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La segunda semana

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Había pasado una semana desde el primer encuentro en casa de Sofia y ahora tocaba quedar en casa de David.

El problema era que David no se acordó de que habían planeado una fiesta en su casa sus amigos y compañeros de trabajo ese mismo día.

Sofia solo podía quedar ese día y si querían verse semanalmente, aunque solo fuera para follar, (nada de amor acuérdate David) no tendría mas remedio que acudir a la fiesta.

El día transcurrió tranquilo y llegó la hora de la fiesta. La gente empezó a llegar enseguida. Cada uno traía algo para comer y beber.

Al poco rato sonó el timbre, cuando ya había llegado casi todo el mundo y era Sofia.

-Hola Sofia. Ella me miró con cara de disgusto.

-Pero no me dijiste que había una fiesta en tu casa. Habíamos quedado tu y yo solos, recuerda nuestro pacto.

-Lo siento, se me olvidó. Ademas tu solo podías quedar hoy.

-Pues ya me dirás como nos lo montamos.

-Tranquila, ya inventaremos algo.

Sofia entró y la presenté a todos como una prima.

Mi amigo Ricardo la miró de arriba abajo y sonriendo me dijo:

-Que prima más guapa tienes.

-En un aparte le dije a Sofia: Ten cuidado con este.

Sofia se relajo y tras tomarse un zumo se puso a bailar en medio del salón donde estaban bailando todos los demás.

Los chicos dejaron de bailar un momento y sus miradas se dirigieron a Sofia. Las parejas de los chicos se pararon también y regañaron con la mirada a sus hombres.

Yo me quedé mirando como todos se habían apartado y dejaban bailar a Sofia sola en el centro del salón.

La verdad es que no me extrañaba nada. Era preciosa y tenia un cuerpázo acentuado por ese vestido que llevaba.

Una pareja se cogió de la mano y desaparecieron escaleras arriba.

Al poco todo volvió a la normalidad y todos volvieron a bailar.

Seguí a Sofia hasta la cocina y cerré la puerta. Allí estábamos a solas.

-David, al final no me arrepiento de haber venido. La fiesta está chula.

-Y tu les has dejado a todos anonadados con tu baile.

-Pero tu sabes que yo soy solo para ti.

-De eso quería hablarte

-¿De qué?

-Pues que te quiero y ya está.

Iba a decir algo pero yo le puse un dedo en la boca.

-No digas nada. Me gustas mucho y te quiero.

Sofia se quedó parada y pensativa. No dijo nada en un principio, pero después habló:

-David, no puedes decirme eso. No quiero que te hagas ilusiones. Solo somos amigos. Nos acostamos y ya está.

-Ya se que tu no quieres comprometerte, pero yo siento algo mas por ti.

-Soy muy joven David y quiero vivir la vida. No quiero saber nada de novios.

-Pero solo sexo a mi no me llena.

Puso ojos tiernos y me dijo:

-Por el momento es lo que ahí.

¿Por el momento? ¿Quería decir eso que mas adelante podríamos llegar a algo mas?

Salimos de la cocina y subimos al piso de arriba. Mi casa era grande y tenia 3 habitaciones y 2 baños, pese a vivir solo.

Llegamos a una de las habitaciones y me paré con la mano en el pomo, justo antes de abrir la puerta.

La pareja que se fue, debía estar dentro follando, porque se oían los gemidos. Sofia abrió un poco la puerta y vimos a la parejíta haciéndolo con la chica encima de el botando como una loca.

-Buen aquí no podemos, dijo y cerro la puerta con cuidado.

Llegamos al baño y entramos. Me miró y me dijo: ¿lo hacemos aquí?

-Bueno cualquier sitio es tan bueno como otro.

Nos besamos apasionadamente y le quité el vestido. Ella me bajó los pantalones y me sacó el pene y comenzó a masturbarme.

Yo le quité las braguítas y la puse de espaldas y le besé su culo.

-Uggh David sigue así.

Le metí un dedo por su coñito húmedo y ella se estremeció.

La incliné un poco y me dispuse a penetrarla. De espaldas como estaba, podía ver su cara en el espejo.

Entré dentro de ella despacio, como me gustaba hacerlo. Se estremeció y puso una cara de placer que me hizo feliz.

Entonces empecé a bombear despacio como siempre. Sofia se movía acompasando mis movimientos.

Los dos gemíamos de placer mientras lo hacíamos y entonces sonó la puerta.

-Necesito entrar, dijo una voz un poco pedo.

-Usa el otro. Le contesté, un poco azorado por el sexo.

-David, ¿estas ahí dentro? ¡Sal, hombre!.

-Ocupado, volví a decir. Vete al otro.

Pareció que se fue y nos dejo tranquilos.

Volvimos a retomar el sexo y seguimos haciéndolo como siempre. Sofia se miraba en el espejo y se mordia el labio de placer.

Después se inclinó mas hacia delante y se agarró al lavabo, consiguiendo una penetración mas profunda.

-David, me matas, me estas follando como nunca.

Se paró un momento y se estiró hacia arriba, estimulando mi pene al máximo.

-Uggggh que gusto, me voy a correr. Le dije.

-Correte guapo.

En ese momento me corrí con un grito. No me importó que nos oyeran, la música sonaba muy alto abajo y no creo que pudieran oírnos.

Nos tumbamos en el suelo los dos desnudos y nos abrazamos.

-Oye ¿sabes qué? Me dijo, creo que estoy empezando a sentir algo por ti.

No podía creer lo que Sofia me decía. ¿De verdad estaba empezando a enamorarse e mi?

No debía hacerme ilusiones, pero algo era algo. Aun así tuve que preguntarle:

-¿Por qué has cambiado de opinión?

-Pues porque el sexo esta bien, pero al verte en el espejo vi tus ojos que brillaban y comprendí que tu sientes algo por mi de verdad. El sexo es mas pleno si hay amor.

-Me alegro que pienses eso. Le dije.

-Pues ahora hagamos un pacto. Me lanzó. No debemos decir nada a nadie. Seguiremos siendo amigos para el resto, pero tu también tendrás que conquistarme día a día. Follaremos como locos y me enamoraras como te dije.

-¿Y que debo hacer para conquistarte?

-Ah, eso te lo dejo a ti.

-Difícil lo veo. Solo te conozco sexualmente y…poco mas.

-Recuerda cuando nos conocimos, ¿que llevaba puesto?

-Un bañador amarillo.

-Pues eso. Piensa en amarillo.

¿Amarillo? Pues entonces supongo que tendría que pensar en cosas que le gusten de color amarillo. ¿Y como se conquista a una mujer con colores?

Nos vestimos y bajamos. La gente se había desmadrado un poco. La música estaba a todo volumen.

Habían 2 saltando en el sofá, otros tirados por el suelo, todo tirado y hecho un desastre.

-Pero, ¿Qué desastre es este? Grité.

Todos se callaron al unisono.

Los miré serio y luego me puse a reír. Sofia estaba detrás mío sin decir nada.

Entonces todos volvieron a lo suyo. Yo le guiñé un ojo a Sofia y nos separamos discretamente para que nadie se fijara en nosotros.

Aunque nadie nos había visto bajar juntos, los dos nos separamos y nos unimos a la fiesta.

Sofia se puso a picar algo y hablar con Diego, un compañero de trabajo. Yo seguí por la casa hablando con todos.

Entonces la música cesó y el chico de la pareja a los que habíamos pillando haciéndolo pidió silencio y habló.

-¡Quiero anunciaros a todos que me voy a casar con Esther!

Todos aplaudieron y vitorearon muy alegres. Yo dirigí una mirada complice a Sofia, pero no me la devolvió.

Después de unas horas la gente perdió fuelle y la fiesta fue terminando. Uno a uno se despidieron y la casa se quedo tranquila.

Yo me quedé solo o eso creí porque entonces Sofia apareció de la nada.

-Bueno pues, hemos guardado las apariencias.

-Si. Ni sabia que estabas todavía aquí.

-Claro que si mi tigre. Tenia que despedirme de ti.

-Eres mala.

-Tienes un reto. Conquistarme. Pero descansa. Empezamos la semana que viene.

La semana que viene. Si, sonaba bien. Me pondría manos a la obra.

Ah, el color amarillo. ¿Qué podría saber de ello?

Era un reto atractivo. Podría conseguir el amor de Sofia. ¡Si, seria maravilloso!

Sofía, ahí voy. ¡Conseguiré tu amor!

Continuará…

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