Dormimos todas las noches vestidas con fina lencería bien de putita y con nuestros correspondientes juguetitos metidos en la cola.
Una mañana me levanto para hacer pis y me detiene:
No vas a ningún lado, necesito que me des un piquito bien putito.
Como sabia que se traia un jueguito perverso, me acerque lentamente mirándola a los ojos y rozando sus labios la bese.
Hay que putito que fue eso, me encanto y me voy a mojar la bombachita de placer.
Comenzo a retorcerse y a mirarse la bombachita que comenzó a humedecer.
Yo también quiero mi besito, le respondi.
Me beso de una forma tan suave y dulce que comencé a soltar el pis para humedecer mi bombachita. Nos fuimos turnando en besos y gemidos excitándonos y soltando el pis de a poquito para extender el placer de sentirnos putitas hasta empapar las bombachitas.
Despues agregamos a nuestra vestimenta calzas para continuar nuestro jueguito mientras el pis acariciaba nuestras entrepiernas y nos excitamos mutuamente hasta terminar completamente mojadas de placer.