpitante en mi culo, disfrutaba de su torso lleno de vello blanco y su barriga. Agarré su polla como pude y la orienté a mi ano, poco a poco me fui dejando caer sobre su mástil. Fui clavándome su polla que se resistía a entrar, ya notaba los primeros centímetros abriéndose camino en mi culo. Yo era todo dolor al principio, hasta que al cabo de un rato de tenerla completamente dentro empecé a gemir como nunca. Sentir esa polla cabezona reventándome el culo fue de lo mejor sin duda, pese a la edad de mi abuela su polla se mantenía dura como la de un chaval. Con mi agujero bien dilatado, mi culo saltaba encima de mi abuelo con mucha soltura, yo llevaba el ritmo allí. Mi abuelo se limitaba a agarrarme del culo y a darme cachetazos mientras yo me deshacía en gemidos.

Al otro lado del sofá estaban mi padre y mi hermano. Mientras yo estaba ocupándome de mi abuelo, ellos no perdían el tiempo, mi hermano había puesto a mi padre sobre el sofá a cuatro patas y se deleitaba comiéndole el culo y follándoselo con varios dedos justo antes de ensartarlo con su herramienta, cogiéndolo de los pelos y hundiendo su polla en los más hondo de mi padre que se deshacía en gemidos.

La escena era idílica, por un lado escuchaba los huevos de mi hermano revotando en el culo de mi padre que gemía cada vez más y más, por otro lado yo seguía metiéndome la polla de mi abuelo mientras que mi polla se aplastaba en su barrigote. Decidimos cambiarnos de pareja, yo me fui con papa y Pablo con el abuelo. Mi hermano ocupó la misma postura con mi abuelo, siguió cabalgando su tronco mientras seguía recostado en el sofá. Mi padre me abrazó y me elevó en alto para colocarme sobre la mesa que había por allí. Me recostó boca arriba y agarrándome de las rodillas buscó con su boca mi polla para mamarla para después chupar mis huevos y llegar hasta mi agujerito en el que escupió varias veces. Como papa veía que mi agujero estaba bastante dilatado por la polla del abuelo no se lo pensó y rápidamente me metió su herramienta del tirón. Solté un grito de dolor al no esperar tal embestida, la polla de mi padre me iba a atravesar, pero sabía muy bien lo que me gustaba. Después de metermela de golpe, empezó un mete saca lento tan solo hundiendo su puntita en mi culo, la sacaba y la entraba, me hacía enloquecer con aquello. Me agarraba fuerte de los muslos y fue incrementando la follada, ahora sí metía su pollón entero, así hasta que el abuelo nos interrumpió diciendo que se correría en breve y que quería darnos de beber a sus nietos.

El abuelo se levanto y nos ordenó que nos arrodilláramos ante él y su pollón, papá se fue hacia él y empezó a pajearlo rápidamente, nosotros mientras sobábamos sus huevos y abríamos la boca para recibir la corrida del abuelo que no aguantó mucho. Su polla empezó a soltar semen sobre nuestras bocas y caras, era una fuente inagotable de leche, era maravilloso sentir aquel líquido caliente en nuestras caras. Mi hermano sin dudarlo se apresuró a limpiarle la polla y beber las ultimas gotas de semen que soltaban para después intercambiar esos fluidos en mi boca.

Ahora quedábamos mi padre, mi hermano y yo, y no tardamos en reanudar la actividad. Mi padre decidió sentarse en el sofá para estar cómodo, pero ahora el que quería mi culito era mi hermano. Así que me agaché a cuatro patas en el suelo delante de mi padre para acabar de mamarle su polla y que mi hermano pudiera ensartarme con su herramienta.

Volví a engullir la polla de mi padre, era demasiado larga para mi boca, tenía que abrir mi garganta para poder tragármela entera, mientras jugaba con sus pelotas y lo pajeaba. Mi hermano seguía afanado en acabar de reventarme el culo agarrándome de la cintura mientras yo me pajeaba como podía. Apenas llevaba unos minutos gozando de la polla de mi padre cuando noté un fuerte chorro de semen llenando mi boca, yo solo me limité a tragar aquel jugo de mi padre.

Papá quería que nos corriéramos mi hermano y yo sobre él, así mi hermano sacó su polla de mi culo y nos pusimos a pajearnos los dos sobre mi padre que se había tumbado en el suelo boca arriba esperando nuestra lluvia de leche. Y así lo hicimos, nos corrimos sobre él llenando su cara y cuerpo con nuestro fluidos para después chupar nuestras pollas chorreando y acabar la jornada abrazados, desnudos, ante la mirada pícara de nuestro abuelo.

Espero que les haya gustado.

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