Nuevos relatos publicados: 18

Jugando al despiste (6ª parte)

  • 20
  • 14.231
  • 10,00 (4 Val.)
  • 1

 

(Voz en off) En el capítulo anterior:

-Eh... disculpen señores, pero antes de terminar con este asunto, creo que deberían ver esto.-Interrumpió John quitándole a Katherine repentinamente las gafas dejando a la vista sus increíbles ojos violáceos.

Hubo un silencio sepulcral en la sala.

--------------------------------------

 

Hubo un silencio sepulcral en la sala.

Seguido de gritos y admiraciones. De dedos que señalaban en mi dirección. La gente comenzó a levantarse y ponerse a mi alrededor. Sentí unas manos que pasaron a elevarme y llevarme fuera de la sala. Victoria había hecho uso de su rapidez y acabó llevándome a la enfermería. Por mi parte yo estaba confusa y dolorida, hacía mucho que no veía sin mis gafas polarizadas y tanta luz me producía dolor de cabeza.

-Cierra los ojos-Me susurró intentando calmarme-No volverá a pasar, no te preocupes. Voy a buscar a John para que me de tus gafas, no te muevas de aquí.-Finalizó dándome un beso en la frente de forma protectora.

Me dispuse a pensar, pero no me dio tiempo, esta mujer era terriblemente rápida y en menos de un minuto ya estaba de vuelta con mis gafas en su mano derecha y con John colgando en su mano izquierda.

-¡¿Se puede saber en qué estabas pensando?!-Le grita Vic a John empotrándolo contra la pared después de haberme dado las gafas.

-¡Debían saberlo, tienen que saber quién es realmente y lo que puede hacer!-Le contestó John intentando soltarse a duras penas-No es una más, y no puede empezar desde un nivel tan bajo como le había asignado Marco.-Intentó razonar.

-Chicos... ¿se puede saber qué acaba de pasar ahí dentro y por qué?-Pregunté dejando caer mi cabeza entre mis manos y masajeándo mis sienes para aliviar el malestar.

-Como ya te explicamos, perteneces a un linaje directo del primer cambia-formas, el primer mutante, que como marca heredera dejaba el color violáceo de sus ojos. Por eso se ha armado tal follón.-Explicó Victoria mientras se dirigía hacia mi-Y John tiene razón, no deberían haberte asignado a un nivel tan bajo dado que tienes unas habilidades mucho más notorias y poderosas, pero todavía no sabes controlarlas... tengo que hablar con Marco, ve a la cafetería con John y tómate algo para el dolor de cabeza. Cuando acabe iré a buscarte.-Finaliza acariciándome suavemente la mejilla. Parecía que iba a hacer algo más, pero se fue rápidamente.

John y yo nos dirigimos hacia la cafetería mientras él no hacía más que disculparse. Nos sentamos en la mesa y nos tomaron nota de dos zumos, y cuando se retiró el camarero, John volvió al ataque:

-De verdad, que a veces soy muy impulsivo y no pienso las cosas y acabo cagándola- Me dice avergonzado.

-John, tranquilo, ya te has disculpado diez veces, no te preocupes.-Le relajé por décima vez.

-Pero... no me negarás que no ha sido épica su reacción-Me contestó comenzando a carcajearse recordando la escena. Aquello liberó la tensión del momento, y cuando me disponía a contestarle, Victoria llegó y se sentó a mi lado.

-Todo arreglado, estás en nuestro mismo nivel, algo más superior que el medio, pero tendrás más entrenamientos hasta que domines tu técnica-Explicó Vic- Los empezarás a partir de mañana a las nueve en el campo de entrenamiento que tenemos justo detrás de la sala de reuniones, pero no te preocupes, te acompañaré.-Acaba sonriéndome.

Cuando acabamos de tomarnos lo que habíamos pedido y tuvimos la tensión más normalizada, Victoria me llevó al despacho de Marco que había solicitado hablar conmigo para realizarme un expediente. Cuando entramos, la habitación era relativamente pequeña en comparación con las demás, pero daba un aspecto más acogedor y personal.

-Buenos días otra vez, Katherine, Victoria-Nos saludó Marco mientras dejaba unos documentos en un lado y dirigía su atención únicamente a nosotras.-Disculpa el bochornoso momento que ha sucedido antes, pero... bueno, no nos esperábamos que fueras quién eres-Nos explica sonriendo.-Bien, voy a realizarte una serie de preguntas para archivarte con los demás. Victoria está aquí porque como habrás escuchado es la alfa del grupo más representativo de la organización y puesto que tú ahora formas parte de ellos, ella debe supervisarlo todo y asegurarse de vuestra correcta disposición.-Aclaró.

Encendió el ordenador y comenzó a teclear, una vez hubo encontrado una ficha nueva comenzó el “interrogatorio”:

-Bien, Katherine, los datos principales ya los tenemos porque tuvimos que obtenerlos para poder investigarte y saber qué querían de ti, así que simplemente nos quedan...-Se interrumpió buscando algo en el ordenador-Si, exacto, solo falta tu don y una revisión que te realizarán después en la enfermería, algo rutinario, no te preocupes. Mañana te realizarán una prueba en el campo de entrenamiento para seleccionar la categoría a la que perteneces por tu mutación. ¿Y bien, podrías describirme tus inusuales dones?-Acabó Marco mirándome fijamente, la curiosidad era muy notoria en su cara y eso era algo que no hacía más que ponerme nerviosa.

-Verá mi olor resulta algo... atrayente para los demás. Los confunde y los atrae hacia mi, por lo que para pararlo lo que hago es ponerme varias capas de ropa. Por otra parte, está el visual, aparte que tengo problemas de fotosensibilidad con la luz directa solar, y... bueno, realmente no lo conozco muy bien, porque siempre llevo las gafas.-Intenté explicarme más o menos, lo cual era cierto, lo he ocultado tanto que ni siquiera sé el efecto que puede causar en los demás.

-De acuerdo.-Afirmó Marco mientras apuntaba en el ordenador.-Ahora, deberás dirigirte a la enfermería y allí te harán un reconocimiento corporal para verificar que todo está bien y ya podrás irte a descansar. Mañana empezará ya tu entrenamiento. Y bienvenida- Finalizó sonriéndome.

-Gracias, Marco-Le contesté al tiempo que nos retirábamos Victoria y yo.

Mientras ibamos hacia la enfermería Victoria paró en seco antes de entrar, por lo que extrañada me giré para preguntarle qué le ocurría, y entonces me agarró por los hombros y acercó su cara hasta quedar a unos pocos centímetros de la mia:

-Kat... Siento todo lo que está pasando, y sé que no es ni de lejos el momento más apropiado, pero si no lo hago reviento.-Soltó atropelladamente. Puse cara de interrogante y cuando iba a preguntarle por qué, susurró:-¿Puedo besarte?-

Vale, no esperaba eso. Fue lo único que pude pensar cuando una milésima después ya tenía sus labios sobre los míos, algo dulce y sutil, nada que ver con el desenfrenado encuentro del avión. Puse mis manos en su cuello, y ella las suyas sobre mi cintura, pero lo que había comenzado como un sencillo beso, comenzó a ser algo más pasional. ¿Era cosa mía o siempre parecía que la necesidad del regocijo físico tenía lugar cuando estaba con ella? Antes de seguir con mi monólogo mental, escuchamos unos pasos acercarse y me separé poco a poco de ella, debíamos hablar luego. No podía ir alertándome las hormonas así como así con su única presencia.

Victoria se quedó con un leve sonrojo que se disipó enseguida, giramos la cabeza hacia la que parecía ser la enfermera que se dirigía hacia nosotras con una amable sonrisa en la cara:

-Buenos días, Victoria, tú debes ser Katherine ¿cierto?-Me preguntó.-Un placer conocerte, soy Kay.

-Sí, soy yo, y el placer es mio Kay.-

Entramos en la enfermería y me indicó que me sentara en una de las camillas. La habitación era lo bastante grande como para que cupieran cuatro camillas con sus correspondientes cortinas para conservar el anonimato del paciente si así se deseaba. Vic se excusó y me dijo que nos veríamos cuando acabara en la puerta principal, estaría esperándome. La verdad es que sentí como me relajaba un poco más cuando se fue, simplemente porque tenerla con la mirada constantemente sobre mi me hacía sentir examinada todo el tiempo.

-Bien Katherine, voy a tomarte el pulso, peso y altura, ya sabes, lo básico.-Comenzó a explicarme Kay- Luego tendrás que enseñarme lo que me han comentado de tu olor para poder apuntarlo en la inspección.

No protesté, por lo que comenzó a realizarme las pruebas, y cuando acabó me dijo que me quedara solo en ropa interior.

-¿Estás segura? Preferiría realizarlo con algo más de ropa-Comenté incomoda. Si ya era complicado controlarlo cuando llevaba algo de ropa, sin ella se hacía imposible no respirarlo.

-Nada, nada, la ropa molesta.-Me contestó quitándole importancia y haciendo un movimiento a su vez con la mano.

Comencé a desvestirme, me quité mi sudadera, doblé mi camiseta de manga larga negra junto con mis pantalones vaqueros. He de decir que siempre he tenido una debilidad por la lencería, y como solía trabajar hace unos meses de modelo en verano para conseguir algo de dinero, me la regalaban. Mi conjunto esta vez era sencillo pero coqueto, se trataba de un sujetador de encaje negro y rojo oscuro, al igual que la parte de abajo. La enfermera todavía estaba copiado algunos datos, por lo que mientras me sentaba otra vez en la camilla, me dediqué a observarla. Era de pelo castaño oscuro, ojos marrones y un cuerpo que no estaba nada mal, todo sea dicho. Yo le daba 1,70 de altura, y la verdad que tenía prácticamente el noventa sesenta noventa, solo que tenía algo más de cadera, pero aquello solo le aportaba un deje de sensualidad.

Se dio la vuelta finalmente, y entonces me es difícil explicar lo que pasó. Como me había quedado en ropa interior, poco a poco mi fragancia comenzó a expandirse por la habitación, y al girarse parece que le llegó el olor de golpe. Se me quedó mirando muy fijamente y con total descaro paseó toda su vista por mi cuerpo semi-desnudo. Un chequeo muy digno de una enfermera, sí señora.

-Vaya...-Fue lo único que mencionó mientras se acercaba a mi deforma demasiado... sugerente. Al ver que mi olor estaba surgiendo efecto en ella y no parecía ser consciente de ello, comencé a echarme hacia atrás, intentando pasar al otro lado de la camilla. Me puse de pie, quedando entonces la camilla en medio.

-No me huyas, preciosa.-Me dijo arrastrando el tono, de forma bastante sexy. Comenzó a dar la vuelta para ponerse en la parte en la que yo me encontraba, y yo comencé a dar la vuelta también para que no me atrapase.

-Madre mía...-Susurré- Kay, por Dios, control, control... CONTROL-Elevé sin querer la voz al pillarme por sorpresa que ella saltara la camilla de un brinco, y se tirar prácticamente contra mi, poniendo mi cuerpo contra la estantería llena de medicamentos. Ahora me encontraba atrapada por sus brazos que estaban apoyados en los estantes, a la altura de mi cabeza. Comenzó a acercarse de forma muy peligrosa. Olfateó el aire. Y jadeó.

Justo en ese momento, alguien abrió la puerta de golpe, unos segundos antes de que sus labios fueran a atrapar los míos, de que sus manos comenzaran a masajear mis pechos. Alguien la cogió del hombro, y de un solo tirón, la jaló hacia atrás haciendo que cayera a unos cinco metros de distancia al suelo. Con los ojos como platos, después de seguir visualmente el recorrido del cuerpo de Kay “volar”, me giré para encontrarme con la cara iracunda de Victoria.

-No la toques... NI TE ATREVAS.-Victoria prácticamente se teletransportó donde estaba Kay, y la levantó agarrándola por las solapas de su bata blanca. Kay, que todavía parecía estar en una especie de sueño.

-Victoria suéltala-Intenté que la dejara otra vez en el suelo.-Por favor, Vic... la estás ahogando, suéltala.-Le dijo acariciando ahora su brazo, uno de los que estaban sujetando a Kay. Victoria pareció relajarse, y soltó de golpe a la enfermera, haciendo que cayera contra el suelo en un golpe que no parecía haber sido muy suave.

-¿Có...cómo se te ocurre?-Me preguntó dificultosamente mirándome ahora, mirando como iba “vestida”-Dios, tápate... rápido.-Dijo mientras se ponía su brazo para bloquear su respiración y así no caer como lo había hecho Kay.

Corriendo me vestí lo más rápidamente posible, y entonces entró John corriendo.

-NO LA MATES-Gritó justo al entrar. Se quedó mirando la escena, Kay en el suelo medio inconsciente, Victoria con la respiración muy agitada y yo con la cara roja, atándome los cordones de mis botas. -Bueno... no la has matado, ¿no?-Preguntó mirando a la inconsciente.

-No... pero será mejor que salgamos de aquí, necesito salir de aquí.-Dijo mientras me agarraba del brazo y me arrastraba con ella fuera de la enfermería. Por el camino, avisó a uno de los guardias que había por los pasillos de lo que había ocurrido y también para que informara de que nos retirábamos a nuestros respectivos apartamentos. Ya habíamos salido a la calle, y Victoria soltó mi brazo, yo lo masajeé, y miré a John detrás de nosotras intentando seguirnos el ritmo.

-¿Cómo diantres sabía Victoria lo que estaba pasando?-Le pregunté en voz baja a John.

-Soy telépata, querida Kat, y tu cabeza no paraba de gritar ayuda.-Le contestó con una media sonrisa.-¿Estás bien?-

-Sí... bueno, sí. Sigo están en shock- Le respondí mirando a Victoria que ahora se encontraba prácticamente en la entrada de nuestro edificio.

Cuando la alcanzamos, ella tenía los ojos cerrados, y intentaba calmar su respiración que seguía agitada. Nos miró y nos dijo:

-John, necesito hablar con Katherine a solas, luego hablamos tú y yo.-Le dijo con voz muy seria a John. Éste asintió con la cabeza y escuché mentalmente “Suerte, pequeño saltamontes, eres la única que la puede tranquilizar”, acto seguido sonreímos y se fue a su piso. Vic me indicó con la mano que pasara primero, y mientras subíamos a mi piso, no sé si fue impresión mía pero creo que tenía su mirada absorta en mi trasero. No me reí, por lo absurdo de la situación y porque parecía muy enfadada ahí abajo. Cuando saqué las llaves para abrir la puerta, me costó varios intentos y como a la tercera no lo conseguía, Victoria se situó detrás de mi, y noté como se pegaba a mi espalda, su respiración en mi oreja, notando como aspiraba mi aroma y su mano sujetando la mía para hacer entrar la llave en su totalidad y girar delicadamente a la izquierda, abriendo así la puerta.

Me separé rápidamente, tenerla cerca de mi me alteraba demasiado, y notar como me olía me ponía muy nerviosa y disparaba mi libido. Al entrar fui directamente al salón, ella entró tras de mi, y se sentó en el sofá, cogiéndose la cabeza entre las manos y diciendo:

-Cuéntame lo que ha pasado.-

Le relaté lo sucedido, y cuando acabé estaba tan nerviosa que me senté en un taburete que había próximo a la puerta, delante de ella, sin mirarle a los ojos.

-Deberías haberte negado más rotundamente a quitarte la ropa-Dijo mientras me miraba-Si no hubiese llegado a estar con John... no quiero ni pensar lo que abría pasado.-Finalizo pegando un puñetazo al baúl de mimbre que había cerca del sofá, dejando un boquete.

-No hay que torturarse con el “si hubiera”, y te agradezco con toda mi alma lo que has hecho, pero... Culpa mía.-Terminé diciendo y cerrando los ojos.-Culpa mía.

Noté como unas manos alzaban delicadamente mi cara que estaba mirando al suelo, y al alzar mis ojos, vi como estaba acuclillada delante de mi. Me quitó las gafas, dejando ver mis ojos, perdiéndose en ellos. Y yo con el dedo índice de mi mano derecha la empujé levemente, y al estar ella en esa posición, perdió fácilmente el equilibrio cayendo hacia atrás, pero llevándome con ella al agarrarme por los hombros.

Terminé encima de ella, con mis piernas alrededor de su cadera. Vic se medio incorporó quedado muy cerca de mi cara, y sin apartar sus ojos de los míos continuó.

-Lo habría pagado muy caro... créeme- Me acarició la mejilla, apartó un mechón y su rostro comenzó a tornarse rojizo.-¿Puedo...?¿Puedo olfatearte?.-

No me esperaba esa pregunta en absoluto, por lo que la miré con los ojos abiertos, denotando sorpresa, pero ella había apartado la cara por vergüenza.

-Vaya, así que te estás volviendo una pervertida.-Comenté sonriendo. Sabía que tenía el control de la situación y pensaba aprovecharme.-¿Qué parte prefieres?-Continué, sin perder mi sonrisa.

Ella se giró, ahora mirándome, pero sin perder si sonrojo.

-Tal vez... ¿tal vez esté bien el cuello?-Su leve tartamudeo me conquistó instantáneamente. Y me mordí el labio inferior, lo hacía siempre cuando comenzaba a excitarme y ella lo sabía.-Joder, no... no hagas eso, hazme el favor.-Me dijo mientras volvía apartar la mirada.

Aquello me hizo reír, y mi risa le provocó una sonrisa, y volvió a mirarme.

-Vale, te lo permito.-Le di mi consentimiento, y cuando alcé mis manos para apartarme el pelo del cuello, ella me detuvo.

-No-Dijo-Deja que lo haga yo, tú solo... solo intenta no moverte.-

Alzó sus manos y dejando una leve caricia en mi cuello, me retiró el pelo hacia atrás. Se acercó más a mi, y vi como miraba mis labios. Decidí apartar mi cara, porque sino perdería el control muy rápidamente si no dejaba de provocarme así. Noté su nariz deslizándose por mi cuello, desde mi clavícula hasta perderse hacia el lóbulo de mi oreja derecha. Aquello hizo que mi cuerpo se tensara más de lo debido y mi piel se volviera de gallina. Entonces noté sus labios rozando mi cuello, y el control comenzó a disiparse. Ahora sus manos estaban alrededor de toda mi cintura, entrelazándose por detrás, apretándome completamente contra ella. Mis manos, casi involuntariamente pasaron por su cuello, acariciándole la nuca. Sentí como sus sentidos comenzaban a turbarse, y ahora sus labios depositaban de vez en cuando un beso. Y me escuché suspirar pesadamente.

Ahora los besos resultaban más seguidos, y al mismo tiempo sus manos comenzaban a pasearse por mi espalda, bajando peligrosamente hacia donde ésta pierde su honesto nombre, y volviendo hacia arriba. Y entonces noté su lengua. Y también noté como mi razón se desconectaba y como mi cuerpo comenzaba a moverse en un peligroso movimiento sobre ella, dando paso a sus dientes sobre mi cuello. Parecía darse un festín, y yo sinceramente no me contraponía en absoluto.

Su lengua dejaba un rastro húmedo, que era acariciado rápidamente por sus labios y dejando una marca con sus dientes. Comenzó a dirigirse hacia mi ojera, y encontrando así mi punto débil, comenzó a lamer mi lóbulo haciendo que yo soltara involuntariamente un gemido. Y así perdió el control. Que a su vez lo perdí yo también.

Se había levantado, milagrosamente, quedando mis piernas alrededor de su cintura y sus manos en mi trasero, masajeándolo a su voluntad. Y nuestros movimientos vaivenosos ahora resultaban realmente obscenos. Me puso contra la pared y su boca que se había dedicado a susurrarme sin decoro todo lo que pensaba hacerme sobre la alfombra, el sofá o la cocina, comenzó a buscar mi boca. Y entrelazándose con la mía la escuché jadear, y jadeé ante su jadeo, jadeando ella conmigo. Aquello era completamente primitivo y agónico. Sus manos comenzaron a arrancarme la ropa, rasgando mi camiseta y cuando llegó a mi sujetador, paró unos segundo.

-¿Tienes más, no?-Fue lo único que dijo, sin esperar respuesta, y de cuajo adiós sujetador de Victoria's secret. Grité cuando vi lo que hizo, y lo volví a hacer cuando hizo lo mismo con mi pantalón.

Yo le quité apresuradamente la suya, y su sujetador, pero debido a la posición lo único que podía hacerle era acariciarla, ya que mi boca estaba muy ocupada con la suya. Su adicción a nuestros besos comenzó a hacerse presente, y también en mi.

-Ve..ves...vale, val... dame un segu...-Intenté decirle que me dejara quitarle el pantalón. Pero sin dejarme hablar, volviendo a besarme, fue hacia mi habitación, dejándonos caer sobre la cama. Ella encima de mi, y yo nos di la vuelta muy rápidamente.

Me ensañé con su cinturón, y cuando se lo quité, bajé sus pantalones del tirón. Desapareciendo al mismo tiempo sus bragas impregnadas de sus fluidos. Sin darme tiempo a nada, tiró de las miras hacia abajo , desgarrando el delicado encaje por el camino, las mías estaban en el mismo estado que las suyas, y parándose a mirarme me dijo:

-Déjamelas, te las devolveré, pero...-Comenzó a besarme-Déjamelas.-

Volviendo a la lucha de besos, se puso otra vez sobre mi, y volviendo a ensañarse con mi cuello, sus manos estaban torutrándo mis pechos

-No sabes cuantas veces he soñado con tenerte así.-Comenzó a decirme. Su boca trazó un camino de saliva hacia mi pezón izquierdo.-Debajo de mi.-Lo torturaba con sus dientes.-Haciéndote mía.-Tiró de él hacia ella. Jadeé.

Tras unos minutos, repitió la operación con el otro, y bajando tortuosamente hacia mi ombligo con el cual comenzó a jugar, vi como ella no paraba de masturbarse con la mano derecha, dejando a mi servicio la izquierda. Aparté su cara de mi vientre, y sorprendida me miró, sin darle tiempo a decir nada, me puse sobre ella y bajé trazando el mismo camino que ella había hecho conmigo, pero mientras mi boca estaba en sus pechos, mis manos se ocupaban de remediar el problema de la humedad allí abajo. Comencé a lamer la parte interior de sus muslos, mientras jugaba mi mano con su clítoris. Sus jadeos ahora se alternaban con gemidos roncos, y noté como su mano arrastraba mi cabeza hacia su epicentro de placer. No opuse mucha resistencia y lamí lo que me estaba llamando a gritos hace tiempo, pasé a estar dentro de ella, y la vi arquear su espalda. La escuché pedir más, llevar su mano a su boca para acallar sus gritos, apretar mi cabeza contra ella en el momento del orgasmo.

Subí poco a poco buscando su cuello, jugando yo ahora con el. Pero cuando su respiración comenzó a volverse menos agitada, me dio la vuelta y me dijo:

-Gritarás mi nombre.-Lamía mi cuello-Ya lo creo que lo gritarás.-Y cuando sus manos abrieron mis piernas para colocarse ella entre éstas y unirse a mi, escuché su nombre. Claro, que no venía de mi.

-VICTORIA, TENGO HAMBRE-Se escuhó la voz de John mientras el tintineo de unas llaves abría la puerta de mi apartamento.-¿Habeis acabad...?-Y su voz se disipó con el olor a sexo de la sala.

(10,00)