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Por todas capturado

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En realidad, no tendría la seguridad si este testimonio debería ir en los relatos donde dice "voyerismo", o en ese otro donde dice "no consentido", porque aquí, hay de las dos cosas. Vean cómo sucedieron los acontecimientos que aquí narro... vean:

Andaba yo paseando por un boscoso parque alejado de la ciudad, en un día donde prácticamente andaba yo solamente allí; o eso creía.

Súbitamente me dan ganas de hacer pis, y como los baños se encontraban muy lejos, decido internarme en un lugar donde la vegetal espesura era abundante, y allí hago pis, muy tranquilamente.

Terminaba ése mi trámite, digamos, cuando escucho voces y gritos provenientes de uno de los caminos cercanos a donde me encontraba, resultando ser, un numeroso grupo de chicas adolescentes las cuales traían atrapado de brazos y piernas, a un chico de la edad promedio de todas ellas, que venía también dando voces y gritos, protestando contra aquella captura de la que era él víctima.

Rápidamente tomo mis recaudos para ocultarme convenientemente y poder observar aquel asunto, y encontrándome en una ubicación verdaderamente privilegiada, podía ser testigo sin perderme detalles, de todo cuanto allí ocurriese.

Las chicas, hermosísimas todas y eufóricas en aquel hacer, reían a carcajadas mientras, las encargadas de maniobrar con él ahí ya atrapado, procedían a desnudarlo dejándolo completamente desnudo contra sus protestas y gritos e improperios hacia todas ellas, mientras el coro de risas y carcajadas de todas, aderezaba el acontecer aquél.

Lo amarran manos atrás así colocándolo contra una fina y alta palmera atándole las manos por detrás y amarrándole también los pies uniéndoselos por los tobillos así con las medias que una de ellas se quitó a esos efectos, no sin antes hacérselas oler un buen rato, cosa que no tuvo más remedio que soportar, ya que lo tenían bien apresado y colocándole aquellas medias bien en la cara detenidamente, por varios minutos antes de proceder a las ataduras. Las risas y carcajadas en todas, eran un estallar constante en aquello.

Ya amarrado, ríen todas ellas contemplándolo ahí desnudo en la palmera mirándolo burlonas, y algunas, danzando frente a él, alzaban sus brazos contorneándose ante su desnudez, refregándose casi, pero sin tocarlo, acercando sus culos a sus bolas. Él, se retorcía furioso, en impotencia absoluta. Las insultaba y gritaba, a lo cual ellas, burlonamente más se reían.

Y comenzando todas un sádico juego torturante de amenazar con sus manos el comienzo de las cosquillas, lo hacían desesperarse imaginándose él ya, las atroces sensaciones que iría a sentir, cuando aquellas menos y aquellos dedos de todas, comenzasen el deslizamiento que iría a suceder irremisiblemente.

Hábiles y sapientemente sádicas, aquellas hermosísimas chicas sabían mover sus manos y sus dedos haciendo como que ya lo iban a tocar... pero no lo hacían. Él, se retorcía desesperado.

Pero muy... muy sutilmente... aquellos dedos femeninos... comenzaban lentamente, a hacer contactos en la desnudez del muchacho aquél.

Eran toquecitos sutilmente cosquilleantes, que progresivamente iban aumentando el toqueteo aquél. Aquel chico, parecía enloquecer en desesperaciones inenarrables. Ellas… reían con las más sórdidas risitas y carcajadas. El pene del muchacho iba empalmándose en erección desasosegada, y las carcajadas de todas, mostraban el gozo sádico de todas ellas al así contemplarlo.

Lentamente, todas comienzan a darle besitos en la punta del chorizo ya absolutamente empinado, grueso y duro, y el chico aquél no podía ya negar, que lo tenían caliente como a un burro. Y aunque todavía insultaba y gritaba, sus gemidos y suspiros, estaban evidenciando que en todo su ser, el placer desesperado ya lo había dominado enterito. Ellas... se lo decían.

Los chorros de leche saltaron cremosos y potentes regando las caras de varias que ahí lo estaban mamando y besuqueando, y ello, delataba aquel primer orgasmo que le habían ellas hecho venir, mientras el chico aquél, casi que rebuznaba como un burro experimentando lo que los haceres de las chicas hacían en su cuerpo.

La excitación sexual de aquel muchacho mostraba su potentísima fertilidad semental, ya que no amainaba nunca su rendimiento y respondía su cuerpo con esa fortaleza evidente de su pija manteniéndose siempre dura y larga y gruesa y con sus suspiros y gemidos evidenciando su bestial calentura, y aquellas muchachas... reían aprovechándose de tal cosa, continuando con el hacer continuo de más y más cosas.

Lo pajeaban... lo mamaban... lo cosquilleaban... refregaban en su cara los descalzos pies que todas por la cara le deslizaban descalzándose para ello... y obligándolo a lamer y lamer, bajo amenaza de apretarle los huevos, si no obedecía. Y el chico aquél, lamía y lamía los pies de todas. Por su verga... seguían saltándole los chorros de leche.

Entonces, desde otro lugar allí muy próximo a donde contemplando aquello escondido me encontraba... fue que pude oír, aquellas delatoras risitas sofocadas para no delatarse, que al mirar con atención, pude ver provenían, de dos niñas que sin haberme advertido, también ellas, estaban siendo testigos de lo que yo estaba viendo.

Ahora, cuidando aún más mi silencio y acurrucándome aún mejor entre aquella espesura, prestaba ahora yo atención, a ambas cosas allí: el hacer de aquellas muchachas al muchacho, y la contemplación de aquellas niñas, a cómo aquello se desarrollaba.

Ya el hacerle de aquellas muchachas al chico aquél estaba transformándose en la más grotesca cosa como increíble, por lo cual el chico comenzaba a implorarles piedad, y suplicarles casi llorando, que ya por fin lo dejasen en paz... que ya estaba suficiente de... "todo eso".

Ellas, riéndose burlonas y haciéndole morisquetas graciosamente socarronas, le comunicaban que aquello... ¡era recién el comienzo!

Comienza entonces entre él y ellas una discusión, y ante la desesperación impotente de él, ellas le comunican que van a llevarlo cautivo hasta una finca donde irían a tenerlo secuestrado para allí ultrajarlo ilimitadamente, y que allí, irían ellas a inyectarle un poderosísimo excitante sexual para cerdos, con el cual irían a volverlo loco de calenturas sexuales, aprovechándolo al máximo disfrutándolo entre todas... ¡bastante bastante!!!

Confieso, que sentía yo "cosas"... escuchando aquello…! El chico aquél se retorcía desesperado y gritaba hasta quedar casi afónico de la desesperación, y todas ellas bailaban alzando los brazos y reían y festejaban chocando entre ellas sus manos ahí frente a él.

Entonces, y como parte de otro aderezo sádico a lo que le estaban haciendo, le comunican que van a ir a buscar la camioneta en la cual lo van a trasladar hasta ese cautiverio, pero para desesperarlo aún más... lo dejarán ahí solo, para que las aguarde hasta verlas llegar para llevárselo. Y diciéndole esto y estando él desesperado por completo y medio gritando y pidiendo socorro y llorando, le colocan dentro de la boca una pelotita plástica que le llena la boca, adhiriéndole encima y rodeándole completamente, una cinta plástica amordazándolo.

Y despidiéndose de él con mil besuqueos y cosquillas, se marchaban todas a las risas, diciéndole que en breve tiempo, ya estarán otra vez allí ya con la camioneta, para llevárselo.

En la palmera, queda el muchacho aquél... atado, denudo, y amordazado.

-Qué hago... por favooor??? -quedé allí entre los matorrales, pensando, preguntándome...

Entonces, escuché las risitas de aquellas niñas, ahora sí... oírse sonoras...!

Rápidas, pero con sigilosa y risueña marcha ambas, caminaban hacia el chico en la palmera atado, que las miraba emitiendo ahogados sonidos en evidente pedido de auxilio.

Las niñas, llegando lentamente a él, reían con maliciosas risitas...

Y en medio de la desesperación de aquel chico que se retorcía queriendo poder expresarse ante aquellas chicas que lo contemplaban tapándose la boca para ocultar sus risas, viendo yo todo aquello... ¡pude ver cómo, aquellas dos niñas... comenzaban también a aprovecharse de él, comenzando a cosquillearlo, pajearlo, mamarlo, y etc. etc. etc.!!!

Creía yo, estar soñando una especie de loca pesadilla insólita...!

Las niñas aquéllas, astutamente supieron prolongar su hacer, hasta que, atentas a la llegada de las muchachas, pudieron verlas allá a lo lejos por el camino ir apareciendo en la camioneta, para correr a las risas a ocultarse otra vez, en donde estaban.

Allá llegan pues las muchachas haciendo oír los bocinazos para que el chico las oyera, y ya ingresando cerca, sus gritos de ¡iuuuuujúúúú! sonar allí estridentes entre las carcajadas de todas. Llegan pues hasta él acercándose en la camioneta casi a dos metros, y, bajando raudas, comienzan a desamarrarlo, y… ¡adentro con él!

Amordazado, desnudo y ahora otra vez en manos de sus captoras, el chico aquél... partía de allí al arrancar ellas la marcha de aquella camioneta, que salía de allí levantando pedregullitos en la partida aceleradísima mientras a los gritos, risas, carcajadas y bocinazos, se lo llevaban a su destino de erótico cautiverio insólito.

(8,20)