Nuevos relatos publicados: 13

María Teresa se dio con Estela tras casamiento

  • 3
  • 5.505
  • 8,50 (4 Val.)
  • 0

Pero claro, no es la primera garchada de las dos pelirrojas, amigas desde hace años. Como dije, vienen dándose desde años atrás. Esto fue hace unos meses, cuando las dos fueron invitadas al casamiento de la hija de una amiga de Haydée, otra pelirroja de las locas. Las dos mujeres, superelegantes, se pusieron espectaculares para la ceremonia y la fiesta. María Teresa se puso un espectacular y lujoso vestido azul brilloso, tacos y cartera de charol y un saco brilloso encima, muy maquillada y perfumada. Y Estela, un no menos lujoso vestido negro de lentejuelas, falda negra muy fina, tacos negros y carterita y saco de charol, también muy maquillada y perfumada. Así de lindas, las dos fueron solas al casamiento. Y como el sábado, se empezaron a tentar de alguna cosita ya en la ceremonia, pero guardaron la compostura por respeto a los novios. Después, en la fiesta, comieron juntitas una tabla de quesos y fiambres, y se tentaron y se mimaron un poquito disimuladamente. Estela estaba excitada con el vestido y la pintura de María Teresa, y ella con sus lentejuelas, su bijou y su maquillaje. Y tras la cena, el baile del vals pegaditas, la fiesta, la torta y demás, se fueron poniendo cada vez más pegajosas. Y pasó lo que tenía que pasar.

Al irse del salón a eso de las cuatro de la mañana, Estela se agarró del brazo de Tere y le sugirió ir a tomar algo y ver qué pasaba. Teresa, bien de la noche, aceptó encantadísima, la llevó a un bar y tomaron bastante alcohol. Y entre copas, mimos y besos en la boca, total ya no había nadie conocido, se calentaron y se fueron del bar a una galería cercana, donde a esa hora no pasaba nadie. Ahí María Teresa la besó a su amiga, la manoseó, se sacaron los zapatos y tras acariciar sus lentejuelas, Tere le bajó el cierre del vestido y se lo hizo sacar, mientras jadeaba y se sacaba el suyo. Entonces se enloqueció con la ropita erótica de Estela, se quitó la suya y le desabrochó el corpiño. Y mientras sacaba crema de la cartera, Estela, divina y experta en el sexo, se le hizo rogar y no se quitó la bombacha, lo que la puso más loca a María Teresa. La gorda sacó la crema, la sujetó con locura y pasión, le pasó por el cuerpo y las tetas, le dijo de todo y Teli no pudo más: se hizo encima, se sacó las ligas y revoleó su bombacha. Y ahí Tere se le mandó encima, le metió un choclo que traía en su carterita y le dio por la vagina con ganas; luego le enchufó más cosas, hasta su lápiz de labios, y la violó varias veces por vagina y cola, cola, pechos, tetas y su flujo en la boca de Estela. Mäs, le metió más cosas, su pincel de rubor, el de pestañas, le puso cremita en la vagina y le volvió a dar. Todo aí en la galería, que estaba tan oculta que nadie supo nada. Así mi María Teresa y su amiga pasaron una auténtica noche de bodas. Y no necesitaron hotel, sólo ganas de amarse bien.

(8,50)