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El Frente Oriental

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EL FRENTE DEL ESTE

STALINGRADO, CENTRO DE LA CIUDAD, OCTUBRE DE 1942

 

Joachim llevaba en el infierno del frente ruso desde el mes de Marzo, y le parecia que llevaba alli toda una vida, una vida de penitencia, miedo y dolor. Cuando le llamaron a filas y tuvo que dejar su puesto de oficinista en una firma de contabilidad, contaba con que su experiencia con el papeleo le serviria para lograr un puesto tranquilo en una oficina militar, bien lejos del frente y preparando cafe para los oficiales. No habia contado con la voracidad de la picadora de carne en que se habia convertido para Alemania la lucha contra la Unión Soviética, y tras los desastres iniciales el Ejercito Rojo de Campesinos y Trabajadores habia demostrado ser un hueso muyyyy duro de roer. Asi pues, habia terminado en una unidad de infanteria, junto con otros soldados rasos destinados a intendencia y oficinas, para ocupar el lugar de algunos de los hombres que habian caido victima del horroroso invierno siberiano. Ahora se encontraba en el embudo creado por una bomba de aviación, entre barro y agua estacada tremendamente fria, sin atreverse a levantar la cabeza. Su peñotón estaba de patrulla cuando, sin previo aviso, una solitaria bala reventó la cabeza de su teniente como si fuese un melón. El sargento Schneider ladró "francotirador, cubrirse", y asi lo hicieron todos.. excepto el ultimo de sus compañeros antaño destinados junto a el a los archivos del ejercito, en Berlìn. Frutzz y él habian ido juntos al colegio, y habian pasado mucho juntos, pero se encontraba muy cansado, y habia sido lento en reaccionar. Asi que el francotirador lo cazó a él también, fulminante. Se quedaron pegados al suelo mientras su sargento hablaba por la radio, de modo calmado, y dirigia el fuego de los morteros contra la casa donde sospechaba se encontraria ese tirador. Y después habia mandado a dos hombres a rebuscar entre los escombros... Joachim se alegraba de no ser uno de ellos. Entonces oyo las voces de sus compañeros. "Venid, todo tranquilo, no os lo vais a creer... venid ya!".

Cuando se abrieron camino entre los escombros de la calle en ruinas, con sumo cuidado, y llegaron a la zona que habia sido batida por los morteros, no se pudo creer lo que veian sus ojos. En la casa parcialmente derruida se encontraba efectivamente el tirador, como su veterano sargento habia sospechado... o mas bien tiradora. Se trataba de una muchacha de poco mas de 20 años, de cabello negro y aspecto netamente occidental, nada de rasgos siberianos o similar. Parecia dormida, con el cabello recogido en un moño, vestida con un uniforme de camuflaje que, por si no fuese bastante con el fusil de precision Mosin provisto de mira telescopica que se encontraba a su lado, la identificaba como miembro de la División Especial de Francotiradores. Un pedazo de viga le habia caido sobre la cabeza, y estaba aturdida, pero viva, y ni siquiera parecia malherida. Todos hicieron un corro a su alrededor, a la vez fascinados por su belleza, aunque el mono de camuflaje no dejaba ver mucho mas alla de su cara, y a la vez horrorizado por lo que esa jovencita con aspecto de universitaria habia hecho unos minutos atras con sus compañeros. Herks, un descargador de los muelles de Kiel, sacó su pala para rematar la tiradora... pero fue detenido por la fuerte mano del sargento. Todos le miraron, en un momento que parecia haberse congelado en el tiempo...

"No, Herks. Merece morir, pero asi seria demasiado facil. Aqui estaremos a salvo durante un rato, buena parte de la casa se mantiene en pie, y la zona parece tranquila. Vamos a divertirnos un rato. Rolf, vigila fuera, que no nos sorprendan". Joachim se estremecio, no le costo mucho comprender los planes de su sargento... hacia mucho que no tenian a una mujer, la chica era preciosa, los francotiradores eran odiados por todos con fuerza y, además, habia enviado a hacer guardia a un tipo que, aunque buen compañero, todos sospechaban que era homosexual. Algunos hombres pusieron cara de preocupación, otros comenzaron a sonreir. Varios pares de manos comenzaron a despojar a la rusa de sus ropajes militares. Debajo habia un cuerpo delicioso, no exhuberante como una de las chicas de las revistas de desnudos que podian comprarse por poco dinero, sino con aspecto de mujer "de verdad", de bellos pechos de tamaño medio, y rosadas aureolas, cintura estrecha, tres lunares en fila en la cadera derecha... Deberia medir como 1.70 mts, de complexion media. Se escucharon jadeos cuando le sacaron los pantalones, y con ellos las bragas... nuestra cautiva lucia una espesa mata de pelo en su entrepierna. En ese momento, cuando acababa de quedar desnuda por completo, ella abrió los ojos... y por casualidad los fijò en Joachim. Pese a estar aturdida por el golpe no le costo mucho entender lo que ocurria, y el pànico brilló en sus ojos. Estaba claro que preferia la muerte a lo que le esperaba, y se debatió con todo el salvajismo del que fue capaz. Joachim miró mientras entre tres hombres la reducian a base de patadas y culatazos. La tendieron en el suelo, mientras un hilo de sangre le salia por la boca, y con los brazos estirados, se los ataron a los restos de una viga, quedando sobre el suelo, boca arriba. Hicieron una bola con sus bragas y la amordazaron con ellas, para que sus gritos no atrajesen atención indeseada. Joachim se sentia asqueado ante lo que veia... y a la vez comenzaba a excitarse, lo que le llenaba de repugnacia hacia si mismo. Una vez, un veterano le habia contado que forzar a una mujer era algo como no podia soñarse si no se vivia. Joachim no se lo habia creido, no encontraba atractivo en esa situación, y siempre habia sido un caballero con las mujeres. Pero ahora, tras meses sin mojar, ante esa belleza que ademas acababa de cazar a sus compañeros, pese al asco que le daba la idea de la violación... algo se le revolvia. El estibador acabò de atarla, y tras escupirle en la cara se retiro, diciendole al sargento que el era el jefe y ademas era quien la habia cazado asi que, el honor de comenzar era suyo. Joachim se asomó a lo que pensaba la chica al volver a mirar sus ojos, y la excitaciòn se le bajó al instante. El no era asi, pero no podia evitar lo que iba a pasar. Y si por un milagro lo conseguia, quedaria marcado como un cobarde y un marica, le mandarian a las tareas mas peligrosas, y estaria muerto antes de la Navidad. Eso lo sabia bien. A el le mandarían a buscar minas o llevar mensajes bajo los bombardeos, y no queria exponerse a eso. Podia considerarse una buena persona, pero no tanto como para sacrificarse por una tiradora rusa.

El sargento se arrodillo entre las piernas de la chica, separandole las piernas con rudeza. Ella intentó evitarlo, pero atada de manos simplemente no podia evitar que su agresor se colocase como desease. Algunos de los soldados se sobaban sin disimulo sus partes intimas sobre los pantalones, preparandose para el Gran Momento. Como al Viejo le molestaban los continuos movimientos de la mujer, comenzo a darle fuertes bofetones, mientras le repetia en ruso, "quieta, quieta". A base de golpes, con la cara enrojecida y varios pequeños cortes en las mejillas, dejo de resisitirse. Ofrecia a la vez un aspecto lastimoso y tremendamente erotico para un grupo de hombres medio enloquecidos, en medio de ninguna parte y sin demasiadas esperanzas de volver a casa. El moño suelto, el pelo cayendole sobre la cara, con algunos mechones pegados por la sangre a las mejillas, lagrimas en sus oscuros ojos, asi atada entre las ruinas... El sargento no perdió mucho tiempo en soltarse los correajes y bajarse los pantalones. "Mira mi polla, so puta. Esta va a ser solo la primera de las muchas que vas a sentir. Y cuando estes tan jodida, tan rota que desees morir, entonces te colgaremos de las vigas del techo y te sacaremos la piel a tiras. Asi te dejaremos para que te encuentren los tuyos, y sepan a lo que se exponen. Y si tienes mala suerte... aun estaras viva cuando te localicen." No hacia falta traduccion simultanea para que ella entendiese lo que le decia... la locura en sus ojos lo decia en idioma universal, en Lujuria y Muerte. Primeramente sobo con violencia los pechos de la cautiva, deteniendose brevemente a acariciar sus muslos y las caderas. No gastaba energias en hablar, solo tocaba, como si fuese ganado. Nosotros tambien guardabamos silencio. Su diestra bajó al sexo de su presa, y lo explorò sin miramientos, introduciendole dos dedos. Ella dió un gritito de dolor pese a la mordaza, y el sarge retiró la mano. "Esta puta está mas seca que un bacalao, pero eso tiene arreglo...". Sacó del bolsillo de su guerrera un bote de aceite para armas, y aplicó un chorro en el sexo de la rusa. Esto provocò risas entre la soldadesca, y comentarios de que "hacia falta aceite para disparar muchas veces seguidas". Cosas así. Una vez preparado el terreno, se limitò a volverse a colocar, de rodillas entre sus piernas, tomandola de las caderas, y a embestirla. Golpes secos y contundentes, mientras se abria camino en su interior. "Ostia puta, esta zorra no es virgen, pero no se la han follado demasiado aun... ahhhh.... toma salchicha alemana, perra, se vè que hemos tenido que llegar nosotros para enseñarte a follar como es debido. Ujjjj..." En esa situación, no podian esperarse otra clase de comentarios. Cuando su excitación subió y se le acercó el orgasmo, dejó de hablar y se concentro en bombear más y más rapido, hasta que con un rugido se corrió en lo mas hondo de su vagina, con el rostro desencajado. "Que bueno es follar, mierda, casi se me habia olvidado ya... " decía mientras se retiraba. "No os preocupeis si acabais demasiado pronto, que debeis tener los huevos a reventar. Hay tiempo para que todos le demos dos repasos a esta hija de puta". Dos hombres más pasaron entre las piernas de la tiradora, actuando de modo similar a su sargento. El ùltimo en actuar, el cabo ametrallador, se puso algo nervioso cuando un par de sus compañeros soltaron algunas risas ante el tamaño de su pene, bastante pequeño. Pero las embestidas que propinó a la pobre desgraciada,y el obvio placer que sentía, pronto acallaron a los chistosos. Cuando terminó, ella se encontraba en un estado de semiinconsciencia, de shock, llena de esperma, y con el sexo forzado y abierto. Entonces se acercò a ella Herks, y Joachim contuvo el aliento... sabia que debia esperar una animalada de él, era el matón del grupo y tenia una reputación que mantener.

Se entretuvo unos instantes acariciandole el cabello. No era un gesto tierno, sino de burla. Sin más, le dió la vuelta de un empellón, dejando al aire sus nalgas, manchadas de tierra y algo de semen. La colocó a su gusto, de cara al suelo, y comenzó a sobar sus nalgas, no muy grandes, pero si firmes y morenas... Esto provocó risas entre casi todos, sobre todo del sargento. Hundió los dedos profundamente en la blanda carne de las posaderas, y bajo la mordaza ella chilló. Giró la cabeza, y sus ojos se fijaron de nuevo en Joachim, como si percibiese que era el más decente del grupo. Habia una muda petición de ayuda en esos ojos. Su respuesta fue desviar la mirada. Herks le intentó meter un dedo en el ano, pero pese a empujar con toda su fuerza no pudo, asi que recurrió al truco del aceite de armas. Aun así le costó no pocos trabajos meter su grueso dedo, mientras ella se retorcia. "Te voy a meter la tranca más gorda y jugosa de tu vida por tu culo rojo". "Si sales de esta te vas a cagar encima el resto de tu puta vida". Y se sacó el instrumento... y de verdad era un pollón, de unos 25 ctms, y sobre todo gruesa. "Las putas me suelen pedir precio doble, porque luego tienen que descansar antes de seguir trabajando. Y la mujer de un banquero me pagaba bién para que se la metiese, pero nunca me han dejado dar por el culo, tu vas a ser la afortunada...". Lo que ocurrió entonces más puede calificarse de empalamiento que de violación anal. Forzandole el ano con los dedos, pudo meter parte de su descomunal miembro. Y pese a embestir con sus cien kg de peso, solo entraba poco a poco... Cuando algo cedió en ella, pudo introducirse más, pèro ni con toda la saña del mundo pudo meterla toda. Eso poco le importó. Mientras babeaba como un caballo en celo, solto su descarga en las tripas de la infortunada, antes de salir poco a poco. Se limpió el pene de sangre y substancias fecales en su pelo, mientras se sonreia de oreja a oreja. La chica volvió a mirar a Joachim, y este volvió a desviar la mirada.

Pero esa mirada no pasó desapercibida al sadico descargador. Cuando el siguiente en antiguedad del pelotón se coloco sobre la chica, lo mandó volando de un empujón de oso. Y se encaró a Joachim. "Eh, tu, raton de biblioteca, parece que esa zorra te tiene cariño, no hace más que mirarte. No vamos a defraudar a la dama, ¿eh?. Ahora te toca...aunque no creo que puedas. Los chicos de los tinteros sois taaaan remilgados, que hasta a veces pareceis mariquitas. Dale caña a esta perra, que lo disfruta". Se escucharon algunas risas. Joachim estaba atrapado, o lo hacia o todo empeoraria. Asi que lanzo una sonrisa socarrona y un "gracias por colarme, palurdo". Se acercó a la chica, y se colocó sobre ella. Su pene estaba solo parcialmente erecto, pero al menos no era pequeño, asi que no habria burlas al respecto. Necesitaba mejorar su erección , y para eso debia desviar su mirada de su rostro maltratado, de su entrepierna corrompida... se inclino sobre ella y le besó en el cuello y hombros. Mordió su carne, respiró su aroma. Cerró los ojos y se imaginó en casa, haciendo el amor con su prima Irene, en la buhardilla. Notó como su erección aumentaba, y al colocarse entre las piernas de la cautiva, se aseguró de que los demás lo viesen. Nadie iba a llamarle marica. Usó las manos para guiarse, ignorando el tacto viscoso que sentia, para entrar en su sexo. Cuando estuvo dentro se pegó a su cuerpo, redeando con sus manos los pechos firmes, embistiendola a ritmo lento pero profundo. La pobre ya estaba muy cedida, pero Joachim notó como se le aceleraba el pulso, como la necesidad de fornicar se imponia a sus escrupulos morales. Embistió mas y mas rápido, notó que le causaba molestias, pero no por ello se detuvo. Se corrió con los ojos cerrados, en un orgasmo que parecia no tener fin, soltando los rios de esperma que llevaba acumulados... y cuando salió de ella nadie le llamò marica. Miró a los ojos al matón, pero no pudo mirarla a ella.

El siguiente en actuar se quejó de que todo estaba ya pringoso. Asi que la volvio a colocar boca arriba, y sentandose sobre ella le colocó el pene entre los pechos, y estrujandolos el uno contra el otro, no tardo en acabar. Su esperma cayó sobre la cara de la rusa, en un arrebato rapido y frenetico. El último hombre, un novato de Viena, quiso que ella se la chupase, pero el sargento se lo impidió. Asi que se limitó a utilizar su vagina, y como se habia estado masturbando, tampoco tardó más de un par de minutos en acabar. Y el sargento volvió a acercarse a ella. "Mal, chaval, mal. ¿No sabes que una de estas putas puede arrancarte el rabo de un mordisco?. Se de algunas que lo han hecho, y a esta gata salvaje le encantaria caparte antes de que acabemos con ella. Pero hay maneras de arrglar eso... una gatita sin dientes no puede arrancar mucho..." Y diciendo eso tomo una piedra del suelo, y su intención estaba clara para todos, aun antes de que agarrase a la chica del cuello, y levantase la piedra para golpear sus dientes con ella.

Entonces Joachim escuchó un sonido sordo, y al girarse vio junto al grupo una granada de mano humeante, una granada de mano alemana, a punto de reventar. Al levantar la vista vió al centinela que habian dejado fuera, a ese desgraciado al que le habian caido tantos marrones por su aspecto afeminado, blanco ante lo que estaban haciendo sus "compañeros". La carga reventò cuando el brazo armado con la piedra iniciaba el descenso, borrandolos a todos del mapa. Solo Joachim se enteró de lo que habia pasado, los demás murieron al instante. Solo por primera vez en mucho tiempo, el soldado Rolf se deshizo de su fusil y caminó hacia las lineas rusas, agitando un trozo de cortina mas o menos blanca, y lloraba mientras caminaba.

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