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De profesion: Puta (1 de 3)

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Una vez más estábamos en casa, discutiendo, las cosas no nos iban bien y necesitábamos que aquel contrato se firmara. Pronto iba a venir a casa el presidente de la empresa con la cual mi marido intentaba conseguir una primicia e inversión que daría un vuelvo abismal a nuestra cuenta bancaria y status social.

Mi marido me decía que debía hacer lo imposible por agradar y mostrarme tolerante, él sabia perfectamente que al presidente de esa empresa yo le atraía mucho.

En todas las cenas o fiestas a las que habíamos ido había estado tirándome los tejos y yo me escabullía con toda la cortesía que podía por no entorpecer en los negocios de mi marido.

A pesar de que a mi marido no le gustaba esa situación puesto que es muy celoso pero nuestro estado económica era dramático y para él la parte económica siempre ha sido muy importante primero el dinero y después lo demás.

A mi ese tío no me gustaba nada, era viejo, feo, de aspecto tosco, gordo, aunque ciertamente inteligente, de alto nivel cultural y económico, había tenido que esquivar muchas veces sus manos para ahora tener que ser condescendiente con él.

Finalmente mi marido consiguió convencerme con sus argumentos, además podía ver en sus ojos que le dolía en el alma pedirme eso pero aún así no dudaba en pedirme que lo llevase a cabo y que llegara hasta donde fuera necesario con tal de que el contrato quedase firmado, eso me tenia anonadada.

No me pongas esa cara, sólo te digo que seas amable con él y que tontees un poco hasta que firme, vale cariño y me beso.

Entre en el dormitorio y cuando salí, iba vestida con unos zapatos de charol negros de tacón fino, medias de encaje, minifalda negra lisa, camisa blanca (una que tenía que no ponía ya que al regalármela mi marido se equivoco de talla y me iba muy estrecha) mis pechos quedaban perfectamente remarcados por lo ajustada de la blusa y como ultimo toque me puse ropa interior negra , un bonito tanga y un sujetador de encaje que se dejaba ver a través de la blusa blanca.

Al verme de esa forma pude notar como la libido de mi marido aumentaba de forma escandalosa pero al instante su rostro se tenso pensando en que no era para él que me había vestido así y que además era él quien había insistido.

Sonó el timbre de la puerta fui a abrir.

Cuando abrí la puerta, mi vestimenta surgió el efecto deseado sus ojos me recorrieron de pies a cabeza lentamente y tras ese instante dijo:

.- Hola, ¿qué tal estas guapa?

-- Bien, bien ¿y usted?

.- muy bien.

Y se acerco a mi para darme dos besos, cosa que aprovecho para con sus manos cogerme distraídamente por la cintura, tan por arriba que casi rozo con sus manos mis pechos.

En la mesa del comedor con todos los documentos le esperaba mi marido, esté se levanto al verle y se dieron de forma firme la mano. Tras unas frases de cortesía, se sentaron a la mesa e iniciaron la conversación de negocios. Yo de vez en cuando entraba a por alguna cosa, cuando lo hacía el tono de la negociación de don Hilario se hacía más abierta a aceptar el contrato, me sentí aliviada.

Pero la última vez que entre las cosas no parecían ir nada bien, se oían términos como inaceptable, eso va ser imposible…

Con lo cual, me decidí intervenir y les pedí si querían tomar algo.

Don Hilario me pidió un martíni y mi marido me requirió lo mismo.

Los prepare en la cocina y se los lleve en una bandeja, cuando entre en la habitación la cosa estaba peor todavía, parecía que el asunto no tenía solución, me acerque a la mesa y le serví primero a mi marido, cuando fui a dar el martíni a don Hilario, me pegue a él para que pudiera notar mi cuerpo, para luego apartarme un poco e inclinándome más de lo necesario deje la copa sobre la mesa, dejando que don Hilario viera gustoso el canalillo de mis pechos.

Y desde luego no se perdía detalle.

Me senté en la mesa, entre los dos, decidí intentar calmar los ánimos y dirigí la conversación hacia temas triviales riéndome de todas las gracias que decía don Hilario aunque no les encontrara el sentido, manteniendo mi mano bajo la barbilla y estando inclinada hacia delante para que pudiera seguir observando el inicio de mis redondos y firmes pechos.

Don Hilario movió unas de sus piernas y la pego a la mira frotándose contra ella, yo azorada, me levante y excusándome con que me había olvidado el hielo, me fui a la cocina.

Al momento llegó mi marido, halagándome diciéndome que lo que había hecho era genial y que solo faltaba un poco más.

--no se si voy a poder seguir, me iba a meter mano…

++sólo tienes que hacer un esfuerzo más…

--de verdad quieres que siga

++es necesario cariño, tienes que hacerlo por nosotros, a mi también me repugna,

le partiría la cara si pudiera, pero quiero que lo hagas, haz todo lo que puedas, es necesario.

--esta bien haré todo lo que este en mi mano y le bese. Termino de poner el hielo en la cubitera y voy.

Iba a regresar al comedor ya con la cubitera en las manos, cuando la volví la a dejar sobre el estante de la cocina.

Lleve mis manos a la blusa y me desabroche un botón más, el encaje del sujetador negro quedaba perfectamente a la vista y mis pechos parecían que iban a romper en cualquier la estrecha blusa, presione con mis dedos los pezones que al endurecerse quedaron remarcados en la blusa a pesar del sujetador, al hacerlo eso, mi coñito se humedeció ligeramente.

Una vez en el comedor repetí la misma operación que al servir las copas, sólo que esta vez a don Hilario se le pusieron rojas las mejillas y sus ojos se llenaron de deseo observando mi amplio escote y mis pezones remarcados en la blusa, me senté de nuevo entre ellos.

Reanudaron la conversación de negocios, don Hilario volvió a pegar su pierna contra la mía y yo sacando fuerzas de flaqueza no me moví e hice como sino le diera importancia.

Era un autentico desastre, los acuerdos en los puntosa importantes eran nefatos, no servían ni para cubrir las primeras dispensas, no eran ni de cerca lo que esperábamos.

Nuestra gallina de los huevos de oro estaba a punto de escaparse, nuestra última oportunidad se esfumaba y nos íbamos a hundir en la mísera. Nos lo habíamos jugado todo a una carta y nos había salido mal, que digo mal, desastroso, era nuestra ruina.

Finalmente a pesar de mis atenciones a don Hilario la conversación llego a un punto muerto, mi marido, impotente, dejo caer su cabeza hasta que quedo apoyada en sus manos.

.-con esto queda zanjado el asunto, eso es todo, dijo don Hilario.

Y fue levantarse para marcharse.

Mi marido lo retuvo por el brazo diciéndole:

++necesito que modifiques el acuerdo y los porcentajes…

.-ya te dije que es inaceptable, eso sólo te beneficia a ti y cuantiosamente además.

++quizás podría poner como mayor aval la empresa en si y el inmueble, para llegar

a un acuerdo.

.-mi opinión sigue siendo la misma.

++¿y que podría hacerte cambiar de opinión?

Don Hilario se dejo caer lentamente de nuevo en la silla, se froto con su mano la barbilla con gesto pensativo, como sospesando la situación y con un simple gesto de su cabeza dijo:

.-ella.

++eso es inaceptable.

Don Hilario apuró su martíni y dijo:

.-Piénsalo bien, digamos que os ofrezco el acuerdo al completo todo lo que habías pedido, soñado, simplemente a cambio de que sea mía, diez minutos, ahora mismo, aquí, sólo diez minutos.

++no, no … no puede ser…

Mi marido me miró desesperado, sin decir nada, estuvimos así unos segundos, mirándonos a los ojos, ambos sabíamos que no había otra salida, él no quería, yo tampoco pero sólo serían diez minutos y después todo habría acabado, estaríamos salvados.

Me levante me acerque a él y le dije al oído:

-- Lo hago por ti.

Me gire hacía don Hilario y dije::

--acepto.

Don Hilario se levantó cogiéndome por el brazo y dando un pequeño tirón hizo que me fuese tras él, con la otra mano acercó los documentos a mi marido diciéndole:

++modifícalo tal y como querías, lo firmare, tienes mi palabra.

Se quito el reloj de la muñeca y me lo entrego diciéndome:

.- diez minutos.

Acto seguido se encamino hacia las habitaciones o eso pensé yo, pero al separarse un par de pasos de la mesa, quedamos a la altura del respaldo del sofá y tirando nuevamente del brazo del que me tenia sujeta pero con más fuerza, me empujo contra el respaldo haciendo que quedara doblada por la cintura.

Me puso su mano con firmeza en mi espalda dejando a las claras que no quería que me moviese, recorrió lentamente mi cuerpo sobre la ropa, hasta que llevó sus manos a mi minifalda, noto el tacto de la tela y después me la subió hasta la cintura, sin prisas, soltando un silbido de admiración al ver mi bonito culo y el tanga negro.

Me parecía que todo pasaba a cámara lenta, sus manos bajaban ahora el tanga hasta mis rodillas, pude oír como se chupaba un dedo que poco después colocaba en la entrada de mi vagina, para introducirlo lentamente hasta conseguir algo de humedad y empezar a moverlo como si me follara.

Cuando mi coño reacciono mojándose un poco más, sacó su dedo y lo lamió.

Diciendo un :

.-que rico.

Gire un poco la cabeza y pude ver a mi marido que para abstraerse de todo, estaba enfrascado modificando lo acordado, no levantaba la cabeza de los papeles y le temblaban las manos.

Su polla entró con fuerza en mi coño, haciéndome soltar un sonido de quejido, que quedo ahogado por el suyo de placer, sus manos acariciaron con fuerza mis pechos por encima de la blusa para luego dirigirse a mi cintura.

Me cogió con sus grandes manos y empezó a follarme todo lo rápido que podía, yo mire el reloj pero apenas había pasado algo de tiempo, me sentía mareada, asqueada, al mismo tiempo que oía sus gemidos de placer y esfuerzo mientras me follaba.

Intente concentrarme en otra cosa, empecé a pensar en la compra pendiente, en una película, en cualquier cosa para enajenarme de la situación.

Mi vagina reaccionando ante la follada de don Hilario se humedeció más, lo cual excito todavía más a don Hilario que apretó con más fuerza mi cintura diciendo:

.-si, así me gusta.

Y con movimientos fuertes de su cadera me clavaba su polla hasta el fondo.

Estuve a punto de empezar a llorar.

Pero por fin todo acabaría ya faltaba poco para que se cumpliera el tiempo acordado.

Mi mirada se mantenía fija en aquel reloj

Cuando mi marido (supongo que por desconcentrar de la follada a don Hilario o por librarse de su propia tensión) dijo:

++ya esta todo listo, sólo pendiente de la firma.

.-fantástico replicó don Hilario.

.-un segundo

Se inclino sobre mi, llevando una de sus manos hasta mi pechos y metiendo la mano por debajo de la blusa y el sujetador , me apretó con fuerza uno de mis pechos al mismo tiempo que su polla soltaba todo su semen en el interior de mi coño con fuertes espasmos.

Retiró su mano de mi pecho, note que había dejado algo entre mi pecho y el sujetador, saco su polla de mi coño, cerrando después la cremallera de su pantalón y dándome un azotito en el culo dijo:

.- gracias, guapa.

Y se giro hacia mi marido

.-haber donde hay que firmar.

Todo quedo firmado mientras yo subía mi tanga y bajaba mi minifalda.

Mi marido lo acompaño a la puerta despidiéndose con normalidad, yo me fui al cuarto de baño, cerré con llave la puerta y me dispuse a darme un largo y caliente baño.

Cuando me desnude, lo que había dejado don Hilario entre mi pecho y el sujetador cayó al suelo, era una tarjeta de un local apenas la mire y la deje en el altillo del mueble del baño junto a mis perfumes.

Mi marido llamó en varias ocasiones a la puerta pero ni siquiera le conteste y él tampoco dijo nada.

Por fortuna tras el baño pude conciliar bien el sueño, cuando desperté mi marido ya se había ido a trabajar, y yo me sentía bien, me puse la bata, puesto que siempre duermo desnuda y me fui a la cocina a prepararme un té.

Ya más despejada me fui a vestirme para ir de compras ya que había rebajas, fui al baño para peinarme, maquillarme, ponerme perfume…

Al coger el perfume vi la tarjeta que me había dejado don Hilario, la leí, era un de un local de alto standing, no daba la dirección, sólo ponía el nombre del local, el número de teléfono y en la parte adversa de la tarjeta tres dígitos.

Por el diseño de la tarjeta no cabía duda de a lo que se dedicaba el local.

--Será cabrón, se habrá pensado que soy una puta.

Me observé reflejada en el espejo y me sonroje aún estando sola, ciertamente ayer fui su puta.

--que le den a don Hilario.

Soy una mujer de costumbres y no tiro nada, ni las facturas ni tarjetas hasta incluso guardo la propaganda hasta al menos pasados tres días por si me hiciera falta, tengo un gran cajón donde guardo todos esos papeles, así que allí fue a parar la tarjeta de don Hilario.

Por la tarde, había bastante tensión entre mi marido y yo apenas nos dirigíamos la palabra, ninguno sabía que decir o hacer, él se comporto como si nada hubiese ocurrido y yo hice lo mismo, por la noche hicimos el amor.

A la mañana siguiente todo parecía olvidado pero me di cuenta que cuando pasaba por el comedor recordaba todo lo sucedido y que de vez en cuando había mirado el cajón donde guardaba la tarjeta, me tenia intrigada y no sabía porque.

Pasaron los días y no había cambiado nada, seguía teniendo la misma sensación y no me podía quitar esas imágenes de mi cabeza, hasta cuando dormía soñaba con ello.

Para mantenerme ocupada decidí preparar una cena romántica para mi marido, con poca luz, velitas, buen vino y por supuesto poca ropa y mucho sexo.

Todo fue de perlas, la conversación durante la cena, el sexo fue sensacional tuve al menos 4 orgasmos antes de que mi marido se corriera y nos quedáramos dormidos placidamente.

De madrugada de nuevo volví a soñar con ello, me desperté sudada a pesar de estar desnuda y aunque había hecho de maravilla el amor con mi marido, estaba mojada y cachonda, llevé mi mano hasta mi coño y al tocar con los dedos mi clítoris, mi cadera dio un respingo, no es que estuviera cachonda, estaba muy caliente.

Los pezones se endurecieron al contacto con mis dedos, los pellizcaba y tiraba de ellos con mi mano libre, a la vez que mi otra mano me hacia retorcerme de placer, haciendo circulitos sobre mi clítoris, abrí mi boca para coger más aire y poder jadear.

No me preocupaba despertar a mi marido ya que él sabe de sobra que me masturbo con frecuencia, además su respiración rítmica y profunda indicaba que dormía, agotado tras tanto sexo.

Mis manos acariciaban todo mi cuerpo , lo recorrían lentamente haciendo que mi piel se pusiera de gallina y mi cadera se movía deseando que una de las manos prestase de nuevo atención a mi coño.

Finalmente una de mis manos volvió a situarse sobre mi clítoris y con mis dedos centrales lo frotaba con rapidez, una nueva descarga de placer recorrió mi cuerpo y tuve que ponerme la otra mano en la boca y morderla con intensidad para no gritar de gusto, estaba que ardía.

Me centre en pensamientos más y más obscenos, tíos cachas con enormes pollas, mmmmm me puse más cachonda todavía, a la vez que mis dedos frotaban con mayor rapidez mi clítoris, estaba fuera de mi, sentía deseos de alcanzar el orgasmo así que me deje llevar, deje que mi mente se centrara en lo que le apeteciera, en algo morboso, entonces mi coño se empapo con mis jugos, mi mano daba palmaditas sobre mi clítoris al mismo tiempo que movía mi cadera, siiiiii así, que gustooooo (me dije a mi misma)

fue entonces cuando caí en la cuenta, me estaba masturbando recordando lo sucedido, pero ya era tarde para remediarlo, mi orgasmo estaba ahí y ya nada podía pararlo,

deseaba polla, así que mis dedos se deslizaron desde mi clítoris hasta introducirse en mi vagina y empecé a moverlos como si me follaran, un par de movimientos más de mi cadera y con mis dedos centrales hundidos por completo en el interior de mi coño, un poderoso orgasmo empezó a recorrer todo mi cuerpo, afloje la presión de mis dientes sobre la mano que tenía en mi boca y mientras mi cuerpo se convulsionaba con el intenso orgasmo, se me escapó un susurro inaudible:

--ooooooooooh don Hilario.

Tras recuperarme y darme cuenta de lo que había hecho, me di una bofetada en la cara de rabia por lo que acaba de hacer y agotada me volví a quedar dormida.

Por la mañana, hice mis cosas como de costumbre, arreglando la casa, pero aún así no sacaba de mi cabeza lo ocurrido, sin duda estaba obsesionada, y tras mi masturbación había aumentado mi obsesión, mi mirada se dirigió al sofá donde sucedió todo, me moje.

--ya basta, me dije.

Cogí y cambie toda la ordenación del comedor , puse el sofá pegado a la pared para no ver más el dichoso respaldo, etc.

Al terminar me senté para beberme tranquilamente un zumo, para reponerme de todo el trajín de cambiar la decoración, tras un par de sorbos, recordé la tarjeta.

--vaya, es que no hay manera de no pensar todo el tiempo en lo mismo.

Me levante y dejando el vaso de zumo, rebusque en el cajón donde había guardado la tarjeta, la cogí y con mi mano la estruje con fuerza haciendo una bola, la iba a tirar a la basura, incluso tenía la mano levantada para dejarla caer , di media vuelta, cogí el teléfono inalámbrico y abriendo la tarjeta marque el número.

Una voz de mujer respondió:

*Buenos días

--Hola, vera tengo una tarjeta…

Ella me interrumpió diciéndome:

*¿quién le entrego dicha tarjeta?

--pues don …

De nuevo me interrumpió rápidamente:

*disculpe, pero no me diga el nombre sino el número del reverso de la tarjeta.

Le di la vuelta a la tarjeta y le dije el número que me había pedido

*es una persona muy estimada en este club, ¿su nombre es?

--dudé unos instantes, Vanessa, mentí.

* Esta bien Vanessa (en un tono que dejaba claro que sabía que había mentido) toma nota de la dirección, tiene usted una entrevista mañana por la mañana a las 1000, no llegue tarde, venga con su indumentaria habitual.

Y colgó.

Me quede allí parada, alucinada, oyendo el ruido que hacen los teléfonos tras terminar una llamada, sin llegar a acertar a colgar, me repuse de mi sorpresa y apreté el botón de rojo para colgar.

Ni hablar, no pensaba ir a dicha entrevista.

A las 0945 me baje del taxi, una par de calles antes de la dirección que me había dado.

Vestía vestido azul marino cortito, entallado, de escote abierto pero sin dejar ver el pecho, adornado por un bonito collar, de ropa interior movida por el morbo, me había puesto la misma que llevaba el día de don Hilario.

Nerviosa camine hasta la casa en cuestión, que era una chalet unifamiliar en una zona apartada, eso me tranquilizo, no había nadie que pudiera verme.

Delante de la puerta exterior, no me decidía a tocar el timbre

Y pensé:

--esta bien, ya se que no pensabas venir pero ahora que ya estas aquí , llama, esto lo haces sólo porque tienes una curiosidad gatuna y porque te da morbo ver como funciona esto, haces la entrevista y si te he visto no me acuerdo.

Toqué el timbre y con un zumbido, la puerta exterior se abrió, llegue hasta la puerta interior, donde la misma mujer con la que había hablado el día anterior me pregunto:

*¿su nombre?

--Vanessa respondí tragando saliva.

La puerta se abrió y era señora mayor, que todavía conservaba buen tipo, indicando que en su juventud debía haber sido muy bella.

*adelante.

Era una casa con todo tipo de lujos y aun mayor de lo que parecía en el exterior, pasamos a través del recibidor dirigiéndonos a un despacho de grandes dimensiones.

Tras dejarme pasar al interior del despacho , la señora cerro la puerta.

*toma asiento, por favor

Iniciamos una conversación sin importancia en español para luego pasar a hablar en inglés (demostrando con orgullo mis conocimientos de idiomas), satisfecha la señora retorno al idioma español.

*Bueno ya se lo que quería, dejémonos ya de rodeos, tu físico y tu nivel se ajusta a lo que estaba buscando, hay una plaza vacante y no te voy a mentir hay un pequeño grupo de chicas más, que también están recomendadas, tras una serie de entrevistas elegiremos sólo a una, toma, esta es la lista de pagos, ahí ya esta quitado lo que se queda la casa, es decir es neto tuyo.

Mi boca se abrió eran un cantidad de dinero descomunal

Ella sonrió.

*es mucho dinero eh

Asentí con la cabeza

*Bueno Vanessa (me dijo guiñándome un ojo) levántate quiero verte mejor.

Así lo hice.

*da un par de vueltas

*muy bien si, eres elegante y sexy.

Se levantó y dio un par de vueltas alrededor mío y luego mientras se dirigía a la puerta del despacho dijo:

*veamos que tal en ropa interior, vete desvistiendo enseguida vuelvo.

Dude en marcharme ahora que estaba sola, pero para que, hasta ahora había sido divertido y tenía curiosidad por saber si podía ganar y que me aceptaran.

Me desvestí dejando la ropa bien plegada para que vieran que cuidaba los detalles y espere de pie en sujetador y tanga con aire de modelo de pasarela.

No tardo en abrirse la puerta y en aparecer la señora, no venia sola, la acompañaba un hombre de color, me contrario un poco, estuve a punto de perder la compostura y taparme instintivamente.

*se llama Raimon y esta como te dije es Vanessa

Se acerco a mi observándome concienzudamente sin inmutarse, con indiferencia, tanto que pensé que era gay.

**encantado, dijo Raimon

y me dio dos besos.

Se giro hacia la señora diciendo:

**tiene posibilidades.

*parece que de momento sigues adelante niña, la entrevista la continuara Raimon que es nuestro especialista, se sincera y natural, suerte.

Y tras decir eso, salió del despacho cerrando la puerta tras ella.

Raimon hizo lo mismo que la señora dando un par de vuelta alrededor mío.

Me olfateo, me acaricio el pelo, toco mi piel, puso su mano en mi barbilla y examino los rasgos de mi cara

**descálzate.

Observo mis pies, mis manos, las uñas etc.

**eres muy pulcra y cuidadosa.

--gracias.

**siéntate, te quiero hacer una serie de preguntas, quiero que comprendas que debes contestarme con toda sinceridad.

--naturalmente, no tengo objeción

Me hizo toda una serie de preguntas sobre mis gustos sexuales, que haría, que no, cosas sobre mis gustos personales como comidas, cine, deportes que practicaba etc.

Y otra serie sobre mi cuerpo, si mis pechos eran naturales, cirugía estética, ortodoncias, depilación…

Cuando termino con todo el cuestionario dijo:

**muy bien, veo que eres una mujer que le gusta el sexo, sin artificios además de simpática.

Le sonreí

**haber ponte de pie otra vez, date la vuelta, mírame, sonríe.

--¿así?

**si, perfecto ok desnúdate.

Me quede helada la situación había sido tan distendida, tan divertida y morbosa que no pensé que me pedirían que me quedase desnuda, tonta de mi, fue como si un velo hubiese caído de delante de mis ojos y ahora me diese perfecta cuenta de donde me había metido.

Que hacía yo allí, era una mujer casada, feliz.

Recogí mis zapatos, di media vuelta y me dirigí hacia donde estaba mi ropa.

**me dejas perplejo pensé que sabías lo que hacías, es una lastima porque creo que tienes potencial, Vanessa

Ese Vanessa fue como si retumbara en el despacho, lo escuche como si hiciera eco en mis oídos.

--tienes razón y Vanessa quiere ganar. –pensé-

Me di media vuelta, deje caer mis zapatos y caminando con aire sexy lleve mis brazos a la parte de atrás de mi sujetador y lo desabroche con soltura, dejando que ambos tirantes se deslizaran a la vez por mis brazos, el sujetador cayó al suelo justo delante de Raimon.

Puse mis manos en la cintura dejando los brazos en jarra, manteniéndome erguida todo lo que podía para que resaltara todo lo posible la belleza de mis senos.

Raimon no dijo nada sólo me miraba.

Y cuando iba a coger con mis manos el tanga para quitármelo, me detuvo cogiéndome con ambas manos por mis sendas muñecas.

**Vanessa, no te quites nada más, piénsatelo bien, consúltalo con la almohada y mañana si quieres continuar vuelves.

--No hay nada que pensar

Y fui bajando hasta quedarme en cuclillas, quedando a la altura justa delante de la cremallera de su pantalón, él todavía me sujetaba por las muñecas y mis brazos estaban extendidos hacía arriba.

--vaya y yo que pensé que por tu frialdad al verme, que eras gay, pero con ese pedazo de bulto no me cabe duda de que estoy equivocada.

Raimon dio una pequeña carcajada y soltó mis brazos.

Le baje la cremallera de su pantalón lentamente, para después meter una de mis manos en el agujero de su pantalón, no llevaba calzoncillos, y pude coger de inmediato su polla, era gruesecita aunque no estaba totalmente dura y sin duda parecía bastante larga.

Tras jugar un poco con el pantalón y su polla, la pude sacar fuera, no me había equivocado en la apreciación de mi mano, pero era algo más larga de lo que creí al tocarla

Comencé a acariciarme los pechos mientras mantenía mis labios pegados al glande de su polla, separe mis labios de su glande y empecé a contornearme sin dejar de tocarme los pechos, los apretaba, los sospesaba, tiraba de mis pezones y me los acariciaba sin cesar.

Volví a posar mis labios en su glande y sin utilizar las manos que estaban ocupadas con mis tetas, inicie una mamada metiendo su polla en mi boca, abriéndola cada vez más a la vez que su polla iba entrando más y más, trague toda la que pude, pero era gigantesca y de esa forma, me era imposible tragármela entera, no podía, así que deje de tocarme los senos y apoye mis manos en su cuerpo para mejorar mi ángulo de la mamada, un poco más de presión de mi cabeza hacia delante y por fin toda su polla estaba en mi boca y garganta.

Retire despacio mi cabeza dejando que su polla fuera quedando libre y una vez fuera la cogí con mi mano y le comencé a masturbar, de vez en cuando escupía sobre su glande y lo golpeaba contra mi lengua.

Eso le encantó a Raimon que se dejo llevar y sus gemidos inundaron el despacho, sus gemidos iban en aumento, con mi mano libre empecé a tocarme el clítoris por encima del tanga, masturbándome a la vez que le masturbaba para luego iniciar de nuevo la mamada metiendo su polla en la boca y succionándola con fuerza.

Al rato Raimon parecía fuera de si, me cogía con fuerza la cabeza, era obvio que se iba a correr pronto, decidí dar el toque final, saque su polla de mi boca y me levante un poco, la coloqué entre mis tetas a la vez que mi manos volvían a estar también en mis preciosos pechos haciendo que su polla quedara aprisionada entre ellos, empecé a moverlas arriba y abajo, al mismo tiempo que sacaba la lengua para de vez en cuando darle un lengüetazo a esa gigantesca polla.

Raimon de repente llevo su mano a la punta de su polla y apretándola con fuerza para retener su corrida y dijo:

**veo que la cubana la dominas ¿haber que tal tragas?

Inmediatamente busque con mi boca su polla y me coloque justo delante de su capullo, abriendo mi boca y sacando la lengua para notar su cálido semen.

**ooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhh grito Raimon

A la vez que su polla soltaba todo el semen que tenia almacenado en sus huevos y yo tragaba chorro tras chorro de su leche y relamía lo que caía en mi lengua o alrededores hasta que finalmente no hubo más, Raimon metió un momento su polla en mi boca para que terminase de limpiarle su corrida, se la chupe lentamente saboreando su semen y cuando su polla estuvo limpia, se aparto de mi.

Después empezó a reírse diciendo:

**veo que lo de tragar también lo dominas y me guiñó un ojo.

Yo también reía picaramente y comencé a vestirme.

Cuando termine, Raimon solo dijo:

**seguiremos mañana, Vanessa

--entonces hasta mañana Raimon.

(10,00)